Escena Tres.
Diciembre del 2013.
Presten atención, chicos.
El profesor Grinch
se acomoda sutilmente
su peluca frente a la clase,
para luego golpear la mesa con la regla de madera,
su arma favorita,
para que todos le prestemos
atención.
Yo estoy viendo fijamente
el asiento vacío
de Jimin a mi lado,
conteniendo las ganas
de salir a buscarle.
Giro mi cabeza
hacia el frente y trato
arduamente
de concentrarme.
Se va acabar el año
y todos nosotros
estamos conscientes
de que aún falta el trabajo final.
¡Es la nota que salvará
a todos los perezosos
que no hicieron sus tareas
durante este año!
O que los matará,
sólo depende de ustedes.
Tendremos la feria de
Arte y Expresión
en tres semanas más,
por lo que quiero que hagan un trabajo estupendo.
¡Sean creativos!
Hasta una exposición
sobre la relatividad del tiempo
es aceptable,
pero no quiero que se repita nada,
ni siquiera que bailen
vestidos de catarinas
como lo hizo Kim Taehyung el año pasado.
¡Quiero que esta vez si me sorprendan!
Suspiro
girándome
hacia la ventana a mi lado,
ha empezado a llover con fuerza
y el sonido repetitivo
de las gotas
contra la ventana
me hacen darme cuenta
que aun queda mucho
para volver a casa.
[...]
Señora Park, ¿Está Jimin en casa?
La mujer me sonríe
de forma melancólica,
me saluda
y me invita a pasar.
La casa de Jimin
siempre está repleta de bullicio,
pero ahora la sumerge
un silencio que me asusta.
Trato de no correr
escaleras arriba
pero me es imposible
y termino por azotar la puerta
de la habitación de Jimin,
abriéndola de un empujón.
¡Levántate de una jodida vez, vagabundo imbécil!
Grito con molestia,
al ver a Jimin
tal y como me lo esperaba.
Entre sus sábanas,
delgado y demacrado
por la tristeza,
sus ojos ya no brillan
y su cabello se ha vuelto opaco
porque parte de él
se ha muerto
por sus errores.
Su habitación está sucia,
todo huele mal
y parece la boca del averno.
Mi mejor amigo
me ignora con un gruñido
y se hace pequeño en su cama, sacándome de quicio,
por lo que tiro sus sábanas al piso
y empiezo a empujarlo
con mis pies
hasta que logro que se caiga de la cama.
¡¿Se puede saber qué mierda te sucede?!
Me grita enfurecido
y ya no aguanto más,
explotó contra él
sin importarme
las ojeras de sus ojos
ni la debilidad de su voz.
¡Eres un imbécil!, ¡Dijiste que ya no faltarías a clases y lo sigues haciendo, mentiroso de mierda!
Cierro la puerta detrás de mí,
para evitar que su madre
escuche mis gritos
y los de su hijo.
¡¿Y a ti qué te importa?!, ¡Déjame dormir en paz, estoy cansado!
Hace ademán de volver acostarse, pero lo empujo de su camiseta
y hago que se levante con brusquedad.
¿Cansado de qué?, ¿De deprimirte por ser un imbécil?, ¡Asume lo que has hecho de una vez, Jimin!, ¡Deja de comportarte como un niño!
Mi mejor amigo me empuja,
con una tristeza furiosa
y ardiente en sus ojos,
estallando como un cerillo.
¡Soy un niño!, ¡Somos niños!
¡Soy inmaduro y caprichoso,
cobarde y una total mierda!
¡Ya lo sé, no hace falta que me lo digas!
Su voz se quiebra
y yo empuño mis manos
para no golpearlo
y hacerle entrar en razón.
¡Entonces detén esa estúpida actitud tuya de perdedor!
Amas a un chico, ¿Y qué?
Tu madre lo sabe,
tu hermano lo sabe,
tu padrastro lo sabe.
¡Ya todos lo saben!
¿Por qué te sigues escondiendo?
Sus ojos vuelven a bañarse en oleadas de lágrimas
y se sienta en la cama,
derrotado y vulnerable.
Su madre echó al
padrastro de Jimin cuando
les dijo la verdad de quién era,
porque no soportaba
que alguien golpease a su hijo.
Y ahora me pregunto el porqué mi mejor amigo sigue así,
sin ningún atisbo de luz
ni esperanza.
¡Porque lo extraño!
Lo extraño como no tienes idea,
lo extraño tanto
que consume toda mi energía,
pero no lo merezco.
Soy un niño,
no soy un adulto como él... él sabe lo que está bien
y no quiero hacerle más daño.
Me quedo en silencio,
tratando de controlar mi agitada respiración provocada
por los gritos
y me siento a su lado,
viéndonos a través
del espejo
de su mueble.
Él va a estar bien, lo superará, ya no te culpes por eso...
Me duele verte así.
Y si no superas esta mierda,
sino sales de la maldita burbuja
en la que te metiste,
ya no voy a ser tu amigo.
Lo amenazo,
dirigiendo mi mirada hacia él, totalmente cabizbajo.
No digas eso...
Lo siento por dejarte solo en clases.
Musita honestamente.
Y es su pequeña sonrisa
la que lo
demuestra.
Mi mejor amigo
por fin me ha escuchado, reaccionando
y asomándose por
el iris de sus ojos.
Ve a bañarte, apestas...
Balbuceo apretando mi nariz
y él sabe que no bromeo.
Su lugar es un asco.
Se levanta un poco
más animado
y va hacia su velador,
sacando un frasco
y unos guantes
transparentes.
¿Quieres ayudar a teñir mi cabello otra vez?
Levanto las cejas, curioso.
¿Eso cambiará algo?
Se encoge de hombros
y me sonríe débilmente,
mordiéndose el labio inferior
para no volver a llorar.
No lo sé.
Pero por algo se empieza, ¿no?
[...]
Estamos en el
Bosque de Ensueño
de Bukseúl.
Hoseok,
su chica de labios rojos,
sus amigas,
los novios de sus amigas
y yo.
Mi cámara de estrellas
los persigue
a cada salto,
cada paso,
cada voltereta,
cada risa,
cada beso que se dan.
¡Pequeño oso, ven aquí!
Hoseok me llama,
riéndose.
Su chica
canta una canción.
Y yo solo veo
como el mundo
refulge con intensidad
frente a mis ojos.
[...]
La vida
es tan
bella
cuando
él
está
feliz.
[...]
¿Por qué estás tan apartado,
pequeño oso?
Apaga esa cámara
y ven con nosotros.
Estoy sentado
bajo la protección de los árboles ocultándome del sol.
Hoy el sol
aparece como una tregua,
un descanso de los días grises,
un día con suerte
y con el cielo despejado,
dando vía libre a todos los seres alados que disfrutan del viento cálido.
No, estoy grabando algo importante.
Hoseok se sienta a mi lado,
va descalza,
con un chupetín entre sus labios
y yo termino de grabar
cuando él pasa
sus dedos por mi nuca
y entre mis cabellos.
A fin de mes tenemos una feria que se llama Arte y Expresión, es con nota y quiero presentar algo bueno.
Un cortometraje, tal vez.
Me mira ladeando la cabeza,
para luego acostarse de espaldas
y entrecerrar los ojos
por los haces de luces que logran atravesar las hojas.
¿Y podré ir a verte?
Una sonrisa se dibuja en mis labios
y desvío la mirada,
tratando de que no
vea la reacción de mis mejillas incendiarse por él.
Claro que sí, de hecho, ¿Podrías ayudarme con la música de fondo?
De repente,
siento como una mano me jala del cuello de mi camiseta, tirándome hacia atrás.
Omito un chillido de sorpresa
y veo como Hoseok
se divierte por mi desconcierto cuando caigo a su lado.
Me encantaría, ¿De qué va a tratarse?
Empiezo a oler la tierra
y el césped húmedo,
las caricias del viento
en la planta de mis pies descalzos
y el toque sutil de la luz.
[...]
¿Siempre
fue
el
cielo
tan
hermosamente
simple?
[...]
Del amor y la juventud.
Quiero una melodía que tenga esas sensaciones.
Respondo,
pasando mis dedos
por mi cámara.
La voz de Hoseok
susurra en mi oído
como una suave melodía.
Trabajaremos en ello y me dirás qué tal, ¿Está bien?
Vuelvo a sonreír,
y él vuelve a captar
toda mi atención.
Suena genial.
Su perfil contrasta
con las gotas
de colores de las fuentes a lo lejos,
y es tan hermoso
que me dan ganas de cantar una canción para él.
Hoseok Hyung, ¿En qué momento te diste cuenta que estabas enamorado de Byul noona?
Sus hoyuelos aparecen
como dos flores en sus mejillas
y me siento morir un poco más.
¿Tengo que decirlo? Es vergonzoso.
Se saca el chupetín de la boca
y lo da vuelta entre sus dedos,
aún así puedo ver el sonrojo
bajo sus ojos.
¡Oh vamos, tengo que saberlo! Mi cortometraje va a tratarse del amor, necesito tu experiencia.
Suplico
batiendo mis pestañas hacia él, porque sé cuánto poder
tengo sobre él
por tener cara de bebé.
Lo veo derretirse
ante mis pucheros
y no sé porqué,
siempre soy yo quien termina amándolo un poco más.
Te lo diré, pero no te burles.
Niego con la cabeza,
expectante,
contrayendo el cosquilleo
en los dedos de mis pies.
Porque por fin sabré
lo que ronda en mi mente
de forma silenciosa.
Supe que estaba enamorado
cuando estar lejos de ella
se sentía como si no pudiese respirar.
Como si mis pulmones
estuvieran quemándose
y lo único que lo evitara fuera su presencia.
Aún ahora estoy loco por ella,
ella me vuelve loco,
un total estúpido.
[...]
Pensé que dolería,
pensé que eso
sólo mataría
mis ilusiones,
pero él
tiene tanto amor
en sus ojos
que es algo
parecido a la melancolía
y la ensoñación
lo que estruja
mi corazón.
[...]
¿Aunque peleen la mayoría del tiempo?
Hoseok suelta una risilla,
y se da la vuelta hacía mí.
Ambos tenemos
nuestras cabezas descansando en nuestro brazo
y yo,
avergonzado por tenerlo tan cerca, empiezo a enrollar pedazos de césped en mis dedos.
Aunque nos matemos la mayoría del tiempo.
Trato de sonreír con alegría,
con empatía
y con diversión,
pero en cambio
hago una mueca con tonos de decepción.
Byul noona tiene suerte de tenerte.
No lo miro,
pero sé por su tono de voz
que le hace ilusión y que sonríe mostrándome todos sus dientes.
¿Lo crees?
Me pongo de espaldas
y extiendo todas mis extremidades como una estrella de mar, agarrándome del suelo
para no sentir
como me hundo
cada vez más.
Sí, yo no soportaría que me tiraran un zapato solo porque olvidé comprar un frasco de pepinillos.
Esta vez se ríe de forma más estruendosa,
sentándose
y dándome una
palmada suave en el muslo.
Algún día te enamoraras de alguien tan profundamente que no te importará si te tira un zapato o una televisión encima.
Así de estúpido te pone el amor.
Asiento con la cabeza,
porque estoy tan de acuerdo con él.
[...]
Y es
tan
doloroso
mentir.
[...]
Lo sé.
Creo que soy bastante afortunado.
Bromeo y él lo sabe,
sabe que nunca
me ha gustado alguien,
sabe que mis únicos amores
son las actrices y los animales.
Algún día te vas a enamorar,
y espero que seas lo bastante afortunado para que esa persona te quiera devuelta.
Aunque no me preocupo, eres tan encantador que nadie podría rechazarte, Taehyung.
Una sonrisa nerviosa
vuelve aparecer en mis labios
y sólo fijo mi mirada en el chupetín que da vueltas entre los dedos de Hoseok.
Hyung, ¿Te quedan más chupetines?
Su boca se arruga
como un puchero
y me da el deseo
tan asfixiante de besarlo.
No, este es el último.
Sonrío maliciosamente,
sin poder evitarlo.
¡Oh, eso es un alivio!
Exclamo risueño,
para luego quitarle el chupetín
y velozmente poniéndome de pie.
¿Qué?
Me mira boquiabierto
y yo,
sin ningún pudor,
atrapo entre mis labios el chupetín, saboreando la dulzura de Hoseok
y de la frutilla.
¡Oye, regresa!, ¡Ese era el último!
Me voy corriendo
lejos de él
y puedo recordar con nitidez
la suavidad de sus labios
contra los míos.
[...]
Ojalá
él
supiera
todos los
colores
que
crea
en
mí.
[...]
Taehyung, atiende el teléfono.
Quito la vista de la computadora
que me ha prestado Jimin
para editar las partes de mis vídeos, girándome para ver a mi padre
en la entrada de mi habitación.
Tiene la expresión seria,
tan rígida
como una pared.
Sin rechistar
corro escaleras abajo
y voy hacia la mesilla
a un lado de la televisión, preguntándome quién podría ser.
Kim Taehyung al habla, ¿Quién es?
Y segundos después, lo sé.
Taehyungnie, cariño.
Un sollozo.
Soy yo, bebé, tu madre.
Y creo que soy yo quien llora.
[...]
El
mundo
se
detiene
y
todo
en mí
se paraliza
bajo
la
llovizna.
[...]
Despierto sobresaltado
por el tono de llamada de mi celular
a un costado de mi almohada.
Son las una de la mañana
y todo está envuelto
en un aire de silencio
y oscuridad que me hace
volver a encogerme
entre mis sábanas.
Pero mi celular vuelve
a sonar de forma insistente
así que lo tomo
y me sorprendo al ver
que es Hoseok.
Extrañado,
contesto,
tratando de no pensar
en lo peor que pudiese pasar.
¿Diga?, ¿Hyung?
Escucho un ruido extraño
al otro lado de la línea,
un gemido lastimero,
lo que me hace
sentarme en la cama
y pestañear con fuerza,
tratando de despertar
del estupor de los sueños.
Taehyung-ssi... ¿Puedes venir a mi departamento?
Me siento tan solo...
estoy tan solo...
y no pude pensar en nadie
más que en ti.
Responde afligido
y sé por el tono tembloroso de su voz que ha estado bebiendo,
así que sin siquiera preguntarle
algo más me levanto de la cama
y con rapidez
me pongo una chaqueta
encima de mi pijama
y mis zapatillas en el laberinto de mi habitación.
Estaré allí en diez minutos, Hyung.
Cuelgo antes de que pueda decirme otra cosa
y salgo por la ventana de mi habitación,
porque mi padre duerme a las afueras y sé que si salgo por la puerta,
jamás podría salir.
[...]
Todo Seúl
está envuelto en una capa de hielo, entumecido por completo
en tan solo segundos
mientras espero el autobús.
Por suerte,
este no tarda mucho
y sé que es el último de la noche.
Si Hoseok me ha llamado,
no creo que se oponga
a que me deje dormir en su sillón,
lo que me hace sonreír
porque nada más allá de eso me importa.
Voy hacia el asiento vacío
que da a la ventana
y me ocul en él,
tratando de no temblar,
pero me pregunto si lo hago
porque lo veré
o por lo delgado que son mis pantalones.
La ciudad está llena de estrellas,
tanto en la tierra como en el cielo, todo refulge
pero no hay nadie más que yo
para apreciarlo a través de la ventanilla.
Quiero verlo
antes de que el frío
lo cubra
todo.
[...]
¿Por
qué
no
podemos
elegir
de
quién
enamorarnos?
[...]
Me abre la puerta
un Hoseok con
los ojos hinchados,
cansados,
destruidos
y enrojecidos
con una botella de vodka
meciéndose en su mano.
Me sonríe de lado,
de esa forma tan
singular para sonreír
que sólo tienen los ebrios,
y con su mano libre atrapa mi muñeca,
invitándome a entrar.
Lo sigo cerrando la puerta
detrás de mí
y me guía hasta su habitación,
en donde puedo ver
fugazmente como algunas cosas
están tiradas por el piso
o como aquel cuadro de su novia
ya no está,
ni siquiera sus zapatos
ni sus abrigos.
Empiezo a preocuparme
cuando me suelta la muñeca
y se tambalea al tratar de sentarse en el piso,
cayendo de golpe
y volviendo a darle
un largo trago a la botella.
Se ve destrozado
y creo saber
qué le tiene así.
[...]
Tal
vez
yo
elegí
enamorarme.
[...]
¿Ella se fue?
Pregunto con voz queda,
sin romper
el pesado silencio
de la habitación.
Él asiente,
cerrando los ojos
y echando la cabeza hacía atrás apoyándose en la cama.
Peleamos por una tontería otra vez pero se llevo todas sus cosas y me temo que también mi corazón.
Musito con un hilo de voz.
Camino paso a paso
hasta llegar a su lado
y me siento muy cerca,
arrebatando sutilmente la botella de su mano
y alejándola de él,
porque si algo he aprendido del alcohol
es que te hace sentir
más perdido y destrozado
de lo que estás.
Y no quiero
que él se sienta
de esa forma.
No, te equivocas.
Tú corazón sigue en tu pecho, sólo que está un poco destrozado.
Suelta una risa con desdén,
mirando el techo
como si buscara algo a lo cual aferrarse.
¿Un poco? Siento que me duele todo el cuerpo.
Esto que hay entre ella y yo no ha acabado,
pero me duele de todas formas,
me duele que se aleje de mí.
¿Te conté que me engañó con su ex novio?
Me congelo,
sin reaccionar
y puedo rememorar todas esas veces en las que Hoseok la besó,
la tocó,
la abrazó
y la halagó frente a mí
y frente a ella.
Pensé que ella
sentía lo mismo que él,
pero al rebuscar en mis recuerdos,
sé que no.
[...]
¿Cómo
puede
ser
el
amor
tan
hermoso
y
cruel?
[...]
Tal vez, tal vez si la olvidaras por unos momentos no dolería tanto.
Susurro arrodillado a su lado, queriendo secar sus lágrimas
pero me quedo inmóvil viendo su dolor.
¿Y cómo puedo olvidar si hasta las cortinas de la bañera me recuerdan a ella?
Me levanto de un salto
y corro hacia el baño,
las arranco con crueldad
y al volver con él las tiro
por la ventana
de su habitación.
Entonces las botaré por ti.
Romperé todo lo que te haga estar triste, romperé todos tus recuerdos dolorosos de modo que ya no pienses que está aquí haciéndote daño.
Me mira como si yo no fuera de este planeta,
pero parece no importarle,
porque sonríe enternecido
y estira su mano hacia mí,
la cual tomo
y él me guía devuelta a su lado.
¿Es eso posible?
No lo creo, pero el que lo intentes me hace feliz.
Eres adorable.
Susurra,
cerrando sus ojos
y ladeando la cabeza,
como si el sueño y el cansancio empezara embargarle de repente.
Lo peor es que aún deseo besarla.
No sé que voy a hacer,
no sé que ya lo que es tener miedo
ni pienso en las consecuencias.
No puedo pensar
en nada
más que en él.
Por eso me pongo frente a él,
tomando su rostro
entre mis manos,
tan delicadamente que él ni siquiera abre los ojos,
donde las lágrimas empiezan a caer a raudales por sus mejillas
y yo me las llevo a los labios, besándole con lentitud
el lugar donde deberían
estar sus hoyuelos.
Taehyung... ¿Qué... qué haces?
Esboza con voz
ahogada y asustado,
pestañeando despacio,
pero sin alejarse de mí.
Está tan destruido
y ebrio
que ni siquiera intenta
ni hace ademán
para apartarme.
Y yo sonrío por ello.
[...]
Puedo
ser
quien
tú
quieras
que
sea
en
la
oscuridad
de
tu
corazón.
[...]
La habitación
sólo está iluminada
por la lámpara en el velador,
creando sombras a nuestro alrededor.
Puedo escuchar
música a lo lejos,
pero no distingo la canción.
Todo lo que puedo sentir
son los labios de Hoseok
contra los míos,
suaves,
delgados,
enloquecedores,
dulces como un chupetín de frutilla, amargos por el alcohol
y salados por las lágrimas.
Y hacen
que me olvide
de todo el
dolor del mundo.
[...]
Y
a
cambio
yo
solo
te pido
una cosa.
[...]
Por favor no te alejes de mí.
Susurro contra sus labios,
sintiendo el roce de sus mejillas contra las yemas de mis dedos.
Se siente tan suave
en mi corazón,
su respiración,
sus lágrimas,
sus suspiros,
su miedo.
Y él me deja besarlo,
me deja hacer
todo lo que quiero.
Deja que me siente en su regazo,
que envuelva mis brazos
alrededor de su cuello
y que bese más allá
de sus pestañas.
No dice ninguna palabra,
sólo cierra los ojos
y sé,
con el alma fúnebre,
que trata de sentirla a ella.
[...]
¿Podrías
olvidar
quién
soy
sólo
por
esta
noche?
[...]
Siento sus manos
rasposas en mis caderas,
de repente empieza a besarme
en todos esos puntos
que me hacen estremecer.
Me abraza,
envolviéndome entre sus costillas
y estamos
tan cerca
que puedo sentir su corazón
chocar contra el mío
y esconde su nariz
en mis clavículas.
Su boca
y sus manos
subiendo
hasta mi
cuello y nuca.
Y ahora es él
quien sella sus labios y los míos, soltando gemidos ahogados
contra mi piel.
[...]
Si
pudiera
elegir
un
momento
para
morir
sería
el
ahora.
[...]
Ya no sé quien se deshace
de nuestra ropa,
pero es él quien me lleva
como un bebé hasta la cama.
No dejo de mezclar
su respiración,
el sabor de su boca
y sus jadeos con los míos.
No permito que deje de abrazarme,
ni de tocarme por donde le plazca,
ni de admirarme
entre la oscuridad de la noche.
Todo yo le pertenece ahora.
Y sé que
tal vez
ya no sea su bebé
esta noche.
[...]
El
amor
es
parecido
a
la
juventud
porque
siempre
que
envejezca
y muera
sólo ama
y verás
como
vuelves
a vivir
otra vez.
[...]
El cae dormido primero que yo,
a base de besos y caricias puras,
a base de miradas cómplices
con tintes de temor.
Siento como mi corazón
se deshace como arenilla entre mis dedos,
como fluyen los ríos,
haciendo charcos de sangre
por la habitación.
Porque al ver como llega el amanecer por la ventana
sé que todo lo que hice
desaparecerá como las olas
borran las pisadas en la arena.
Y en cierta parte,
estoy aliviado
de que así sea.
Porque así no habré dicho
nunca
las palabras
que dije anoche.
[...]
Te
amo,
Jung
Hoseok.
[...]
¡¿Podrían caminar más rápido, malditos perezosos?!
Grita Jimin,
corriendo hacia la playa y deteniéndose
cuando ve que va a mojarse los zapatos
por las olas que vienen hacía él.
Seokjin, su hermano mayor,
carga nuestras cosas
y las pone en una piedra,
para luego sacarse los zapatos
y hundir los dedos de sus pies en la arenilla.
El atardecer en Busan
es como una paleta de colores pasteles,
transformando el paisaje en algo mágico,
con el mar brillante
y las nubes casi inexistentes
haciendo un camino hacia el sol
que se oculta
segundo a segundo.
Veo a Jimin
a través de mi cámara de estrellas
y empiezo a grabar
como da vueltas en sí,
salpicando el agua hacia mí
y como se ríe al mojar a su hermano, quien empieza a perseguirlo
por la orilla de la playa hasta cansarse.
[...]
De verdad no creí que ibas a venir aquí en vez de celebrar tu cumpleaños con tus padres.
¿Aún está tramitando los papeles de tu tutela?
Jimin abraza sus piernas
mientras estamos sentados
en la arena comiendo los snacks
que hemos comprado antes de venir a la playa
y antes de ir a visitar a sus abuelos.
Algo así, mi padre se ha conseguido una novia por internet y ha conseguido un trabajo, así que está ocupado.
Pero me cantó feliz cumpleaños antes de venir y me compró nuevos rollos para mi cámara.
Digo con indiferencia,
viendo como me miran
con algo de lástima,
incluso cuando les dije que estaba bien luego de que
me cantaran feliz cumpleaños
en una cafetería cuando íbamos a tomar el autobús.
Jimin me regaló un estuche
para dejar de magullar mi cámara
y Seokjin me compró
todos los snacks que quise.
Taehyung-ah va a cumplir más años y los pasará con ellos, no hay porqué desanimarse.
¡Haremos que este sea un día feliz!
Exclama su hermano,
levantando las manos y haciendo muecas en un afán
por hacernos reír.
Luego de comer los últimos emparedados,
me levanto
y me saco mis zapatillas,
sintiendo la arenilla fría
contra mis pies.
Hay algo que quiero intentar y quiero que me ayuden.
Jimin me mira extrañado
y se levanta también,
arropado por la toalla que se ha puesto alrededor de los hombros cuando su hermano
lo mojó de
pies a cabeza en venganza.
¿Qué cosa?
No puedo evitar hacer caras maliciosas
y echarme a correr
en dirección al acantilado,
ha unos metros de donde nos encontramos.
¡Síganme!, ¡El último que llega come tierra!
[...]
¿Entonces cuál dices que tengo que apretar?
Ruedo los ojos
y por quinta vez,
guió el pequeño dedo de Jimin
al botón rojo de la cámara
para que empiece a grabar.
Este botón de aquí, Jimin-ssi, ¡Presta atención!
Mi mejor amigo hace un puchero, mirando con desinterés
los botones de mi cámara.
Su hermano se cruza de brazos
y me mira dudoso,
escaneando todo el lugar.
Tahyung-ah, no creo que sea buena idea, ¡Está demasiado alto! ¿Sabes nadar?
Sonrío de oreja a oreja
y asiento fervientemente,
mirando el borde del acantilado
y el hermoso
atardecer anaranjado.
Si sé nadar, Hyung.
Y tranquilo, no me tiraré.
Actuaré como si estuviera a punto de tirarme.
Lo tranquilizo y mi plan funciona, porque no quiero
que nadie me arruine
este momento.
¿En serio?
Interviene Jimin,
escéptico y yo evito
mirarlo a los ojos
porque sé que me conoce
tan bien.
¡Sí!
Ahora, cuando cuente hasta cinco, tienes que apretar el botón, ¿Está bien?
¡Y no dejes de ver en mi dirección!
[...]
Trato de que mis pulmones se llenen de todo el aire del mundo,
mi estómago se vuelca por el nerviosismo
pero es la adrenalina la que sube por todo mi cuerpo
haciéndome sentir vivo.
Todo es un éxtasis infinito.
Uno,
Dos,
Tres,
Cuatro,
Cinco
Y
ya
no
hay
nada
que
me
sostenga.
[...]
Extiendo mis brazos
como si fuera una mariposa saliendo del capullo
y caigo,
caigo,
caigo.
¡¡Taehyung!!
El viento
se siente tan bien
desordenando mi cabello.
El cielo
es lo único que veo
y todo es tan celeste,
naranjo,
rosado
y blanco.
Todo es tan radiante.
Y antes de que el agua me cubra por completo,
es el rostro de Hoseok,
la risa contagiosa de Jimin,
las palmadas suaves de mi padre en mi cabello
y la dulce voz de mi madre en mi oído lo único
que aparece en mi mente
como flashes de luz.
Y luego sólo estoy yo,
hundiéndome
en el mar azul.
[...]
¿El
amor
puede
ser
tan
inmenso,
peligroso,
oscuro
pero
cálido,
agradable,
claro
e
infinito
como
el
mar?
[...]
Nado hacia el faro,
el mundo se ha vuelto gris
y las nubes empezaron
a llorar por mí.
Miro a mi mejor amigo
y a su hermano
observarme desde lo alto
y los saludo con la mano,
riéndome de sus expresiones mientras las olas luchan por zambullirme otra vez.
Nado,
nado
y nado
hasta que el cuerpo
se me entumece.
Llego a la orilla de la playa
y sigo mojándome
bajo el mar del cielo.
Soy como
una estrella muerta
varada a la orilla
de la galaxia.
[...]
Y
si
me
marcho
¿Aún
me
recordarás?
[...]
Estoy sentado en las escaleras
a fuera de mi escuela,
protegiéndome de la lluvia
que cae y salpica contra la vereda.
Se supone que traería un paraguas
o me iría con Jimin,
pero he estado
demasiado distraído y ocupado tratando de lidiar con la nueva novia de mi padre,
los mensajes sin sentido de Hoseok que sólo rasguñan mi corazón,
las últimas tareas,
el cortometraje
y la obra para niños en la que actuaremos Jimin y yo.
Suspiro,
porque si bien Hoseok
no se acuerda de lo que hice con él, recuerda que fui a su departamento
y no para de pedirme disculpas
por llamarme a esa hora.
Le dije que lo olvidara,
y eso hizo,
en cambio,
ahora habla sobre
cómo Byul volvió a pedirle que vivieran juntos.
Y vuelvo a suspirar,
perdiendo
un poco más de energía.
Grabo como los autos
van y vienen frente a mí,
cuando una silueta conocida logra llamar mi atención.
[...]
Sigue
tan
enloquecedoramente
precioso
como
siempre.
[...]
Está empapado por completo
porque ha venido en su moto,
pero al llegar frente a mí,
abre un paraguas celeste
y me tiende un disco nuevo
como si estuviera
ofreciéndome su corazón.
¿Crees que lo había olvidado?
Feliz cumpleaños atrasado, pequeño oso.
Tomo el disco entre mis manos,
con su nombre puesto en un rincón
y una lista de cuatro melodías
y una canción dedicada para mí al reverso.
Y tengo que contenerme
para no adherirme a él
en un abrazo desesperado
y no desarmarme hasta llorar.
¿Son... las canciones para mi cortometraje?
Pregunto inseguro y conmovido,
con la voz ronca y débil.
Sí.
Y una canción que escribí para ti, para que la cantes, porque cantas precioso y es mi regalo de cumpleaños para ti.
Espero que te guste.
Me sonríe avergonzado.
Y a mí ya no me importa mojarme, solo guardo el disco seguro en mi mochila
y me adhiero a él del cuello
con tal fuerza
que la lluvia nos termina empapándonos a los dos.
¿Estás llorando, pequeño oso?
Niego con la cabeza,
mintiendo con descaro.
Es el mejor cumpleaños de la vida.
En eso no miento.
Y Hoseok me abraza con más fuerza, rodeando mi cintura con sus brazos, porque a él tampoco le importa mojarse un poco más.
[...]
Y entonces el zorro va detrás del conejo,
ocultándose detrás de los árboles para que no lo vea
y, por fin,
pueda cazarlo triunfante
y está sólo a un paso de él,
cuando el conejo ya no huele la zanahoria entre sus patas,
¡Sino que es él, el zorro detrás suyo!
Y da una patada en el aire con su gran pata impactando de lleno contra el pobre rostro del zorro
dándole su merecido.
Todos los pequeños se ríen,
inclusive los adultos,
cuando me ven cayendo de espaldas en el piso de la tarima
vestido de un zorro con grandes patas y larga cola,
siendo falsamente pateado por un Jungkook de orejas largas y nariz grande.
El narrador de la obra es Jimin,
quien evita carcajearse
y sigue leyendo.
La feria de Arte y Expresión ha comenzado.
[...]
¿Estás listo, Kim Taehyung?
Levanto la mirada del computador hacia el profesor Grinch,
que espera que conecte la pantalla grande del escenario de teatro,
donde todos los grados de la escuela, los profesores,
invitados y familiares
van a ver las presentaciones
y se encuentran ahora sentados en las sillas,
esperando mi presentación.
Estoy tan nervioso que empiezo a sudar,
todo da vueltas,
y no dejo de lamerme los labios en una manía repetitiva.
Después de ti sigue el baile de la clase B, así que apresúrate en presentar tu vídeo.
Asiento fervientemente
con la cabeza
y me encamino hacia el escenario, poniéndome detrás del pequeño podio donde está el micrófono.
Me aclaro la garganta,
tratando de no verme tan nervioso y entre todas las personas,
siempre es él a quien suelo ver primero,
casi como un magnetismo.
Está ahí, sentado en los asientos de atrás,
con una bufanda y un cubre bocas
y me saluda moviendo su mano sutilmente hacia mí.
Ni siquiera mis padres están aquí.
Y puedo oír los chillidos de Jimin tratando de animarme bulliciosamente a lo lejos.
¡Wooh, ese es mi amigo!, ¡Hazme sentir orgulloso!
Quiero golpearlo con algo
pero en cambio,
vuelvo aclararme la garganta y decido hablar,
tratando de no balbucear ni enredarme con las palabras.
Hola a todos los presentes,
me llamo Kim Taehyung,
soy de la clase A y voy a mostrar un cortometraje que hice sobre un tema que de seguro todos hemos pasado alguna vez,
incluso el profesor Grinch...
Sólo al nombrarlo varios de los chicos de mi clase se ríen,
pero los ignoro y prosigo.
El tema habla sobre el amor,
sobre como nos hace sentir,
porque no es sólo el amor de pareja, sino el amor hacia un amigo,
hacia una mascota,
hacia tus padres,
hacia la naturaleza y toda la vida, hacia una persona en especial
o hacia uno mismo.
Este cortometraje trata de
cuando te das cuenta
de que el amor existe,
porque sufres cuando ya no lo sientes...
Todos se quedan callados
ante mis palabras,
hay tantos ojos mirándome,
pero yo sólo me fijo en un par de ellos.
Sus ojos son los que me sostienen ahora.
Y en sí es eso, además quiero agradecer a Jimin por prestarme su computadora para editar,
a su hermano Seokjin por alimentarme cuando iba a su casa,
al profesor Grinch por darme sus consejos sobre los ángulos para las tomas,
a mi madre por regalarme una cámara cuando tenía diez años,
a mi padre por comprarme más rollos para mi cámara y por sobre todo a Jung Hoseok,
que creó la más hermosa melodía que he escuchado en mi vida.
Espero que disfruten verlo tanto como yo disfrute haciéndolo.
Gracias.
[...]
A través de las cortinas del escenario, veo la expresión de Hoseok
fija en las imágenes frente a él.
Cada escena.
Cada palabra en blanco con un fondo negro.
Cada mirada.
Cada ángulo.
Cada momento.
En casi todo está él.
Discutiendo con su chica,
bailando con su chica,
cocinando para su chica,
besando en su chica,
andando en su moto,
mostrándome como lanzar una piedra y hacerla rebotar en el río,
bailando en medio de la calle,
tomando su café en la cafetería,
comiendo sus pastelillos favoritos,
trabajando en su computadora,
llevándose el chupetín a la boca,
mirando a la cámara,
sonriendo a la cámara,
riendo a la cámara,
insultando a la cámara,
Siendo él
totalmente libre.
Mis amigos,
sus amigos,
la gente sin rostro,
los autos,
las casas,
las familias dentro del hogar,
las familias fuera del hogar.
Luego aparece el mundo,
las estrellas de la tierra,
el cielo azulado,
el cielo celeste y naranjo,
las nubes en forma de corazones,
el mar,
Alga y Naranja persiguiéndose entre sí,
el aleteo de las mariposas,
la luz de las luciérnagas,
las ramas de los árboles,
las hojas de los árboles cayendo,
la lluvia cayendo.
Y al final de todo,
en el momento
culminante de la melodía,
solo estoy yo,
tirándome por el acantilado.
Y las últimas palabras en blanco,
antes de que todo se vuelva negro.
"Dedicado al Chico del Chupetín.
Te amo. "
[...]
¿Conoces a Kim Taehyung?, ¿Lo has visto por aquí? Necesito hablar con él, ¿Sabes dónde puede estar? Maldita sea, ¿Dónde se metió? Ni siquiera contesta el celular, este mocoso... Hola, sí, disculpa, ¿Haz visto a Kim Taehyung, un chico de la clase A? Es delgado, tiene unos ojos grandes y...
Le escucho preguntar por mí, escondido dentro del salón,
con Jimin mirándome preocupado sentado en el piso.
Cuando por fin escucho sus pasos alejarse,
me deslizo por la pared
tal y como mis lágrimas se deslizan por mis mejillas.
Todo
se
desborda.
¿Por qué no vas a hablar con él?, ¿Qué pasó?
Escondo mi rostro
entre mis brazos
y me hago lo más
pequeño que puedo.
Lo besé cuando estaba borracho... tal como tú lo hiciste con tu chico.
Pero la diferencia es que él no se enamoró de mí.
Y... tengo demasiados problemas como para seguir enamorado, para sufrir por una persona que nunca me va a amar como yo la amo, ni siquiera soy lo suficientemente fuerte como para saciarme con su amistad.
Y ya tengo bastante con mis padres.
Y también... porque me iré a vivir a Daegu con mis abuelos la próxima semana.
Jimin me mira incrédulo,
sé que él piensa
que es una broma.
¡¿Qué?!
Yo también
quiero que lo sea.
No te preocupes, Jimin-ssi, no pongas esa cara...
Tú siempre serás mi estúpido mejor amigo.
Pero
desgraciadamente
no es así.
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