Capitulo 45
Lance...
Acaricio mis labios con la punta de mis dedos. Mi tío me está hablando y no he podido concentrar. Sé que es algo de la boda o ¿de la agencia donde trabaja? ¡Carajo! no lo sé. La infiltrada me tiene ocupado el pensamiento.
Anoche pude sacar todo lo que estaba ahogando.
Tenía en mente jamás hacerlo pero la aparición de esos maricones de Italia cambió mi opinión . Abu me había llamado justo cuando la chica de ojos grandes y de caricatura se había ido con ellos a bailar. En especial con el hijo de puta de Carlos. No pude resistir en contarle lo que me estaba ocurriendo, me sentía asfixiado y desesperado. No sabía que me ocurría hasta que ella volvió aclararme una vez más lo que me ocurría.
Celos, angustia y tristeza.
La mezcla de ellos tres era lo que me tenían actuando como un loco. Abu me dijo que si no hablaba pronto me iba a arrepentir toda la vida y eso era peor que jamás haberlo intentado.
Y lo hice, después de pensarlo cómo unas mil veces me fui detrás de mi infiltrada
—¿Lance?
Cuando ella me confirmó por medio de un beso que le gustaba. Sentí una felicidad un única. Hiperventilé y creo que hasta se me detuvo el corazón. Fue tan extraño y al vez tan encantador que todavía no lo asimilo.
Bueno tampoco asimilo que me estoy enamorando de melanie. Jamás lo creí posible porque no la soportaba y no era mi tipo. Para nada. Ahora ha cambiado todo y cada vez que la miro me gusta más como sus imperfecciones. Una de ellas es su ceja pelona.
Esta mañana tuvimos una pequeña discusión que se resolvió con un gesto muy especial de ella que me hizo temblar y afirmar que está mujer es totalmente diferente a todas las que he conocido.
No la vi en todo el día y me senti vacío aunque molesto. Ella me reclamó por haber revisado su laptop sin recordar que la había pillado en el mío.
Pasé el resto de la mañana en mi habitación y luego me fui a su desastre de cuarto para saber si se encontraba alli. Observé su cama sin sábanas y la bombilla del techo. Me causó mucha gracia darme cuenta que todavía no ha recordado ponerla y que se sigue alumbrando con las lámparas.
Luego fui al gimnasio y estuve allí varias horas hablando con Christopher. Un joven no más de treinta años y con quién he entablado una pequeña amistad. Me contó que finalmente se le declaró a la chica que llevaba años detrás y que está le correspondió. Estuve así de contarle que mi historia es parecida a la mía pero después recordé que hasta ahora lo nuestro es secreto y preferí callar.
Hasta ahora.
—¿Hijo?
Tengo deseo de ingresar a la habitación de la infiltrada y besarla hasta que se me sequen los labios. Que me deje sin aliento. Que me haga vivir todo eso que me provoca tantas emociones y siga dejándome sus huellas con su toque, con su mirada, con sus palabras.
Sigo sonriendo como pendejo cada vez que me miro en el espejo.
Todas las mujeres han elogiado mi cuerpo de forma lujuriosa pero menos de forma genuina como lo hizo la infiltrada. Ese elogio quedó marcado para siempre y ahora alargo mi sonrisa para que me siga repitiendo.
—¡Lance! —me sobresalto y la cara enfurruñada de mi tío aparece en mi campo visual, parpadeo y me llevo una mano al pecho —.¿Hijo que pasa? ¿Estás aquí?
—Si-si.
—Pisa tierra — chasquea los dedos frente a mi cara y vuelvo a pisar tierra. Dios estaba reviviendo cuando ella me besó, fue jodidamente increíble—.Estás demasiado ido.
—Eh...
—Tuviste un encuentro anoche— asisto con una sonrisa tonta—.Ahora comprendo. Jamás cambiarás.
—¿Que?—caigo en cuenta, sacudo la cabeza y lo miro fijamente.
—Solo espero que no haya sido aquí — espeta.
Ambos miramos en dirección a la puerta cuando es tocada de manera escandalosa.
—Lance — miro a mi tío antes de actuar, la voz de la infiltrada se escuchó alterada.
Sin importar una mierda mi juramento — que rompí anoche — salto de la cama y abro la puerta de un tiro. Los brazos de melanie me envuelven en un abrazo desesperado y empieza a balbucear intentado hablar.
Su cuerpo tiembla y su llanto es tan desgarrador que provoca que me inquieta de manera profunda.
—¿Qué sucede?
—Te-tenemos que ir a las residencias — musita con urgencia —. Geo, Geo, Geo.
El corazón se me encoje.
—¿Que pasó con ella? — ella rompe a llorar en mi pecho y entre su llanto incontrolable me confiesa que está muerta.
Todo a mi alrededor se derrumba y la cabeza me da vueltas. El corazón se me divide en dos y me quedo se me corta el suministro de aire.
—¿Que? — mi voz es un jadeo.
—Jade me llamó y me dijo que encontraron a Geo muerta — solloza en cada palabra.
—¿En-en dónde?
—Cerca de las residencias — contesta — tengo-tengo que ir.
—Espera — rodeo su muñeca —.No puedes ir así. Estás muy alterada. Vamos juntos.
Ella echa un vistazo antes de alzar la vista hacia mi.
—Esto es importante —decreto y sin darle ninguna explicación a mi tío salimos corriendo del apartamento.
Conducir mi coche y en este estado podemos ocasionar un accidente así que opto por detener un taxi y este por suerte se detuvo enseguida. Ayudo a la infiltrada a subir y sin perder tiempo le pido al chófer que nos acerque a las residencias lo más pronto que pueda.
Atraigo el cuerpo de la infiltrada hasta el mío y la refugio entre mis brazos. Lloramos juntos. El taxista nos mira intrigado por medio del televisor. Conocí poco a Geo y a pesar que me decepcionó su actitud. Igual me afecta que haya muerto de esta manera. Ella se ganó mi cariño.
El trayecto se hizo largo hasta que al fin llegamos. Trago despacio al ver cintas amarillas rodeando la zona. Hay más de tres carros policiales y agentes. Todas las estudiantes están alrededor. Algunas vestidas y otras solo en bata. La infiltrada se baja enseguida al percatarse que hemos llegado y no puedo alcanzarla solo unos cuantos pasos más adelante.
Jade y ella están abrazadas. El ambiente es tan tráfico que me aprieta la garganta y varias lágrimas saltan de mis ojos. Me reúno con ellas. Los ojos de jade se impactan al verme, estos me miran extrañados e intrigados.
—Ella también fue mi amiga — digo ante la presión de su mirada.
—Lo sabía, lo sabía — la voz de melanie interrumpe nuestra conexión —Sabía que atraparon al persona incorrecta. Lo sabía.
—Cálmate — pido preocupado, mis manos están en su hombro — todavía no sabemos que ocurrió.
—Es el mismo tipo —aclara la chica satánica. Detallo su rostro. Es realmente guapa —Seguro que lo es — solloza y sus ojos se humedecen — A mi no me caí bien del todo la tonta esa pero me duele lo que le pasó. Ya viví esto de cerca. Es horrible.
—Jade —la infiltrada la abraza para consolarla.
¿Ya vivió ésto?
—¿Hay sospecha de alguien? —pregunto y ella niega secándose la nariz, luego dirige su atención a los policías — ¡son todos unos incompetentes! — les grita — ¡Atraparon a un pobre viejo que no podía ni levantar un maldito balde!
—¡¿Cuando piensan encarcelar al verdadero?!—le sigue la infiltrada con su voz cargada de dolor. Uno a uno van girando en dirección hacia nosotros. Trato de calmarla. Están muy alteradas —.¡Cuando no quede ninguna alumna! ¡Inservibles!
—¡Incompetentes!
Agarro a las dos los codos y me las llevo lejos en contra de su voluntad. Gruñen, patalean y me insultan pero sé que es lo mejor. De nada sirve insultar a la jodida policía.Entiendo que estén alteradas, solo que así no lograrán que atrapen al hijo de puta que sigue suelto.
Freno otro taxi y las obligo a subirse, al principio se niegan pero acceden a regañadientes. Le indico al chófer que nos lleve hasta la playa Brooklyn e ignoro su mirada curiosa. Las chicas no dejan de llorar y repiten que la policía no sirve. Las tengo abrazadas. Melanie en mis piernas y jade recostada en mi hombro.
Maldición.
Estoy llorando otra vez y no me deja doler el pecho. Otra vez tengo el rostro mojado. Es horrible lo que siento. La bonita era importante a pesar de todo.
Todo el trayecto fueron sollozos por parte de ella. El chófer no pudo contener la curiosidad y pregunto qué había sucedido. Iba a mandarlo a la mierda por meterse en lo que no le importaba pero me calme y recuerdo que el hombre no tiene la culpa.
—Mataron a una compañera anoche — confieso.
—Oh, cristo redentor — se persigna — ¿era joven?
Suspiro con profundo pesar.
—Si — contesto con la vista puesta en la ventanilla — Mucho.
—He llevado jóvenes a esa residencia y nunca había escuchado algo así — comenta — es una pena. Seguro que la conozco, ¿Me puedes decir su nombre? O bueno su descripción.
—Georgina — revelo y se la describo.
—¡¿Que?! — se escandaliza de repente y frunzo las cejas.
¿Este hijo de puta que le pasa?
—¿Qué te pasa, mierda?
—Perdona — pide y de repente frena el coche —. Ano-anoche, bueno no exactamente. Cerca de las dos de la mañana traje a esta residencia a una mujer llamada Georgina y tenía las mismas descripciones.
—¡¿Que?! —soltamos los tres.
—Venia con un hombre algo mayor—sigue—.Habia una situación bastante extraña entre los dos. Especialmente por él.
—¿Y-y sabe cómo era? — se apresura la infiltrada en preguntar—.¿Alto? ¿Bajo? ¿Cómo era?
—Bueno — intenta recordar — era más o menos alto y delgado. Casi no le veia el rostro porque usó un sombrero pero lo que si recuerdo es que tenía un anillo grande en unos dedos—describe y no tengo a nadie con esas características, miro a las chicas para saber si tiene algo y ambas están igual que yo.
—Muchas gracias señor.
—Esperen — se queda pensativo—.Ella no decía su nombre pero si le decía profesor.
—¡¿Profesor?!—ambos exclamamos lo mismo y quedamos silenciados unos largos y asfixiantes minutos.
—¿Y vio algo inusual? —interroga jade y él señor niega.
—No joven —dice con pesar.
Pido al taxista volvernos. Quería que las chicas se calmaran pero creo que en el apartamento estamos mejor.
Saco las cervezas de la nevera y le entrego una a cada una. Estamos en la mesa. Mi tío se marchó. Me dejó un mensaje donde me decía que se iba con su novia y que no pudo esperar más. Recordó que me alejara de melanie y literalmente lo mandé a la mierda.
En estos momentos me vale una mierda sus exigencia.
—¿Creen que fue un profesor? —pregunta ingenua la infiltrada, su voz es ronca y pausada. Extraño de ella cuando es una cotorra hablando — ¿pero, quién?
—La mayoría son hombres mayores — deduce jade bebiendo cerveza, ella también tenía la voz rasposa — puede ser cualquiera de los cinco que trabajan allí.
—¿Si será uno de nuestros educadores? —duda infiltrada.
—Solo hay que investigar — bebo un sorbo grande —. Algún indicio o sospecha. Un comportamiento extraño.
—Seguro van a suspender las clases otra vez no va a ser fácil — analiza jade —.Tal vez sea un loco que está obsesionado con las chicas.
—Quizás — concuerdo — pero lo que nos dijo el taxista es extraño,¿Que hacia ese profesor con Geo?
—Y conociéndola ella no tiene esa confianza con ninguno — revela la Infiltrada —.Bueno, hasta donde sé ¿no? Porque después de lo que hizo no sé si sigue siendo la misma niña dulce.
Jade y yo asentimos.
Jade nos muestra las fotos que están pasando por el grupo de mierda. Hay miles de mensajes y son difíciles de leer. La chica diabólica que hoy luce una vestimenta negra total se acerca hasta la infiltrada que está en la barra de la cocina. Bajo la vista para continuar leyendo los mensajes. Rick está en esta mierda y el muy hijo de puta se está burlando de la muerte de la chica. Ya que según él. No era tan linda para haber muerto.
Algunos se rien y otros lo mandan a la mierda con sus comentarios indolentes.
Maldito.
De inmediato la administradora lo saca del grupo. La conversación cambia drásticamente y empiezan las deducciones. Algunos dicen que es un loco y otros que el culpable está en la universidad.
Olvido el teléfono. Es doloroso leer los mensajes. Más cuando es alguien que tuvo una alianza conmigo.
Jade se fue media hora después. Dejó a la infiltrada dormida en su habitación. Ella aún estaba muy alterada y no paraba de llorar por Geo.
Dios se nota que la amaba.
Para sentirme más seguro la llevé a mí habitación y la acosté en mi cama. Verla allí se sintió raro. Es la primera vez que una mujer toca mi cama y se sintió extraño aunque único. La infiltrada luce preciosa entre mis almohadas y el color de mis sábanas.
Traje de su habitación su muñeco feo de Mike Wazowski para que se sintiera acompañada. Mientras duerme dibujo en mi block cuando alguien interrumpe mi tranquilidad. Lo dejo pasar y sigo dibujando cuando sucede otra vez y mi paciencia se colma.
Guardo mi block en silencio. Espero que sea importante o si no golpeare a quién me haya interrumpido.
Atravieso el relleno y llego hasta la entrada principal. La persona vuelve a tocar la puerta y la abro de un tiro.
—Hola amigo — sonríe —. ¿Que tal? ¿Esta la principessa?
Lo miro con ira y cierro los puños.
—Hijo de puta— sus ojos se abren sorprendidos y apenas logra reaccionar. Estrello mi puño en su patética cara. Su cuerpo cae al suelo y me agacho encabronado en su dirección. Mis dedos toman el cuello de su camisa y lo levanto.
—¿Que pasa amigo? — me mira desorientado y lo golpeo de nuevo.
—No te acerques más a melanie — levanto la rodilla y se la clavo justo en el estómago —Lárgate con la mujer de anoche—arrastro su culo de mierda al ascensor y presiono el botón. Carlos tose y trata de hablar pero lo silencio con otro rodillazo. Estoy siendo suave. Estoy controlando mis impulsos de hacerlo mierda —.Si te veo cerca de ella. Te mandaré al hospital—empujo su debilucho cuerpo hacia dentro del ascensor. Presiono el botón PB y su fea cara desaparece de mi campo visual.
Ingreso al apartamento con la respiración agitada pero con una satisfacción intangible. Hace mucho que quería golpear a ese infeliz. Desde que lo ví en las fotos de la Infiltrada compartía en su facebook. Paso a la cocina por un cerveza. En la barra están los brownies que me hizo. Con todo lo de Geo lo había olvidado.
Sonrío viendo las figuritas de spiderman. Hago una negación y tomo uno. Lo detallo de arriba abajo y me lo llevo a la boca de un bocado.
Joder.
¡Están espléndidos!
Aunque se le siguen escapando las cáscaras de huevos.
Pero no me importa. La infiltrada los hizo para mí y es más importante que todas las cáscaras.
Atravieso la puerta de mi habitación y noto todas las luces encendidas. Cierro la puerta detrás de mi mientras y busco a la Infiltrada con la mirada.
—No toqué nada—sigo su voz, está saliendo del baño —Solo fui a hacer pis y luego irme—se dirige a mi cama y toma al muñeco Mike.
¿Que está haciendo?
¿A dónde va?
—¿Te vas?—me interpongo en su camino.
—Si —dice con la voz apagada, me da un beso en la mejilla como despedida —Hasta mañana cabezón.
—¡Espera! —agarro sus manos, ella me mira expectante con esos grandes ojos llenos de dolor y curiosidad— ¿y si te quedas? —hago una seña a la cama.
Dormir en mi cama.
Pedirle que se quede.
Joder.
Definitivamente eso no haría con nadie si no tuviera esto que me recorre el cuerpo cuando a milímetros de ella.
—Lance — absorbe la nariz y niega, hago una mueca de disgusto — Gracias por la oferta pero no.
—Te juro que no te haré nada — me acerco y sonrío perverso—Al menos que tú me lo pidas— acaricio sus mejillas húmedas.
—No —arruga la cara con cansancio, está demasiado triste y es la primera vez en el tiempo que lleva aquí que la veo así.
Es extraño y no me gusta.
Quiero a la infiltrada contestona y parlanchina.
—Quédate conmigo y te consuelo toda la noche—pido sutilmente, me acerco más y levanto su rostro entre mis manos —.Dividimos la cama si quieres pero quédate.
—¿Y si tú tío nos ve? — suena convencida.
—No vuelve sino hasta mañana — contesto confiado—.Está con su futura novia y cuando está con su chica. No hay nadie que lo distraiga.
Sonríe nostalgia.
¿Dónde esta su drama por él?
Definitivamente está no es la infiltrada.
—De acuerdo—acepta sin muchos ánimos y desaparece de mi campo visual.
Aparece cambiada y con todos sus almohadones. Vengo saliendo del baño y nuestras miradas se conectan. Me dedica una sonrisa apagada. Mis ojos se desvían sin evitarlo por su cuerpo. La infiltrada usaba un conjunto de pijama de pantalón y camisa. No tiene nada que revelar sin embargo como le queda, es lo que me dejó embobado.
Ella hace un muro de contención con todos sus almohadones y se acomoda en mi lado preferido de la cama.
—Ese es mi lado —reclamo y ella me mira con pereza, me da igual, es mi lado y su carita de perro no me va a convencer.
—Tambien es mi lado.
—Es mi cama—antes de que proteste —.Mi cuarto y si lo olvidaste, mis reglas.
—Estoy triste Lance.
—Pero no paralítica—señalo el otro lado—Anda, infiltrada.
—¿Puedes llamarme ya por mi nombre?
—No.
—Soy melanie.
—Para los demás — levanto la mano —.Para mi, tu eres infiltrada.
—Vas a decir mi nombre.
—Cuando el cielo se caiga — señalo — ahora muévete.
—Es solo por hoy — pide, niego. Parezco un puto niño pero quiero mi lado — por favorcito querido cabezón—une las manos —.Y te ganas un besito.
Enarco una ceja interesado.
—¿Uno?—asiste y niego poco convencido.
—Tres besos en las mejillas.
—¿Mejillas?
—Bueno—me acerco sonriendo como marica y el corazón palpitando intensamente—.Dos en las mejillas y uno en..
Muerdo los labios de mi boca y miro intencionalmente mi entrepierna con las manos a cada lado de mi cadera. Presumo una sonrisa al coincidir con su rostro.
—¡Eres un cerdo! —exclama enrocejida, asomándo una apice de sonrisa— Anda a hablarle asi a la más fea de tu casa ¿me oíste? ¡Cabeza de pan! — rueda por encima del muro de almohadones y ocupa el otro lado. Sonrío triunfante y me acuesto a mi lado con satisfacción —Si lo vuelves a hacer te dejo sin herederos —.Buenas noches.
Sin decir una palabra hago una maldad. Apago todas las luces y me vuelvo a la cama reprimiendo el impulso de reír.
Espero.
Espero.
—Ay caray — exclama —¿y la luz? — hundo los labios —. ¿Lance? Todo está oscuro, ¿Puedes prender las luces?
Finjo que ronco.
—¿Lance? — aprieto los ojos, soy malo. Sé que no debo jugar con su crisis,pero no pude resistirlo — ¿lance? — lloriquea.
¡Mierda!
Enciendo todas las luces rápido. La infiltrada está recostada al respaldo de la cama con una mano en el pecho. Su rostro se llena de alivio al ver luz a su alrededor.
—Que sensación más fea — comenta — Gracias por encender las luces Lance y por favor sé que te molestan pero deja una encendida ¿si? Al menos esta noche. No quiero que aparezca el payaso de manos viscosas aunque se que no existe mi cerebro me dice que si — pausa, levanta la vista hacia mi, me dedica una suave sonrisa —. Gracias.
Asisto incapaz de confesar que fui yo que le provoca unos de sus traumas.
Y no debería jugar con ello. Conociendo a la infiltrada, estoy seguro que por vengan — y bien merecida — me llenaría la habitación de bicho o peor de insectos.
Ingreso a la cama dejando las luces de las mangueras que tengo incrustadas en la pared para ella para que no le di ninguna crisis. Saco debajo de mi almohada mi cobija y me cubro solo hasta la cadera. Guardo las manos debajo de mi cuello y miro de costado el muro de almohadones
—¿Por que un payaso? — me empuja saber — ¿Por qué siempre mencionas un payaso.
Escucho como suspira.
—¿Alguna vez viste it?
Raspo la garganta confundido.
—Si.
—Cuando era niña mis primos me obligaron a verla — confiesa.
—Que hijos de puta — murmuro.
—Y fue tan traumante que a pesar de mi edad aún mi mente lo sigue imaginando.
—¿Y no has ido un psicólogo?
—Hace tiempo que no asisto porque creí que me había curado. Tenían tiempo que no me daban ataques de pánico.
—¿Y desde cuándo empezaron?
Suelta una risita irónica.
—No me lo vas a creer pero tuve mi primera crisis la primera vez que llegué a aquí —parpadeo con impacto — ¿lo recuerdas?
Suspiro.
Lo estoy haciendo.
—Si infiltrada estabas muy alterada y me pediste que dejaras las luces encendidas.
—Y tu no querías —recalca, niego ante mi comportamiento estúpido de ese tiempo.
Bueno no me culpen.
Ahí no la soportaba.
—¿Que terapias haces?
—Imagino cosas estúpidas. La doctora me aconsejo que hagan cuentas matemáticas y yo soy pésima para los números.
—Y para recordar cosas — agrego.
—Entonces — rio en silencio, alargo la palabra — lo que hago es imaginar cosas estúpidas. ¿Viste Harry Potter y el prisionero de Askaban?
Más de mil veces y todo porque a la abu le encanta. Es su preferida. A mi también me gustaba pero cuando las veía con mi mamá. Después que ella se marchó le agarre como rabia. Porque todas al igual que las de Disney tienen que ver con ella.
—Si.
—Bien — hace una pausa, la cama se mueve, tengo la sensación de que se ha tirado hacia mi—.Lo que hago para que estás crisis no me maten del miedo es imaginar que soy una bruja y convierto a ese horrible payaso en algo divertido.
—Como un bougart.
—Exacto.
—¿Y solo eso calma tus crisis?
—A veces no — confiesa.
—¿Y cómo le haces infiltrada? —corro uno de los almohadones y me encuentro con su rostro medio adormilado. La luz de las luces de la manguera da contra su rostro y hace que se vea hermosa.
—Estar acompañada—levanto la vista de sus facciones y me centro en sus orbes que abre y cierra con pesadez — cuando vivía con mi hermano no habia problema. Sabía que contaba con su compañia si me daba una crisis. Solo me pasaba a su cama y nada más — hace una negación y suelta una risita — después que se fue las vi horrible. Dormía con mis papás y pues no entendía que hacia una adolescente durmiendo con sus progenitores. Hasta que les expliqué lo que me ocurría.
—Mierda — murmuro—. ¿Y te ha vuelto a ocurrir?
—Gracias a los angeles, no — suspira aliviada —.Y espero que no me pase porque no tengo nadie a quien me acompañe.
—Me tienes a mi—le digo y sus ojos se abren, me miran fijo, como si no pudiera creer lo que acabo de decir.
A mi también me sorprende. Pero me ha salido de lo más sincero de mi ser. Quiero cuidarla, quiero protegerla, quiero que esté bien y que nadie se burle de ella, ni la haga llorar. Quiero que esté bien.
Antes no sentía nada de eso y seguro es por esto del enamoramiento. La verdad es que no sé si tiene algo que ver. Pero ya no deseo que a la infiltrada le pase nada.
—¿De verdad Lance? — su voz tiene un tono lleno de incredulidad — .¿Harías eso por mi? ¿En serio?
—Tal cómo tú me cuidaste cuando no tenías porqué — hago énfasis a lo ocurrido el sábado que en vez de irse con Liam que estaba peor que yo, se quedó para cuidarme. Eso fue muy lindo—.Si, infiltrada. Haría eso y más.
Caen los almohadones y todo dentro de mi se paraliza cuando acerca su rostro al mio. Trago con dificultad. Humedezco mis labios nervioso y se me escapa una sonrisa.
Es gracioso lo rápido que se pone mi corazón. Late tan feroz y tan rápido que me da hasta miedo.
¿Será normal?
—¿Por qué harías eso? — llevo su cabello detrás de su oreja y pico su nariz pecosa.
Ella me mira con sus grandes ojos caricaturescos esperando que conteste.
Levanto su mentón.
—Porque me importas — suelto, me sorprende como me salen las palabras para ella.
Jamás pensé que esto sucederia. Que un día estaríamos así. Que un día pasaría de detestarla a agradarme su presencia.
—¿Y tu? — toco su cejita pelona.
—Tu también cabezón — sonrío de lado, cierro mis ojos esperando sus labios y los abro al instante al sentir que me besa en la mejilla.
—¡Hey!
—Amigos —levanta su dedo índice—.Solo amigos.
—Con derechos—recalco, niega y asustó a la vez—.Con derechos, con mucho, mucho, mucho derecho.
Carcajea y me besa sin hacer ningun esfuerzo. Sonrío feliz entre sus labios y llevo mis manos hasta su cabello, cubro nuestros rostros con él.
Me aseguro que la infiltrada quede bien cómoda y cuido que esté bien dormida. Beso su frente.
Salgo de la habitación y cierro la puerta despacio. Robin vuelve a llamarme y contesto de mala gana. Odio cuando se coloca intenso.
—Voy saliendo.
—Es tarde.
—No exageres.
—Doce y media Lance — brama —. No una y media, ¿que mierdas hacías? Jamás habias llegado tarde a un encuentro. Todo el mundo está enloquecido y si no veo tu culo aqui.
—Ese no es tu maldito asunto.
—Claro que lo es — se desespera —.Si no llegas perdermos mucho dinero. ¡Muévete tu culo!
—Estoy en camino—cuelgo la llamada y me apresuro el paso.
Robin levanta las brazos aliviado al verme y me causa tanta gracia que no puedo ocultarlo.
—Dios mío Lance.
—Calmate — me cambio de ropa —.Sin mi no iban a empezar,¿o si? — trata de contradecir pero sabe que no puedo y se frustra fácil.
—Nunca habías llegado tarde — recalca.
—Solo será hoy —aseguro —. ¿Quien es el imbécil de esta noche?
—Le dicen Juancho es latino y tiene la manía de pegar en las bolas — asisto, no me asusta. Cada que escucho las cualidades dudo que sea. Por tal razón nunca doy anuncios como peleo. Es estúpido y te hace ver cómo ridículo. Me llaman la bestia por alguna razón y es porque atacó sin aviso —. Su punto débil, la nariz. Dale justo allí y lo tendrás acabado.
Sonrío a Rubin que a pesar de ser un fastidio siempre está ahí. Aunque veces se pase de idiota.
—¿Y qué tal te ha ido con la chica de la otra noche? —levanta las manos en rendición ante mi mirada voraz — Solo pregunto. No es nada malo. Solo espero que no se aparezca por aquí. Este no es lugar para mujeres como ella. Está sucio.
Es verdad.
Lo está y yo también lo estoy. Este lugar no es para la Infiltrada. Aquí se ve de todo menos cosas buenas. Solo droga, alcohol y gente de mala vida, gente perdida. Soy conciente que no es el mejor lugar pero sé que pronto acabará. Me falta muy poco.
—No te preocupes — lo miro, relajo los músculos—. Ella no volverá a este lugar.
—Bien — aplaude —. ¿listo?
Asisto con una sonrisa.
Mi contricante apenas lograba alcanzarme. Era delgado, lleno de tatuajes. Antes de subir al ring se quitó todo lo que cargaba puesto. Gorra, anillos y una cadena de exagerado grosor. Por un segundo creí que iba a pelear con reguetonero de mierda.
La multitud está enloquecida. Todo el mundo menciona mi apodo. Echo un vistazo y el lugar está repleto. Ahora entiendo porque cambiaron el sitio de pelea.
—Vamos a ver qué tan bestia eres —me desafia en medio de la enardecida audiencia. Lo escaneo de arriba abajo y hago una negación—.Gringo marica.
—Si quieres te muestro—lo invito.
—Adelante, muéstrame.
—Tu primero, primor.
—Te acabaré.
Sonrío con sarcasmo y en un segundo todo cambia. Los gritos se hacen más intensos y lastiman mis oídos. Juancho me golpea tres y cuatro veces mi cara hasta volver mi vista oscura.
¡Maldición!
Es bajo y eso le da ventaja. Apenas lo puedo distinguir y devolver los golpes. Cuido de mis testículos esquivandolo. Tengo problemas y no quiero que se agraven.
Robin me mira desesperado al ver que no respondo como acostumbro. Si supiera que el tal Juancho no es tan fácil como lo describió. Olvidó mencionar que el hijo de puta es rápido.
Me defiendo de su ataque y consigo golpearlo en el estómago para desarmarlo. Una vez que queda sin aire no tengo compasión y masacro su cara hasta que me detiene con una patada en las bolas. Caigo pero me levanto enseguida. La multitud enloquece. Juancho vuelve a darme en la cara y me completa en el estómago.
Mierdaaaa.
—¡Bestia! ¡Bestia! ¡Bestia!
Me doblo hacia la multitud y observo cómo todos gritan mi nombre. Todos con cara de preocupación y no por mi si no por el dinero. Regreso a Juancho que parece tener la victoria asegurada. El aire que respiro es cortante y siento como la sangre baja por mis clientes y mi labio.
¿Perderé con este idiota?
Parece que si y lo logrará si no me concentro.
¿Que pasa?
Estoy nada de reunir el dinero y si no acabo con él perderé mucho y no saldré de esta mierda nunca.
Juancho sonríe cuando me levanto recto y lo fijo con la mirada. Este hijo de puta no me alejara de ir a buscar a mi madre.
Con determinación me acerco a su cuerpo esquelético y lanzo el primer golpe. El hueso cruje y me tirria el sonido. El intenta defenderse y no lo dejo. Vuelvo a dar a su cara, junto en su puta nariz y le hundo la rodilla en su estómago lo más profundo.
Juancho cae inconsciente y el público des borda enloquecida. Levanto los brazo triunfante y miro hacia atrás. Juancho está tumbado en el suelo con los brazos extendidos. Su manager lo rodea y mi sonrisa se esfuma al ver que no despierta. Le están golpeando la cara.
Asustado me acerco y me inclino cerca de él.
—Juancho — lo llaman varias veces y no responde, parece muerto.
No, mierda.
Me integro ayudar. Varios mas nos rodea incluso Robin.
—Tenemos que llevarlo a un hospital — dicen y lo levantan enseguida. Lo sigo preocupado y uno de ellos me coloca la mano en el pecho. Su representante — Cualquier cosa llamamos a Robin.
—¿Estará bien? —pregunto muerto de miedo, con las manos en la cabeza.
—Esperemos.
Robin me detiene por el brazo cuando intento seguirlos. Estoy angustiado. Esto nunca me había sucedido. Él me dice que me calme pero no puedo.
¿Y si ese hijo de puta se muere?
—Lo mejor es que vayas a casa — recomienda, niego — Lance.
—¿Y si se muere? — lo miro — Voy a ir a la cárcel.
—No— palmea mi espalda con serenidad — ustedes conocen las consecuencias de participar en esta mierda. Si muere no es culpa tuya. Es la de él. Juancho sabía en que estaba metido y creeme que no es la primera vez que cae como vegetal.
—¿Ah?
—Anda ve a casa — niego, ¿cómo puede estar tan tranquilo? — te estaré llamando y el dinero te lo doy mañana — vuelve a palmear mi hombro y me obliga a marcharme.
En el coche golpeo el volante y me halo el cabello. Mi corazón quiere estallar de la angustia. Estoy llorando. Estoy asustado.
¿Y si Robin se equivoca?
Dios.
Regreso a casa. El camino se me hizo eterno y casi me choco. Mi cabeza no deja pensar en el estúpido latino. Le he pedido a los angeles que lo ayuden y que no lo dejen morir. Que lo salven.
Abro la ducha y dejo que el agua caliente relaje mis músculos tensionados. La piel me arde y no puedo evitar soltar quejidos. Ese desgraciado supo hacerme daño.
Dentro del mismo baño me coloco mi pijama. Había olvidado que la infiltrada está en mi habitación y lo que menos quiero es que se despierte y me vea así.
Joder.
Debí dejarla que se fuera a su habitación.
Camino sigiloso hasta mi cama. La observo dormir mientras me acerco y me acuesto sin hacer mucho movimiento. Ella duerme de lado y con las manos debajo de su rostro.
Adolorido me acomodo debajo de la cobija y suelto el aire que tenía reprimido. Dejo el teléfono encendido a mi lado.
Dios mío te pido por caridad que el hombre esté bien.
Por favor.
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Holaaaaa💜
Ay diooos lance está en problema 😭😭😭
Gracias hermosas leer y comentar 🫶🏼🫶🏼🫶🏼 y seguir está historia 🤩🤩
Les mando abrazos y besos.
Las amoooo💜
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