Capitulo 40

Holaaa <3 adivinen quien se inspiró estos días?   Espero que les guste y les haga gritar porque ya verán el final del capitulo. Recuerden comentar saben que eso me alegra mucho. Un abracito y disfruten.

Melanie...

—¿Lance? — lance se lleva un dedo a la boca indicándome que guarde silencio —. ¿Hijo?

—Estoy aquí —responde sin dejar de mirar—. ¿Qué sucede?

—¿Qué sucede? — brama — está casa parece un chiquero—.Inmediatamente el marsupial me señala de forma acusadora.

Subo las cejas.

—¿Yo? —reclamo por lo bajo.

—¿Dónde está Melanie? —pregunta en un tono molesto, lo cuál me sorprende.

—Ella no sé, ¿por que?

—Le voy a llamar.

¿Que?

No, no, no.

—¿Para que tío?

—Este apartamento parece un chiquero — recalca —.No puede ser que dos personas adultas vivan de esta manera.

—Es tu culpa —lo reprendo con la mirada, no debería hablarse así a su tío —.Por permitir que haga lo que quiera. Este apartamento no está sucio solo por mi. Ella también es parte del problema. Yo puse normas y no dejas que las cumpla.

Le saco el dedo del medio dos veces.

¡Hijo de lucifer!

—Ahorita ella no está — sigue —.Seguro está ocupada con el asiático y... cómo está tan enamorada de él, no creo que conteste llamadas—suelta improvisado pero con un tono de tirria en su voz.

¿Por qué los odia a todos?

Parece que tiene serios problemas este hombre con mis amigos.

—No puedo creerlo — frunzo las cejas, no me gusta que el señor sabroso se enoje conmigo —. Traje a mi novia y su hija para que cenaremos juntos.

Aprecio como el rostro de Lance palidece.

—¡¿Que?! — cierra la llave de la regadera y el agua deja de caer—. ¿Estas hablando en serio?

—Si.

—Tío —lance niega incomprendido—. ¿Por qué aquí?

—Estoy reparando la cocina de la casa y no las puedo llevar hasta allá — se lleva un mano a la cara — solo será hoy. Así que necesito que salgas y me ayudes a limpiar. Cuando llegue Melanie — tanto lance como yo enarcamos las cejas, finalmente dice mi nombre pero no lo hace en buen tono —. Me avisas. Voy a buscar a las chicas, regreso enseguida.

—Bien — finaliza la conversación y segundos mas tarde se oye un abrir y cerrar de puerta.

—¡¿Por qué me echas toda la culpa?!— lo enfrento, respirando furiosa—. ¡Tu también eres parte del problema!

—Eres la infiltrada — dice subiendo y bajando los hombros sin importancia.

—La otra vez limpié.

—¿Cuando?

—Antes de irme a Italia recuerdo haber limpiado.

—Yo lo vi igualito — abro mi boca indignada—. Limpiarías por donde pasó la reina porque mi cuarto no estaba limpio.

Coloco ambas manos a cada lado de mi cintura.

—¿Acaso soy tu sirvienta o qué? — le pregunto—.Tu debiste limpiar después.

—Fíjate que no lo hice.

—Entonces no es mi problema—salgo del baño echando humo y me encierro en mi habitación azotando la puerta.

Lance aparece frente a mi puerta minutos después. Lleva una camiseta de los Yankees de New York color gris y pantalones cortos de color negro. Su cabello negro como la misma oscuridad está alborotado y alguno mechones húmedos caen en su frente.

—¿Que? — pregunto de mala manera viendo que no dice nada y solo me mira.

—Cúbreme las heridas—pasa sin mi permiso y en el proceso me agarra de la mano y me conduce al interior de la habitación.

Su mano es fresca y suave.

—Tu debes tener maquillaje —supone —. Y sé que hace milagro contigo—golpeo su espalda al darme cuenta de la intención de sus palabras.

—Idiota.

Se ríe malicioso y me lleva hasta el clóset.

—Necesito que me cubras las heridas—pide y frunzo las cejas al ver cómo saca mi maquillaje.

¿Cómo sabe que lo guardo allí?

—Y date prisa que mi tío no tarda en llegar y no me puede ver así — me arrastra la cama y coloca mi estuche sobre ella. Me quedo analizando y lo miro—.¿Qué esperas para empezar?

—¿Cómo sabes donde guardo mi maquillaje? — la pregunta le cae de sorpresa porque sus ojos dejan de parpadea y parece que hubiese petrificado. ¡Lo sabia! —.Estuviste aquí

—Le atiné.

—Patrañas.

—¿Quién dice patrañas?

—Pues yo.

—Eres bien rara—me rastrea de arria abajo enarcando una ceja —. ¿Qué signo eres? — intenta evadir el interrogatorio.

—¿Qué hacías aquí?— retomo, levantando el mentón —. ¿Ah?

—Lo mismo que haces tu cuando te metes en mi cuarto.

—No he en....

—Meter las narices dónde nadie te llama— no tengo como defenderme de esto—.Lo que es igual no es trampa ¿uh?

—¿Es una venganza?

Reprime una sonrisa burlona.

—Mas o menos.

—Eres un...— levanta las cejas esperando que lo suelto inclinándose hacia adelante.

—Imbécil — completa — idiota, animal, cabeza de mandril, cabezón, marsupial — entre cierro los ojos y sonríe más —.Me lo sé todos.

—Eres un pesado.

—Y pesado — se ríe malicioso.

—Este es el último favor que te hago— levanto el dedo incide en advertencia —.Si te vuelven a moler a golpes iras buscar a la mamá de tarzan para que te maquille porque no voy a estar cuando eso suceda —le anticipo esperando que reaccione feliz porque finalmente se le va cumplir el deseo que me vaya, pero no lo hace, me mira pasmado.

—¿Te vas? —reacciona tardío.

—¿No te alegra?—pregunto extrañada, ¿por qué no festeja? —.Él chico otaku me llamó y me informó que hay luz verde para una habitación, no se sabe cuando, lo que si es seguro es el cambio —explico y ni se inmuta, ¿será que no entendió lo que dije? ¿Por qué no dice nada? —. Holaaa tierra llamando al marsupial, ¿estas aquí? — sus ojos se encuentran con los míos y da una señal de vida al fin.

—¿Qué dijiste? —se sienta en el borde de mi cama y ambos miramos a los miles de los almohadones que reposan sobre el colchón sin sabanas, rodeando mi muñeco de mike de Monter inc. 

Miro temerosa a Lance cuando se le queda viendo por largo rato la pila de almohadas.

—¿Lance? — toco su hombro llamando su atención y no sale del trance.

Que no sea lo que estoy pensando.

—Tu tío no tarda en regresar y tenemos que limpiar — sigue clavado mirando las almohadas y no logro hacer que quite su atención de allí —¡Lance! — su cuerpo salta ante mi grito y parpadea varias veces —. ¿Y entonces? — finjo exasperación.

—¿Que? — ya tenia mis instrumentos en mano cuando se desconectó del mundo.  Él mira mis manos y cae en cuenta—. Eh si.

—Trataré de cubrir lo más que pueda — aviso—.No soy una experta.

No dice nada y me pone nerviosa cuando solo se me queda mirando, odio eso. Porque ahora lo está haciendo más seguido y de una manera que me estremece toda.

Aclaro mi garganta y pido que cierre los ojos. Al principio lo niega hasta que lo hace a regañadientes. Cubro las heridas de su cara con cuidado para no lastimarlo. Lance tenia la piel de su cara muy bien cuidada — incluso más que yo — y me doy cuenta que no tiene imperfecciones además que descubrí dos pequeños lunares en su mejilla izquierda uno separado del otro.

—¿Usas algún producto para la cara? —no puedo evitar averiguar. Es que no tiene nada.  Lo único imperfecto de su cara es su frente y las orejas. El resto todo está desgraciadamente bien.

Esperen.

Su nariz parecen rechonchita.

Pero igual se le ve perfecta.

—¿Qué?

—Es que tienes la piel muy bien cuidada para lo que haces.

Raspa la garganta.

—No te seas metiche.

Ruedo los ojos.

—Es una pregunta.

—¿Por qué preguntas tanto?

—Soy curiosa.

—Chismosa — hago una mueca —. No hagas más que no voy a responder — dice de forma odiosa y respiro hondo para no clavarle la brocha en un ojo.

Termino de cubrir sus heridas y no es por presumir pero me quedó increíble. Lance no parece que le hubiese ocurrido nada. Él mismo me lo hizo saber cuando se mira en el espejo y se detalla con una expresión satisfecha.

El chico tatuado se gira en mi dirección después de analizar su rostro. Quedamos viéndonos uno al otro.  Tengo que el corazón a mil y estoy al espera de cualquier cosa. Su mano se instala en su pecho como si sintiera algún dolor y se soba de lado a lado.

—Te quedó increíble —dice al fin, rompiendo el silencio, con la vista fija en mi — parece que no me hubiese ocurrido nada—casi sonrío pero me aguanto— .¿Crees que se caiga?

—Solo con el desmaquillante.

—¿Cuándo la reunión termine me lo prestas? — pregunta dulcemente, ¿está siendo amigable?—.No quiero llegar a las prácticas de béisbol con esta mierda encima.

—Jamás lo notarán.

—Igual me lo quiero quitar—pide y da un paso peligroso hacia mi que me hace exclamar internamente. El marsupial es tan solo unos milímetros mas alto que yo y tengo que levantar la cabeza — Gracias — dice a la vez que deja escapar aire. Se nota que se le cuesta pero me llena el pecho que al menos agradezca las cosas.

—Es el último favor ¿eh? — digo fingiendo que no me estoy derritiendo de verlo a tan corta distancia.

—¿Hablaste con el encargado?—pregunta perdido, como si nunca se lo hubiese mencionado.

—Si —afirmo y aspiro su reacción, ahora entiendo por qué no lo hizo a la primera. Es que no me escuchó — ¿Qué pasa? — Lance tiene una expresión diferente, como si la noticia le hubiese generado otra cosa —.Estás feliz ahora ¿no? Finalmente tendrás tu imperio.

—Desde el primer día que te vi tirada en medio de las cajas —no lo dice con mucho ánimo —.Espero que no vuelvas más.

Pasa por mi lado y me quedo con un mal sabor en la boca. Esperaba que Lance celebrara con bombos y platillos me ida o por lo menos presionarme con preguntas que día exacto me voy como lo hacía al principio que llegué aquí.

Se supone que debe de estarlo ¿no?

Era lo que más quería.

Ahora no comprendo esa actitud.

Me cambio de ropa y me lanzo algo cómodo para limpiar. Salgo de mi habitación y Lance ya esta barriendo la sala. No me mira, ni siquiera cuando me llevo un gran susto con su feo gato llamado como yo. Vaya nombre. 

¿Por qué no le puso pedro?

Tenia que ponerle el mío, casualmente.

El mal olor  que sale de la nevera hace que mi nariz se arrugue y quiera cerrarla de un portazo. Saco las verduras que se dañaron y las deposito en una bolsa de aseo. Casi pierdo el estómago. Todo era baboso y viscoso.

Horrible.

También boto la leche que se pudrió y me aseguro que no haya más cosas dañadas. En el congelador aún se conserva la carne y milanesas de pollo. Parecen tener buena pinta así que las dejo. Quizás prepare algo con ellos. Tendré que buscar en Internet como se prepara, porque no tengo la mas mínima idea.

Con la esponja cubierta de jabón me acerco a la nevera. Me inclino hacia adelante para limpiar cuando escucho un fuerte bramido.

Mi cabeza choca con el cielo de la nevera y cierro los ojos por el dolor. Lance sin percatarse que casi me quedo sin cerebro me arrastra hacia afuera de esta, por la cintura.

—¡¿Estas loca?! — exclama alterado me arranca la esponja de la mano—.¡¿Que ibas a hacer?!

—L-limpiar la nevera.

—¿Con jabón? — pregunta, no comprendo su furia—. ¿Acaso no sabes que si lavas con algún producto de limpieza lo que sea que haya dentro de la nevera lo contamina?

Niego.

Se agarra el puente de su nariz y respira hondo.

—Tu sigue barriendo y yo me encargo de esto —estoy haciéndome la fuerte delante de él pero es imposible, me duele mucho y por su expresión ya se dio cuenta—.¿Te pegaste fuerte?

Asisto rendida con los labios apretado, resistiendo las lagrimas.

—Déjame ver—se acerca e inspecciona mi cabeza con sumo cuidado—.Espera aquí. Ya traigo mi crema que es muy buena para eso.

Aguardo sin moverme del sitio y cierro la puerta de la nevera al darme cuenta que había quedado abierta. El marsupial regresa y vuelve a posicionarse delante de mi, me pide que me siente en unos de los taburetes de la cocina.

—Baja la cabeza hacia mi — lo hago y siento el peso de sus manos —. Esto dolerá un poco ¿bueno? pero te aliviará enseguida.

—Esta bien—Lance cubre la zona golpeada con crema de manera cuidadosa, el rose de sus dedos me hace apretar los ojos a pesar que no esta ejerciendo mucha fuerza. Cuando termina levanto la cabeza y el aire se corta de mis pulmones al ver que quedaron cerca nuestros rostros —. Muchas gracias — finjo que no me estoy muriendo por su acercamiento y me bajo del taburete.

No sé cómo estoy caminando, mis piernas están temblando.

—Tu termina de barrer yo me encargo de limpiar la nevera, si te sientes capaz eh, si no puedes no te preocupes — dice a mi espaldas y asisto sin siquiera mirarle.

Continuamos con la limpieza. Sigo la línea por donde el estaba barriendo y muevo sillas para quitar el polvo que hay debajo de la mesa. Luego me dirijo a la sala y empiezo a barrer allí, empujo los muebles y barro todo el espacio.

Me dirijo al pasillo cuando escucho su risa detrás de mi, me detengo a medio camino y me giro lentamente.

—¿De qué te ríes?

—Tampoco sabes barrer —niega con desaprobación.

—Estoy haciéndolo, ¿acaso no lo ves? 

—Lo estas haciendo mal.

Frunzo las cejas.

—Claro que no.

—Tienes que barrer parejo — cruza los brazos debajo de su pecho, ¡aleja tu mirada de allí! — No salteado — se acerca y me quita la escoba de la mano — mira y aprende — vuelve al comedor donde ya había barrido — Si empiezas aquí tienes que ir corrido hasta la sala — explica con una sonrisa sabionda, ruedo los ojos —. Llegas aquí y la dejas cerca de la entrada —me hace una seña con la mano para que lo siga y ruedo los ojos con fastidio caminando detrás de él.

Hago ademanes con las manos como si quiera aplastar su cabezota, sonrío falsamente cuando se gira.

—Aquí puedes empezar y seguir hasta la cocina, la barres y después la reúnes en la entrada principal con la que dejé allá — me regresa la escoba —. Casi termino con la nevera — me deja en el pasillo y con mucha flojera empiezo.

Hago caso a su indicaciones y llevo el montón de polvo hasta la cocina, ahí se encontraba él, lavando los vasos usados y bebiendo una cerveza. Dudo en ingresar con estando allí, pues es el espacio es reducido.

—¿Me das permiso?

—No.

Descuelgo los hombros.

—¿Y como quieres que...?— me de la espalda y respiro profundo para no estresarme.

Ingreso a la cocina y me sonríe malicioso cuando hacemos contacto. El muy hijo de su mamá detiene lo que esta haciendo para mirarme. Se recuesta en el buró y cruza los brazos con la visa clavada en mi.

—¡Que insoportable eres! — me exaspero—. ¡¿Quieres dejarme en paz?!

—Solo me aseguro que lo estés haciendo bien para no tener que repetírtelo otra vez, infiltrada —me aguanto sacarle los dedos del medio y sigo sacando el polvo con su ojos enterrados en mi.

Luego de tener al vigilante tatuado en mi nuca, finalmente terminamos de asear la casa. Por suerte lance tiene detergentes hipoalargenicos y no hay problema que sufra una crisis. Aproveché de ordenar un poco mi habitación y me encerré en el baño a ducharme y quitarme el sudor. 

Estoy calzándome los zapatos cuando escucho voces al fondo. Era la voz del señor Andrew y dos mujeres, una mas joven que la otra. Me pongo de pie y me paro frente al espejo. Hoy me voy a encontrar con Taeh-oh quedamos en vernos y quiero verme bien.

Ese asiático siempre luce impecable y yo siempre ando como la loca del metro.

Me coloqué un pantalón jean holgado que se sujeta a mi cintura y una blusa de tiras gruesas color negro. Le colgué una linda cadenita de mariposa que me regaló mi tía Nix y en el cabello  me hice unas trenzas militares.

Cierro la puerta detrás de mi y las voces de las dos mujeres se hacen mas clara a medida que me acerco. El señor Andrew tiene sentadas a los mujeres que dan espaldas al pasillo y levanta la vista al percatarse de mi, sonríe abiertamente y se acerca apresurado a darme un abrazo muy tierno.

—Hola hija.

—Hola— digo, perdida en su sonrisa, este señor en sus tiempos debió ser un papichulo, es demasiado hermoso y su sonrisa me mata.

—Te quiero presentar a alguien —anuncia animado y me lleva hasta el mueble feo en el que lance uso aquella vez...

Repugnante.

Cuatro ojos azules me miran fijamente y me dedican una amistosa sonrisa. El señor Andrew dice mal mi nombre al momento de presentarnos y dice correctamente el de su chica — que se veía bastante joven — Raven se llama y su hija, que parece de mi edad Alynna, ambas son preciosas y me llama la atención el color de sus cabello. Un rojo intenso y brillante, perfectamente cuidado. Parecen rusas. Sus rostros se ve de porcelana. Pálidos y sin ninguna imperfección.

Juro que no parecían reales, su aspecto nórdico me impactó tanto que me siento acomplejada un poco.

Cuando Lance aparece junto a nosotros, la chica llamada Alynna sonríe de una manera y se levanta a recibirlo. Antes que se abrazaran. Él la rastreó de arriba abajo con cierta lujuria y solo ver la manera como se la comía con la mirada, me ardió el pecho.

—¿Cómo has estado? — se preguntan y aparto la vista  cuando Lance levanta la cara y clava sus ojos en mi dirección.

—¿Vas a salir mi niña? — le dedico una sonrisa a la madre de Alynna  y me vuelvo hacia el señor Andrew que está a mi lado.

—Si.

—Te ves bien —le dice ella, me abstengo de mirar, no estoy soportando esto y menos en como Lance la miró.

—Tu has cambiado — contesta él, muy fascinado.

Que no te afecte, que no te afecte. Recuerda es un mujeriego, un mujeriego, ya lo había visto, no te sientas celosa y menos mal.

—Luego de la reunión me vienen a buscar — anuncio y comparto mi mirada con ambos, ignorando la risita de la pelirroja a poco metros.

Se ríe como mensa.

—¿Quién mi niña? — siento que me miran y descubro que es Lance, mi corazón se exalta y bajo la vista hacia mis manos —. Con Tae-oh — contesto.

—¿Y no estás saliendo con Liam?

—Andrew que son esas preguntas — interfiere Raven apenada, el señor viejo sabroso se disculpa con una sonrisa —. Si te tienes que ir no te preocupes reina, anda y diviértete con el joven.

—Todavía no me voy — digo mirándola agradecida y resisto el impulso de mirar que están haciendo ese par que no dejan de reír en especial ella.

Que tiene una risa como la novia de Chandler en la serie de Friends.

—Solo estoy anunciando.

Ambos asisten.

El señor Andrew nos invita a la mesa. Le sigo los pasos ignorando las risas y los murmullos. La mesa es de cuatro puesto y la pelirroja arrastra a lance con ella y ocupan las dos sillas que faltan dejándome por fuera. 

—No se preocupen —digo forzando una sonrisa cuando el señor Andrew me mira preocupado, Alynna baja la cabeza y Lance le lanza una mirada fría—.Me siento allá —señalo la barra.

—Puedes traer un taburete — sugiere el señor Andrew, queriendo solucionar pero me niego manteniendo mi sonrisa fingida.

—Estaré bien — giro sobre mis pies y borro mi sonrisa falsa mientras me dirijo a la barra.

Me coloco detrás de está y saco mi teléfono. El señor Andrew empieza a sacar conversa y lo hace en voz alta para que lo escuche. Me quiero ir y encontrarme con Tae-oh. Me siento incómoda. Por más que el señor Andrew se esfuerce por integrarme hay alguien quien no quiere que esté y está vez no se trata de Lance, si no de Alynna, la pelirroja que no deja de acercarse a él de manera coqueta. Ella lleva un vestido de esos licrados que se adaptan al cuerpo, con un escote que no queda nada para la imaginación. Habla solo para ellos y aunque a mi no me interesa que estupideces esta diciendo, es de mal gusto lo que hace.

Lance se levanta de la silla y sale junto a Alynna quien se le pegó y desparecen por unos minutos. Cuando regresan  traen comida y una botella grande de champan, lo llevan hasta la mesa y lo reparten. Me niego a comer y solo a beber, una copa. Todo parece transcurrir lento y tengo ansias de irme. Ya no soporto ver como esta mujer se le inclina a lance de manera provocadora y este parece muy feliz de verla sus atributos.

Descarado.

—Antes de comer quiero darles un anuncio — Andrew se pone de pie y sonríe a todos en especial a Raven quien tiene toda su atención—. Los reuní aquí para decirles que esta mujer y yo nos vamos a casar.

El vino que pasaba por mi garganta se atasca y me atraganto en silencio, nadie se percata que me estoy muriendo, bueno al parece uno, Lance quien giró en mi dirección en el momento que su tío habló, fue instantáneo y pude ver como me sonrió.

Hijo de su mamá.

—¿Y cuándo es la boda? —pregunta intencional, agrandando su sonrisa.

—Sabia que te ibas a poner feliz hijo.

—Demasiado feliz tío — deja escapar un corta carcajada.

—Es dentro de dos meses — el señor andrew aprueba con raven quien asiste y lo abraza, se ven tan enamorados, me recuerdan a mis papas cuando celebran el día que se casaron—.Será una boda sencilla entre la familia y algunos amigos. 

—Felicidades tío — lance lo abraza y me levanto del taburete para ir a felicitar a la pareja. Primero a Raven y después a mi viejo sabroso.

Lo he perdido.

—Gracias hija —me dice dulcemente.

Brindamos con champan tocando las copas y no sé fue si coincidencia pero al momento de beber Lance y yo compartimos nuestras miradas.

Eso enciende mis alarmas.

¿Qué significo esto?

¿Será que si vio el vídeo?

Espero que solo casualidad y no lo que estoy pensando.

—Ha sido un gusto —digo dejando la linda copa y miro la pantalla de mi teléfono—. Tengo que irme. Felicidades a los novios y les deseo lo mejor.

—Gracias —me dicen ambos y me despido con un abrazo, también lo hago con Alynna exceptuando el gesto de cariño y le hago un ademan con la mano a Lance como forma de despido. 

Estoy llamando el ascensor tocando el botón como si hundirlo varias veces hace que llegue mas rápido. Me siento furiosa y triste, también molesta conmigo misma.  Es ridículo y mis pensamientos igual. Hubo un momento donde quería tumbarla de la silla, agarrarla por el cabello y arrastrarla hasta sacarla del apartamento, lo mismo quería con él, quería apartarlos.

Y esto será todo el tiempo.

Lance no cambiará y así estuviese enamorado de mi —como tanto afirma Liam — no lo haría, los mujeriegos no cambian.

Abrazo a Tae-oh y lo hago por un largo rato. Tengo ganas de llorar, me siento frustrada y dolida, lo que mas necesito es el consuelo y el apoyo de alguien.

—Haré que te quites todo eso que te atormenta —me dice cuando me ayuda a subir a su coche —.Y si no funciona, lo seguiré intentado — sonrío agradecida.

—¿A dónde iremos?—pregunto curiosa secándome las lagrimas con el dorso de mi mano.

Le conté a tae-oh lo que ocurrió y saqué todo lo que tenia acumulado, juro que me sentí liberada pero no bien. Tengo la imagen de esos dos hablando cerca y como ese cabeza de mandril le miraba las tetas.

—Donde tu quieras baby —río y me recuesto en su hombro, Tae-oh acaricia mi mejilla —.Tenia pensado llevarte a cenar y luego ir a los bolos un rato.

—Me parece buena idea.

—¿Si lo quieres?

Asisto varias veces para confirmar.

Tae-oh tiene ese efecto que te distrae de cualquier dolor. Luego de cenar perritos calientes cerca de central park ingresamos a los bolos. Al mismo que fuimos la primera vez. El tiempo se ha ido entre risas, bromas y miradas cómplices. Vamos por la cuarta partida tae-oh ha ganado casi todas, no solo me estoy divirtiendo, tan bien estoy pasando pena con mis malas jugadas, pero me da igual, lo estoy disfrutando.

—Disculpen —interrumpe alguien la conversación de Tae-oh y yo, hicimos una pausa y fuimos por cerveza. Ambos alzamos la vista. Un jovencito como de unos dieciocho años o un poquito mas esta de pie frente a nosotros. 

—Hola —saludo amigable.

—Hola —sonríe tímido, es muy lindo y alto, parece deportista —Te he estado observando desde hace rato y me preguntaba si — siento mis ojos vibrar, oh no, no —. ¿Puedo unirme contigo al juego? bueno con ustedes.

Suspiro de alivio.

Por un segundo creí que me quería invitar a salir.

Es guapo y todo pero no salgo con menores que yo. 

Prefiero los mayores como Andrew o el mismísimo Tom Ellis con el que aspiro casarme o pedro pascal.

—Si claro —acepto y miro a Tae-oh para saber si esta de acuerdo.

—Y...— pasa la lengua por sus labios y mira en una dirección especifica —. ¿Mis amigos también pueden? — señala y en segundos somos rodeado de tres chicos iguales de altos a él, todos muy simpáticos. 

Vuelvo a mirar a Tae-oh.

Cinco minutos después de presentarnos empezamos a jugar. Los chicos lo hacían excelente mientras que yo daba tristeza, no era capaz de hacer un buen tiro y no sé que sucede, si la otra vez lo hacia bien.

Si sabes el problema no te hagas la tonta.

Si es por Lance y la tal Alynna.

Seguramente a esta hora deben estar haciendo el irrespetuoso en alguna parte.

Se supone que vine aquí a olvidarme de todo.

—Es tu turno — me animan los chicos con aplausos y me cubro la cara de la pena cuando veo el marcador, sin embargo ellos les da igual.

Me coloco en posición y a punto los pinos, todos esos empiezan a transformarse a la pelirroja antipática y sacudo la cabeza.

Suelto una risita inesperada.

¿Alguien ve lo mismo que yo?

Parpadeo varias veces y su cara de porcelana sigue allí. Frunzo las cejas enojada viendo su cara y lanzo la bola con todas mis fuerzas. Esta no se descarrila en ningún momento y le pego a todas las alynnas de un solo tiro.

Los cuatros jóvenes festejan conmigo felices como si hubiese ganado la partida, Taeh-oh se acerca y me felicita también con un abrazo que hace que los demás se aparten y vuelvan a rodearme cuando mi chico asiático se aleja.

—¿Otra partida?

—Otro día chicos — les digo luego de ver la hora en el teléfono y ellos ponen cara triste— cuando quieran cuadramos una salida, ¿si?

Los cuatro sonríen satisfechos y me comparten sus números. Uno de ellos llamado Dexter creó un grupo donde estamos incluidos el asiatico y yo. Para cuadrar para otra partida.

Hubo fotos y muchas más porque estos chicos vienen de Australia. Razón su belleza exótica.

Tae-oh y yo lo comentamos hasta llegar a casa. Su coche lo detiene justo al frente de la estructura del edificio y luego de apagar el motor del coche suspira.

—¿Cómo te sientes?— pregunta mirando fijamente.

Sin hablar lo abrazo y él entre risas dulce me rodea con sus brazos cálidos.

—Muchas gracias Tae-oh — el chico asiático sonríe comprensivo y lleva una mano a mi mejilla.

—Sabes que cuentas conmigo siempre, ¿eh? — susurra con cariño y asisto, resisto las ganas de llorar y bloqueo cualquier pensamiento hiriente de mi mente — para lo que sea — vuelvo a sentir y me lanza unas palabras coreanas que me desconcentra unos mini segundos.

—¡Mañana voy tu partido! — digo animada y él no lo parece tanto, mis hombros decaen.

—Estamos casi descalificados — me llevo una mano al pecho — .Es el peor equipo de la liga y no quiero sonar sobresalido pero no puedo hacerlo todo solo. Esos idiotas no están allí para querer ganar. Solo lo hacen para atraer la atención de la chicas.

¡Para de pensar en Lance!

—Seria genial conseguir buenos jugadores — opino.

—Créeme que lo he intentado pero no es tan fácil— hago una mueca desanimada —.Te acompaño hasta la entrada.

En el ascensor mantuvimos riéndonos, recordando cosas de niños y las risas no se detuvieron hasta que llegamos a la puerta del apartamento.

Otra vez bloqueo mis pensamientos y sonrío a Tae-oh cuando me hace una inclinación. Hago lo mismo exagerando un poco y nos despedimos con un beso al estilo americano.

Tae-oh se asegura que esté dentro. Antes de ingresar me aseguro de encender primero las luces de la sala. Todo estaba en completa oscuridad y para prevenir un ataque de pánico, hago esto, parezco una loca pero primero lo primero.

Cierro la puerta con cuidado sin hacer el menor ruido y enciendo la luz del teléfono. Aquí tengo que correr después que apague la de la sala. Esta es la parte fea.

Respiro hondo y la cuenta de tres, apago las luces y corro como Bolt sin mirar atrás y paso a mi habitación.

Me doy en la cabeza y me reprendo a misma.

Otra día sin colocar el bombillo.

Camino apresurada hasta la mesita de noche y enciendo la lámpara. Cuando rodeo la cama para encender la otra, la puerta de mi habitación se abre haciendo un estruendo.

Pego un brinco seguido de un grito. El teléfono se cae al suelo juntos las llaves. Me llevo las manos al pecho y giro con la respiración entre cortada.

—¡¿Que te pasa?! —reclamo furiosa a Lance — ¡¿Estas loco?! ¡Casi me matas! —respiro hondo —. ¡¿Por qué entras así?!

—Es mi casa.

—¡¿Y eso te da derecho de entrar de esa manera?!

—Si — responde odioso, guardando las mano en los bolsillos—.Tu solo eres una visitante y no puedes entrar las veces que quieras.

—Pero es mi privacidad — recalco, enojada — ¿Qué quieres? Si entraste así debe ser por algo ¿no? O me vas reclamar porque llegué tarde —cruzo los brazos y al parecer le atino porque apartó la mirada.

—Tu no puedes llegar aquí a la hora que te venga en gana —dice volviendo hacia mi—.Estás en casa ajena.

—Tu también lo haces —lo enfrento—No seas cara dura y vete de aquí, me voy cambiar— le doy la espalda y enciendo la luz de la lámpara, recojo el teléfono que se había caído y suelto un grito cuando me giro y Lance me sorprende acorralándome contra la pared.

—Cámbiate, total ya te he visto desnuda, nada me impresiona —abro la boca ofendida, hijo de su madre. Levanto el brazo para responderle con una chaqueta y me detiene por la muñeca, lo intento con el otro y hace lo mismo dejándome indefensa —Eres el ser mas insoportable del mundo, parlanchina, odiosa, preguntona, despistada y la mas olvidadiza. Eres un puto grano en el culo y...— pausa y acorta la distancia entre los dos. Mi corazon se tiene dos latidos cuando su mirada intensa baja hasta mis labios—. Y no puedo creer que quiero besarte, a ti, la mas insufrible de las mujeres.

—Mira cabeza de mandril tu no me puedes echar de tu casa porque tu tío es el unico —Lance niega virando los ojos y me interrumpe chocando nuestros labios.

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Hola de nuevo <3

Lance besó a Melanie sobrio!!!

¡Alguien viva?

Espero que les haya gustado y nos vemos prontito.

Besoooos.











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