Capítulo 31
Holaa reinas <3 perdonen la demora pero aquí esta al finnnn. Espero me regalen muchos comentarios para poder seguir ustedes saben que eso me hace feliz y así se que les gusta esta historia :D perdonen los errores ortográficos los corregiré pronto. Gracias por esta aquí.
Disfruteeen
Melanie...
—Me voy a caer—digo por lo bajo, mi cuerpo empieza a encalambrase.
—Silencio.
—Se me durmieron las piernas Lance— le digo—. No las siento.
—Cállate por dios —murmura—.Si nos descubren iremos a la cárcel.
—Ahora son mis brazos —le informo aterrada—.Lance me voy a caer no siento los brazos —chillo por lo bajo, aterrada.
—No te muevas o no iremos los dos—dice justo detrás de mi.
—¿Qué ha-haces?
—Evitando que mueras—susurra sobre de mi oreja—que nos descubran — trago despacio cuando siento sus manos sostener mi cintura y su cuerpo pegarse al mío—.Por una vez en tu vida cierra esa boca parlanchina que tienes si no quieres ir presa.
¿Hablar?
¿Quién puede articular palabra en una situación como está?
Él está pegado a mi espalda y a mi culo plano. Puedo sentir todo, cuando digo todo, es literalmente todo. Su respiración agitada y los latidos de su corazón.
Los pasos de los policías se detienen justo debajo de nosotros. Piedras pequeñas y montículos de tierra caen sobre mi cabello. Lance protesta por lo bajo y pide que no me mueva a la vez que me aplasta con su anatomía dura.
Ay dios.
Transcurre los minutos. Solo escucho los policías hablar no puedo ver nada porque tengo los ojos cerrados. La tierra también me cayó en los ojos. Escucho un carro acercarse y dos puertas abrir y cerrarse. El miedo paraliza mi sangre, mi cuerpo comienza a temblar. Los policías insisten en seguir buscando.
—Cálmate infiltrada —me dice con una voz tranquilizadora—asumiré toda la culpa no te preocupes—murmura despacio y con mucha cautela, me sorprendo con lo que me dice.
¿Él me está protegiendo?
Los policías finalmente se rinden y deciden irse justo cuándo creí que nunca lo harían. Le pedí mentalmente a todos los santos habidos y por haber que nos librara de esto porque honestamente no quiero que ninguno de los dos vaya a la cárcel.
La sangre vuelve a fluir por mis venas y la tensión disminuye. Intento abrir los ojos pero la tierra sigue pegada a ellos.
—Voy a subir.
—Espera, espera, ¡espera!—digo desesperada.
—¿Qué pasa? —pregunta tardío.
—Tengo el cuerpo dormido. Eso pasa.
—¿Todo el cuerpo?
—Las piernas y los brazos, pero más que todo las piernas.
—Mueves los brazos, agítalos.
—¿Y si me caigo? —pregunto desconfiada, no veía nada, solo podía escuchar las olas que rompían a pocos metros de nosotros.
—Estoy aquí, no te dejaré caer. Mueve los brazos todo lo que puedas, tenemos que salir de aquí, es peligros.
—¿Y como vamos a subir?—pregunto cohibida de miedo mientras agito los brazos—.No veo por donde se pueda.
—Primero subo yo y después te ayudo —suena tan fácil —tienes que estar segura que tus brazos van estar bien, porque los vas a necesitar mientras me espera—suelto un gritito cuando me suelta la cintura—.Te sostendrás de esta rama.
—¿Es segura?
—Si, no te preocupes, esta tiene años aquí.
—Me parece que has hecho esto antes ¿eh?—me percato.
—Me parece que alguien es bien chismosa—suspiro y no comento nada, sigo moviendo los brazos hasta que empiezo a sentirlos. Lance me pasa la rama cuestionable y me abandona para subir.
Me sostengo firme de aquella rama, escucho como Lance gime mientras sube la pared. Aún tengo las piernas tensionadas, me duelen y estoy tratando que los calambres se intensifiquen.
Tengo dudas de salir de aquí, no creo que lance tenga la fuerza suficiente para alzarme cuando se que esta herido.
—Infiltrada.
—Lance no creo que esto sea seguro.
—Si se puede —niego con la cabeza—.Solo agárrate fuerte de mi.
—No vas a poder.
—¿Cómo que no?
—Estas herido — le recuerdo.
—Tengo la fuerza suficiente para sacarte de allí, solo tienes que levantar los brazos.
—No, no Lance, tengo miedo —manifiesto temerosa.
—Y que sugieres ¿eh?
—¿Llamamos a la policía? —suelta una sonora carcajada.
—Es sarcasmo ¿verdad? — no contesto, el terror y las dudas me tienen presa — Confía en mi infiltrada, no te dejare caer. Tengo la fuerza suficiente para sacarte de allí.
—¿Se-seguro?
—Si — suelto un sollozo y niego, ¿Quién rayos me mando venir para acá? me hubiese quedado tranquila en la habitación, cuestionándome sobre sus salidas misteriosa y no aquí, en este lugar en el que puedo perder la vida fácilmente —¿Infiltrada?
—Por favor no me dejes caer — me convenzo y lentamente estiro los brazos —Lance no me dejes caer.
—Solo dame tus manos y no abras los ojos, ¿bien? déjate llevar por mi.
—Bu-bueno — tanteo en medio de la oscuridad y reprimo un grito cuando consigo sus manos. Estas están sudadas —Lance...
—No piensen en esto —me dice rápidamente cuando se percata de lo que voy a decir — ya te tengo, relájate. Te voy a halar a la cuenta de tres. Si puedes ayúdame un poco ¿bueno? solo si puedes.
—No-no creo — estoy llorando de miedo.
—A la cuenta de tres.
—Lance—titubeo.
—Tres — murmura y empieza a halarme hacia arriba. Soy arrastrada varias metros. Un alivio recorre mi cuerpo al sentir que estoy en tierra firme. Tengo la cara llena de tierra y mi pijama también. Igual no me importa. Estoy a salvo.
Giro sobre mi eje quedando boca arriba. Me quejo durante varios segundos, me ardía el pecho, el estomago, las rodillas, creo que hasta la cara. Escucho pasos que se acercan, me siento tan adolorida que en estos momentos no me puedo mover.
—Seas quien seas aléjate de mi — digo lo mas amenazante que puedo — .Tengo un gas pimienta cerca y no dudare en usarlo ¿eh? — que no se note que estoy cagada — que no vea no quiere decir que no te sienta, es mas, tengo alguien que te puede hacer piña.
—¿Y como se llama lance rott?
—Si ese mismo.
—Ay caray tu voz es muy parecida a la de él — froto mis ojos y ahogo un grito, lance levanta una ceja cuando enfoco mi mirada en sus orbes verdes. Ignoremos que mi corazon acaba de saltar de mi pecho y que esa plano acaba de provocarme escalofríos en el cuerpo.
—Eres patética — niega con la cabeza con lamento con una dejo de sonrisa.
Deja de mirarlo, deja de mirarlo, me pido a misma cuando sus manos caen en sus caderas y el cabello le hace sombra a su rostro, cuando me analiza de pies a cabeza de una manera muy intimidante.
—Puedes levantarte — pregunta volviendo su atención en mi, disimulo esquivando su mirada penetrante y niego con la cabeza.
—Mis piernas siguen entumecidas pero si me ayudar a ponerme de pie...
—No necesitas moverlas.
—Bueno es lo que estoy diciendo.
—No infiltrada, debo...— alzo la vista cuando se corta así mismo —.Hacerle movimientos para que la sangre fluya.
—Ah.
Incomodidad en su máxima expresión.
—¿Cómo le hago? — inquiero ignorando lo que se viene a continuación, Lance sigue de pie cerca de mi y me mira por encima del hombro.
—Déjame a mi.
¿Queeee?
¿Él va a hacer los masajes?
No, no, no, no definitivamente no.
—Tranquilo puedo hacerlo sola, tu solo dime — él no me responde, camina cortos pasos hasta llegar a mis piernas medio muertas y se dobla de rodillas.
—Quiero irme a casa —dice sin mirarme, en tono serio—.No hagas mas difícil las cosas.
—No estoy haciendo difícil nada—replico.
—Negarte es una de ellas.
—¿Si no quiero que me toques?
—Te quedarás toda la noche aquí porque no te voy a esperar. Me duele todo el jodido cuerpo y solo quiero dormir —dice de malhumor—.Tu decides.
—Si te llegas a pasar...
—No tengo esas intenciones, créeme, serias la ultima mujer en mi vida que tocaría de otra manera —lo miro mal.
Es un idiota, ¿es en serio me gusta?
No puedo creerlo.
—¿Puedo? —consulta irritado al ver que me quedo callada.
—Si, si hazlo— contesto enfurruñada y me cruzo de brazos, mirando hacia arriba.
Para no morir de la vergüenza e incomodidad, llevo mi mente al pasado a mi antigua relación con el chico que consideraban el mas lindo de la escuela.
Él era lo mejor que había conocido porque sentía que me quería de verdad, que no era como los otros chicos, de verdad este no lo era. Todo iba bien antes que mi papa supiera que tenia novio, cuando lo llevé a casa para presentarlo. Jack se colocó tan sobre protector y tan paranoico que lo agobió tanto con su desconfianza que terminé rompiendo con él.
Yo lo quería, era mi primer novio, mi primera experiencia amorosa, mi primer ilusión, él era lo mas hermoso que haya conocido en mi vida. Todas las chicas lo querían, toda las chicas querían ligar con él y el unico ser que no le miraba ni los cordones, no me caía mal, solo que no me parecía interesante como todas creían. Hasta que un día, en sus practicas de futbol, él se me acercó y me preguntó si podía sostenerle el termo de agua.
A partir de ahí todo fluyo muy bien, fue una conexión increíble. Esas que parecen irrompibles. Creí que llegaríamos al matrimonio.
El día que rompimos fue tan doloroso, no quería separarme de él, lo amaba demasiado. Pero no quería que mi papá le hiciera daño, además él merecía una relación tranquila y no una donde todo fuera monitoreado.
—¿En que piensas? —la burbuja de pensamientos explota con su voz.
—En alguien—respondo sus manos ya están en mis piernas.
Trago en seco.
—¿Tae-oh?
Frunzo las cejas.
—¿Por qué asumes que es él?
—¿Y quien más?—se mofa de mi mientras estira y dobla mi otra pierna, incapaz de enfrentarme —.Es el único idiota que anda detrás de una loca como tú.
—Ambos lo estamos y así nos queremos—suelto y se detiene bruscamente, mi pierna se pega con el suelo—. ¡Ay! ¡Ten cuidado! ¡Es mi pierna no la tuya!
—¿Te gusta?
—¿Ah?
—¿El k-pop te gusta? —frunzo las cejas.
¿Qué onda con su reacción?
¿Y por qué me pregunta eso?
¿A él que le importa?
¡Ah! ya sé
Seguro es para mofarse de mi. Así que no le contesto. Me pongo de pie como puedo y camino tambaleante sin saber que rumba tomar.
Aún así continúo como si supiera y por suerte logro regresar a la estructura vieja.
Lance me llama pero decido ignorarlo. Apresuro mi andar y cuando estoy acercándome a mi querido Víctor en el que reposa un mugroso gato, alguien me toma por el brazo y me arrincona contra una pared.
Mi cabello cubre mi rostro y no me deja ver quién me tiene apresada. Casi suelto un grito de ser porque reconozco su olor característico. Los ojos de Lance me miran fijos y se desvían hacia mis labios provocando emociones profundas. Quiero protestar pero sus manos en mi cintura y su cercanía me bloquean de una manera inexplicable.
Intento disimular; frunciendo las cejas y haciéndome la dura, la fuerte. Que no me estoy muriendo lentamente por dentro. Que me aterra y me derrite tenerlo cerquita de mi.
Oprimiendo cada expresión que se le parezca para que no sé de cuenta lo que me ocurre con él.
Lance quita la tierra de mi cara, de mi pómulos y del borde de mis labios con su dedo pulgar. Lo pasa de un lado a otro sin apartar la vista de ellos y vuelve a enfocar su atención en mi.
Trago despacio.
—¿Cómo haces? —pregunta en un tono molesto—.¿Que mierdas es lo que pasa? ¿Por qué todo es jodidamente diferente?
—¿De que-que hablas? —logro hablar pero no me contesta, su dedo sigue en mi labio inferior y lo aparto con mi mano con mucha dificultad.
—Dime que pasa, ¿por qué cada vez que tu?...—levanto las cejas sorprendida, lance se corta así mismo y se aleja bruscamente de mi con frustración. Lo observo mientras niega con la cabeza y las manos sobre su cintura —. ¿Por qué es tan distinto todo? ¡¿Que es lo que pasa?!
—¿Qué pasa de qué? — no entiendo que le pasa, a qué se debe tanta pregunta— . ¿Y que es lo pasa conmigo? — exijo saber — lance me mira sin ninguna expresión en su rostro y se echan a andar, dejándome con la palabra en la boca.
Lo sigo y le pido que me diga cuál es su problema conmigo y toma la madura decisión de ignórame. Ingresa de nuevo al establecimiento y cierra la puerta tirándola con mucha fuerza, el impacto me hizo saltar del susto.
Paso al interior de este horrible lugar por segunda vez. Reprimo un grito al percatarme que todo estaba en completa oscuridad.
—Ay no — exclamo con horror—. ¿Qué pasó con la luz? ¿Lance?
—Largo de aquí infiltrada — su voz hace eco, se siente al final del pasillo. — esto está muy oscuro.
—Búrlate, ¿eh? — me abrazo a misma atemorizada — piensa en algo lindo, pienso en algo lindo — me repito a mi misma —. ¿Cuánto tiempo te vas a tardar?
—No volveré al apartamento.
—Pero dijiste que querías irte a casa porque estabas cansado y te dolía el cuerpo — recito —¿ eres olvidadizo o que?
—Que cruz contigo dio mío— exclama exasperado.
—¿Y que vas hacer en este lugar y tan tarde? — una luz se entiende y penetra mis ojos crudamente.
—Lance—chillo.
—Quédate callada—su mano agarra la mía y sin ninguna explicación me arrastra con él por el feo pasillo.
—Lan...
—Shhh.
—Que..
—Voy apagar la linterna si no te callas —amenaza y guardo silencio. La oscuridad es tan abrumadora que me aferro a la mano de Lance y me pego más él—.¿Que-que haces?
Guardo silencio.
—Infiltrada—no contesto—. ¿Puedes responder?—se estresa ante mi silencio.
—Dijiste que no hablara.
—Dios mío— murmura, oprimo los labios con fuerza para no reír. Ja ja se molestó el niño —Puedes hablar en voz baja, ¿si?
—Bien.
—Responde.
—¿Qué cosa?
—¿Por qué me agarras? —pregunta pero no me aparta.
—Tengo miedo—confieso—.Está muy oscuro y tú linterna no ayuda mucho. Además es tétrico este lugar ¿no te parece?
—No—ruedo los ojos.
—Claro que si—insisto—.¿Qué era esto?
La pregunta queda en el aire. Lance vuelve a jalarme. Rodeamos el ring y llegamos a una puerta de color rojo.
Ingresamos lo que parece ser un vestidor. Por suerte este tiene luz. El olor a humedad atraviesa y mis pequeñas cosas nasales.
—Oh—respirar se vuelve difícil—.¿Que es este lugar?
Lance se aparta de mi y se dirige hacia uno de los lockers. Los detallo. Algunos están doblados y otros oxidados.
—Es un gimnasio.
—¿Es?—dudo.
Todas las paredes y el techo están en deterioro. Hay filtraciones y la pintura hace años que no le cambian. El piso de cemento, ese que es liso y de por sí resbaladizo. Tiene enormes agujeros desgastados por el tiempo.
—Funciona de día como un gimnasio para jóvenes promesas —cuenta y me parece poco creíble que un lugar tan abandonado como este sea apto para jovencitos y menos para niños.
—¿En serio?
—¿Lo cuestionas?
—¡Pues si!— me sincero, horrorizada ante tanto descuido—.Está horrible y cualquiera se puede enfermar con tanta humedad. Si no salen de una bronquitis o pulmonía es porque son de otro mundo. Además está alejado de la civilización y-y hay gente de mala vida...
—En el día es diferente—me interrumpe.
—¿Estas jugando?
Se desviste delante de mi sin importar que estoy sentada justo detrás de él.
¡Hijo de lucifer!
Admiro su espalda desde la nuca hasta su cintura, sin poder evitarlo, sin poder resistirme a mis impulsos femeninos y sus encantos.
—No—dice, ya no lo veo, estoy mirando la figura que tiene la pared. Parece un payaso —.Cuando los niños están aquí, es otro ambiente. Solo que al lugar le hace falta un retoque.
—Uno—me río con ironía—.Tumbarlo y volverlo a construir nada más.
—Es lo que hay infiltrada —dice sin importancia—.El lugar es gratis y muchos aprovechan esta oportunidad.
No me parece, el hecho que sea gratis no significa que deba estar en estas terribles condiciones.
¿Qué hay de sus papás?
¿Acaso no perciben el olor terrible que rodea?
—¿Y el dueño?— lo miro ante su silencio—.¿Lance?
—No lo sé—contesta malhumorado y se vuelve hacia mi con algo cargado en sus manos. Son tubos y me parecen que son cremas.
Ehh.
¿Para quien son?
Para ti tarada, ¿para quien mas?
¿Y que va hacer con esas cremas?
Lance se sienta en frente de mi y la banca se tambalea. En silencio llena sus dedos de crema y lo detengo en seco cuando acerca su mano hacia mi.
—¿Qué pretendes?
—Estas herida — dice —Tu cara tiene rasguños y supongo que tus brazos también. Esto ayuda a bajar la hinchazón—. Tanto fue el impacto que no me percato que tiene sus pómulos y barbilla llena.
Pero sus nudillos no.
—¿Te arden?
Niego.
—La-la verdad no siento nada —confieso, tengo las pulsaciones a mil otra vez, dios mío, quisiera que se esfumaran. ¿Por que no puedo estar tranquila cuando él esta cerca? quisiera sentir lo mismo por tae-oh.
—Déjame echarte ¿puedo? — mi cabeza hace corto circuito y me deja en blanco. Él nota mi actitud y deja caer los hombros con cansancio—.¿Que?
Alcanzo mi mano hasta su frente y rueda los ojos.
—No tienes fiebre — me arriesgo a tocar su cuello, siento que se tensa bajo mi toque —Solo estoy inspeccionando para ver si no tienes algo —le digo aburrida y aparto las manos de su suave cuello. Lance las mira por varios segundos y vuelve su mirada hacia mi.
—¿Cómo le haces?
—¿Que?—pregunto ladeando el cuello confundida.
Lance hace una negación con la cabeza dejándome otra vez con incertidumbre y sin mi autorización estira el brazo y me unta la crema en el pómulo derecho la acción me toma desprevenida y me hace saltar en el sitio. El chico tinta al parecer ni lo nota porque sigue como si nada o esta fingiendo. Porque el sonido que hizo el banco cuando salté se oyó en corea.
Trato de no hacer contacto visual. Tengo la mirada puesta en los casilleros feos y oxidados que están a sus espaldas. Distraigo mi mente para no dejarme llevar por los impulsos. Tarareo una canción para no morir de la incomodidad y sus movimientos se detienen. Dejo de tararear You Will My heart y levanto la vista hacia él.
El chico tinta parece estar en un especie de trance porque sus manos quedaron en el aire y la mirada perdida a la nada. Fueron fracciones de segundos que se queda de esa manera cuando vuelva en si.
Otra vez esa actitud y con esa canción, es la segunda vez que la canto y es la segunda vez que actúa de esa manera.
Es como si esa canción tuviera un efecto en él.
—Termina tu—me entrega los tubos de crema un poco brusco y se coloca de pie. Miro hacia mis manos—.Espera aquí, ahorita regreso.
Sacudo la cabeza y giro hacia él con las cremas en las manos. Lance guarda todo en un pequeño maletín con rudeza.
—¿A-a dónde vas? —me angustio.
—Quédate aquí.
Aprieto las cremas en mis manos y me pongo de pie enseguida.
—¿Estas loco?
—Hay luz— señala los bombillos y niego rotundamente, estos parecen que en cualquier momento van a dejar de funcionar.
—¿Y qué vas hacer? — titubeo temerosa, imaginando cosas feas.
Me mira y se monta la mochilas en el hombro.
—Voy a buscar algo
—Lance — le suplico—.Te prometo que me quedaré callada y no haré ningún tipo de preguntas.
—No infiltrada.
—Por favor — uno las manos, aplastando las cremas con ellas—No me dejes sola, ¿Qué tan confiable es ese bombillo? ¿Cuánto tiempo tiene? — veo como se prensa el puente de su nariz —. ¿Es de buena marca? porque si compraron los baratos no duran nada...
—¡Bien!—exclama irritado y hundo los labios—irás conmigo pero te pido que lo que veas no le cuentes—advierte con seriedad—.Nadie sabe esto.
—¿Y tu tío?
—Nadie—repite.
—Bueno ya entendí — cruzo los brazos y ladeo la cabeza intrigada —Pero por qué lo...— hundo los labios ante su mirada fulminante—.Me callo.
Sin avisarme comienza a caminar y voy detrás de él como un perrito. El abre una puerta y me deja espacio para que pase.
Otro pasillo.
Este era corto y llevaba a un cuarto. Lance empuja otra puerta que está cada vez peor y paso. Está es un oficina o que aparenta ser una porque solo hay un escritorio de metal oxidado, una biblioteca vacía, un ventilador deteriorado y un archivo, es lo único mejorcito que hay.
—Soy yo —dice Lance y la biblioteca se mueve. Miro al chico tinta asustada, él está allí mirando en esa dirección como si estuviera esperando que alguien saliera de allí.
—Rott —giro mi cuello y veo como un hombre no más de cuarenta años, sale de la parte de atrás de la biblioteca.
—Vine por lo mío.
—Por un segundo creí que era la maldita policía —comenta alivio y fija sus ojos en mi.
No me gusta.
—¿Y quien es ella?—hago una mueca asco cuando me repasa de arriba abajo.
—¿Dónde está lo mío?
—Espera— dice el hombre sin dejar de mirarme —. Déjame deleitar. ¿Cómo le haces? ¿Cómo haces para que las chicas más guapas de chupen el pene?
—Puedes darme el dinero tengo prisa— el tipo llamado robin sonríe de manera cómplice que me da repulsión, se pierde de vista unos segundos y pone sobre el escritorio horrible, una bolsa negra.
Lance lo toma y el tipo fija su mirada de nuevo en mi, me incomoda y para sentirme protegida me pongo cerca del chico tinta quien esta contando los billetes.
—¿Tu apostaste preciosa?— siento frio en el estomago, lance deja de pasar los billetes y me mira.
—Eh — me atrapan los nervios.
—¿Apostaste, infiltrada?—pregunta en un tono sorprendido el marsupial.
—No-no fue tanto —admito y el que se lo lleva la muerte el tal robin, quien no tiene mal físico, tiene un aire de brad pitt pero un brad pitt disecado llevado por el cigarro —.Una tontería.
—Una tontería que puede transformarse algo mejor —alude el robin—. ¿Cuánto fue?
—50 dólares.
El brad pitt disecado retiene una sonrisa y no se aguanta cuando le confieso a quien fue que elegí.
—Jamás habían apostado tanto por ti, rott—las carcajadas que el tipo se mandan provocan en mi cierta gracia.
—Muchas gracias —reclama lance ofendido.
—Te juro que no sabia quien demonios era la bestia, yo solo dije el mejor y la chicas de afuera me dijo tu apodo, es la primera vez que entro a este lugar —me excuso, mientras las risas de robin no se detiene y me hacen reír de buena manera y al marsupial también.
Oh por dioooos
¡Se esta riendo!
Y no de manera chocante o burlona, si no genuina.
—Esta muy bien para ser tu primera vez —adula el puro hueso, ya no me parece tan asqueroso, el semblante le cambió y el ambiente también —. La mayoría apuesta todo y después vienen aquí llorando que le devolvamos el dinero. Muy inteligente...
—Ismelda.
—Ismelda que nombre tan bonito —dice con sincero aprecio.
—Es de mi tatarabuela —él se ríe y delata que su nombre era también de su tatarabuelo.
—Genial —dice y me apunta —.Ella me ha caído súper bien.
—Es una patada en los huevos.
—Y tu grano en el cuatro letras —reviro con los puños, Robin se parte de risa.
—Puedes darle a...—le piso el pie con precipitación a lance —.Ismelda su dinero.
—Por supuesto — accede con agrado y me da en una bolsa pequeña, después de contar mi recompensa—. Eran quinientos dólares pero como me has caído tan bien te regalé trescientos mas. Pero no le cuentes a nadie esto ha sido una excepción por el buen momento que me has dado.
—¿A cambio de qué? —inquiere lance desconfiado y robin sube la mirada hacia él.
—De haberme hecho reír, de alegrarme la noche —le dice y no veo que sea mentita, se escucha sincero, sin embargo el chico tinta no lo ve así y le recalca lo que hace unos minutos hizo —Nunca habías traído a nadie parecido—Y uno tiende a confundirse—dirige su vista hacia mi —.Disculpa cielo si te causé alguna incomodidad. Este bastardo solo trae mujeres aquí que son...tu sabes.
Asiento mas que entendido, mientras una llama se enciende en mi interior la cual ignoro mirando la bolsita.
—Y tranquila isme ese regalo te lo di sin ninguna otra intención ¿eh? —levanto la vista —.Y tu animal no vuelvas a traerla.
—Ella se vino sola—se excusa, lo miro con los entrecerrados y robin suspira —.Me siguió.
—Como haya sido — lance me mira de reojo —.No debe volver. sabes lo peligroso que se vuelve muchas veces.
—Si lo se solo que alguien aquí no aguanta la curiosidad — sonrío a robin con inocencia y el carcajea — no es mi culpa y ella esta grande para asumir lo que hace.
—Es mejor que no vuelvas —me pide el chico zombie con compresión — ¿Si?
—Con lo que viví no lo hago mas — digo segura.
—Llévatela de aquí —demanda el chico fosil — la policía puede volver — lance asiste y me despido de él haciendo un ademan con la mano.
—Adiós isme y no vuelvas.
—Mas nunca.
—Lance — por el tono de voz me parece que van a hablar en privado, hago una mueca de horror de solo pensar que estaré en el pasillo feo.
—Espérame afuera—sin miramientos el chico tinta me da su teléfono y me saca de la oficina y cierra la puerta detrás de mi. Me estremezco de miedo al ver que esta oscuro y me pego a la puerta.
Piensa en algo lindo, piensa en algo lindo.
Lance aparece justo cuando estoy teniendo un ataque de pánico. Siento un poco de alivio sin embargo no es suficiente. Tengo que salir de este lugar. El chico tinta no se percata de ello si no hasta que salimos del establecimiento.
—Oye solo fue un par de minutos —me dice para tranquilizarme pero estoy temblando. Tal vez para él sean minutos pero para mi son horas.
—Fue horrible —le digo abrazada a mi misma con la cabeza clavada en el piso. Todo se vuelve silenciosos hasta que su garganta se aclara y me dice algo que me acelera profundamente mi corazon.
—Si todavía sientes miedo. Puedes ocupar mi habitación — su mirada apenas mantiene la mía, lo miro incrédula — lo digo porque como no has puesto los bombillos y... joder. Solo duerme en el sofá cama si...tu sabes — arranca y me quedo en el sitio procesando todo.
Puedo negarme pero juro que en estos momentos es lo que menos quiero y se que con esta experiencia las luces de las lámparas no me van ayudar.
Despabilo al sentirme sola. Corro por donde va él, quien me espera dentro de su coche. Cuando me subo lo primero que me dice es que mañana vendremos por mi coche. Apenada le digo que no hay problema que le diré a tae-oh que me acompañé y eso extrañamente lo molesta.
—¿Por qué lo involucras en todo?— siento un aire de reclamo—. ¿No puedes hacer nada sin él?
—Es mi amigo.
—¿Y no crees que tiene cosas importantes que hacer?
—Bueno si no puede le digo a Liam — veo que va a decir algo pero se guarda, se queda meditando unos segundos y después me mira.
—Haz lo quieras.
—¿Por qué te enojas?—pregunto incomprendida — ¿quieres que vaya contigo?— va a hablar pero no lo dejo— .¿Quién te entiende? me dices que me quieres lejos y cuando lo hago te enojas.
—Haz lo que quieras —repite — solo no le cuentes nada de esto a nadie. Si te pregunta que hace tu carro en un lugar como este, sabrás tu que decir.
Ruedo los ojos con fastidio y niego impotente, lamentablemente el cabezón tiene razón. Ellos me van a preguntar directamente que hace mi coche aquí.
—¡Bien!— acepto resignada y me muestro molesta —mañana me acompañas.
Guarda silencio.
—¿Lance?
—Si te escuche —dice al fin y después de esas ultimas palabras no decimos nada en todo el regreso al apartamento. Lo mismo ocurre en el ascensor, él por un lado y yo por el otro en pleno silencio.
Cuando entro a la habitación a cambiarme, dejo la puerta abierta y entro al baño, allí me cambio en un santiamén. Aprovecho para echarme la crema que él me presto. Tenia raspones en los brazos, en las rodillas y el abdomen. Cuando estoy lista voy por mis almohadones, mi cobija, mi peluche Mike y mi teléfono.
—¿Por que tantas almohadas?
—Me gustan —hace una negación y caminamos a la par, me espero que encienda las luces.
—No toques nada—me advierte antes de encerrarse en el baño y dejarme sola.
Tengo curiosidad, igual no me voy a arriesgar, es una suerte que me haya dado acceso a su cueva.
Acomodo los almohadones alrededor y me dejo caer, suelto varios quejitos. Todo mi cuerpo duele. Cuando me estoy arropando Lance sale del baño y me lanza una mirada fugaz que me hizo temblar pero no de miedo y sigue de largo hasta su cama perfectamente ordenada.
Sin decir una palabra manda apagar las luces con un aplauso y deja encendidas las amarillas, las de manguera que están incrustadas en las orillas de las paredes.
—Buenas noches —le digo y no me contesta, me hago la desentendida y busco en mi teléfono la aplicación de Disney, busco mi película favorita y me coloco los audífonos. Me coloco de medio de lado lo cual fue un error porque me dolió todo y adquiero un posición cómoda para ver Luca.
Suspiro y me concentro.
Todo esta bien meli, ese muñeco no aparecerá. Estas acompañada y tienes luz.
—Buenas noches infiltrada—responde y no sé por que sonrío.
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