Capítulo 15

Lance  Rott....

Dibujar es algo que siempre me ha traído paz y me distrae de todo. Igual que escuchar música pero desgraciadamente ninguna de mis terapias—por así decirlo—quita de la maldita imagen que tengo de la piojosa de mi cabeza.

¿Qué es lo que mierdas me está haciendo?

¿Por qué que algo que fue un accidente está resultando tan complicado?

Por dios.

He tenido mujeres a centímetros de mi cara y esto no me había ocurrido jamás. Que la imagen de una de ellas permanezca en mi cabeza como una estúpida fotografía, no había sucedido.

¿Y cómo es que pude detallar tanto en algo que solo duró segundos?

Pecas, pequeñas pecas en su nariz pequeña y el color de sus ojos. Un verde esmeralda que no había contemplado nunca. También sus pómulos rosados y sus...labios.

¿Cómo es posible?

Son solo labios, y de la chica más fea de la universidad. ¡¿Cómo es que siguen en mi mente?!

He querido platicar esto con alguien. Tengo que saber si es normal lo que me está pasando con la infiltrada. Si a alguien más le ha ocurrido lo mismo que a mí.

No sabría a quién.

A nada estuve de preguntarle a Rick. Pero ese hijo de puta sigue enojado conmigo porque dañe su negocio.

Maldito.

Me vale una mierda que no me hable. A las chicas se les trata bien. Si quieres tener sexo con ellas sedúcelas y trátalas como merecen. Se directo como hago yo.

Pero jamás juegues con su corazón, ¡Joder! Y menos las engañes. Tiene que ser jodido estar todo ilusionado con una persona y que te enteres que no era nada serio lo que vivieron cuando tú se lo hiciste creer.

A mí no me parece y no sé si fue porque mi papá a pesar de lo que mi mamá hizo —abandonarnos— jamás me habló mal de ella o de otra mujer.

Hizo exactamente lo contrario. Lo único que si me aconsejó fue que no me enamorara.

Si no quieres verte como yo, no te enamores. Si quieres estar con una mujer hazlo. Pero no involucres al corazón.

Eso es  lo que he hecho durante años y me ha ido bien. Salgo con la chica que me gusta o me cae bien. Pasamos unos minutos agradables, muy agradables y cero dramas. Ambos felices, extasiados y con la ilusión de llamarlas. Cosa que no hago. Luego de tener la experiencia con la hija de la pareja de mi tío, preferí no arriesgarme más.

Con una noche basta y sobra. Ellas lo saben aunque a veces se les olvida.

Lo prefiero así que apostar o crear una maldita lista mierda o como les gusta decirle el oráculo de las diosas para estar con una chica.

Es horrible.

—Hace días que no me visitas corazón—reclama mi abuela triste con su voz dulce—. ¿Todavía sigues con dolor de cabeza?

Mi cuello siente la presión de la manos de la infiltrada y está vez se siente más profundo cuando me volvió a tocar. Creí que me había dejado marcas porque la sensación sigue allí y por más que me reviso no veo nada.

En el hombro me ocurre lo mismo.

¿Está chica será normal?

¿Tendrá algún poder?

Ahora todo lo que hace o dice se queda grabado en mi mente.

Como cuando me defendió de los policías. Les dijo que era inocente eso me dejó descolocado.

En el grupo de la universidad —el cuál me salí hace tiempo—están diciendo que les pareció sospechoso que yo no haya asistido a clases después del asesinato de Mackenzie.

Louis es quien me informa de esto. A mí me vale lo qué pase en esta mugrosa universidad. Me vale lo que hagan los demás. Yo solo quiero graduarme y buscar a mi mamá.

—Abuela es que...—contemplo mis muñecas, allí  hay otra presión.

—¿Que, mi niño?

Sacudo la cabeza y vuelvo la vista hacia el espejo. Remojo los labios y reviso mis heridas.

—Tu sabes cómo es esto de la universidad—intento sonar lo más convincente posible—.Las tareas, los trabajos. He estado lleno y mi mente esta colapsada. Es el último año y todo parece más complicado.

—Eso nunca fue impedimento para que dejaras de visitarme, pero bueno. Yo comprendo— templo los labios con frustración, maldito David.

—Abue...

—¿Has comido bien mi niño?—pregunta preocupada.

—Si abuela me he alimentado bien—me pesa mentirle. Pero no quiero que se preocupe. Es una mujer ya mayor y necesita tranquilidad, no angustias y menos de un viejo como yo—.No te preocupes, ¿si? Solo quiero saber si tú estás bien.

—Feliz de oírte—se ríe tiernamente. Sonrío contagiado—.De hablar contigo, muchas cosas.

Sonrío de costado.

—A mi también abuela—se ríe suave—. Te pronto que estaré allí en cuanto me desocupe—digo chequeando mis hombros y mi pecho lastimado.

—No te preocupes mi niño—suelto un suspiro de alivio—.Mañana paso por allá.

Trago lento.

—No es necesario abuela...

—¿Crees que por que soy una vieja de noventa años no me puedo mover?—suena indignada.

Mierda, mierda.

—Abu la cuidad es peligrosa.

—Ay hijo—se ríe—.¿Peligro? Esto no se compara a lo que yo tuve que vivir hace años. Si no puedes visitarme no te preocupes que a mí no me molesta para nada ir hasta allá.

—Me preocupas—dije honestamente, imaginando que algo le pueda ocurrir. Trato de convencerla de que lo mejor que es que yo la visite sin embargo no pude lograrlo.

Mañana viene y estoy asustado, en pocas palabras cagado. Primero por ella claramente y segundo mi estado. Todavía sigo herido. Cubrirme con suéter puede funcionar y fingir que no me duele el culo.

¿Pero la cara?

Está hecha mierda.

Maquillaje...

He visto videos increíbles de mujeres que tienen imperfecciones y se las cubre con maquillaje y quedan como si no tuviesen nada.

Quizás funcione en mi.

La jodida pregunta es.

¿Dónde carajos consigo maquillaje?

Pateo el aire con frustración y me dejo caer sobre mi cómoda cama. Olvidando que aún me duele todo.

Suelto un grito en contra del colchón y me giro poco a poco soltando cortos jadeos. Haber corrido detrás de la infiltrada fue la peor idea que se me pudo ocurrir. Después de ese esfuerzo me duele hasta para respirar.

Me impresiona que pude sacar fuerzas para disimular cuando los agentes me visitaron. Ellos no dejaban de mirar mi cara. Obviamente me preguntaron que había ocurrido conmigo. Traté de no ponerme nervioso y actuar lo mas convincente posible.

Ojalá que me hayan creído.

Pasan varios minutos en lo que solo miro al techo cuando escucho a lo lejos mi teléfono móvil. Hago una mueca con irritación y lo ignoro, no tengo ganas de hablar con nadie.

Quiero sacar esto que tengo en mi cabeza y en mi cuerpo, mocosa infiltrada.

El teléfono vuelve a repicar con mas insistencia. Me cabreo y contesto sin molestarme en revisar quien me estaba jodiendo.

—¡¿Que?!

—¡Lance, amigo!—exclama la voz de Rick, ya había olvidado como se oía.

Estos días sin su presencia han sido lo mejor. Me di cuenta que lo soporto menos.

—¿Qué estás haciendo?—había música de fondo, casi no se le entendía.

Resoplo y no le contesto. Espero que suelte su mierda porque no ando de humor. No solo por la infiltrada, también por David. Que me dejó casi paralítico.

No puedo ver a mi abuela y he faltado a los putos entrenamientos.

—¿A qué no adivinas a quién me acabo de encontrar?—desafía, y sigo en silencio esperando que suelte cualquier estupidez—.¿Ya adivinaste?

—¿Ya no estás enojado conmigo la princesa?—pregunto, incapaz de quedarme callado—.Habla no tengo genio y menos tiempo para oír sus boberías.

—Estamos en paz—pide y frunzo las cejas— .¿Pudiste adivinar?

—Eres un imbécil—le digo pasando la mano por el cuello. Se ríe, y escucho como hace una pausa para beber—. Me rindo. ¿A quién encontraste?

—Te envío la foto—dice animado y me la envía enseguida sin esperar que yo le diera una respuesta. Despego el teléfono de mi cara para revisar el WhatsApp y me quedo en blanco al ver la imagen. Que hijo de puta—.¿La viste? hoy no se me escapa.-

—Eres un maldito.

—Un afortunado, dirás.

—Ella no va a ceder —le digo muy seguro—.No pierdas tu tiempo. Si no quieres quedar sin huevos es mejor que no lo hagas. 

—Tal vez ella no lo haga—pausa—.Pero mi amiga si. La tendré como una loca detrás de mi pene.

Me siento en el borde de la cama impactado y todo dentro de mi se paraliza. El dolor que tengo se me esfuma por completo y trato de hablar pero se me enreda la maldita lengua.

—Seré el primero en la lista antes que termine la semana.

—¡Eres un maldito psicópata!—aprieto los puños con fuerza cuando se ríe—.Eres maldito cobarde. Eres un asco. Una mierda.

—Un digno— la ira comienzan a subir me hasta llegar a mi cuello—. Le quiero morder esas tetas y lamer....

Alejo el teléfono y rápidamente rastreo su ubicación. Le tomo un captura al tenerla y me cambio rápidamente de ropa.

Maldito, maldito.

Sé que no es mi incumbencia y que ella es una adulta que puede defenderse sola. Pero la infiltrada no tiene idea de las crueles intenciones de este maldito al que hago llamar amigo y mierda sería también cruel de mi parte no ponerla en sobre aviso.

Ingreso al coche y enciendo el motor. Leo nuevamente la ubicación mientras cierro la puerta. Por suerte no es tan lejos. Solo espero no encontrarme con el puto tráfico.

Saco el coche del estacionamiento sin percatarme en mirar y acelero a fondo haciendo chillar los cauchos.

El recorrido me toma unos tres o cuatro minutos. Por suerte no hubo tráfico ni policías jodiendo. La ubicación me lleva a una zona no lujosa pero no era mal viviente como al principio creí.

Todo parecía tranquilo excepto por una casa a la que le brillaban prácticamente las ventanas y podías escuchar claramente la música.

Mis manos apretaron el volante hasta blanquear mis nudillos cuando diviso el coche de Rick.

En mi mente había un impulso de acelerar y volverlo mierda. Pero antes tengo que salvar a la bruja de sus garras.

Psicópata de mierda.

Espero no haber llegado tarde.

La puerta de la casa esta abierta. Ingreso  y comienzo a buscar. Las personas dentro de la casa se me quedan mirando. Habían como treinta. El lugar es estrecho y puedes percibir el olor de algunos.

También de otras cosas.

Algo están celebrando. Habían algunos que tenían disfraces. Aún falta para Halloween.

¿Qué clase de fiesta es está?

Sigo buscando. Hay unas escaleras y las subo en tres zancadas. Recuerdo cuando Matt Intentó tomarla a la fuerza y ella me pidió desesperadamente ayuda. Al principio creí que ella se estaba divirtiendo y me impactó de alguien tan pedante como ella. Hasta que me confesó que quería obligarla y me di cuenta. Que quizás no era así o tal vez. No quería estar con el baboso de Matt. Que si fuera una chica ni le escupiría.

Es mas feo que un carro por debajo  y se la tira de la gran mierda. Es antipático y ve a las mujeres como putas. Que su labor en el mundo es solo complacer al hombre, según sus pensamientos.

Reviso las habitaciones y no lo encuentro. Habían varias parejas divirtiéndose y otras volando alto. Bajo las escaleras, me detengo a contemplar. Una chica de cabello rojo sonríe como si me conociera al verme. Llevaba un top blanco y una mini falda. Su cabello era negro, liso y largo. Tenia grandes solos azules y labios carnosos.  

—¿Vamos a un lugar mas solo, guapo?—insinúa, su mano recorre mi pecho e intenta llegar a mi cuello pero la detengo.

Que directa.

Me encanta.

—Lo siento cariño, esta noche no—le digo, con lamento. Si no fuera porque la infiltrada esta en peligro no me negaría. Además me duele el culo y no creo que pueda aguantar la estocada y esta chica promete dejarme sin alma. 

Ella hace un puchero.

—¿Estas seguro?—muerde su labio y la miro embobado hasta que alguien distrae mi atención de su sexy boca.

—La bruja.

—¿Que?—bajo la vista. La chica que se me estaba insinuando me mira ofendida y le pido disculpas enseguida al darme cuenta lo que habia salido de mi boca. 

Ella no es bruja, la bruja es otra.

—Es alguien que vi—me despido con un beso en su mejilla—.Hasta pronto, cariño—digo con premura y corro detrás de la infiltrada. 

Ella parece apresurada porque camina rapidito. Estoy que le piso los talones. Puedo detallar su ropa y su cabello recogido en un moño alto.

Algunos rizos secos le salen por los lados. Se veía despeinada.

Creo que es su naturaleza, tener su cabello desordenado.

Se dirige hacia la cocina. La llamé varias veces pero no me escucha. Está en su mundo.

Cuando estamos dentro de la cocina contemplo en silencio se pone delante de la nevera. La abre y saca una jarra de color rosado. Mete asquerosamente la mano en ella y se la pasa por el cuello.

—Infiltrada.

—AHHHHHH—pega un brinco y la jarra cae aparatosamente al suelo. Sus manos llegan hasta su pecho. Pero no me mira. Empieza a soltar palabras sin sentido—.Ya estoy esquizofrénica. Escucho la voz de este marsupial en todas partes. 

¿Me dijo marsupial?

Espero que se gire y se de cuenta de mi presencia. No le lleva dos segundos para hacerlo y encontrarse conmigo. Sus ojos se abren a todo dar mientras yo la miro con cara de pocos amigos.

Marsupial sus pies.

—¡No puedo ser!—se agarra la cabeza—.Ahora tengo visiones, ¿Qué fue lo que tomé? primero este calor insoportable ahora esto— se queda viéndome fijamente—.Si eres real dímelo ahora.

Sacudo la cabeza.

—¿Ah?

—Si eres real dímelo ahoraaa—exige y se acerca peligrosamente. Contengo la respiración. Sus manos caen en mi cara y empieza a pellizcar mi nariz, mejillas y halar mi cabello. Trato de hablar pero no puedo su acercamiento me ha dejado sin habla—.Si eres real.

Ha estado bebiendo.

Su boca apesta a licor.

Joder esto podría tener consecuencias.

—Infiltrada—la aparto de mi por los hombros y la analizo de arriba abajo, no parece agitada—.¿Dónde esta Rick?

—¿Viniste a buscar a tu mujer?—dice con acidez. Suena enojada—.Allá lo dejé sin miembro viril. El abusador ese me quería besar. No le di mas porque ando viendo doble. Creo que le di en la bola derecha.

—No vine por él, vine por ti—se me sale decirle y la reacción de sorpresa invade su rostro, también el mío.

¡Mierda! Eso era lo que quería decir.

Yo no vine por ella. Vine para evitar que Rick le hiciera daño.

—Eh quiero decir—gruño, cuando balbuceo—Vine a advertirte de rick—le aclaro—.Está loco. Quiere cumplir el reto como sea, ¿Has recibido algo de él?

La tensión disminuye de mis hombros al contemplar como deja de verme con extrañeza y sorpresa.

—No, no he recibido nada de ese asqueroso mechas de trapo—un alivio recorre mi cuerpo y casi me río de su comentario pero resisto—.Si lo quieres ver. Está afuera. A lo mejor se está desangrando.

Niego.

—Solo vine a...

—¡Dios mío que caloor haceee!—exclama sofocada y desesperada. Se dirige a la nevera y abre la parte de arriba. Saca varios cubitos de hielo y los pasa por su frente y cuello.

Me llama la atención su actitud. El clima si está caluroso. Las temperaturas han subido un tanto más de lo normal pero hoy no están haciendo tanto calor.

—Hijo de lucifer—más hielo y entonces me doy cuenta.

¡Hijo de puta si lo hizo!

—Infiltrada—detallo, su rostro un poco alargado estaba brillante de sudor y sus mejillas teñidas de rojo.

—Creí que te habías ido a buscar a la nena esa—su suéter negro lo abanica contra ella—.Me estoy muriendo.

—Tenemos que irnos—ya está empezando a tener los efectos.

—¿Quienes?— frunce el cejo—.¿Tu y yo? 

—No, lucifer. Obvio que nosotros.

—Contigo no me voy ni de chiste.

—Estas borracha.

—¡Patrañas!—abre la nevera y se mete el cuerpo—. Si lo estuviera. Estaría cantando mis rolitas de Taylor Swift sobre la mesa. Cantando shake it off  a todo pulmón. Déjame en paz y ve a jugar con tus amiguitas al irrespetuoso. Gracias por la advertencia. Pero sé como poner en su lugar a cierto tipo de personas—dice con énfasis. Es por mi esas palabras.

—Igual nos vamos.

—Me rio de janeiro—ríe falsamente—.De aquí no me voy.

La gente no se percata de lo que ocurre. Solo dos o tres voltean a mirarnos. Alguien me llama y me giro con la infiltrada cargada en mi hombro. Mis ojos se sorprenden al ver a la bonita. Ella también estaba disfrazada.

—Geoooo, ayúdame.

—¿Qué pasa?—pregunta confundida.

—La llevo a casa.

Me golpea la espalda.

Respiro hondo.

Eso dolió.

Pero aguanto.

—Bajameee—chilla.

—¿Por-por que?

—No tengo tiempo para explicar pero ella debe estar en casa antes que saque a la bestia—la bonita me mira y niega sin entender. Me acerco hasta su oído y brevemente le explico lo que ha pasado.

Se lleva ambas manos a la boca y decide irse conmigo. No me opongo porque necesito que alguien me ayude.

—¿Geo no puedo creerlo, ¿De que lado estás? —protesta indignada—.Eres mi amiga. Tienes que apoyarme. No a éste. Él es el verdadero enemigo.

—Es por tu bien—le dice.

—¿Por mi bien?—brama—. Ayudaaaa. Me llevaaaan.

—¡Cállate infiltrada!—la zarandeo.

—¡ME SECUESTRAN!—por suerte nadie la escucha o sale a averiguar. Porque saben que la mayoría está tomada y algunos hacen escándalo.

Geo abre la puerta de la parte trasera y entre pataleos logro meter a la infiltrada. Recibo un par de puñetazos en el proceso pero lo dejo pasar. Azoto la puerta y sus gritos desaparecen.

Respiro hondo, abro la puerta y de nuevo escucho su voz penetrando mis oídos. La bonita intenta calmarla pero no es fácil. Está histérica, confundida y molesta.

—Cállala por favor—pido exasperado, viendo a Geo por medio del espejo retrovisor.

—¿Pueden bajar las ventanas?— pide, ninguno lo hace. Se enfurece—. ¿Acaso no tienen calor?

Dudo de su petición. Está alterada y no sé si es el efecto de la pastilla pero no creo que tenga tanto calor. Seguro es una trampa.

—Llegaremos pronto.

—Y mientras me muero de calor—mira a geo —. Por favor gordis, abre la ventana.

Le hago señas a Geo que no lo haga y ella me hace caso. Para que no empiece a gritar como loca y con el riesgo que un policía me detenga. Le bajo la temperatura del aire acondicionado.

Que resista un poco.

Los efectos surgieron como supuse. La infiltrada esta excitada, demasiado. Por suerte Geo la tiene abrazada su cuerpo me da la espalda mientras que yo observo desde una esquina del ascensor, asustado, vigilando que no se le escape.

Le suplica a la bonita que no le ocurra soltarla y yo le ruego exactamente lo mismo. Soy el único hombre en estos momentos y puede ocurrir lo impensable.

Jamás tendría sexo con ella.

Así mi vida dependa de ello.

Con todas menos con la infiltrada piojosa.

Pasamos a mi apartamento. Me alejo de la bestia y Geo pasa con ella aferrada.

Cierro la puerta y la conduzco por dónde debe ir. Les abro la puerta para que ingresen. Trato de no hacer ningún contacto.

Parece una loca desesperada.

Hago una negación al ver su habitación. Es un desastre total está chica. Sigue la misma ropa tirada en el suelo. Es la cuna del desorden andante.

¿Cómo no le da pena?

—¿Cuándo crees que se le acabará el efecto?

—Jamás he tomado de esa mierda así que no tengo idea—contesto, medio arreglando el desorden que tenía.

—¿Por qué Rick hace esto?—la voz de la bonita se corta y no puedo evitar sentirme avergonzado.

—Es un idiota—le digo después de una pausa—.Voy a mi cuarto. Cualquier urgencia me avisas, ¿vale?

—¿Y si llamamos un médico?— sugiere—.No podemos dejarla así sin que un profesional la vea. Llámalo ¿si? no quiero que le pase nada a mi amiga. 

El doctor revisó a la infiltrada y dijo que está todo bien. Que lo único que teníamos que esperar era que le bajara el efecto de la pastilla la cual tiene una duración de cuarenta y cinco minutos.

La dejé hace rato con su amiga y me fui a la mía. Geo no apartó sus ojos de mi cuando vio con claridad las heridas de mi rostro.  Creo que el susto no permitió detallarme. Antes que preguntara le dije que fue un intento de robo y me agarraron entre dos. Ella quedó convencida y luego de eso me encerré en mi habitación.

Estaba metido en mi mundo. Escuchando música clásica a volumen medio cuando siento pasos. Giro mi cuello y retiro los auriculares de mis orejas y mis ojos se abren en shock.

—¡¿Qué haces aquí?!—exclamo con el corazón acelerado. La infiltrada no dice nada y se acerca determinada a la cama. De un salto salta sobre mi regazo y delante de mi se quita el pijama.

Sonríe de lado a lado mostrando sus grandes dientes blancos y se acerca hasta quedar aun centímetro de mi rostro. Su cadera se fricciona con la mía para provocarme.

Intento hablar pero sus labios chocan con los míos y me lo impide. Me besa con desesperación mientras sigue frotándome contra mi.

—¿E-estas loca?—le digo alejándola de mi, respirando entre cortado viendo sus labios rosados e hinchados.—¡Vete de aquí!

No dice nada y sonríe maliciosa. La miro con el ceño fruncido e impongo fuerza sosteniendo sus hombros. Ella mueve sus caderas para desestabilizarme y la mínima perdida fuerza, logra apartar mis brazos y besarme de nuevo. 

Abro los ojos y me encuentro boca abajo sobre mi cama. Me pego contra el espaldar de mi cama sobre saltado y empiezo a mirar a todas partes.

¿Acabo de tener un sueño caliente con la infiltrada?

Esto no es posible. 

No puedo creer que esto me este pasando.

¿Qué es lo que me pasa con ella?

o

¿Qué es  lo que pasa conmigo?

¿A qué se debe todo esto?

Salto de la cama y me dirijo al baño. Me miro en el espejo pequeño que cuelga encima del lavamanos. Reviso mis pupilas, me tomo el pulso y reviso mi lengua.

Me pego en las mejillas y remarco mis labios con mis dedos.

Creo que me estoy volviendo loco.

-------

Hola, holaa✨✨✨✨

Graciaaaas por leer esta loca historia jajajaja.

Gracias por los comentarios y bueno seguir apoyándome!!

Les mando un abrazo grande.

Lance anda con sueños raro jajaja.

¿Qué les pareció?

Las amooo.






Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top