28: Descubriendo


"Hoy vi dos sombras negras pegadas a la pared. Me observaban, lo sé, pero traté de ignorarlos, no tardaron en desaparecer. Si le digo a mi mamá me tildará de loca otra vez. Yo sé que no estoy loca. Yo sé"


"La madre de mi padre causa tantos problemas a su matrimonio con mi mamá que creo que la odio. Está por hacer que terminen divorciándose, no es justo. Fuera como fuera, le he intenté hacer budú. Hice su cabeza con su narizota en plastilina y le clavé alfileres... resulta que funcionó, el dolor de cabeza no se le iba, así que tuve que parar. Ahora lo lamento."


Sonreí al ver que también había sido traviesa. A ese pequeño párrafo le seguían múltiples anotaciones de distinta índole, que al parecer había puesto ahí a lo largo de varios años.


"Hoy un ente me molestó en la ducha. Lo sentí claramente respirarme en la espalda, cuando volteé no estaba, así que empecé a mandarlo a la mierda, porque así dicen que se debe hacer. Lo vi cruzar a través de las cortinas del baño. Había echado seguro a la puerta así que nadie tenía por qué haber entrado, ahora no me cabe duda de que estas cosas me persiguen

Me han perseguido desde siempre."


"Me he dado cuenta de que hay una energía que dirige todo el universo, y que está también en cada uno. Estamos hechos de átomos, todos vibran a una frecuencia, las cosas que nos hacen mal vibran en frecuencias incompatibles. Tomando y pensando en esa energía divina que debe ser Dios, puedes curarte, y alejar las cosas malas. Quiero alejar a esos entes negros. Dios también es ciencia"


Salí a ver a los perros que estaban en la sala, llevaba el cuaderno a la mano.

—¿Me lo puedo llevar?

—Por supuesto.

Me senté en el sofá.

—Dicen que ustedes se comunican mediante sueños o señales...

—Así es. Intentamos advertirte también, no sé si lo notaste.

—Aah —medité al recordar de pronto uno de los sueños raros—. Imagino que ustedes eran mis padres en aquel sueño, en el que estaban sentados conmigo en la mesa. Tú —señalé a Sirio—, imagino que eras mi padre, por ser el más amargado.

Frunció el ceño. Quise reír.

—Tómalo como quieras.

—Tengo una duda. ¿Por qué animales?

Frunció más el ceño.

—El día en el que dejen de ver a otros seres vivos como inferiores a ustedes, ese día seguramente el resto de sus problemas se habrán acabado.

—No es eso, no los veo inferiores...

—Lo haces.

—Que no. —Bufé—. Bueno, es que los perros son... no sé, andan por ahí olfateándose, incluso apareándose por todos lados y...

—El apareamiento es normal en los seres vivos para la reproducción.

Rodé los ojos.

—Las funciones biológicas de sus cuerpos terrenales no le afectan al alma —continuó el otro.

—Lo que le afecta son los sentimientos, también acciones que traigan consigo cargas sentimentales...

—Bueno, bueno, ya entendí.

Quedaron en silencio así que volví al cuaderno.

"Acabo de despertar porque otro espíritu vino a molestarme, lo sentí acostado a mi lado, me miraba fijo, era una sombra negra entre la oscuridad de la noche, le veía la cabeza frente a la mía pero no tenía rostro, no había nada. Hasta que desperté.

Pondré más esfuerzo en alejar esas cosas."

Me puse de pie.

—Vendré a verlos para darles de comer, ¿está bien?

—Como gustes. —Se fueron hacia alguna de las dos habitaciones que había visto.


***

"Mi madre enfermó. Tendré que dejar el ciclo universitario para conseguir dinero."

"He conseguido un trabajo en un pequeño pueblo de la sierra. Hasta ahora todo iba bien, hasta que volviendo de la clínica, escuché varios arbustos moverse por atrás. Es de noche, así que he llegado un poco asustada. Más porque una compañera estaba comentando que a una de las enfermeras la violaron hace unos días por el campo. El camino hacia la casita en donde estoy está cerca, debo cruzar campo, no sé si seguir usando la linterna"


"Hoy me contaron sobre el cerro encantado que está cerca, la señora de mi pensión, dijo que un conocido suyo se perdió ahí, dicen que si llegas a perderte encuentras oro, joyas, y demás cosas, pero obviamente nunca sales. ¿Entonces cómo saben que hay oro?"

"Atacaron a otra compañera. Ellas dicen que a mí no me pasa nada porque algo más me ha de estar protegiendo. Yo solo quisiera que la humanidad pudiera vivir feliz, sin pasar por estas cosas"


Estaba en mi habitación, de pie apoyado contra la puerta, ahí había estado desde que llegué y no había encontrado a mamá. Miré al piso y cerré los ojos, quedando en silencio por unos minutos. Hasta que escuché unos murmullos. Con lentitud me di la vuelta y abrí mi puerta, los murmullos venían de la habitación de Melody.

Maldición.

Fui y la encontré sentada cerca de su cama hablando con el gato.

—¡Largo de aquí, bestia!

Melody se puso a gritar y llorar.

—Tonto —murmuró el bicho.

—Melody, enciérrate en mi habitación.

—Nooo —se negó llorando.

—¡Hazlo! —Le di la vuelta y la mandé para afuera cerrando la puerta luego con cerrojo.

El gato meneaba la cola, satisfecho, con esos ojos amarillos que parecían ver hasta lo más hondo.

—No creas que dejaré que sigas con tu plan. —No hubo respuesta—. Ya sé que querías que mi alma se hiciera negra, y sabías que los otros entes vendrían a mí como polillas en búsqueda de la luz, así podrías alimentarte de ellos, mientras tratabas de hacer que yo me hiciera más malo y basura de lo que era. Pero no más.

—Sí, debo admitir que estuve cerca de lograrlo. Tu alma blanca a punto de morir era un gran imán para otros demonios más pequeños, si conseguía hacerte negro, me iba a ser fácil matarte y tragarme tu alma, así subir en categoría de golpe.

—Ahora te jodes porque vas a tener que irte, antes de que te mande a liquidar.

—Si te refieres a tus amigos los ángeles, no pueden hacerme nada mientras no me muestre ante ellos.

—Maldito. —Apreté los puños.

—Los que sí han roto más reglas fueron esos otros dos, al parecer han estado eliminando a más futuros ángeles.

—Uno de ellos ya no existe.

—Entonces será mejor que te apures porque si el otro se hace más fuerte, podría eliminar a tus ángeles, y lo sabe. Sabe que están débiles por haber eliminado a un poderoso demonio.

Eso me sorprendió.

Claro. Eran energía, el demonio había acabado con el alma blanca de Herminia, al hacer eso, parte de su esencia negra se desintegraba en el acto, así quedó débil, y los dos ángeles pudieron también eliminarlo, perdiendo parte de su poder.

Debían recargarse, o lo que fuera que hicieran.

—Si ese demonio quiere fortalecerse va a tener que perseguir a muchas almas negras, y a otros demonios, incluyéndote —le dije mostrando una sonrisa maliciosa.

—Ya sé.

—Vete —solté tras suspirar—, vete lejos y no vuelvas a joder, haz lo que por deber debes hacer, perseguir a los condenados, no a los que están vivos, o iré por ti, sabes que lo haré.

Se fue saliendo por la ventana.

No pude evitar sentirme atormentado al recordar ese simple hecho. Simple y cruel. Almas puras, tras quienes habían pasado muchas vidas para alcanzar su progreso, habían desaparecido para siempre por culpa de esas malditas bestias.

Fui a mi habitación y encontré a Melody llorando en mi cama. Moví la cabeza en negación y me senté a su lado, abrazándola.

—No llores, todo estará bien.

—Mi gato —sollozó.

—Sé que lo quieres, pero ese no era un gato... —Me miró con sus ojos llenos de lágrimas esperando una explicación—. Era... un hada.

—¿Un hada?

—Sí, estaba molesto con él porque había cometido muchas malas travesuras, pero ya volvió a su hogar.

—¿No va a volver aquí?

—Espero que no, es que su familia lo extrañaba.

Enterró su pequeña cara por mi pecho y sollozó.

—Yo también lo extrañaré.

—Lo sé. Tranquila, va a estar bien. Te traeré otro gato, uno bebé.

—¿Sí? —preguntó mirándome emocionada.

—Claro, ¿cómo lo quieres?

—Quiero que sea peludito.

—Está bien, así será.

Volvió a abrazarme.


***

"Hoy soñé con un hombre, no le veía bien el rostro, pero yo sabía que lo amaba. Lo amaba con todas mis fuerzas, él también me amaba. Extrañamente, parecíamos estar en otra época, una bien antigua."


"Conocí a alguien, estaba en el pueblo, investigando sobre la violación que había habido. Él es bastante considerado y caballero. Me gusta, no es el de mi sueño, obviamente, pero eso era solo un sueño raro."

Preferí saltar eso, no venía al caso... Y aunque fuese raro, me producía celos. Estaba demás negar lo que sentía aunque en un inicio no lo había identificado bien.

Era otro día más, ya estaba listo pero no tenía ganas de ir al colegio, lo único que quería era que pasara el tiempo, o despertar de la pesadilla. Solo eso, quería despertar del mal sueño.

—¡Si no vas a estudiar ni ir al colegio será mejor que te largues! —gritó mi padre desde abajo.

Ahora mi madre paraba quejándose de lo que había decidido. Bajé y pasé de largo sin detenerme a tomar desayuno.


***

"Volví a soñar con aquel gran amor mío, esta vez era alguien más, otra voz, otro rostro, Pero yo sabía que era él. Sin embargo, me dejó. Él me dejó un poco antes de un ataque cardiaco. Ese sueño se tornó triste así que no tardé en despertar."

"Ya falta poco para que regrese a la ciudad, porque quiero estar con mi novio, pero anoche tuve otro susto. Nuevamente regresando a la pensión, algunos ruidos algo aterradores se hacían escuchar desde la oscuridad del sendero, desde atrás, desde las plantas lejanas de los costados.

Hasta que de la nada aparecieron dos perros blancos, uno algo gruñón, y el otro tranquilo. Caminaron conmigo hasta la pequeña casa de la señora, y cuando abrí la puerta y volteé para hacerlos pasar, ya no estaban. Hoy he preguntado de quién pueden ser, ya que aquí todos se conocen y saben de quién es cada animal que ronda, pero la señora me ha dicho que aquí nadie tiene perros blancos."


—Señor Acosta, imagino que está siguiendo la lectura —habló el profesor.

Argh, caramba.

—Sí —respondí convenciéndolo.

Tenía el cuaderno leyéndolo por lo bajo del escritorio, y el libro del curso encima. Algunos compañeros se habían dado cuenta, pero no me delataron, y más les valía o les esperaba una golpiza si lo hacían. Continuó con la clase, y yo continué sin atender.

"Los perros me acompañaron a la ciudad, ya llevo varios días con ellos, algo me dice que no son perros normales. Desde que están conmigo, voces o personas me dicen cosas extrañas en sueños, cosas que en el día a día no me dirían. Apuntaré algunas:

-Dios no es el que decide cuándo llevarse a las personas, mucho menos a los inocentes, la vida solo sigue su curso, casi de acuerdo a lo que ellos hayan decidido.

-Las almas renacen en otros cuerpos para seguir con su proceso.

-"Ellos", son algo así como las fuerzas de defensa y protección.

-Dios habla a través de las cosas, de las personas. En un consejo de madre, en una palabra de aliento, en una acción piadosa.

-Hay almas positivas, hay almas negativas. Pero los neutros son la gran mayoría.

-Yo soy positiva.

-La ignorancia mantiene tu alma neutra, e incluso puede llegar a arrastrarla a la oscuridad.

-Los neutros pueden ser poseídos por demonios. Los neutros pueden aprender a absorber energía.

-Algunos pueden desdoblarse, sus almas salen, pero si no tienen cuidado otras entidades pueden adherirse a ellos. Además un cuerpo no puede estar mucho tiempo sin su alma.

-Dios se ha intentado comunicar antes, nos ha dado lecciones de vida y valores, pero lo hemos tergiversado, y nos inventamos muchos dioses diferentes para pelear por quién domina más a quién, definir fronteras, y seguir peleando entre nosotros.

-No nos queremos dar cuenta de que solo quería enseñarnos sobre el amor."


***

Salí con el cuaderno en mano, rebuscando en sus páginas, hasta que alguien me tomó de los brazos.

—¡Alex ayúdame! —pidió Diane.

—¡¿Qué diablos te pasa?! —La empujé molesto.

—¡Ella me está persiguiendo!

—Pues qué bueno.

Quise seguir de largo pero me detuvo.

—Por favor —rogó en sollozo—, por favor no te vayas...

Vi al demonio de Eliza volar hacia nosotros con gran velocidad y me lancé a correr en dirección contraria seguido por Diane que chillaba. Quizá las personas nos veían como a un par de locos, ya que de seguro ellos no lo veían, a lo mucho sentían la presencia o el frío que emanaba su carga negativa al pasar.

Giramos por una esquina, me asomé y había desaparecido, no tardaría así que aproveché en guardar el cuaderno en mi mochila y volver a colgarla en mi espalda.

—Vamos. Que no se va a rendir.

Corrimos. Tenía que pensar rápido, yo también corría peligro, aunque no sabía qué tan fuerte debía ser para acabar con mi alma, obviamente no me iba a detener a preguntarle.

Quizá si iba a una iglesia. No... Tonterías.

La cosa apareció en frente y gritamos por el susto, dimos media vuelta, pero tuve que taparme los oídos, de forma inútil porque el chillido infernal se escuchaba en mi mente también.

Me detuve al notar que Diane se había tropesado. La cosa esa venía a ella, corrí gritando que no la matara y visualizando en mí la luz. Sin darme cuenta terminé entre ella y el demonio, que no se detuvo por eso.

Un fuerte destello y un extraño golpe me lanzaron hacia atrás. Caí y rodé más allá, me reincorporé, tosiendo el polvo que había tragado. El bicho se sacudía y chillaba. Yo había botado esa luz, lo había repelido. Sentí alivio al saber que aun no podía conmigo. Pero ese sentimiento pronto se esfumó al verlo volver por Diane, también volví a correr.

Me di cuenta de que no llegaría a tiempo, sin embargo, Darky apareció. Aproveché que empezaron a luchar por ver quién absorbía a quién.

—¡Darky, no! —gritó Diane. Tiré de su brazo para ponerla de pie—. ¡NO! ¡No, no, no! ¡Déjame!

—¡No seas idiota! ¡Vendrá por tu alma oscura!

Tiré con fuerza, y ella volvió a gritar. Vi con horror cómo el demonio se devoraba a Darky. Su poder se incrementaba. Diane gritaba y lloraba, la jalé con insistencia y la llevé corriendo hasta la primera capilla que había a la vista.

Entramos de golpe. Respiraba agitado, miré alrededor dándome cuenta de que era la capilla en donde conocí a Herminia. Diane cayó sentada en una de las bancas y continuó llorando. Cerré el portón y apoyé la frente contra este.

—Ningún demonio puede entrar aquí —susurré—, ningún demonio puede entrar aquí.

—Darky...

—Uch, ya cállate. Bien merecido lo tienes.

Fui a otra de las bancas y también caí sentado. Miré al altar, con su estatua de Jesus en lo alto, y abajo esa cosa en donde guardaban la hostia. El lugar estaba silencioso, a excepción de los sollosos de Diane.

—Asumo que esa cosa solo está buscando hacerse tan fuerte como el otro... para acabar conmigo también.

—Dijeron que no tocarían a Darky...

—No puedo creer que le creyeras. —La miré, estaba con la cabeza gacha, con lágrimas corriendo por sus mejillas—. Ya deja de llorar, tonta, es mejor así, esa cosa te había influenciado, ahora podrás mejorar tu vida.

—Es... Es que...

—Claro que sin mí, porque no pienso estar cerca. —Empezó a hipar y llorar más—. Llora todo lo que quieras. No lo siento, ni lo lamento. —Volví a mirar el lugar, respiré hondo y cerré los ojos—. Ya se ha ido al parecer... Si quieres quédate.

Me puse de pie pero ella me siguió.

—Por favor acompáñame a casa. Tengo miedo. Yo no lo puedo repeler como tú...

Aunque a regañadientes, tuve que aceptar.

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