Jaiden Lee
Jaiden Lee
Desde que era niño soñé con proteger y cuidar a los más débiles, mi padre había sido un héroe a los ojos del país y quería seguir sus pasos aunque mi familia estuviese en contra por ello me uní al ejército en cuanto tuve la edad requerida, fueron años duros con un fuerte entrenamiento pero al final logre con mi cometido. Ir al campo de batalla no es sencillo, soy consciente de que puede haber secuelas pero aún con todos los riesgos quiero llegar a ser tan grande como mi padre, por eso me encontraba aquí en Yemen, un país bicontinental situado en Oriente próximo y África, su parte asiática está situada al sur de la península de Arabia por que es normal encontrar personas bastante hostiles por ende el riesgo era mayor al igual que los heridos y muertos.
-Oye Jaiden, deberías tomarte un descanso -gire para observar a mi compañero acercarse.
-¿Y tu no deberías descansar? -interrogue observando su brazo.
-Estoy bien, nada grave o al menos eso me explico la doctora. Es una mujer tan candente y sexy pero todo eso se arruina cuando abre la boca.
-¿Por qué? ¿Acaso tu coqueteo no es lo suficiente halagador como para insultarte apropiadamente?
-Si soltara un insulto me sentiría en verdad honrado pero esa mujer es bastante fría. Cuando llegue, examinó mi brazo y me dijo que solo sufría de algo extraño pero no era como para preocuparse pues no me apuntaría el brazo y podría regresar a batalla tras un descanso de adecuado.
-¿Y cuál es el problema de ello?
-El problema no es lo que dice si no la forma en la que lo dice, tan serio y con palabras que se necesitan de un diccionario.
-Creo que ella no es el problema, eres tú. Hay que admitirlo amigo, no eres brillante así que te intimida cualquier mujer que es mucho más brillante que tú.
-Eso fue bastante grosero de tu parte.
-Estoy seguro que has escuchado cosas peores.
-Si pero duele escucharlo de la persona más importante de tu vida.
Comentó fingiendo lloriquear lo cual me causó algo de gracia.
Ambos conversamos un par de minutos más hasta que mi relevo llegó, los días últimamente eran bastante tranquilos así que me dedicaba a descansar correctamente hasta que el verdadero día de la batalla se acercara, mientras caminaba observe a uno de los médicos salir de una de las tiendas de campaña, su semblante transmitía tranquilidad algo irónico tomando en cuanta el lugar donde nos encontramos, cuando ella giro en mi dirección le sonreí y levante mi mano para saludarla pero antes de poder hacerlo tropecé cayendo al suelo, el idiota de Logan aprovecho mi distracción para hacerme tropezar cuando gire a verlo él ya había huido, un día de estos le rompería el otro brazo, me levante un tanto avergonzado para observar a la doctora quien solo me miraba sin ninguna expresión ella solo llevó sus manos hacia sus bolsillos y se marchó. No se por qué pero esa reacción me hizo sentir mucha más vergüenza, hubiera preferido una risa o una simple sonrisa tratando de contener la burla pero sólo me miró con superioridad como si fuese un idiota.
-Llegó un nuevo camión con... ¿Estas bien, Capitán? -interrogó uno de los cabos mientras me miraba.
-Si, no es nada.
-Si tiene fiebre debería pasar a la enfermería. Escuche que el nuevo médico a cargo es muy eficaz.
-No es necesario.
Me acompañe con el soldado para ir hacia el camión de suministro donde me dieron la lista con la lista de los suministros, normalmente siempre mando a otro soldado para que lo haga por mi pero últimamente alguien me mandaba notas anónimas indicando que hacía falta parte de los suministros, mire a la joven médico quien también observaba la lista de sus suministros.
-¡También llegó correo!
-escuche gritar a un soldado a lo cual cada quien se acercó para tomar sus respectivos paquetes de acuerdo al llamado del soldado -Y por último, ¡doctora Cooper!
Escuche gritar al soldado captando la atención de la doctora quien estaba a punto de irse, ella giro para caminar en nuestra dirección.
-Como siempre usted es la que recibe más cartas y paquetes. Su familia debe extrañarla mucho.
-¿Y cómo no hacerlo? Con una hija de candente hasta yo la extrañaría, y dígame doctora Cooper, ¿que me recomienda?
-Un psicólogo para tratar el problema de incesto. Algo como observar a su hija con un deseo carnal es amorfo y repelente.
Ella solo tomó su correspondencia para marcharse, escuche a uno de los soldados reír a carcajadas mientras que el otro que había intentado coquetear con ella soltó un bufido.
-Es tan perra esa doctora.
-No lo es, sinceramente ese "halago" fue repulsivo, yo en su lugar te hubiera mandado al diablo.
-¿Al diablo? Una patada en la entrepierna es lo que te hace falta, Francis
-mencionó una de las chicas mientras se acercaba -. Gente como tu no merece tener descendientes.
-Repite lo si te atreves.
-Que te vayas a la mierda, tu y tu asquerosa descendencia.
-¿Quieres pelea?
-De acuerdo esto se termina-interrumpí mientras me colocaba en medio de ambos -. Mantenga el comportamiento como lo que son, soldados de élite.
-Si, claro-bufo la chica mientras se cruzaba de brazos.
-Yo tan solo digo la verdad, todas las mujeres son unas perras, en especial la doctora Cooper ella debería de aprender a...
-Por favor entregue mi correspondencia.
La voz de la doctora Cooper interrumpió al soldado quien se removió un tanto incómodo.
-Lamento el comentario de mi compañero -se disculpo de inmediato el soldado quien recibió sus cartas el, ella observó al otro soldado de una mirada tan fría que incluso me hizo sentir escalofríos a mi.
-Ese tipo de comportamientos sólo son el reflejo de su inconformidad como persona, causada debido a un bajo autoestima o depresión. Normalmente quieren recompensar algo que le son imposibles de alcázar, como en su caso a una mujer, ya que la autosatisfaccion no es suficiente.
Escuche reír a los soldados cercanos mientras que él soldado trató de encararla.
-Escucha maldita perra...
-Usted es quien debería escuchar a esta maldita perra, pues si resulta herido en batalla será esta perra la única capaz de mantenerlo con vida.
-Ya es suficiente, Francis
-coloque mi mano sobre su hombro como advertencia lo escuche maldecir por lo bajo antes de alejarse, mire a la doctora con la intención de preguntarle si estaba bien pero ella solo se marchó. Me sentí un poco mal pues el soldado era parte de mi equipo y ese comportamiento no era adecuado así que sentí la necesidad de disculparme-. Doctora Cooper.
Le llamé pero de un momento todo se volvió borro, alguien había lanzado una granada en nuestra dirección haciendo explotar uno de los autos, el sonido de los tiroteos se hizo presente, escuche como la sirena sono indicando que estábamos bajo ataque, me levante del suelo para mirar alrededor en busca de la doctora Cooper pero no la veía por ninguna parte.
-¡Doctora Cooper! ¡Doctora Cooper! -grite en su búsqueda pero no me respondía y no parecía estar en ningún lugar cercano. Comencé a escuchar los gritos de los rebeldes lo cual me hizo entrar un poco en pánico
-¡Doctora Cooper!
Grite mientras entraba a la tienda médica pero no había, mire como una de las camas estaba en el suelo me acerque para observar una pequeña abertura la cual abrí por completo para observar a la doctora Cooper en dirección hacia el desierto, mire detrás de mi para observar a mis compañeros luchar y después a nuestro único medico aparentemente con vida escapar por lo que fui detrás de ella.
-Doctora Cooper-sostuve su mano en cuanto la alcance, ella me miro sin ningún rastro de sorpresa antes bien sostuvo mi mano para poder seguir corriendo hasta llegar detrás de un par de rocas, la vi agacharse para comenzar a quitar la arena hasta dejar al descubierto una manija la cual jalo para dejar al descubierto una compuerta.
-Adentro, ahora-me ordenó. Yo estaba algo perplejo y un tanto confundido, le mire pero el sonido de los disparos captaron mi atención por lo que solo seguí su orden y me adentre dentro de la cámara secreta. Era un pequeño bunquer, la vi cerrar la puerta para después iluminar la puerta con una lámpara.
-¿Que es todo esto, doctora Cooper?
Interrogue pero ella solo guardo silencio, la vi dejar al descubierto una radio la cual comenzó a encender.
-Doctora Cooper.
-Capitán Jane entiendo la razón de sus innumerables dudas pero ahora mismo no es el momento.
-Hay gente allá fuera, siendo asesinados, si nos hubiera informado sobre este lugar.
-Todos estaríamos muertos pues habríamos captando la atención de los rebeldes. Capitán Jane, analice la situación con mucha más calma, en términos estratégicos jamás habríamos tenido la oportunidad de ganar esta batalla.
-Dejamos morir a personas inocentes.
Comente y aquello parecía haber captado su atención y por primera vez observe en su mirada un sentimiento pero no era culpa más bien era ira. Ella no dijo nada solo continuó trabajando el la radio para enviar un mensaje morse para un rescate.
Después de un tiempo ella se levantó de su lugar, la vi abrir una caja para sacar un boutique de primeros auxilios. El sonido de alguien tocando la compuerta llamo mi atención saque mi arma pero de inmediato la doctora Cooper me detuvo mientras negaba en silencio para ser ella quien abriera la puerta, la escuché hablar el árabe para luego ver a alguien extendiendo su mano la cual tomo.
-Capitan Jane, salga
-Me pidió a lo cual hice para notar que estábamos rodeados por varias personas con las cuales ella conversaba, el hombre no dejaba de observarme sin parar para continuar su conversación con la doctora Cooper quien tras un intercambio de palabras me miro-. Quitese la ropa Capitán Jane.
Le mire un tanto perplejo y confundido mientras ella me observaba.
-Si quiere ser llevado a un lugar seguro no debe resaltar con su uniforme. Aclaró esto ya que parece que fui malinterpretada.
-No es eso, yo solo, fue confuso.
Traté de excusarme sin embargo a ella ni siquiera le importo y nuevamente me hecho aquella mirada donde me indicaba que era un completo estúpido.
Me sorprendió ver como las personas de Yemen nos ayudaban ya que suelen ser hostiles contra los soldados americanos, incluso nos llevaron con ellos a su pequeño pueblo para ocultarnos en un ático pero lo que fue más sorprendente fue ver a varios soldados heridos siendo atendidos.
Cuando me levante para buscar entre los soldados a los integrantes de mi equipo uno de los hombres que había ayudado a la doctora Cooper se acercó con varios collares de identificación los cuales tomó para después mirarme y entregarme todos los collares.
-Todo esto se siente como algo previsto, ¿que tanto oculta doctora Cooper?
-Cómo un hombre entrenado del ejército debería tener un campo de visión más extenso. No me refiero únicamente al campo de batalla sino también al ambiente que le rodea, Yemen es uno de los tantos paises en guerra de los alrededores, hay hambrunas, batallas civiles y tantas muertes de inocentes. El ejército americano dice ser un método de ayuda pero, ¿realmente es así? Desde que llegué solo observe las cosas en comunes que tenemos con la gente a los cuales llaman rebeldes y como son siempre las personas inocentes los que sufren.
-Si tanto le parece una injusticia, ¿que hace aquí? Debería saber que la guerra es así, cruel y despiadada.
-Y si usted mismo es consiente de ello, ¿por qué parece estar con inconformidad conmigo? Todas estas personas ahora mismo están arriesgando sus vida por ayudarnos a nosotros, personas desconocidas y que no han aportado nada a su país más que la muerte de su propia gente, se supone que usted como soldado vino a ayudar sin embargo durante todo el tiempo aquí jamás observe que brindarán ayuda, ahora capitán le haré la misma pregunta que usted me hizo a mi, ¿que hace aquí? Antes de cuestionar a alguien hazlo con usted mismo.
Ella me dio la espalda para continuar con su trabajo, me sentí avergonzado pues sus palabras tenían verdad en ellas, desde nuestra llegada realmente no hicimos la gran cosa, nunca ayudamos a las personas de los alrededores solo hacíamos acto de presencia para causar cierto terror a los rebeldes pero eso de nada servía si también causamos terror en los inocentes.
Los minutos se convirtieron en horas y las horas en días. Al final permanecimos en un total de tres días ocultos en aquel ático en espera de la llegada de nuestro rescate, desde ese día no volví a dirigirle la palabra tan solo me limitaba ayudarle con los soldados heridos.
La vi desde la lejanía hablando nuevamente con aquel hombre el cual había descubierto que era el líder de la ciudad por lo que mantenía todo en absoluto discreción aunque seguía confundido por cómo había logrado hacerse tan amiga de alguien como él.
-Deberías descansar un poco-ella me miró y luego observó la botella que le ofrecía sin embargo ella no la tomó solo continuó con su trabajo.
-Cuando se está en un estado delicado cada segundo de tratamiento es necesario, descansaré al terminar.
-Veo que eres bastante dedicada a tu trabajo.
-Es natural.
-¿Por qué decidiste ser médico?
-Si busca encontrar alguna historia fantástica detrás de esto no la hay, sólo decidí dedicar mi vida al trabajo familiar.
-Así que, solo decidiste ser médico, ¿por qué sus padres lo son?
-¿Por qué se convirtió en soldado, Capitán? -interrogó, vaya que era bastante perspicaz pues en su pregunta no había curiosidad.
-Mi padre también fue soldado, supongo que mi comentario anterior no fue bien dicho.
-No hay persona en el mundo que aplica a la perfección los comentarios, las equivocaciones son un orden natural de la vida.
-Puedo notar que eres muy culpa, supongo que así es como tus padres te inculcaron ser.
-Esta en un error. Mi padre aunque también es un hombre culto expresa mejor sus sentimientos y pensamientos por otro lado mi madre es a lo que denominan una persona liberal y carismática.
-Suena a toda una americana alocada.
-Mi madre es inglesa y mi padre americano. La nacionalidad no define un carácter ni la personalidad.
-Estoy comenzando a pensar que soy pésimo deduciendo cosas.
-Esa fue una deducción precisa.
Gire al percatarme de cierto tono de burla en su comentario, esta mujer parecía que si contaba con un sentido del humor. Una vez que terminó se alejo para tomar asiento en un lugar donde podía tener la vista a todos los pacientes, normalmente estaba al otro lado pero ahora sentía mucha curiosidad por ella por lo que me senté a su lado.
-Hablas muy bien el árabe, ¿como fue que lo aprendiste?
-Cuando cumplí ocho años me mude a Londres por asuntos del trabajo de mis padres. Al estar más cercana a la familia de mi madre me presentó a una extensa rama familiar por parte de la esposa de mi tío, varios de sus sobrinos son originarios de otros países así que aprendí con ellos árabe, francés, español e italiano.
-Parece que no perdía el tiempo de pequeña.
-Desde que tengo memoria me pareció fascinante la aplicación del conocimiento, tan solo tenía dos años cuando mi padre comenzó a enseñarme la lengua de señas y alemán, mientras que mi madre me mostraba lo fascinante de su trabajo.
-¿Eres acaso una prodigio? ¿Que persona habla seis idiomas diferentes?
-En realidad hablo ocho, también se mandarín y coreano. La realidad es que después del tercer idioma es sencillo ya que entre los idiomas hay una concepción entre ciertas palabras. Y no creo ser alguien prodigio.
-¿A qué edad te graduarte de la universidad?
Pregunté y ella me miro por un segundo, parecía tener algo de duda en responderme.
-A los quince años me gradué de la carrera de derechos y administrativos internacionales empresariales y los veintiuno termine mi doctorado como médico.
Bien estoy impresionado mas que eso, ahora entiendo porqué nos observa como idiotas y es que realmente es así, somos unos idiotas al lado de ella.
-¿Que edad tiene doctora Cooper?
-Veinticinco.
-Eres demasiado joven y aparentemente con demasiado potencial así que, ¿que hace aquí? No es que quiera ofenderla pero, tiene mejores oportunidades que el de estar en medio de una guerra.
-No fui razonable y deje que un impulso tomará una mala decisión... Desde que tengo memoria nunca fui buena interactuando con las personas, los sentimientos son como un enigma sin ninguna lógica pero aún así trataba de sobrellevarlo, aun con mi nulo conocimiento social llegué a tener amigos sin embargo seguía sin haber un progreso, hasta que alguien me grito que nunca podría entender lo que significaba vivir sin haber conocido antes el sufrimiento y de alguna forma me fue lógico. Mis padres aunque son exitosos en sus carreras siempre administraron el tiempo familiar, al ser la única nieta femenina fui consentida por ambos abuelos, incluso mis primos y tíos me incluían en un círculo social estable. Jamás entendí lo que era estar sola, ni tener discusiones de división así que pensé en una manera de analizar mejor el dolor.
-Así que, ¿esto fue lo mejor que se te ocurrió? ¿Venir a la guerra?
-No realmente, al principio intente con el altruismo y simpatía pero no parecía dar resultados. Hasta que llego al hospital el llamado militar para el reclutamiento de un medico, nadie parecía interesado por lo que sabía que tarde o temprano los oficiales tomarían medidas para llevarse al médico más capacitado, no había mucho que pensar para saber que sería a uno de mis padres ya que aunque cuento con una gran inteligencia ellos tienen mucho más experiencia, mi padre es una persona fuerte pero alguien con un tierno corazón, sabía que él campo de batallas le dejaría secuelas por el otro lado mi madre es imprudente e impulsiva por lo que habría muerto por salvar a otros por otro lado yo era ajena a ese tipo de sentimientos así que me reclute como voluntario.
-La verdad es que fue un acto bastante noble de tu parte. Actuaste por amor ya que temes por la vida de tus padres.
-Supongo que es un razonamiento bastante optimista.
-Lo es.
-¿Que hay de usted capitán? ¿Cual es su historia?
-Realmente no es bastante interesante como la tuya, no hablo ningún otro idioma ni tengo muchos títulos-dije bromeando a lo cual ella giro a verme-. La verdad es que cuando era niño siempre tuve un ambiente un tanto militar en casa, a mi padre era un hombre que le gustaba la disciplina, siempre asignando tareas y dando castigos cuando me portaba mal pero aún con ello también fue bastante amoroso. Siempre lo admire y supe que quería ser como él cuando creciera, por eso fue bastante difícil cuando murió como héroe en batalla, aquello dejó marcada a nuestra familia pero aún con todo quise seguir cumpliendo mis sueños, por eso cuando me reclute ella estalló de ira y tuvimos una gran pelea por lo que nunca volvimos a hablarnos.
-Tu madre debe estar angustiada-mencionó a lo cual gire a verla-. El proceso de duelo en cada persona es diferente sin embargo algo en lo que se puede asegurar es que lleva tiempo, no me sorprende el hecho de su reacción pues tu posibilidad de terminar en el mismo estado que tu padre es alta. Volver a perder a alguien de la misma manera donde ya hubo una pérdida solo abre la herida y la vuelve más grande. Ella debe extrañarte así que te recomiendo ir con ella cuando regresemos al país.
-Pará ser alguien que no conoce los sentimientos ajenos aquello fue un buen consejo, gracias.
-No fue nada. En realidad sólo pensé en mí madre, ella también estuvo furiosa cuando me fui pero aún con ello soy consciente de lo mucho que me extraña.
-Es cierto, tu familia siempre te envían cartas.
-Si, aunque mi madre se abstiene de hacerlo se por mi padre y Greyson Larabee que ella es la persona más preocupada por mi.
-Bueno, después de todo es el trabajo de una madre el preocuparse siempre por sus hijos.
Ella me miro nuevamente para darme una respuesta pero el sonido de unos disparos nos alarmó a ambos, ella de inmediato se dirigió a alguien para preguntar sobre lo sucedido y tras obtener una respuesta la vi correr en dirección hacia la salida.
-¿Que sucede?
-Los rebeldes llegaron, al parecer los refuerzos aún están demasiado lejos.
-¿A dónde iras?
-Necesito hacer tiempo.
Ella volvió a dirigirse hacia la entrada pero yo la detuve nuevamente.
-Es mi deber como soldado protegerte, tu quédate y resguardar.
-Normalmente las personas como ellos buscan algo que le resulte de valor, como médico me tomarán de rehén y pedirán algo a cambio estaré bien.
-No, no es así, esos hombres son despiadados y podrían hacerte daño, quedate aquí.
-Podrías morir.
-Lo sé.
La aleje de la salida para ser yo quien saliera, solo escuchaba los disparos y como la gente gritaban con pánico, me acerque con cautela para observar por la ventana uno de los autos, la abrí con cuidado para lanzar una Granada la cual la explotó llamando la atención de los rebeldes, algunos salieron y los que quedaron dentro les dispare por las espaldas, los disparos se hicieron presentes nuevamente y yo me agache para arrastrarme por la otra ventana más cercana para lanzar otra Granada, podía ver desde a la lejanía los refuerzos sin embargo los rebeldes eran necios, jamás se retiraría y yo tampoco, por lo que me puse de pie para disparar hasta la última bala, lo último que recuerdo fue sentir un gran dolor en todo mi cuerpo y el rostro de la doctora Cooper.
Cuando volví a abrir los ojos me encontraba en un hospital, totalmente desorientada y confundido, para cuando una enfermera llegó en mi auxilio me platico toda la historia, el como los refuerzos llegaron y como gracias a la doctora Cooper aún estoy con vida, lo primero que quise hacer fue verla para agradecer por salvar mi vida pero ella ya se había marchado, al parecer la razón por la cual la gente de Yemen le había ayudado fue porque a cambio ella ofreció seguridad y una mejor vida a los niños de ahí, un trato justo para hombres que dieron su vida por varios soldados americanos.
Pasé mucho tiempo en el hospital en recuperación, pues algo como recibir más de cuatro balas no es sencillo de sobrellevar y mucho menos despertar de un coma, en verdad que tuve mucha suerte pero en mi opinión solo tuve a un buen médico a mi lado. Con la ayuda de Internet logre encontrar información acerca de ella, después de todo era toda una celebridad debido a su gran coeficiente intelectual y sus grandes hallazgos, por lo que de inmediato sin perder el tiempo me dirigí a Londres, no podía creer todo lo que estaba haciendo con tal de verla, ¿con que excusa le diré que vine a verla?
Mientras miraba por la ventana del taxi la observe salir de una tienda con un par de flores entre manos.
-Por favor detenga el auto-le pedí al taxista mientras le entregaba un billete y salía casi volando con mi maleta en manos, ni siquiera espere el cambio del billete pues sentía que la perdería de vista -. Doctora Cooper.
Le llame a lo cual ella giro en mi dirección, por un momento se mostró confundida pero luego volvió a la normalidad.
-Capitán Jane.
-Jamás pensé encontrarte en la calle.
-Intuyo que su visita a Londres no fue para disfrutar de unas vacaciones, mas bien parece que necesita encontrarme.
-Intuye bien, yo vine porqué quería agradecerle por salvarme la vida.
-Es parte de mi trabajo
-menciono restándole importancia-. Observe en las noticias que fue condecorado, felicidades capitán.
-Solo llámame Jaiden, yo debe el ejército.
-Comprendo, Jaiden.
Un silencio reino entre ambos estaba bastante incómodo con aquella mirada tan penetrante.
-Me alegra que su recuperación sea buena, también espero que halla arreglado sus problemas con su madre.
-Si, ella realmente se alegro mucho de que volviese, debo suponer que su familia también se alegro mucho.
-Esta en lo correcto.
Ella volvió a verme haciéndome sentir nuevamente nervioso y en un impulso me acerque a ella y la bese pero ella se alejo.
-Lo siento yo no quise, lamento si te ofendí.
-Entiendo la confusión de sus sentimientos, el agradecimiento suele confundirse con amor.
-No estoy confundido, se lo que siento.
-Si viene a declarar su amor por mi debo decirle que fue una gran pérdida de recursos y tiempo.
-Se que puede ser confuso para ti, se que no entiendes mucho sobre los sentimientos pero...
-Esta equivocado sobre eso Capitán Jane, la razón de mi rechazo es porqué estoy saliendo formalmente con alguien.
-¿Que? -pregunté en verdad confundido.
-Voy a casarme-soltó sin más y me inmediato mi mirada se dirigió a su mano observando su anillo de compromiso.
-Cómo lo siento. Yo no tenía ni la más mínima idea.
-Lo comprendo, no es nada realmente importante capitán Jane. Ahora sí me permite debo retirarme.
Ella se marchó y yo lo único que pude hacer fue suspirar como un verdadero idiota, ¿en que demonios estaba pensando?
✴️✴️✴️
Durante los últimos días lo único que hice fue lamentarme conmigo mismo, había reaccionado como un idiota confianzudo solo, tal vez debería reconsiderar mis sentimientos, puede que si este confuso por el hecho de que me salvo la vida.
Escuche como la puerta se abrió de golpe, levante un poco la cabeza para ver a mi amigo sonreir de oreja a oreja.
-¿Que planeas Dyllon? -interrogue al Moreno quien se aclaró la garganta.
-Nos iremos a tomar.
-¿Disculpa?
-Unos viejos amigos harán una gran celebración porque se nos casa uno de la manada.
-Ahora mismo no quiero saber sobre compromisos.
-También habrá muchas chicas, te hará bien, creeme.
-Bien iré pero solo para embriagarse, de cualquier modo dudo mucho que ustedes los ingleses sepan embriagarse.
-Te recuerdo que por mi sangre también corre América. Ahora, andando.
Fui llevado casi a arrastras por mi amigo hasta un pequeño bar donde podía ver varios autos aparcado afuera.
-¡Primo! -grito a todo pulmón a lo cual un rubio le correspondió de igual manera mientras se acercaban para compartir un abrazo-. Quiero presentarte a mi primo Dyllan, primo mi amigo moribundo Jaiden.
-Un placer -mencionó el rubio.
-¿Dyllan y Dyllon? -interrogue a lo cual ambos rieron.
-Es una historia bastante larga y gracia pero te lo resumo, nuestras madres son gemelas y ambas querían llamarnos como nuestro abuelo Dylan, pero es obvio que sólo una podía quedarse con el nombre.
-Fue una verdadera guerra entre hermanas
-continuó el rubio-al final llegaron a un pacto de paz y cada quien busco una variante del nombre.
-Interesante historia.
-Lo es y eso que no te e contado lo mejor.
Dyllon continuó hablando mientras yo echaba un rápido vistazo alrededor para al final detenerse en aquella joven castaña quien también me miró de inmediato desvíe la mirada, no podía creer que estuviera aquí, a este paso pensara que la estoy acosando, sentí como Dyllon palmeo mi espalda con fuerza haciéndome volver a la realidad.
-¿Listo para embriagarte?
-No me siento bien, creo que se debe al cambio de horario-me excuse.
-Pues volverás solo porque yo ya estoy aquí y no... -Dyllon no termino su frase pues sentí como alguien me golpeo el rostro con fuerza -¿que demonios? Hermano, tranquilo, ¿por qué golpeas al americano?
-El sabe muy bien la razón -mencionó el joven pero yo solo lo observe confundido mientras me levantaba y le regresaba el golpe, ¿que demonios le pasaba a este idiota?
-¡Amigo ya basta! ¡Recuerda que te vas a casar! -grito Dyllon a lo cual yo me detuve de volverlo a golpear cuando él me había regresado nuevamente el golpe, bien, ahora si sabía porqué el golpe, seguramente ella le contó.
-Ya no sera-vi como la doctora Cooper se acercó para entregar el anillo
-. Se terminó y ahora me retiro que debo realizar un par de llamadas.
Fui detrás de ella corriendo pero me detuve al estar a su lado siguiéndole en silencio.
-Lo lamento-mencioné pero ella ni siquiera presto atención -. Siento que todo fue mi culpa.
-¿Por qué habría de hacerlo?
-Te bese y eso molesto a tu prometido, deberías volver y arreglar el problema con él, aun no es tarde.
Ella se detuvo para mirarme y observarme antes de soltar un largo suspiro.
-Tu intervención no tiene nada que ver con el mi fracaso de mi compromiso, realmente no compartía muchos intereses en común con mi prometido, sinceramente solo te utilice como excusa para librarme de él.
-¿Por qué?
-Carryn-grito alguien a lo cual ella giro y al notar aquel sonrojo en su mirada lo comprendí,ella no dijo nada solo abrazo a la persona la cual le había llamado-. Por esta vez no te pediré explicaciones, lo único que quiero es estar a tu lado.
Vi como el chico me observo con cierta amenaza mientras la envolvía entre sus brazos y fue cuando decidí retirarme, no tenía ninguna opción con ella ni siquiera como amigos, yo tan solo era el soldado con el cual compartió una misión con ella y nadamas pero aún con ese casi significado tan pequeño desea el haber sido aunque sea un poco algo de ayuda para ella.
Deseaba poder ayudarle y de alguna forma agradecerle el hecho de que me salvo la vida pero supongo que todo quedara en un simple deseo.
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