Capítulo 22
~León~
Me quedo pasmado y sin la capacidad de poder mover ni un músculo. Un dolor me atraviesa la cabeza al no poder entender nada, asimismo, me es imposible asimilar toda la información que obtuve en poco tiempo.
Gala es un misterio que me da miedo descubrir y más ahora que sé, a ciencia cierta, que ella está así por mi culpa. No entiendo por qué la necesidad de irse por las ramas y no ser directa conmigo. Es cierto que me da pavor, pero lo mejor sería sincerarse conmigo y dejarme todo muy claro.
Nos evitaríamos muchas cosas.
Despierto de mi trance y salgo de la casa detrás de ella. Necesito que me explique todo, no podemos mantenernos en este tira y jala por siempre. Ya somos adultos, maldita sea.
—¡Gala! —vocifero, pero no logro verla—. Dejémonos de estos dramas infantiles y seamos sinceros.
Las calles están desiertas, iluminadas por los faroles y solo se escuchan algunos grillos. Puedo sentir cómo el corazón se me quiere salir del pecho de lo agitado que estoy.
La vislumbro caminar hacia mí, al parecer estaba cerca. Se detiene a cierta distancia con la cabeza hacia abajo y las manos apretadas en puños. Esto es como un déjà vu, casi es la misma escena de cuando estábamos en casa de mi padre. Solo que ahora tengo muy claro mis sentimientos hacia ella.
—No sé por qué te empeñas tanto en esto, León. Con lo fácil que sería si no me buscaras más.
La manera en la que habla me lástima, es muy cortante.
—Quizás porque tuvimos unos días especiales, sin peleas ni reproches. Sería muy fácil si solo me dices la verdad y no jugaras al gato y el ratón conmigo.
Algo dentro de ella se enciende, porque camina hacia acá y me empuja con toda sus fuerzas. No me opongo a su ataque, dejo que se desahogue y saque todo lo que ha reprimido por mucho tiempo.
—Eres un bastardo, infeliz, cabrón... —escupe las palabras mientras sigue golpeando mi pecho.
Siento que es suficiente y atrapo sus muñecas, sin ser muy rudo, y ella se queda tranquila. Demonios, está llorando.
—Sí, soy todo eso. Ahora quiero que me expliques por qué.
Nuestras miradas se cruzan, es una batalla que no pienso perder porque necesito saber qué es lo que pasa con ella.
—¿Engendro te suena? Así me llamabas, León —dice entre llantos—. Dijiste que fue un error y yo fui por ti, te lo iba a decir...
Su silencio repentino me desespera, puedo notar la batalla que está teniendo en su mente ahora mismo.
—Sigue, Gala, hazme entender lo que sientes.
Ella niega varias veces y camina hacia atrás, pero agarro una de sus manos y la guío hacia la casa. Ella se deja, cosa que agradezco porque no quiero seguir haciendo un escándalo aquí afuera.
Entramos, ella se suelta de mi agarre y retrocede unos pasos.
—Esto va a ser decisivo para nosotros, Gala, esta noche —digo, harto de todo ya—. Puedes decirme la verdad o simplemente seguir callando, pero te juro por la memoria de mi abuela que nunca más volveré a buscarte ni sabrás nada de mí.
Me mira con espanto ahora, sus ojos cristalinos están muy abiertos. Creo que no se esperaba lo que he dicho.
—¿Qué quieres saber?
—El porqué te empeñas en alejarme, por qué me culpas de tu sufrimiento...
—No es que seas culpable —aclara deprisa—, solo me dolió mucho tu rechazo.
Una tristeza me invade al verla tan vulnerable y angustiada. Me acerco, noto que deja caer los hombros y agacha la mirada.
—Nunca creí que te iba a dañar tanto, perdóname —ruego en un hilo de voz—. Te aseguro que ahora todo es diferente.
Corto la distancia entre nuestros cuerpos, llevo las manos a su rostro y lo levanto para que me mire.
—No soy ese adolescente confundido que conociste —prosigo—. Créeme cuando te digo que en realidad me importas, que me gustas mucho.
Me agacho y nuestros alientos se vuelven uno. Ella me mira con una inocencia que me desarma, estoy seguro de que está esperando mi próximo movimiento.
—León... —susurra casi como una queja.
—Deseo besarte, pero solo lo haré si tú quieres.
Gala cierra los ojos al mismo tiempo que se muerde los labios. Niega varias veces con la cabeza, esa es mi señal para alejarme.
Camino hacia atrás y me revuelvo los rizos debido a la frustración que siento.
—Te voy a llevar a tu casa, solo voy a ponerme alguna camiseta.
—¡No! Espera —su grito me detiene.
Gala avanza hacia mí, me empuja y me dejo caer en el sofá. Todo pasa demasiado rápido, pero se sienta en mi regazo y me atrapa el rostro con las dos manos.
—Hazlo —pide y eso es suficiente para encender todo en mí.
La beso.
Pero no es uno suave o inocente, nos besamos como si hace mucho tiempo esperábamos esto; con sed, con hambre. Atrapo con una mano su nuca y con la otra sostengo su cuerpo contra el mío. Puedo sentirla toda, y estoy seguro de que a ella le pasa lo mismo.
Gala me hala los rizos y me aprieta el cuello con fuerza. Nos separamos, pero solo es por unos segundos porque volvemos a juntar nuestros labios.
Le agarro el rostro con las dos manos para inmovilizarla, así que aprovecho esto para llevar el control y recorro toda su boca con mi lengua. El deseo de más me hace bajar a su cuello, muerdo y succiono a mi antojo mientras ella se deshace sobre mí entre gemidos.
Gala hace movimientos obscenos, dejo caer la cabeza hacia atrás y ahora es ella quien me domina. Me besa con pasión mientras pasa sus manos por mis brazos y pecho.
Nos separamos, jadeantes y embriagados de cada uno. Abro los ojos y me encuentro con su mirada. El verde de sus ojos está más oscuro, los labios hinchados y su cara muy roja.
—Eso fue...
—Está demostrado, Sirenita —la interrumpo y ella sonríe—. No soy el mismo chico inexperto que recordabas.
Nos reímos como tontos, cómplices y enamorados. Porque sí, sé que ella siente lo mismo que yo, solo que le cuesta reconocerlo. Me rodea el cuello con sus brazos y une sus labios con los míos. Nos besamos de nuevo, pero esta vez más calmados y con delicadeza.
Esto es lo que necesitaba para darme cuenta de que, quizás, sí vale la pena arriesgarme en el amor. Quiero intentarlo, estoy seguro de que las cosas serán diferentes de ahora en adelante.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top