Capítulo 3: Flores y... ¿ternura?

Un par de días habían pasado desde sus primeras misiones junto al equipo Asuma. Hoy le tocaba descansar un poco ya que no había llegado ningún requerimiento para su equipo.

Como era de costumbre, el trabajo que le seguía fuera de todo aquel mundo shinobi, era en la florería de su familia.

Inoinchi, su papá, casi nunca podía atenderla por el hecho de encontrarse ocupado la mayor parte del día, y su mamá le ayudaba... aunque no todo el tiempo cuando Ino se encontraba en la tienda.

Pero disfrutaba el pasar la tarde cuidando las plantas y flores que tenían, además de atender a los clientes que pasaban por ahí.

Era un buen ambiente.

-Ino ¿puedes ayudarme con las de fuera? hay que regarlas también-

Mirando a su madre, la rubia asintió en respuesta.

-Claro, mamá, yo me encargo- dijo.

Saliendo de la tienda, la joven Yamanaka se dedicó a regar las flores, algunas en maceteros que se encontraban colgando y otras que estaban acomodadas en el suelo.

...

-Estoy harto de ese tipo de misiones ¿qué es eso de estar recogiendo basura y paseando perros? ¡necesito algo más emocionante!- pensaba el Uzumaki.

Y era que, al ser genins, el tipo de misiones que se les asignaba no era de un rango mayor al D, eso en definitiva le molestaba.

Aunque cierta parte de él había odiado esas misiones por el hecho de que casi se cae por una catarata, y también por el hecho de que el perro que eligió para pasear lo hizo caminar por todo un campo minado, en el cual, y por fortuna, se salvó.

Que día más malo había sido.

Pero fijando su vista al frente, observó a Ino, recordando también su diminuta conversación que tuvieron hace un par de días atrás.

Si era sincero con él mismo, había pensado en lo que ella le preguntó, la pelirosa parecía estar aferrada a Sasuke y no parecía tener oportunidad alguna contra eso.

Pero también pensó en lo que él le dijo a Ino... quizás había sido muy directo en ese sentido. No estaba mal pedir una disculpa por ese comportamiento que había tenido, sobretodo porque Ino se había interesado en saber cómo estaba ese día y él fue grosero, de cierta manera.

Suspirando, y sin más, el Uzumaki se acercó.

...

-¡Que tal, Ino!- se escuchó.

Girando, observó a Naruto... un Naruto que parecía venir hecho polvo, literalmente porque su chaqueta parecía más de color gris que naranja.

Aunque ese pensamiento quedó de lado cuando los recuerdos de hace un par de días llegaron a ella nuevamente.

-Hola, Naruto- respondió al saludo.

Mientras el rubio rascaba un poco su nuca en una señal de nerviosismo, este miró a la joven Yamanaka quien, con una ceja levantada, lo miraba.

-Yo, bueno, a decir verdad, pasaba por aquí y pensé en venir y decirte que... que lo siento ¿está bien?- decía.

Tras aquellas palabras, el semblante de Ino se aligeró por completo.

-¿Eh? ¿y eso a qué viene?- preguntó.

Suspirando, Naruto habló.

-Por lo que dije acerca de lo que sientes por Sasuke... pienso que no fue una manera muy correcta de decirlo, así que lo siento- mencionó.

Ino solamente lo miró.

-Acepto tus disculpas, más que nada porque se escuchan sinceras y eso se agradece- decía, para después suspirar ligeramente. -Yo... también lo siento por lo que dije acerca de tus oportunidades con Sakura, no es que piense que las tienes, pero lo siento aún así- dijo.

Esas palabras marcaron un rostro de incredulidad en el rubio. Debía admitir que lo poco de conocía de Ino era eso, lo directa que solía ser la mayor parte del tiempo, pudo ser testigo en varias ocasiones durante los años de academia.

-Al menos te disculpaste- respondió.

Tras ello y de manera inesperada, la madre de la rubia salió de la tienda.

-Cariño, necesito de tu ayuda aquí adentro, estoy un poco ocupada preparando unos pedidos y me falta acomodar algunas macetas y regar otras plantas- decía, para después mirar también al acompañante de su hija. -¡Perfecto! tú podrías ayudar también, por la banda en la cabeza quiero creer que son amigos- dijo.

Mirándose, ambos volvieron a observar a la madre de Ino.

-No exactamente- dijeron al unisono.

Un silencio incómodo hizo presencia.

Aunque aclarando su garganta, la mamá de la joven Yamanaka habló.

-Eso me basta, eres más que bienvenido en ayudar a mi hija con las flores de la tienda- dijo.

Y así, junto a una sonrisa, la señora ingresó nuevamente.

Suspirando, Ino ingresó también, percatandose que Naruto no lo hizo... asomando su cabeza por la puerta, para así mirarlo de nueva cuenta.

-¿Qué esperas?- le preguntó.

Aquel tono de voz heló un poco la sangre del Uzumaki quien, tragando saliva, asintió, siguiendo a la rubia.

...

-Había visto la tienda por fuera pero nunca me había fijado en el interior, esto es genial-

Observando a su alrededor, Naruto podía visualizar cualquier tipo de planta que se pudiera imaginar en ese momento.

Era una visión bastante colorida también.

-Esta es una planta muy linda ¿cuál es su nombre?- preguntó el Uzumaki.

Al mirar lo que Naruto observaba, Ino habló.

-Ese es un crisantemo, es muy popular en el país del fuego- decía.

Asintiendo, el rubio colocó un par de dedos en su barbilla, pensando.

-Leí una vez que algunas plantas y flores tienen que estar en distintas condiciones para que no se marchiten- comentó.

Eso verdaderamente sorprendió a Ino, mirándolo.

-Eh, bueno, el crisantemo por ejemplo no es muy resistente al calor y tampoco a las corrientes de aire fuertes, por eso lo mantenemos aquí dentro- decía. -O también esta planta de aquí- dijo, mientras comenzaba a regar. -Esta se llama kalanchoe, requiere un ambiente luminoso pero sin tener contacto extremo con el sol, además de que se debe regar de manera moderada- comentó.

Asintiendo, el Uzumaki sonrió ampliamente.

-¡Que cool!- decía. -A decir verdad, me gusta la jardinería, en mi habitación tengo una planta algo grande, creo se llama ken, eh...-

-¿Kentia?- interrumpió Ino.

Asintiendo, el rubio habló.

-¡Exacto, sí!- respondió. -El viejo tercero me la regaló hace algunos años y también me dió instrucciones de cómo cuidarla, desde entonces la jardinería me interesó y ahora mide casi como yo- dijo, orgulloso.

Aquellas palabras no hicieron más que marcar una sonrisa en los labios de la joven Yamanaka. ¿Quién diría que a Naruto le interesaría un tema como ese?

Tomando un regador extra, Ino lo extendió hacía Naruto, quien la miró.

-Ya que mi mamá dijo que podías ayudarme, puedes hacerlo regando aquellas plantas de la ventana- decía.

Asintiendo, Naruto caminó hasta las plantas que la rubia había mencionado. Ella se encargaría del resto... aunque tras unos segundos de haber comenzado nuevamente su trabajo, pudo escuchar la voz del rubio, haciéndola girar para poder observarlo.

Esa gentileza le parecía algo tierna.

-Espera... ¿tierna? ¿yo pensando eso de Naruto? ¡¿ternura!?- pensó.

Y era que, al fijarse en el Uzumaki, este le había comenzado a hablar a las plantas que estaba regando.

-Oye, Naruto- se escuchó a Ino.

Girando, el rubio la miró y habló.

-¿Qué pasa?- dijo.

-Eh, tú... ¿por qué les hablas?- le preguntó.

Sonriendo, el Uzumaki habló.

-Según el viejo, hablarles sirve para que puedan crecer mejor, y desde que me regaló la planta de la que te hablé, siempre hago esto- respondió. -¿Es raro?- mencionó.

Parpadeando un par de veces, Ino habló.

-Nono, no lo es... de hecho es bueno que lo hagas- respondió, mientras un silencio comenzaba a hacer presencia entre ambos. -Bu-bueno, sigue en lo tuyo- dijo.

-¡Sí!- se escuchó al Uzumaki.

Aunque mirando nuevamente, la joven Yamanaka volvió a observar el como Naruto hablaba con las plantas.

-Hoy estoy ayudando a Ino y me tocó regarte a tí para que crezcas muy fuerte- se escuchaba.

Por alguna razón, esas palabras hicieron sonreír de una manera ligera a la rubia... quien, dándose cuenta de lo que estaba haciendo, rápidamente sacudió su cabeza para centrarse en su trabajo.

Pero le parecía interesante, cuanto menos, ese lado del Uzumaki.

...

-Muchas gracias por la ayuda en la tienda, Naruto, y por ayudar a Ino también-

Con el sol a punto de esconderse en el horizonte, madre e hija se encontraban despidiendo al rubio en la entrada de la florería.

-No fue nada señora, fue divertido ayudar- dijo, sonriendo.

-Eres bienvenido cuando sea entonces, me alegra que Ino haga amigos, a veces es un poco solitaria, ni siquiera ha traído a Shikamaru y Chōji a ca...- decía.

Lo próximo que el Uzumaki pudo observar fue a Ino metiendo a su madre hasta la tienda de nueva cuenta.

-Naruto ya entendió el punto, mamá, es bienvenido, sí- dijo, interrumpiendola.

-Tu mamá es agradable- mencionó el rubio.

Con incredulidad, Ino lo miró.

-Eso lo dices porque no convives todo el tiempo con ella- respondió.

Aquello no pudo ser respondido por Naruto, como tal, no sabía si actuaría de la misma forma que Ino, aunque no era como si ella no quisiera a su mamá, se notaba que la amaba, y mucho.

-Me sorprendes, Naruto, nunca creí que supieras de jardinería- comentó la joven Yamanaka.

Con un poco de vergüenza reflejada en su sonrisa, el rubio habló.

-No sé tanto como tú, pero es algo genial- respondió.

Sonriendo, Ino lo miró.

-Bueno, lo que dijo mi mamá es verdad, eres bienvenido aquí, nunca está mal tener a alguien que se interese genuinamente por todo esto- dijo.

Aquello no hizo más que ampliar la sonrisa del Uzumaki.

-¡Cuenta con ello!- decía.

Y tras ambos despedirse, Ino miró al rubio comenzar su camino hasta casa.

Le parecía raro pensar que en verdad se la había pasado bien con Naruto ayudándole con la tienda. Tuvo la oportunidad de explicarle varias cosas referente a la jardinería y él nunca demostró aburrimiento como tal, por el contrario, la atención siempre estaba fija en lo que ella decía.

Hasta ese día, Naruto le parecía un tonto escandaloso... pero esa imágen había cambiado, no del todo, pero lo suficiente.

Quizás Naruto podía compartir alguna otra similitud con ella.

Le intrigaba.

















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