Capítulo 29: Regreso
–Ya han pasado varios días desde que salieron y todavía no regresan... en este punto, estoy convencida de que, incluso la Hokage, aún con su fé en el potencial de los chicos, sabía del riesgo de esta misión– pensó la rubia.
Y era que el día había transcurrido de lo más normal posible. Salvo las personas que sabían de la misión, todos los demás parecían vivir el día a día como si nada estuviese pasando, como si la vida de sus camaradas no importase.
Mirando a su costado, pudo observar una pequeña maceta, la cual contenía azaleas blancas en ella. Con eso, y con una tenue sonrisa en su rostro, la joven rubia solamente la tomó, mientras su mirada se centraba, una vez más, en el exterior de la tienda de su familia.
...
Tras varias horas después, y mientras colocaba algunas otras plantas en sus respectivos lugares, la puerta de la tienda se abrió, dejando ver a un shinobi.
–Yamanaka Ino, la Hokage me pidió avisarte sobre la llegada de tus compañeros, tanto Nara Shikamaru como Akimichi Chōji llegaron de su misión, están siendo tratados en el hospital de la aldea– dijo.
Ahora entendía la presencia de aquel shinobi en ese momento. Y si era sincera, agradecía mucho a la quinta por mantener su palabra de avisarle sobre cualquier noticia acerca de la misión.
Sin más, y asintiendo en respuesta, mientras que a su vez se quitaba su mandil, la joven Yamanaka se puso en marcha hasta el hospital.
...
Jadeando de manera ligera, la sala principal del hospital pudo observar a la pequeña de los Yamanaka ingresar, y acercándose hasta una enfermera, habló.
–Disculpe, señorita, vengo a visitar a dos personas, Shikamaru Nara y Chōji Akimichi... me han avisado que llegaron recientemente– dijo.
Sonriendo, la enfermera miró su hoja de registro, y mientras buscaba, su mirada se volvió a centrar en la rubia.
–Llegaron hace poco más de media hora, Shikamaru Nara se encuentra sin peligro alguno...– decía, aunque algo en la pausa que la enfermera había hecho, le dió una leve mala espina a la jóven Yamanaka. –Y Chōji Akimichi se encuentra siendo tratado, su estado es más grave– dijo, mirándola.
Ante aquellas palabras, la mandíbula y ambos puños de Ino se apretaron. Y mientras respiraba un poco, su voz se escuchó.
–¿En dónde los puedo ver?– mencionó.
...
La misión vaya que no había ido como el jóven Nara se esperaba. Es decir ¿qué más podían haber hecho? todo lo que había ocurrido los habría superado aún si hubiesen hecho planes para cada enemigo al que se enfrentaron.
Quizás pudo haber hecho más, como líder y como shinobi con mayor rango entre sus compañeros, tenía la obligación de hacer más... un poco más. Quizás si hubiese hecho eso, tanto Neji como Chōji estarían ya en una cama de hospital, siendo tratados por heridas leves, en cambio ellos estaban entre la vida y la muerte.
¿Y él?
Él solo se había roto un dedo.
Vaya líder...
...
Llegando a la sala que se había asignado para hacer todo lo posible en ayudar al jóven Akimichi, la rubia pudo observar tres figuras cercanas a la puerta. Dos las había identificado rápidamente, mientras que la tercera, bueno... se sorprendía de verla ahí.
–Shikamaru–
Mirando a su costado, el menor de los Nara pudo observar una figura que conocía muy bien. Y si era sincero, le alegraba verla de nuevo.
–Las noticias realmente vuelan rápido ¿no es así?– mencionó, sonriendo de manera leve.
Aquella interacción solamente podía ser observada de manera meticulosa por la jóven que le había salvado el trasero, Temari.
Aunque por parte del padre de Shikamaru, la cabeza de los Nara, Shikaku, también se alegraba de ver a Ino ahí. Su presencia reflejaba que tanto había crecido el lazo con su hijo y con el hijo de Chōza.
–¿Cómo está?– preguntó la jóven Yamanaka, mientras se acercaba hasta sentarse a su lado.
Aquella pregunta había sido como un ligero golpe para Shikamaru... algo que la rubia notó al instante, pudiendo observar, también, la cabeza del jóven Nara apuntar hacía el suelo, quedando de esa forma muy cabizbajo.
–Antes de que entrara en operación, la Hokage dijo que el procedimiento sería bastante complicado, él... la vida de Chōji está pendiendo de un hilo– decía.
A su vez, la rubia solamente pudo notar como la quijada de su compañero se apretaba. Había mucha rabia en Shikamaru, y si era sincera, esa era la primera vez que lo miraba tan enojado.
–Pasa lo mismo con Neji, ambos están al borde de la muerte por mi culpa– dijo.
Tras escuchar eso, Ino miró a su costado, observando como Shikaku solamente miraba con su vista periférica a todo lo que su hijo decía. Para después observar a Temari quien, negando un poco, habló.
–Tal parece que te estás olvidando de nuestro entrenamiento psicológico... estas cosas pasan y van a seguir pasando, no debes torturarte por eso– dijo la jóven del desierto.
Aquellas palabras lograron alzar la mirada de Shikamaru, haciendo que sus ojos se posaran en ella. Y observándolo también, habló nuevamente.
–Conozco esa mirada, estás enojado, furioso, pero créeme, no eres el único que ha pasado por lo mismo... será mejor que te acostumbres a los imprevistos en las misiones, a que no todo saldrá como uno lo planea y, sobretodo, a las bajas– dijo.
Eso último hizo que la cabeza del jóven Nara volviera hacía el piso, solo para después levantarse de su asiento, alejándose así de la sala de operaciones en donde Tsunade estaba tratando al jóven Akimichi.
–Shikamaru...– pensaba Ino al mirarlo alejarse.
Y es que, si se ponía a pensar con detenimiento y con frialdad, por llamarlo de alguna manera, todo lo que había dicho Temari era... verdad. Desde el primer momento en que tomaron ese camino, sus vidas iban a estar en peligro en todo momento cuando salieran de misión.
Temari lo sabía y, sin temor a equivocarse, el papá de Shikamaru también, y mucho además... aunque si era sincera, incluso a ella, todo lo que Shikaku le estaba diciendo a su propio hijo después de una dura misión como la que acababa de pasar, le dolían profundamente.
–Entonces es simple, Shikamaru... ¿qué es lo que eres? ¿un líder o un simple cobarde? porque ambas cosas jamás podrán ir juntas– se escuchó.
Aquellas palabras solamente mantenían la atención de ambas rubias centradas en la espalda del jóven Nara.
Aunque el sonido de una puerta captó la atención de todos, y mirando en dirección a la sala de operaciones en donde mantenían a Chōji, la quinta salió.
–Ha sido bastante arduo– se escuchó.
Y mientras todas las miradas se mantenían centradas en ella, la legendaria sannin solamente tomó asiento junto a Ino, suspirando... para después sonreír.
–Se va a recuperar– dijo.
Aquellas palabras lograron dibujar una sonrisa inmediata tanto en Ino como también en Shikaku.
–Todo lo que me pudiste brindar acerca de los metodos de sanación del clan Nara fue muy útil, los años de investigación, gracias por ello, Shikaku, en serio... sin eso, definitivamente no habríamos podido salvar al chico– mencionó.
Sonriendo, el mayor de los Nara habló.
–Gracias por eso, Hokage-sama– dijo.
Tras ello, por el fondo del pasillo se logró observar y escuchar a una jóven...
–¡Tsunade-sama!– se escuchó.
Captando la atención de todos en la sala, la jóven solamente trató de recomponer su postura, además de retomar un poco el aire, para después hablar.
–Hemos logrado estabilizar a Neji Hyuga, esperamos una recuperación exitosa...– decía, haciendo sonreír de manera ligera a la quinta. –Además de que me ha informado que Kakashi Hatake ha llegado junto a Naruto, tuvo heridas leves y ya está siendo tratado para su recuperación– dijo.
Suspirando, Tsunade solamente pudo relajarse más en donde había tomado asiento.
–Todos lograron salvarse...– pensó, para después mirar, también, hacía la espalda del jóven Nara. –Shikamaru, tu misión fue un fracaso– decía, mientras observaba como un par de gotas caían al suelo justo al frente del menor de los Nara. –Pero afortunadamente todos están bien y fuera de peligro, es lo más importante– dijo, sonriendo.
Con todo ello, la noticia de que Naruto había llegado con solo algunas heridas leves había hecho respirar ya de manera normal a Ino, todo lo que había pasado con Chōji la tenía con demasiada preocupación, y sumando a eso también estaba Naruto, menos mal que todos ya estaban fuera de peligro.
Aunque al observar, nuevamente, a Shikamaru y escucharlo con su voz entrecortada por un ligero llanto, bueno, hizo que lo apreciara más como camarada y amigo. No era, ni de cerca, su culpa de que la misión haya fracasado y aún así sentía que la responsabilidad caía totalmente sobre él.
Sonriendo, la rubia estaba segura de que, quizás en el futuro, no sería raro ver a Shikamaru con algún cargo más importante porque, en sí, y dado sus cualidades, tenía todo para ser un gran líder.
...
Habiendo dejado a Chōji en manos de la quinta, y después de que tanto Temari como Shikaku se marcharan, ambos miembros del equipo diez se encontraban caminando rumbo a la habitación del Uzumaki.
–Estás ansiosa por verlo ¿eh?– dijo Shikamaru.
La rubia solamente pudo mirar al jóven Nara con algo de sorpresa, más que nada porque, al menos después de lo que pasó y después de todo lo que su padre le había dicho, no esperaba un comentario así de su parte. Así que, sonriendo, volvió su vista hacía el frente.
–Mucho, sí– respondió. –Han pasado semanas desde que todos se fueron y estaba muy preocupada, por ti, Chōji y por Naruto también... me alegro de que estén a salvo– dijo.
Suspirando, Shikamaru mantuvo su vista al frente.
–Aún así la misión fracasó, todo el esfuerzo que hicimos fue para nada– dijo.
–Da igual que la misión haya fracasado, están bien, como dijo la quinta, eso es lo que más importa– respondió, para después mirarlo. –Y no te pongas más peso sobre tus hombros de manera innecesaria, no es culpa de nadie que las cosas no hayan salido como se esperaban– dijo.
Aunque debía admitir que tenía esa ligera espina clavada en él por no haber completado su misión con éxito, también debía ser sincero y admitir que, en sí, la misión le importaba poco o nada cuando supo qué tan graves estaban Neji y Chōji. Al final, ellos eran sus camaradas. Sus amigos. Ellos habían puesto sus vidas en riesgo.
Pero tras todo ello, también se hacía una pregunta: ¿acaso Sasuke, de haber sido rescatado, habría valorado todo ese esfuerzo y sacrificio? claro, suponiendo que el Uchiha haya querido que lo "salvaran" en primer lugar.
Si era sincero... creía que no. Por ese preciso pensamiento, la misión al final le importaba poco o nada.
Aunque, justo frente a ellos, pudieron observar a una enfermera salir de la habitación de Naruto, junto con un carrito que, al parecer, llevaba varias prendas de ropa, pasando así justo al lado de ambos.
Mirando el carrito, la jóven Yamanaka se percató de algo inusual en él...
–En un momento te alcanzo, Shikamaru– dijo.
Aquello le había resultado extraño al menor de los Nara, vaya que sí, pero sonriendo, habló.
–No te demores, seguro que a él también le hará bien verte– dijo.
Asintiendo, y con algo de rubor en sus mejillas, Shikamaru siguió su camino a la habitación del rubio, entrando. Por el lado de Ino, esta se dirigió rápidamente con la enfermera que había pasado junto a ellos y, alcanzandola, habló.
–Disculpe, señorita, ¿puedo ver una prenda de ropa que lleva ahí?– dijo, señalando aquel carrito con ropa.
Extrañada, la enfermera habló.
–Eh, claro, adelante– dijo.
Sin más, y sonriendo, la jóven rubia tomó en sus manos una prenda peculiar... una chaqueta de color naranja, sucia, y que tenía un cuello blanco, aunque al sujetarla de manera correcta, pudo observar el frente de la chaqueta, y tras hacerlo, sus puños se apretaron con mucha más firmeza.
Con enojo en ellos.
–Los bordes del hoyo están algo quemados y su circunferencia es casi como la de un puño...– pensó.
Y era que, al momento de conjugar todo, el único jutsu que ella conocía, el cual era capaz de provocar algo así era uno solo: el chidori de Sasuke.
–Atravesó su pecho con ello, maldita sea– pensó, para después bajar la chaqueta del rubio y dejarla nuevamente en aquel carrito con ropa.
Tras ello, solamente se dirigió hacía la habitación del Uzumaki.
–Naruto...–
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