Capítulo 26: Consejo
–¿Ino?–
Un poco extrañada por la actitud distante de la rubia, la pelirosa aclaró su garganta.
–¡Ino!– dijo nuevamente.
Sacudiendo un poco su cabeza, la joven Yamanaka miró a Sakura.
–¿Qué pasa?– preguntó.
–¿Qué pasa? has estado extrañamente distraída últimamente, sobretodo hoy, así que esa es la pregunta que yo me hago ¿qué pasa?– comentó la pelirosa.
Suspirando, Ino solamente se puso de pie.
–No me pasa nada... ha sido una semana algo larga, además de que los trabajos de reconstrucción son pesados también, creo que es cansancio– respondió.
A juzgar por la mirada que Sakura le había dado, era bastante claro que no había sido una mentira que se comería.
–Lo digo en serio, no me sucede nada, solo que estoy algo cansada, es todo– dijo nuevamente.
Ante aquellas palabras, la pelirosa solamente suspiró.
–Bueno, es verdad que todo esto ha sido cansado, pero de igual forma me alegra que Asuma-sensei me haya ofrecido estar con ustedes mientras mi equipo se pone en pie, es mejor que estar sin hacer algo– dijo.
Sonriendo, Ino la miró.
–Deberías decirle eso a Asuma-sensei una vez que todo regrese a la normalidad... pero no te mentiré, frentona, me alegra tener a otra chica en el equipo, bueno, al menos por un tiempo– dijo.
Para la pelirosa, aquel apodo le molestaba, pero compartía la opinión de Ino, le alegraba compartir equipo con otra chica, más que nada porque se sentía un poco más comprendida. Como tal, Naruto, Sasuke y Kakashi eran, bueno, son grandes personas, y amigos también... pero no piensan como una chica.
–¿Y cómo sigue Sasuke?– se escuchó a la rubia.
Y mientras seguían recogiendo algunos escombros, Sakura suspiró.
–No ha logrado despertar aún... pero las enfermeras lo mantienen vigilado gran parte del día, hasta ahora sus signos siguen siendo buenos– respondió.
–Entiendo, se mantiene estable, esas siempre serán buenas noticias– decía la rubia.
Aunque, al mirar a Sakura, esta última le lanzó una mirada algo... pícara, mientras ambas cejas se levantaban en su rostro.
–¿Y tú cómo lo estás llevando sin Naruto por aquí cerca?– preguntó la pelirosa.
Si algo le habían dado esas casi cuatro semanas en las cuales Naruto había partido junto a su maestro, era el hecho de haber perdido la pena a cualquier comentario que hicieran de ella y el Uzumaki. Mientras los días pasaban, ese sentimiento de extrañarlo siempre era cada vez más y más grande.
Así que, sonriendo, otra leve pila de escombros se levantaron gracias a la joven Yamanaka.
–Los días han pasado algo lentos sin él por aquí cerca, sinceramente... él, no sé, tiene ese algo que hace que un día se vuelva especial ¿sabes? extraño eso– mencionó.
Esta vez, la sonrisa pertenecía a los labios de la pelirosa quien, agachando un poco su mirada, habló.
–Sí, lo sé... antes había sido muy mala con Naruto, pero el tiempo que hemos estado en equipo, en distintas misiones, se ha vuelto un amigo muy valioso, y aunque a veces me irrite, también ha alegrado muchos de mis días con alguna locura que hace– dijo.
Aquello dibujo una tenue sonrisa en el rostro de Ino. Como tal, no conocía mucho sobre la relación de amistad que Sakura y Naruto llevaban, pero por lo que había escuchado hace apenas unos instantes, le alegraba, y mucho, saber que ambos se llevaban bien... y le alegraba, también, saber que Naruto, al parecer, ya no veía de una manera romántica a Sakura.
–Pero me sigue sorprendiendo, si te soy honesta– se escuchó de nueva cuenta a la pelirosa.
Un poco extrañada, la rubia habló.
–¿A qué te refieres?– preguntó.
–Ya sabes, al hecho de que hayas cambiado tan radicalmente con respecto a él, a Naruto– decía. –No es algo malo, en lo absoluto, de hecho, y si te soy muy honesta, a veces te tengo un poco de envidia– dijo.
Aquellas palabras habían dejado sin habla a la joven Yamanaka quien, dejando lo que estaba haciendo, miró a su amiga.
–¿Envidia?– preguntó.
Suspirando, la pelirosa habló.
–Porque él y tú se ven bien juntos, se divierten, ríen juntos... creo que a los dos les ha venido bien conectar más– dijo.
Ante esas palabras, la joven Yamanaka solamente quedó en silencio, debía admitir que el saber una vista distinta a la de Naruto y ella acerca de ambos era interesante cuanto menos.
Pero mirando de nuevo a Sakura, sabía que había estado decaída estas últimas semanas que habían pasado. No podía decir que sentía un poco de tristeza por Sakura puesto que, bueno, debía admitir que ella podría enamorar plenamente a cualquier otra persona si tan solo dejara detrás esos sentimientos dañinos que tenía por Sasuke... y es que, mirandolo en retrospectiva, incluso le parecía un poco vergonzoso haberse sentido igual, muchas veces, con respecto al Uchiha.
Es decir, estar detrás de alguien que simplemente no quiere estar junto a ti... y que, para hacerlo peor, tiene que aguantarlo solo por haber sido puesto en tu propio equipo.
Eso era duro.
...
La mañana se había ido, con ello, la tarde estaba tomando lugar en Konoha. Con toda la actividad referente a las reparaciones, la verdad era que ya quedaba muy poco por hacer.
Caminando por las calles de la aldea, tanto a la rubia como a la pelirosa se les podía observar un poco cansadas. Definitivamente había sido bastante acertado por parte de Asuma dejarles el día libre tanto a ellas como a Chōji y Shikamaru, sobretodo este último, quien había sido solicitado por su papá.
–Tengo las manos llenas de polvo– dijo la pelirosa.
Alzando las suyas y mirando sus palmas, la rubia suspiró.
–También yo... ahora voy a tener que cuidarlas extremadamente con cuidado para que la piel no quede dura– dijo.
Ante eso, Sakura solamente rió.
–Ino, ya eres una kunoichi, tus manos van a tener marcas de misiones o de trabajo duro– dijo.
Aquello era verdad, más que verdad.
–Supongo que sí, me tendré que hacer a la idea pero aún así, cuidarlas un poco tampoco está de más ¿no crees?– mencionó.
–¡Andando, tiene que ayudar a Sasuke y a Kakashi-sensei, además de que tiene que ayudar a Lee también!–
Esa sonido hizo que ambas se mirasen mutuamente.
Vaya que habían reconocido la voz de manera inmediata, y sin perder el tiempo, ambas subieron de manera veloz a uno de los tantos tejados que adornaban la calle principal de la aldea... solo para observar a Naruto y su sensei, junto a una señora con pechos voluptuosos, y junto a otra mujer de cabello negro, la cual sostenía entre sus brazos a lo que parecía ser un cerdito.
–¡Vayamos a verlos!– dijo la pelirosa.
Con ello, la rubia la siguió, bajando hasta la calle.
...
–¡Oye, Naruto!–
Ante aquel sonido, el rubio giró, al igual que las personas quienes acompañaba, pudiendo observar de esa manera a Sakura y, además, a Ino.
–¡Sakura-chan, hola!– decía, mientras ambas se acercaban. –Y h-hola, Ino– dijo, mientras rascaba un poco su nuca.
Un poco sorprendida con aquella peculiar escena, la legendaria sannin sonrió de manera ligera.
–Vaya, así que el pequeño escandaloso tiene a alguien quien lo pone nervioso– pensó.
–¿Cómo has estado?– preguntó Ino.
Sonriente, como siempre, el Uzumaki habló.
–¡De maravilla!– respondió. –Bueno, hubo días en los cuales no tanto... ¡pero, en general, de maravilla!– dijo.
Esas palabras lograron marcar una sonrisa bastante genuina en el rostro de la joven Yamanaka, algo que, también, Tsunade logró captar.
–Y ella se alegra por él, además de que se le nota nerviosa... vaya– pensó, sonriendo.
...
Acercándose al rubio, la pelirosa parecía susurrarle algo.
–Oye hasta ahora no me había percatado del todo pero ¿y esas dos quienes son?– preguntó.
De manes bastante sonriente, el rubio habló, mientras señalaba a Tsunade.
–Esa de ahí es la abuela Tsunade, forma parte de los legendarios sannin junto al sabio pervertido– decía, mientras señalaba a Jiraiya. –Y esa de ahí se llama Shizune, ella es... bueno, ella es la acompañante de la abuela Tsunade, es agradable sinceramente, además de que es muy hábil– comentaba. –Ah, y ese de ahí es Tonton, no le gustan los chistes de cerditos, tampoco le gusta que bromees sobre comertelo– dijo.
Ante lo último, en el rostro se Sakura se podía observar bastante incredulidad, la cual pasó de manera algo rápida a ser de bastante sorpresa, no por el hecho de saber quién era Tsunade, sino porque, a pesar de que Naruto la llamaba abuela, se veía como una mujer de unos treinta años, más o menos.
–Ella ayudará a Kakashi-sensei, a Sasuke y a Lee también, es muy hábil con el ninjutsu médico, además...– decía, acercándose a su oído. –Ella será la quinta Hokage– dijo.
Aquello definitivamente había sorprendido a Sakura, por todo lo que Naruto había descrito, vaya que esa mujer tenía ya una reputación detrás de ella, y si fue elegida como la quinta Hokage... bueno, vaya que su reputación era enorme.
–Bueno, sigamos, no hay que dejar esperando a esos ancianos– se escuchó a Tsunade.
Separándose de Sakura, el rubio miró a ambas.
–¿No quieren venir a ver como la abuela cura a todos? ¡seguro que será algo genial!– dijo.
Sonriendo, Sakura se acercó, aunque mirando a la joven Yamanaka, la pelirosa habló.
–Ino ¿pasa algo?– preguntó, extrañando un poco a Naruto también.
Centrando su mirada, la rubia habló.
–Jiraiya-sensei... ¿puedo hablar con usted?– preguntó.
Eso vaya que había dejado extrañados a todos, incluso al mismo Jiraiya quien, al observar el semblante bastante serio de la rubia, asintió.
–Ustedes sigan, Ino y yo los alcanzaremos después– dijo.
Y así, el par del equipo siete, junto a Tsunade, Shizune y Tonton, siguieron su camino.
–¿Y bien, niña? ¿para qué soy bueno?– preguntó, un poco intrigado.
...
Caminando detrás de Tsunade y Shizune, el rubio se acercó un poco más a la pelirosa.
–¿Ino está bien?– preguntó. –Parecía un poco distraída hace un rato... parecía como si algo le preocupara– mencionó.
Si era sincera, no tenía respuesta alguna para la actitud que la joven Yamanaka tenía.
–Lamento no poder ayudarte, Naruto, no sé qué le sucede, pero es extraño, Chōji y Shikamaru me dijeron que ha estado actuando así desde hace unas semanas– dijo.
Aquello había extrañado al Uzumaki, debía admitir que él siempre pensaba sobre el hecho de que a Ino pocas cosas le preocuparan, no en el sentido de irresponsabilidad, sino en el sentido de que todo lo hacía ver un poco más fácil.
Le preguntaría, sin duda... esperaba, y de verdad, que pudiesen tener un momento para hablar.
...
–Ya veo... eres todo un caso, niña, en verdad– mencionó Jiraiya.
Suspirando, la rubia giró para encarar al legendario sannin.
–¿Puedo preguntarle algo?– comentó.
Con ello, Jiraiya solamente miró a Ino, para después centrar su vista periférica en uno de sus alrededores... vaya que ese viejo estaba cuidando que una información tan importante no se viera comprometida.
–Adelante– respondió.
–No pienso que este loca, pero las coincidencias, la relación que tiene Naruto en todo por lo que tiene dentro de él, el secretismo... es, ciertamente, para ocultar que es hijo del cuarto ¿cierto?– preguntó.
Para sorpresa de la rubia, aquella pregunta no hizo enojar o incomodar a Jiraiya, en cambio, notó el como una sonrisa se marcaba en su rostro.
–Creo que la respuesta la sabes ya y solo quieres que yo te lo confirme– respondió, para después suspirar, cruzando sus brazos. –Pero... sí, Naruto es hijo del cuarto Hokage, aunque se mantiene en secreto gracias a los tantos enemigos que Minato se hizo durante su época de shinobi, de la cual, seguramente ya has escuchado algunas historias– comentó.
–De hecho, sí– respondió la rubia. –¿Pero por qué a su madre la han tratado de borrar en todo, también?– preguntó.
–Para evitar lo que hiciste tú, que las personas relacionaran a... espera– decía Jiraiya, mientras miraba una sonrisa triunfante en la rubia. –Una niña logró sacarme información sobre la madre de Naruto... si que te has superado, Jiraiya– pensó.
–¡Entonces eso confirma mi teoría! ¡aquella mujer Uzumaki, de quien se trato de ocultar su información, es la madre de Naruto!– dijo Ino.
Con un rostro de mucha, demasiada, infinita incredulidad, el legendario sannin la miró.
Debía admitir que la chica tenía talento.
–Vaya que si has sacado cosas de Inoichi... pero ya lo sabes, así que sí, el cuarto estuvo casado con aquella mujer Uzumaki de la que hablas– dijo.
–Ahora entiendo todo pero...– decía la rubia, mirando al legendario sannin. –Jiraiya-sensei ¿Naruto no debe saberlo? quiero decir, al final de todo, ellos fueron sus padres– comentó.
Esas palabras hicieron un poco de eco en Jiraiya quien, después, suspiró de manera algo tenue.
–El tiempo para que él lo sepa, llegará, tenlo por seguro– decía, mientras una mirada de decepción se marcaba en la joven Yamanaka. –Sé que no es lo que querías escuchar, pero las cosas, desafortunadamente, son así– dijo.
Ante eso, Ino solamente bajó su mirada. Si dependiera de ella, vaya que le contaría a Naruto todo lo que había descubierto hasta ese momento, él tenía derecho a saber quienes fueron sus padres... pero por otro lado, eso también conllevaría a meterse en aún más problemas.
–Creo que tiene razón– dijo.
Aún con su mirada en el suelo, una mano se posó en uno de sus hombros, y alzando su mirada, pudo observar al sensei de Naruto con una sonrisa algo ligera en sus labios.
–Él es fuerte... no consideres que Naruto lo tomará como algo malo de tu parte el habérselo ocultado, estoy seguro que explicandoselo, lo entenderá– decía Jiraiya, quitando su mano del hombro de la joven Yamanaka. –Además, llegados a este punto, debes ahorrarle problemas a Inoichi y a ti también... ahora sabes la parte más importante del pasado de Naruto, sé que, con ello, te unirás más a él y lo comprenderás aún más– comentó, sonriendo. –Con la llegada de Tsunade, estoy seguro que ella mantendrá a raya al hombre que te visitó, créeme, esa mujer podrá parecer inofensiva, pero tiene un temple y un carácter que te hace temblar siempre que su furia estalla... y ni hablar de su fuerza– dijo.
Asintiendo, la rubia suspiró.
–Me alegro de haberle comentado todo esto, Jiraiya-sensei– dijo, para después sonreír.
–Y yo me alegro de haberte aconsejado correctamente para que no le comentes nada a Naruto– decía, mientras le daba la espalda. –Hay que alcanzarlos, Tsunade debe estar al tanto de todo esto... bueno, la Hokage debe estar al tanto– se escuchó.
Así, y asintiendo, la rubia siguió al legendario sannin.
Si era sincera, se sentía bien contarle a otra persona sobre lo que había encontrado.
Se había quitado un ligero peso de encima.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top