Capítulo 25: Hallazgos
–Tus golpes no están siendo precisos–
Mirando a Asuma, la rubia solamente bufó, cargando, nuevamente, en contra de su sensei.
A distancia segura, tanto Chōji como Shikamaru observaban todo lo que ocurría.
–¿Soy yo o Ino parece algo... distinta?– preguntó Chōji.
Levantándose del suelo, para así sentarse, el joven Nara miró el entrenamiento de la rubia.
En sí, desde hacía ya una semana que Ino había tenido una actitud algo rara. No distante, pero si rara, y mirándola en ese momento, era bastante obvio que, al menos en pensamientos de Shikamaru, algo le molestaba.
–¡Tome esto!– se escuchó a la joven Yamanaka.
Aunque en un rápido parpadeo, Ino perdió de vista a Asuma.
–¿Eh?– decía, mirando en todas las direcciones. –¿A dónde diablos se fue?– se escuchó.
De pronto, un par de manos tocando su espalda la alertaron... muy tarde en sí, haciendo que Asuma lograse empujarla un par de pasos por delante de él.
Y tras girarse, observó a su sensei, quien se encontraba con una sonrisa dibujada en su rostro.
–El combate se terminó– dijo Asuma. –Te falta pulir muchas cosas si quieres ser buena en taijutsu, y esto es algo que ya sabes, pero no hay espacio para la distracción cuando estás luchando mano a mano contra alguien más– comentó.
Bufando, la rubia simplemente se cruzó de brazos, haciendo que Asuma sacudiera ligeramente aquel cabello rubio, mientras reía.
...
–Estos días han sido algo difíciles, y les pido también una disculpa por ausentarme otros tantos– se escuchó a Asuma. –Shikamaru, Ino, no me dí el tiempo de felicitarlos por su cumplir lo que se les pidió durante la invasión, Kakashi me comentó lo determinados y rápidos que fueron para ejecutar su plan, bien hecho– decía, haciendo sonreír ligeramente a ambos. –A partir de mañana comenzaremos nuestra participación como equipo en la reconstrucción de Konoha, además de que incluiremos a Sakura con nosotros, ya que Kakashi aún sigue sin encontrarse disponible, y mientras que Naruto siga en su viaje y Sasuke siga incapacitado, nos ayudará por algunos días– dijo.
Esa noticia vaya que le había sentado algo rara a todos, no por Sakura, sino porque era raro tener a otra compañera en el equipo.
–Genial, por si una no fuera suficiente, tendremos a dos– pensó Shikamaru.
–Bien, pueden tomarse el resto del día libre, los veré mañana a primera hora... excepto tú, Ino, quiero hablar contigo un momento– dijo Asuma.
Sin más, tanto Chōji como Shikamaru se retiraron de los campos de entrenamiento.
–¿Qué pasa, Asuma-sensei?– preguntó.
–Es lo mismo que yo te pregunto a ti, hoy te noté más distraída de lo normal ¿pasa algo?– comentó.
Suspirando, Ino solamente bajó su mirada.
–No realmente, Asuma-sensei, es solo que... bueno, he estado haciendo otras cosas y tengo la mente en ello, no volverá a pasar, lo prometo– dijo.
–Entiendo... he de suponer que se debe a Naruto, con eso de su viaje y con el hecho de que han estado más juntos, es normal que te sientas de esa forma– comentó Asuma.
Con un sonrojo bastante marcado en sus mejillas, la joven Yamanaka trató de articular palabra alguna, y calmandose, habló.
–N-no es por Naruto, es decir, claro que lo extraño... pero no es por él– dijo.
Aquello si que había sorprendido al Sarutobi, así que riendo un poco, su voz se escuchó de nueva cuenta.
–¿Entonces? quizás y pueda ayudarte en lo que sea que estés metida– mencionó.
Titubeante, la rubia solamente suspiró.
–Es una investigación acerca del cuarto Hokage– dijo.
Parpadeando un par de veces, Asuma miró a su alumna.
–¿Y por qué una investigación acerca del cuarto?– preguntó.
Habiendo llegado hasta ese punto, debía admitir que no tenía alguna excusa creíble para poder decir en un momento así.
–Eh, porque yo... porque había decidido investigar un poco acerca de Konoha, ya sabe, nunca está de más investigar acerca del lugar donde una vive ¿cierto?– dijo.
Eso... tenía cierto sentido.
–Ajá... de igual forma ¿qué es lo que no sabes?– preguntó Asuma.
–Logré colarlo, menos mal– pensó, para después sonreír ligeramente. –Verá, mi papá me ha contado algunas cosas sobre él, pero en los libros que he visto, ninguno menciona nada acerca de su muerte, solamente mencionan el hecho de haber sido un shinobi increíble...– comentó.
Asintiendo, Asuma habló.
–¿Qué quieres saber de él?– preguntó.
–Perfecto– pensó. –¿Él cómo era? es decir, mi papá y también en la academia se nos habló lo que le dije, de que fue un gran shinobi y todo eso... pero realmente nunca nos dijeron cómo fue él, ya sabe, físicamente– decía. –Claro que lo tenemos en la montaña de los Hokages pero, bueno, es obvio que las rocas solamente tienen un color– dijo.
–A ver... el cuarto era alto, con una cabellera rubia, aunque no del mismo tono que tu cabello, era un poco más intenso, puedes observar su rostro en la montaña y solo añade el color que te dije– comentó, riendo ligeramente. –Y en actitud... realmente nunca lo conocí en ese sentido, se encargó de darme algunas misiones eso sí, pero nunca fuí cercano a él– dijo.
Asintiendo, la rubia solamente pensó. Una cabellera rubia... aunque, alzando su mirada, habló.
–¿Y cómo murió?– preguntó.
Eso había sorprendido ligeramente a Asuma quien solo la miró.
–¿En serio nunca les dijeron nada acerca de la muerte del cuarto en la academia?– preguntó.
–Bueno, nos dijeron lo que todos dicen, murió salvando la aldea, pero nunca nos dijeron cómo fue su muerte en sí– dijo.
Colocando un par de dedos en su barbilla, el Sarutobi la miró.
–Eso es raro... pero él murió salvando a Konoha del kyubi en aquella invasión que sucedió hace años– respondió.
Con una sorpresa casi fugaz, la mente de la rubia se había puesto a trabajar casi de inmediato. El kyubi... ahí estaba de nuevo aquello que Naruto llevaba con él en el interior de su cuerpo.
¿Podría preguntar más sobre el tema? lo dudaba, ciertamente. Su sensei no era un tonto y era probable que con una o dos preguntas comenzara a sospechar el por qué realmente estaba haciendo una "investigación" acerca del cuarto.
Pero antes de que pudiera hablar, la voz de Asuma se escuchó nuevamente.
–Pero estoy seguro de que podrías saber más del cuarto si hablas con Kakashi, ya que él fue su sensei– dijo.
Eso definitivamente había sorprendido aún más a Ino, el papá de Kakashi había sido un shinobi sin igual y, además, también había sido entrenado por el mismo cuarto Hokage. Vaya que Naruto si tenía suerte para sus maestros.
Sin más, y sonriendo, la joven rubia miró a Asuma.
–Eso ha sido de mucha ayuda, Asuma-sensei, en serio... de ahora en adelante me podré, eh, ya sabe, concentrar más en los entrenamientos– dijo.
Aquellas palabras solamente habían logrado marcar una sonrisa que, en sí, emanaba bastante orgullo por parte de Asuma. Ayudar a una de sus discípulos siempre vendría bien.
Y, así, la rubia comenzó a retirarse del lugar. Tenía más información que podría ser de utilidad... aunque saliendo de los campos de entrenamiento, sin que ella lo notase y, a lo lejos, una sombra yacía encima de uno de los tantor arboles que adornaban la mayor parte del lugar.
La cual, de manera veloz, desapareció.
...
Afortunadamente, al menos hoy su presencia por la mañana no era requerida en la florería. Su padre se había tomado parte de ella libre y así podía ayudar a su madre en manejarla, pero le habían pedido en hacerse cargo de ella por la tarde ya que ambos tendrían una cita, ya que hacía algo de tiempo que no tenían una.
En un principio le pareció algo molesto... pero si era honesta, y si algún día tuviese hijos, querría que ellos se hicieran cargo de todo mientras ella tenía un día de cita con su esposo.
Sería lo óptimo, así que no podía quejarse.
Así, y con los minutos pasando, frente a la mesa que había elegido para continuar su investigación, un mapa con distintas palabras se podía observar en ella.
–Bien, entonces tres palabras ya hacen una frase si se arregla con la información que sé... el cuarto luchó en la tercera gran guerra shinobi– decía.
Aunque tras quedarse algunos cuantos segundos en total silencio, las palabras de Asuma resonaron en su memoria... el cuarto había muerto el día en el que el kyubi invadió Konoha.
Con ello, y levantándose de su asiento, buscó la misma enciclopedia que había leído una semana antes. Y tras encontrarla, la llevó de vuelta a la mesa, hojeandola en el proceso.
–En dónde estás...– pensaba, aunque tras algunos minutos, logró encontrar lo qu buscaba. –Bingo– dijo.
Leyendo, la invasión del kyubi se relataba a detalle, el como todas las divisiones de shinobis se tuvieron que unir para llevar a cabo la protección de la aldea en su máxima efectividad, incluyendo, también, la participación quien había sido el tercero, Hiruzen Sarutobi.
–No está por ningún lado– pensó.
Y es que tras haber leído una y otra vez todo lo relacionado a la invasión del kyubi, el nombre del cuarto, o al menos su mención, nunca hicieron aparición por ningún lado.
Suspirando, Ino pensó... y pensó.
–El cuarto murió defendiendo la aldea de la invasión del kyubi–
Con ello, una especie de 'click' pareció haberse dado en su cerebro, y buscando nuevamente la información...
–La invasión sucedió durante la noche, y su muerte sucedió esa misma noche... espera– dijo, casi como un susurro.
Juntando nuevamente las palabras, ahora la historia del cuarto se veía más clara. Había participado en la tercera gran guerra shinobi y había muerto durante la noche en que sucedió la invasión del kyubi a Konoha... pero aún faltaba una sola cosa por descubrir. La última palabra.
Pero si obtener información del mismo cuarto Hokage había sido difícil ¿cómo se supone que iba a conseguir información de su esposa? en sí ¿desde dónde podía iniciar?
Con eso último, la imágen de Jiraiya llegó a su mente como una opción, pero ya había pasado una semana desde que había salido junto a Naruto en su viaje para traer a la otra miembro de los sannin.
¿Quizás el sensei del equipo de Naruto? esa podría ser una enorme oportunidad de saber algo más... pero teniendo en cuenta de que seguía extrañamente fuera de servicio, tampoco era una opción a corto plazo.
Recargandose en su asiento, la rubia suspiró. ¿Por qué había tanto secretismo conforme a todo eso? era más que obvio por la casi nula información que se podía encontrar.
–Es casi como el clan de Naruto...– pensó.
Pero, con eso, su cerebro nuevamente se puso en marcha. Y recordando lo que había leído hace demasiados días atrás con respecto a los Uzumaki, le parecía curioso la similitud en el 'tratar' de ocultar un poco la información acerca de ello.
Sin tiempo que perder, y buscando aquel libro, lo encontró nuevamente... y leyendo de nueva cuenta, una enorme intriga nació en ella. Se había olvidado por completo acerca de las características que distinguían a un Uzumaki puro, una de ellas, como tal, era el tener un cabello rojizo.
Pensando nuevamente en Naruto, este no tenía ese color de cabello, más bien era...
–Rubio...– pensó.
Deteniendo un momento su lectura, las palabras de Asuma nuevamente llegaron a su mente.
–Él era alto, con una cabellera rubia, aunque no del mismo tono de tu cabello–
No podía ser una coincidencia como tal... ¿o sí?
–La información del cuarto se trató de ocultar, después, la información de aquella segunda mujer Uzumaki se borró por completo pero ¿por qué a la información acerca de la esposa del primero no le sucedió lo mismo? ambas pertenecieron al mismo clan– pensó.
Aunque había una pequeña espina que se había clavado en ella hasta ese momento, y era justo acerca de las características de los Uzumaki. ¿Era darle vueltas como tal? lo dudaba mucho. No era coincidencia de que hubiese poca y nula información acerca de dos personas. Después, si lo pensaba bien, era probable que color del cabello también podía darle alguna pista.
Al final, una sola cosa faltaba en todo ese rompecabezas, y era el saber la identidad de aquella mujer. ¿Quién fue? ¿cómo murió? ¿por qué se ocultó información de ella? ¿era probable que esa mujer haya sido la esposa del cuarto?
Si era honesta, una tenue intuición iba creciendo más y más en ella... y era con respecto al pasado de Naruto. Todo iniciaba desde su apellido, desde su relación con el que fue, una vez, el sensei del cuarto Hokage... todo podía coincidir.
Aunque era muy pronto para sacar alguna conclusión como tal. Debía juntar la última pieza.
Con ello, y suspirando, la rubia levantó y tomó la información que le haría falta, saliendo así de la librería.
...
Debía admitir que había días en los cuales se alegraba que no hubiese mucha gente pasando a la florería. Eso le daba tiempo para pensar, sobretodo en un momento como este, en el cual tenía la mente totalmente llena de pensamientos.
Con la tarde despidiendose casi en su totalidad, y con el sol dando su último vistazo antes de ocultarse en el horizonte, la rubia dejó su mandil. La hora del cierre se aproximaba, y era mejor arreglar todo antes de hacerlo.
Aunque el sonido de la campana que había en la puerta, el cual sonaba cuando alguien ingresaba en la florería, la hizo mirar en dirección a ello... pero su cuerpo se tensó ligeramente cuando miró a la persona que ingresó.
Se trataba de un hombre mayor, el cual portaba un bastón para mantener mejor su equilibrio, además de llevar consigo un vendaje que cubría parte de su rostro. Su presencia no delataba peligro alguno, su apariencia mucho menos... pero había algo con él que simplemente no estaba bien.
–Bi-bienvenido a la florería Yamanaka, ¿en qué puedo ayudarle?– se escuchó a la rubia.
Mirando a su alrededor, el misterioso hombre, después, fijó su vista en Ino.
–Solamente pasaba a observar un poco... no llevaré nada, no en esta ocasión– dijo.
–Este hombre... nunca lo había visto, y a pesar de ello, su presencia me genera una incomodidad que nunca antes había sentido– pensó. –Bueno, si cambia de opinión en cuanto a llevarse algo, no dude en decirme– comentó.
Tras ello, y tras observarlo detenidamente por unos segundos, su mirada se vió nuevamente interrumpida por él... quien se acercó lentamente hasta ella.
–Siendo la hija de un shinobi tan capaz como Inoichi, no esperaba menos de tu talento para investigar– dijo
Mientras una gota de sudor recorría su sien, la rubia habló.
–¿Qué quiere decir con eso?– preguntó.
Aquello había marcado una ligera sonrisa, muy tenue, en el rostro de aquel hombre quien, girando para encarar su camino a la salida, habló.
–Hay secretos que se mantienen como tal por una razón... no envié a uno de mis hombres por cortesía ya que Inoichi ha sido de mucha ayuda en varias ocasiones para preservar la paz en Konoha, después de todo, el método de interrogación de los Yamanaka es el más efectivo que tenemos para la obtención de información– decía, mientras seguía su camino a la puerta. –Entiendo que, como su hija, sabes a lo que me refiero, así que dejame darte un consejo... a veces nuestras narices están mejor pegadas a nosotros, en lugar de encontrarse en sitios donde no les incumbe estar– dijo.
En opinión de la rubia, esas palabras habían sonado más como una advertencia que otra cosa, aunque entrando en contacto con uno de sus ojos, una gota de sudor había caído desde su frente... solo para darse cuenta de que el hombre misterioso había desaparecido por completo de la tienda.
No sentía ningún chakra a su alrededor.
Se había ido.
Retomando el aliento por un par de segundos, y suspirando, Ino solamente entrecerró sus ojos en un tono de, se podría decir, leve molestia.
–Así que definitivamente hay algo gordo detrás...– pensó.
Y si era sincera, con lo que había sucedido, hacer algo o seguir recopilando información sería un mal movimiento por su parte.
–Dejaré que las cosas se calmen un poco entonces– pensaba.
Con ello, y con el sol ocultandose por completo, la tienda de los Yamanaka cerró.
Vaya día.
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