Capitulo 23: Sensaciones
La invasión a Konoha había dejado bastantes estragos. Hogares destruidos, locales destruidos por igual.
Pero lo que más había golpeado a todos, tanto civiles como shinobis, había sido el fallecimiento en combate del tercer Hokage.
Y es que Hiruzen había sido un shinobi sin igual, muchos incluso lo consideraban una especie de "dios" shinobi, feroz en combate, con una amplitud en cuanto a jutsus bajo sus mangas, talentoso en taijutsu.
Sin duda, el tercero era alguien de temer.
...
Algunos días después...
Después de su funeral, era cierto que el ánimo por las calles se sentía decaído, la reconstrucción había comenzado, y por lo que inteligencia había logrado obtener después de la invasión, fue que tras abandonar Konoha, al menos para el momento en que todo se detuvo, Orochimaru desapareció del radar, dejando a Suna libre de su presencia.
Con ello, en el lugar donde la primera reunión del equipo siete había tenido lugar, el Uchiha se encontraba mirando hacía el cielo.
Pensante.
El combate contra Gaara había sido un parte aguas para entrenar todavía más duramente... y sobretodo después de observar lo mucho que Naruto había progresado en solamente un mes.
Él había logrado ser todavía más veloz, además de que también había conseguido ejecutar el chidori, eso era verdad, pero las habilidades que Naruto había desplegado aquel día eran algo que no muchas veces se iba a poder ver.
Con aquel recuerdo, instintivamente sus puños se apretaron.
–Naruto...– pensó.
Junto a ello, un recuerdo más vino a su cabeza, y era el haber observado a Ino y Naruto bastantes más unidos.
De cierta manera no pensaría en ello, o por lo menos no lo tendría en su memoria si no fuese por un simple y singular detalle: aquello le recordaba a alguien. Al mirarlos juntos, suponía que tanto la joven Yamanaka como el Uzumaki ya tenían un poco de historia detrás, muy diferente a lo que cierta pelirosa trataba con él.
En sí, ¿cuáles eran las razones por las que Sakura gustaba de él?
Suspirando, el Uchiha simplemente se recostó, mientras una ligera brisa lo acompañaba.
–Es una perdida de tiempo pensar en esas estupideces– pensó.
...
Cayendo al suelo, exhausto, el rubio miró las ramas y hojas que se encontraban por encima suyo. El día era agradable, había una brisa fresca y el entrenamiento había estado bien.
Aunque al mirar a su costado, pudo observar a Ino. Habían pasado varios minutos desde que había tomado esa postura en el suelo, parecía estar totalmente sumergida en sus pensamientos, o al menos esa es la impresión que daba.
¿Al parecer era una especie de entrenamiento? podría ser, así que, sin más, el Uzumaki se acercó hasta ella.
–No, no estoy distraída– se escuchó a la rubia, aún manteniendo sus ojos cerrados.
Aquello había hecho dar un ligero salto al rubio, debía admitir que la rápida respuesta de Ino lo asustó y, también, lo sorprendió un poco aunque, después, esta última abrió sus ojos, mirándolo, regalandole sonrisa.
–Al parecer fue un buen entrenamiento ¿no es así?– comentó.
Asintiendo, Naruto acompañó a la rubia en el suelo, y sentándose cerca de ella, habló.
–Algo cansado, pero ya era hora de volver a entrenar– decía, para después mirarla. –¿Esa es tu forma de entrenar también?– preguntó.
Sonriendo, Ino de igual manera lo miró.
–Para los shinobis y las kunoichis como yo, es decir, sensores, nuestro entrenamiento suele ser distinto para mejorar esas habilidades sensoriales– comentaba, mientras el rubio asentía. –Entrenamos nuestras percepción del chakra para lograr sentir otros chakras a nuestro alrededor, o incluso, también, a kilómetros a la redonda– dijo.
Eso había sorprendido de gran manera al Uzumaki.
–¡Eso suena increíble!– decía, para después colocar un par de dedos en su barbilla. –¿Pero cómo sabes si el chakra que percibes es amigo o enemigo?– preguntó, intrigado.
–Bueno, para eso tienes que aprender como son los chakras de tus compañeros de equipo o escuadron– decía. –Por ejemplo, si tú y yo estuviéramos en una misión, sabría como es tu chakra porque, eh, bueno, lo he percibido varias veces, entonces si otro chakra se acercara a nosotros, sabría que es enemigo por desconocerlo– dijo.
Asintiendo, el Uzumaki solamente sonrió.
–Aunque, al menos por mi parte y de mi familia, no solamente nos centramos en las habilidades sensoriales– comentó la rubia, captando aún más la atención del Uzumaki.
–¿A qué te refieres con eso?– preguntó el rubio.
–Verás, mi clan es conocido por ser buenos en el aspecto de la interrogación– dijo.
Con incredulidad, el Uzumaki la siguió mirando.
–Sigo sin saber a qué te refieres con eso– dijo.
Aquello había logrado, también, marcar un rostro de incredulidad en la rubia.
–A lo que me refiero con eso es que los miembros de mi clan no necesitan los métodos tradicionales para interrogar a alguien– decía. –Nosotros, más bien, podemos obtener información desde sus mentes... adentrarnos en ellas para conseguir dicho objetivo– comentó.
Tras algunos segundos de pensamiento, parecía ser que Naruto había entendido a lo que Ino se refería.
–Espera... ¿eso quiere decir que ustedes buscan en todos los rincones de la mente de alguien para conseguir información?– preguntó, mientras la rubia solamente asintió. –¡Eso es genial! quiero decir, aterrador también, ¡pero genial! – comentaba, aunque parecía ser que un recuerdo había llegado a él. –Ahora comprendo el como lograste ingresar a mi mente en la prueba escrita– dijo
Sonriendo (y también un poco apenada), la rubia asintió.
–Aunque yo aún no puedo hacer algo como eso, necesito mucho, pero mucho entrenamiento si es que algún día quiero trabajar en esa rama de inteligencia– dijo.
Suspirando, Naruto solamente sonrió de manera amplia. Debía admitir que, con el paso del tiempo, cada vez que el Uzumaki le mostraba una sonrisa como esa, cada vez más le gustaba.
–Bueno, estos últimos días he observado como entrenas de duro, pienso que si sigues así, lo conseguirás, eso es seguro, es decir, eres muy talentosa, Ino– se escuchó al rubio.
Sonriéndole, Ino lo miró.
–Gracias por eso... nunca está mal escuchar ánimos, sobretodo si vienen de ti– dijo.
Aunque tras un par de segundos en silencio, un gran e incómodo pensamiento llegó a la mente de Naruto quien, mirando a la rubia, habló.
–Oye, Ino... ¿te puedo hacer una pregunta?– decía, captando la atención de la joven Yamanaka.
Un poco extrañada por eso, la joven Yamanaka asintió.
–¿Qué sucede?– preguntó.
–Tu papá es, bueno, supe que tu papá trabaja para inteligencia... ¿él se encarga de interrogar a las personas?– preguntaba.
Al mirar la expresión en el rostro de Naruto, debía admitir que le dieron muchas, pero muchas ganas de echarse a reír, aunque en aquella expresión facial no se miraba ninguna alerta de reírse o, por lo menos, sonreír.
Al rubio se le veía algo intranquilo sobre ello.
–Sí, es parte también del equipo especial de obtención de información e interrogación, pero no te preocupes por nada, nunca usaría sus métodos en tí, o bueno... jamás se lo permitiría– comentó.
Aquello hizo tragar un poco de saliva al Uzumaki, aunque había algo que agradecía: menos mal que tenía a Ino.
Seguido a ello, y tras un par de segundos, el estómago de Naruto rugió ligeramente, avisando del hambre que estaba pasando, seguido también, pero ahora del estómago de Ino.
Así que levantándose del suelo, y mirando a Ino, el Uzumaki habló.
–¿Quieres ir a comer un poco de ramen? tengo dos boletos para tazones gratis, hay que aprovecharlos– comentó.
Siguiéndolo, y tras levantarse también, la rubia alzó sus cejas en un modo un tanto... pícaro, con ello, la joven Yamanaka se acerco hasta Naruto, quien solamente pudo quedarse de piedra.
–¿Se podría decir que me estás invitando a nuestra primera cita, entonces?– preguntó.
Con un sonrojo monumental en ambas de sus mejillas, Naruto simplemente tragó saliva, y mientras rascaba su nuca, habló.
–E-eh, bueno, quiero decir, so-solamente si tú también lo ves de esa forma– dijo.
Sonriéndole, la rubia simplemente lo tomó del brazo.
–Vayamos por un poco de ramen entonces– dijo.
...
Si se lo preguntaban, el legendario sannin si que había extrañado una cosa de Konoha, aunque para eso, y mientras trataba de continuar con su "investigación", intentando buscar un lugar perfecto para lograr inspirarse, una visita inesperada llegó ante él, y mirándolo, sonrió.
–Tiempo sin verte, Kakashi– comentó.
Suspirando, el del sharingan habló.
–Lo mismo digo, Jiraiya-sensei... si le soy sincero, a todos nos sorprendió verlo por aquí– dijo.
Con ello, ambos comenzaron a charlar, en sí, sobre los motivos que habían traído de regreso a Jiraiya.
Orochimaru claro que era el principal de ellos, y de haber sabido más, bueno, quizás y hasta hubiesen prevenido todo lo que ocurrió... aunque otra noticia, por decirlo así, sorprendió de gran manera a Kakashi.
–Así que criminales de rango S– dijo.
Asintiendo, Jiraiya lo miró.
–La escoria más grande que uno podría imaginar conforma ese grupo, y actualmente se han comenzado a dispersar... sé, incluso, que el mismo Itachi Uchiha forma parte de ellos– dijo.
Itachi... ese nombre hacía sentir un ligero escalofrío por todo el cuerpo a Kakashi, definitivamente era un shinobi sin igual, de gran talento.
–Kakashi... de ahora en adelante yo tomaré el entrenamiento de Naruto, y ya que tú tomaste a Sasuke como tu pupilo, debes entrenarlo lo mejor que puedas, en todos los sentidos– dijo Jiraiya.
Eso había sorprendido un poco al del sharingan, así que mirándolo, habló.
–¿Puedo preguntar a qué se debe esa decisión?– mencionó Kakashi.
Mirando hacía la aldea, el legendario sannin suspiró.
–La información que he logrado recolectar no es precisa del todo, pero hay una cosa que sí sé y es algo que se ha estado esparciendo a lo largo de todo el mundo, al menos entre la gente que se ha logrado cruzar con algunos de ellos– decía, para después mirar a Kakashi. –Si mis fuentes son correctas, esa gente está buscando a personas como Naruto– dijo.
La actitud semi-tranquila que había llevado consigo Kakashi a lo largo de toda la conversación parecía ser que se había esfumado tras escuchar lo que escuchó, y retomando su compostura, habló.
–¿Lo dice en serio? pero ¿qué es lo que querrían con...– decía, antes de solamente quedarse callado, sorprendiendo un poco a Jiraiya. –Buscar a alguien como él, más bien, buscan al poder que se encuentra dentro de él... el poder del kyubi– dijo.
Asintiendo, Jiraiya habló.
–Así es... y es la razón del por qué yo continuaré el entrenamiento de Naruto– decía, para después mirarlo. –Tengo que prepararlo para lo que viene– dijo.
Asintiendo, Kakashi solamente suspiró de manera bastante ligera.
...
Estos últimos días habían sido algo complicados para la pelirosa, todo lo que había sucedido... al mirar a su alrededor, y mirando la reconstrucción que se estaba llevando a cabo, bueno, se sentía un poco inútil como tal.
Recordando lo que había pasado con Gaara, aquel sentimiento de no haber sido de mucha ayuda siempre inundaba su ser desde que lograron llegar a Konoha.
¿Acaso siempre sería así? ¿acaso siempre tendría que depender de sus amigos para no morir?
Aquellos pensamientos solo hicieron que su mandíbula fuera apretada... pero relajándose, recordó cuando supo quién la había salvado de Gaara. En un principio ella había pensado que Sasuke había logrado su cometido y logró derrotar al joven de la arena, pero vaya que fue una enorme sorpresa cuando Ino le contó que, en sí, fue Naruto.
En un principio no lo creyó, es decir, Naruto se había vuelto fuerte, eso era innegable, había derrotado a Neji... pero cuando lo escuchó de Sasuke, bueno, fue una enorme sorpresa.
–Si que has llegado lejos, Naruto... sinceramente, te envidio un poco– pensó, para después sonreír.
Aunque mirando al otro extremo de la calle que transitaba, pudo observar a dos siluetas bastante conocidas para ella, y escondiéndose lo más que pudo, las miró.
Se veían... contentos, si era sincera, no recordaba alguna vez en que haya visto de esa manera Ino, tan sonriente y, lo más sorprendente de todo ello era que, al prestar más atención, observó también que la rubia iba tomada del brazo de Naruto quien, por supuesto, también se le veía muy contento por la situación.
Al observar la sonrisa de Ino, y posteriormente su ligera risa por algo que el Uzumaki dijo, un solo pensamiento vino a la mente de la pelirosa.
Sasuke.
¿Por qué él no podía sentir lo mismo que ella? ¿en qué fallaba? ¿qué era lo que había de mal en ella?
Y mirándolos nuevamente, ambos habían ingresado a un local de ramen. Sin más, y suspirando, la pelirosa simplemente se retiró del lugar.
...
Para ambos, verdaderamente el ramen que Teuchi preparaba era un manjar total, para Naruto, y si pudiera, comería ese ramen todos los días de su vida, incluso hasta el final de ellos.
Para Ino, bueno, no negaba que el ramen estaba más que exquisito, y después de una mañana algo movida por su entrenamiento, siempre era bueno comer algo así.
Aunque al dar otro bocado, el recuerdo de lo que había sucedido antes de pedir la comida la hizo sonreír ligeramente...
–Eh, tengo el segundo por aquí, a ver... eh, lo tengo justo por aquí– se escuchaba al Uzumaki.
Mirando con su vista periférica a Teuchi, la rubia dejó escapar una ligera sonrisa, más que nada de gracia.
–No te preocupes por el boleto, Naruto, otro día podemos venir a comer– dijo.
Rascando su nuca, el rubio solo agachó ligeramente su mirada, aunque tras un par de segundos, la alzó nuevamente, mirando a Teuchi.
–¡Viejo, preparé un tazón!– dijo, mientras extendía el único boleto que había encontrado.
Tomándolo, Teuchi solamente miró a Ino, mientras esta última miró al Uzumaki, quien la observó con una sonrisa.
–Yo no tengo tanta hambre la verdad, además, puedo llegar a casa y preparar algo– dijo.
Aquello había dejado bastante sorprendida a la joven Yamanaka, quien solamente lo miró, mientras un tenue rubor aparecía en sus mejillas.
Y sonriendo, miró a Teuchi.
–Prepare los dos tazones, por favor, uno lo pagaré yo– dijo.
Sonriendo, la voz de Teuchi se escuchó.
–¡Enseguida salen dos tazones de ramen!– dijo.
Así, ambos se habían quedado solos.
–¿Por qué vas a pagar por el otro? no es necesario que hagas eso, Ino, en serio– dijo el Uzumaki.
Ante ello, la rubia tomó asiento en uno de los bancos que había.
–Tengo los ryos exactos para un tazón... siempre traigo conmigo un poco de ryos para cualquier cosa, así que no hay problema– decía, sonriéndole. –Tú me invitas con el boleto, y yo te invito a ti con mis ryo... no quiero que te quedes sin comer– dijo.
A su alrededor habían pasado algunos segundos desde esas palabras, aunque para el rubio, parecía que habían sido minutos.
No podía explicar, en sí, la sensación que logró sentir. Era una sensación rara en su estómago, no era hambre, eso era seguro, era otra sensación distinta, agradable... le agradaba.
Para Ino, no había problema en invitar también, a ella le gusta Naruto, ya no era un secreto, a él le gusta el ramen, así que darse un gesto mutuo en ese sentido le gustaba.
¿Y lo mejor de todo?
Le gustaba la reacción que estaba viendo.
En el presente, ambos estaban por terminar su comida. Se había hablado poco, pero la compañía se disfrutaba, de eso no había duda alguna.
Aunque una voz particular logró captar la atención de ambos, y mirando hacía sus espalda, lo observaron.
–¡Sabio pervertido!– Se escuchó al Uzumaki. –¿Cuándo llegó? hace varios días que no lo veía– dijo.
Lo primero había molestado ligeramente al legendario sannin, la verdad era que él también había extrañado a Naruto.
–Uno siempre está ocupado, ya sabes, mis investigaciones no se hacen solas– decía, haciendo que el rubio alzará una ceja en respuesta. –Aunque puedo ver que ustedes han estado bien, me alegro mucho por eso... y hola de nuevo, niña– dijo.
Ante el saludo, Ino sonrió.
–Varios días sin verlo, Jiraiya-sensei– respondió.
–Veo que ambos ya han acabado su comida, afortunado de mi parte porque, Naruto, quiero hacerte una propuesta que estoy seguro querrás tomar– decía.
...
–Entonces quiere que lo acompañe en un viaje para encontrar a una mujer especial desde hoy, pero eso, cuando se trata de usted, siempre se traduce a dejarme por mi cuenta mientras espía a las mujeres en algún lado– dijo.
Aquello había sorprendido de gran manera a Ino quien solo pudo mirar de una manera atemorizante a Jiraiya quien, observando aquello, solamente miró en dirección al Uzumaki.
–¡Tarado, esas son un montón de mentiras acerca de mí!– se escuchó. –Pero volviendo al tema... será un viaje especial, además de que te podría servir de entrenamiento– dijo.
Cruzando sus brazos, Naruto miró hacía otro lado.
–Si, claro, lo dudo mucho– decía. –Además, no puedo perder el tiempo de esa forma, estoy seguro de que estoy cerca de convencer a Kakashi-sensei para que me pueda enseñar a cómo hacer el chidori– dijo.
Parpadeando un par de veces, Jiraiya lo miró.
–Dudo mucho que puedas aprender el chidori, y no es que dude de ti, pero pienso que un jutsu distinto te quedaría mejor– decía, mientras la vista periférica del Uzumaki se centraba en él. –Si, eso es, un jutsu que, además, estoy seguro que es mejor que el chidori de Kakashi– dijo.
Deteniéndose, tanto Jiraiya como Ino se miraron, y mientras ambos miraban en dirección del rubio, este les sonrió.
–¡Debió haber comenzado por ahí, espéreme aquí entonces, no se vaya a ir!– se escuchaba.
Así, ambos observaron al Uzumaki alejarse a gran velocidad.
Iba a empacar para el viaje.
Tras ello, la rubia miró a Jiraiya.
–¿Y quién es la mujer especial que mencionó?– preguntó.
Observandola, el legendario sannin sonrió.
–Es probable que tu papá la conozca, o al menos haya escuchado hablar de ella, espero que te haya contado historias... pero esa mujer se llama Tsunade– dijo.
Pensando... y pensando, la mente de la rubia trató de recordar alguna charla en la cual su padre le haya contado algo acerca de esa mujer, pero la verdad es que no.
–Bueno, creo que nunca había escuchado ese nom...– decía, para después quedarse callada, extrañando un poco a Jiraiya.
Y es que, como si hubiese venido fugazmente, logró recordar una conversación que había tenido con su madre hace ya tiempo. Antes de graduarse, tanto su madre como padre siempre le contaban historias relacionadas a grandes shinobis que habían pisado la aldea.
Entre ellas, el nombre de Tsunade resaltó. Una kunoichi especializada en el ámbito médico, o mejor dicho, la mejor. Quien, en su momento, había compartido equipo junto a otros dos grandes shinobis también...
Mirando a Jiraiya, una de esas características que le habían contado cuadraba del todo.
–¿Ella también formó parte de los legendarios sannin, no es así?– preguntó.
Orgulloso, Jiraiya sonrió.
–¡Veo que en tu casa si te han educado bien, no esperaba menos de tus padres!– se escuchó. –Pero respondiendo a tu pregunta, sí, ella formó parte de los legendarios sannin de Konoha– dijo.
–Y usted también... claro, ahora me explico el por qué Naruto logró todo ese avance en tan solo un mes, su sensei es un legendario sannin– dijo.
Tras haber escuchado eso, Jiraiya se había sentido todavía más orgulloso, y riendo, habló.
–¡Me agradas, jovencita!– dijo.
...
–¡Bien, todo listo!–
Al mirar al rubio, ambos, tanto Ino como Jiraiya solamente mostraron un rostro de incredulidad ante todo lo que el Uzumaki había empacado.
–Creo que te pasaste un poco– comentó la joven Yamanaka.
–Escúchala a ella ¿acaso crees que vamos a viajar por todo el mundo?– mencionó el legendario sannin.
Con un poco de descontento en su mirada, el joven rubio simplemente miró en otra dirección.
–Eso dice ahora, sabio pervertido, pero por nuestra manera de comer, estas provisiones apenas y nos duraran un par de días– dijo.
Pensándolo mejor, el pequeño imprudente tenía razón, así que, sin más, Jiraiya sonrió.
–¡Bien pensado entonces!– se escuchó.
Observando a ambos, en el rostro de la joven Yamanaka solo se marcó un rostro de bastante incredulidad.
–Bueno, por algo son maestro y alumno– pensó.
Sacándola de sus pensamientos, la voz del legendario sannin se escuchó.
–¿Estás segura de que no quieres venir con nosotros, niña?– preguntó.
–Me habría encantado, pero tengo otras responsabilidades aquí, la tienda de mi familia, los entrenamientos y las misiones con mi equipo... espero que en otra ocasión si pueda acompañarlos– dijo.
Al mirar a Naruto, este tenía una sonrisa un poco ligera, aunque, tras ella, mostraba un poco de tristeza por ello.
Para él, si era sincero, habría sido más que bueno si Ino se les unía en el viaje. Podría pasar más tiempo con ella, conocerla aún más.
–Ojalá en otra ocasión si puedas acompañarnos– dijo el Uzumaki.
Sonriendo, la joven Yamanaka se acercó hasta él, y abrazándolo, sus labios se postraron cerca de uno de los oídos del rubio.
–Te estaré esperando para otra cita– susurro.
Sonriente, y tras que Ino se alejara de él, aquel ligero sonrojo en sus mejillas hizo aparición.
Si era sincero, esperaba y de verdad, que el viaje no tomara tanto tiempo.
Y así, ambos, tanto maestro como alumno, se comenzaron a alejar de las puertas inmensas de Konoha, y mientras la silueta de la rubia se hacía cada vez más pequeña, el Uzumaki alzó su brazo, despidiéndose de ella en la distancia.
Con ello, Ino hizo el mismo gesto, despidiendo así de ambos... y tras algunos minutos, ambas siluetas habían desaparecido frente a ella.
Suspirando, la rubia giró, mientras encaraba el interior de la aldea... por un momento había pensado en que el viaje de Naruto sería peligroso, era lejos, pero iba acompañado de un legendario sannin, eso la tranquilizaba.
¿Quién lo diría? ser entrenado por uno de esos tres legendarios shinobis... si era sincera, la historia del sensei de Naruto era llamativa, no estaría mal preguntar un poco acerca de él.
Como tal, conocía muy poco de Jiraiya.
Así, y sin más, Ino comenzó a caminar hacia el interior de Konoha.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top