Capítulo 17: Buena suerte
Un par de semanas después
-Recuerda que debes mantenerte en armonía contigo misma y relajarte, de lo contrario no serás capaz de ampliar tu nivel de sensor- comentaba Asuma.
A su vez, la rubia se encontraba justo a su lado, solo que en el suelo, mientras que trataba de encontrar una manera para hacer lo que el Sarutobi le decía, pero era difícil en sí, más que nada porque Shikamaru y Chōji estaban entrenando y el ruido era algo que no le dejaba concentrarse.
-Es... difícil, Asuma-sensei, todo el ruido que esos dos están haciendo es molesto- comentaba.
Sonriendo, Asuma miró a aquellos dos.
-Es difícil, lo sé, pero en una misión en donde tus habilidades se requieran, y haya alguna situación de riesgo, no será en silencio, Ino- decía. -Debes aprender a mantenerte relajada y en armonía para ser capaz de mejorar como una sensor, después de ello, el ruido no será un problema para ti... piensa en, no sé, algo que te mantenga relajada- dijo.
Suspirando, la joven Yamanaka volvió a cerrar sus ojos, y mientras comenzaba a concentrar más chakra, logró recordar lo pacífica que sentía la tienda de su familia, el hecho de estar rodeada de flores variadas, recordaba, también, sus reuniones con el equipo diez, aunque, también... recordó a Naruto.
Así, aún con el alboroto que sus compañeros tenían, pudo seguir sus chakras por algunos segundos.
Y tras abrir sus ojos, miró a Asuma, y este a ella, con una sonrisa.
-Veo que lo lograste- dijo el Sarutobi, ganando una sonrisa por parte de su alumna. -Es un paso pequeño, pero un paso de igual manera, y sé que con esfuerzo, es probable que te conviertas en la mejor sensor de toda Konoha- comentó.
Sonriendo, ahora fue la rubia quien habló.
-Aún falta mucho para visualizarme de esa forma, Asuma-sensei... pero, si le soy sincera, no estaría para nada mal- dijo.
-¿Sabe, Asuma-sensei? no le había querido decir, pero desde que comenzamos con mi entrenamiento hace una semana, comencé a trabajar en un nuevo jutsu en conjunto con mi padre... bueno, no es un nuevo jutsu como tal porque lleva generaciones dentro de nuestro clan pero, eh, eso, un "nuevo" jutsu- comentó Ino.
Con sorpresa reflejada en sus ojos, el Sarutobi la miró.
-¿Puedo saber de cuál se trata o lo mostraras una vez que este perfeccionado?- preguntó.
Sonriendo, esta vez fue la rubia quien lo miró.
-No se lo haré a ninguno de ustedes, sensei, pero si alguna vez se requiere... seguro, cuando este perfeccionado- dijo.
Aquellas palabras solamente generaron una sonrisa en Asuma quien, sonriendo, solamente giró su cabeza para observar a Shikamaru y Chōji.
-Los tres se están tomando en serio todo esto, menos mal- pensó.
...
-Debo decir, chicos, que los tres realmente han mejorado, y mucho- comentaba Asuma.
Esas palabras no hicieron más que marcar tres sonrisas en sus alumnos, y mientras un poco de humo salía de la boca de Asuma debido a su cigarrillo, este les sonrió.
-Estamos a cuatro días de las finales, Shikamaru, y pienso que estás listo para enfrentar a esa chica de la arena- decía, sonriéndole. -Sé que será un combate complicado, pero también sé que vencerás- dijo.
Suspirando, el joven Nara solamente se dejó caer de manera suave en el asiento que protegía su espalda.
-Lo único que espero es que no sea doloroso- comentó.
Con incredulidad, tanto Asuma como Ino lo miraron. Pero aclarando su garganta, Asuma miró a su alumna.
-Tú debes seguir entrenando como lo has venido haciendo hasta ahora, Ino- decía, ganándose una mirada de la rubia. -No fue algo que dije a la ligera cuando mencioné que tienes mucho potencial para ser una de las mejores, porque ciertamente lo tienes... y si sigues entrenando como hasta ahora, lo conseguirás- dijo.
Así, Asuma miró por último a Chōji, quien solo se encontraba disfrutando de su comida.
-Y en cuanto a ti...- decía, obteniendo, también, la atención de su alumno. -Junto a Shikamaru, has mejorado, siempre que entrenan juntos, encuentras una manera para hacer distinta tu forma de atacar, eso es remarcable- mencionó. -Sé que, con el tiempo, tu técnica irá mejorando todavía más- dijo, ganándose una sonrisa de oreja a oreja por parte del joven Akimichi.
Y, suspirando, para después dejar salir otro poco de humo de su boca, Asuma sonrió.
-Me siento orgulloso de nosotros, mucho- comentó.
Aquellas palabras no hicieron más que marcar una sonrisa en los tres, y aunque el joven Nara no lo admitiera, a pocos días de la prueba, esas palabras por parte de Asuma le inyectaban, por decirlo así, una inspiración más que necesaria.
...
-¡Estoy en casa!- se escuchó a la rubia.
Y saliendo a recibirla, se pudo observar a Inoichi, una sorpresa en sí.
-¿Papá?- preguntaba. -Pensaba que hoy llegarías tarde de inteligencia- comentó.
Sonriendo, el mayor de los Yamanaka habló.
-Tu mamá... bueno, digamos que me pidió de la manera más amable posible que un día me encargara de la tienda- dijo.
Aunque Ino miró el rostro de su padre y solo pudo ver... mentiras. Algo que la hizo reír ligeramente.
-Conociendo a mamá, seguramente fue una manera muy tranquila de pedirte que hicieras eso- dijo, mientras se ganaba una sonrisa con una combinación de miedo por parte de Inoichi. -Pero tranquilo, soy una buena hija y te ayudaré en lo que resta por hacer- dijo Ino.
Así, ambos Yamanaka comenzaron a arreglar lo que faltaba en la tienda, y al cabo de varios minutos, padre e hija, mientras observaban desde el mostrador, suspiraron.
-Bueno, todo se ve en orden y muy limpio- comentó Inoichi, haciendo que Ino asintiera.
Aunque mirando una lista que se encontraba en el mostrador, se dió cuenta que la había dejado su madre, en la cual remarcaba algunas flores que debían regarse.
-Yo terminaré de hacer eso, papá, tú descansa- dijo la rubia, sonriendo.
Sin más, Inoichi se retiró, dejando a Ino a cargo del riego... así, suspirando, la joven Yamanaka tomó un regador y comenzó su tarea.
En sí, mayoría de plantas en interiores eran fáciles de dar mantenimiento, el problema venía cuando no debías olvidarte de ello, afortunadamente para ella y su padre, la mamá de Ino siempre tenía su mente puesta en cada una de las plantas que se encontraban ahí.
Aunque llegó a una maceta algo peculiar, la cual, de una forma casi inmediata, le logró sacar una sonrisa.
Sin más, y acercándose a regarla, Ino le habló a la planta.
-Lamento ser yo la que te riegue esta vez, pero Naruto no está aquí- decía.
Aunque su mente se llenó de un recuerdo en particular, y había sido lo que Shikamaru mencionó... las finales serían en solamente unos días más.
-No estaría mal visitarlo, debe estar ocupado entrenando- pensaba.
Y mirando hacía su reloj en la pared, la rubia sonrió, puesto que la noche se acercaba, significando así el cierre de la tienda.
...
Con la maceta de azaleas en ambas manos, la noche y las luces que iluminaban Konoha, acompañaban a la rubia. Era un ambiente tranquilo en sí, agradable para dar un paseo.
Por lo que sabía gracias a la última vez que platicó con el rubio hace unos días, al que él llamaba "el sabio pervertido", lo entrenaba fuera de Konoha, no era mucho camino por recorrer, pero si se tardaría un poco.
Aunque, al momento de observar la entrada a la villa, miró a aquel hombre de cabello largo y blanco quien, claro, venía solo... y, sin más, se acercó a él.
...
-Eh, disculpe...-
Mirando bien, Jiraiya pudo observar a la joven rubia.
-Oh, tú eres la novia de Naruto ¿no es así?- preguntó.
Tras aquellas palabras, un sonrojo bastante marcado apareció en las mejillas de la joven Yamanaka quien, desviando un poco su mirada, habló.
-¡Cla-claro que no somos pareja o algo por el estilo!- dijo. -Pero... ¿él le ha contado algo?- preguntaba.
Y riendo un poco, Jiraiya habló.
-¡Claro!- respondió. -Bueno, yo supuse solamente, pero Naruto habla mucho de ti y de volverse fuerte en sus entrenamientos, si eso es lo que querías saber- mencionó.
Vaya que esa declaración había marcado una sonrisa muy, muy genuina en los labios de Ino, quien, aún sosteniendo la maceta de azaleas, habló.
-Y-yo, bueno, ¿cuál es su nombre? es la primera vez que hablamos- preguntó, cambiando radicalmente de tema.
Así, y sonriendo de manera orgullosa, Jiraiya habló.
-¡Que bueno que preguntas, niña!- decía, mientras hacía una pose que, en verdad, era un poco ridícula. -¡Yo soy el ermitaño de la montaña Myoboku, de un espíritu sabio e inmortal, ese soy yo, el sabio de la montaña del sapo, el gran Jiraiya!- se escuchó.
Con una incredulidad inmensa, la rubia solamente lo observó.
-Es raro- pensó. -Eh, entonces ¿por qué Naruto le llama sabio pervertido?- preguntó.
Así, un silencio algo largo invadió el espacio entre ambos, pero si era sincera, parecía que el rostro de Jiraiya se había llenado de mucha vergüenza después de escuchar aquello.
-¡No escuches lo que ese mocoso tenga para decir al respecto de ello!- respondió.
Sí, definitivamente había historia detras de toda esa negativa que el maestro Jiraiya le había dado.
-Creo que se lo preguntaré a él en cuanto pueda- mencionó Ino, quien después suspiró. -Aunque para eso debo encontrarlo, y supuse que estaría con usted, pero claramente no es así... ¿tiene alguna idea de a dónde se fue Naruto, Jiraiya-sensei?- preguntó.
Colocando un par de dedos sobre su barbilla, el legendario sannin pensó... y pensó.
-Creo que dijo que iría a su casa, hoy fue un día duro- respondió.
Sonriendo, Ino dió media vuelta, mientras se despedía del hombre con cabellera blanca.
-¡Muchas gracias, Jiraiya-sensei, fue un placer conocerlo!- decía, mientras se alejaba.
-Esa chica es agradable, además de que es más respetuosa que Naruto... espero logre enseñarle algunos modales a ese cabeza hueca- pensó, sonriendo.
...
-Bien, último piso... supongo que es aquí- pensó.
Así, la rubia se encontraba frente a la puerta de lo que parecía ser el apartamento de Naruto, y acomodando ligeramente la maceta en una de sus manos, la otra la ocupó para tocar la puerta... nada. Lo cual era algo raro teniendo en cuenta de que, al menos si observaba por debajo de la puerta, había una luz tenue que sobresalía de allí.
Sin más, e intentando un par de veces más, la rubia suspiró.
¿Quizás había llegado en un mal momento?
-Naruto, yo... yo creo que vendré en otro momento entonces- decía la rubia tras la puerta.
Suspirando, no hubo más remedio que salir de ahí.
Aunque estando nuevamente en la calle, una sensación de cosquilleo recorrió sus hombros, y girando para observar, no logró mirar nada... solo para captar algo, o más bien, a alguien, posado en lo que parecía ser un balcón.
-Ahí estás...- pensó Ino, sonriente.
...
Mirando hacía las luces de la villa, el rubio se encontraba pensando.
Realmente, estos últimos días habían sido algo pesados, tanto, que hasta su propio maestro le había dicho que, al menos por hoy, fuera a casa temprano, ya que debía descansar.
Aunque eso, de cierta manera, le frustraba.
Es decir, faltaban pocos días para las finales, y claro que había aprendido a controlar mejor su chakra, había logrado, también, administrarlo mejor al emplear varias cosas... pero el jutsu de invocación era el único que simplemente no podía hacer.
Y al mirarse las manos, el rubio las cerro con algo de impotencia.
-¡Naruto!-
Aquella voz lo había distraído, y mirando hacía la calle, el joven Uzumaki logró observar a alguien en particular...
-¿Ino?- preguntaba.
Así, la rubia logró subir hasta la especie de balcón en la que se encontraba el Uzumaki, el cual, en sí, conectaba con su apartamento también.
-Es una bonita vista- comentó.
Sonriendo, Naruto miró al frente, mientras se recargaba un poco sobre la barandilla que los protegía del borde.
-En verdad lo es... es un buen lugar para venir a pensar un momento, no es como que lo haga seguido, pero a veces me relaja- mencionó.
Sonriendo, y posándose también sobre la barandilla, Ino habló.
-Tu sensei me dijo que podía encontrarte aquí- dijo.
Sorprendido, el Uzumaki la miró.
-¿El sabio pervertido?- preguntaba.
Mirándolo también, Ino habló.
-Aún sigo sin saber por qué le dices de esa manera, hoy por fin lo pude conocer un poco mejor y no se ve que sea alguien, bueno, un pervertido- dijo.
Con un rostro de incredulidad, el Uzumaki habló.
-Creeme, es un pervertido... pero también es muy sabio, además de que estoy seguro de que es alguien muy, muy fuerte- comentó.
Mirando hacía el frente, Ino pensó.
Y es que, al menos hasta ese momento, nunca se le había pasado por la mente que ese hombre fuera fuerte, pero, de alguna manera, daba esa sensación.
Además de que, recordando algunos detalles, era extraño como nunca lo había visto por la aldea, no portaba una bandana con el símbolo de Konoha, aunque para ser maestro de un shinobi, bueno, debía ser uno... vaya que tanto alumno como maestro eran un enigma.
-¿Te ha enseñado algo nuevo?- preguntó.
Mirándola, el Uzumaki sonrió de manera amplia.
-¡Así es!- respondió. -Me ha enseñado mucho sobre controlar mi chakra y sobre como administrarlo... pero hay algo que no he podido aprender- dijo.
Tras ello, la rubia notó el como las manos de Naruto apretaron un poco más fuerte la barandilla, algo que la sorprendió, puesto que nunca lo había visto con ese nivel de frustración.
-Se trata de un jutsu poderoso ¿no es así?- preguntó.
Sonriendo, el Uzumaki miró hacía el frente, para solo asentir después.
-Lo intento e intento, e intento otra vez... pero simplemente no resulta- dijo.
Suspirando, Ino miró las azaleas... para después sonreir.
-Nunca he estado en una posición como la tuya en estos momentos, pero en todo este tiempo que te he conocido más, sé que tú no eres de los que se rinde fácilmente, Naruto- comentó, para después mirarlo, aún con la sonrisa en ella. -Solo puedo decir eso, no te rindas, muchas veces las cosas resultan de una manera que nunca preveemos- dijo.
Mirándola, el Uzumaki sonrió, pero sin darse cuenta, un ligero sonrojo había poblado parte de sus mejillas... pero su mirada se desvío hacía algo que Ino traía con ella en sus manos.
-¿Esas son las azaleas blancas de tu tienda?- preguntó.
Mirándolas, Ino las levantó ligeramente.
-Sí, lo son, de hecho venía para acá por eso mismo... te las quería regalar porque, bueno, en pocos días serán las finales y estas flores representan, también, la buena suerte- comentó.
Sin más, la rubia le entregó las azaleas a Naruto quien, tomandolas, solamente sonrió de manera bastante amplia, además de olerlas un poco.
-Muchas gracias, Ino, en serio- dijo.
Aquellas palabras lograron marcar una sonrisa en los labios de la joven Yamanaka quien se acercó un poco a Naruto, a tal punto de chocar hombro con hombro, mientras ambos observaban el como las luces de distintos edificios y locales iluminaban la relajante y calmada noche en la aldea.
-De nada- dijo finalmente.
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