Capítulo 13: Confianza absoluta
–Tú siempre bostezando–
Mirando hacía su costado, Shikamaru observó a Ino.
–Sí, bueno, el hecho de salir de un bosque en donde todo el tiempo teníamos el peligro de morir, para caer aquí y esperar a que todos los combates terminen da un poco de sueño ¿no crees?– mencionó el Nara.
Sonriente, Ino se posó en el barandal que había.
Shikamaru tenía razón.
–¿Cómo te sientes después de tu combate con Sakura?– preguntó.
Y aunque la pelea entre Tenten y Temari estaba a punto de comenzar, Ino suspiró.
–Aliviada– respondió.
Eso dejó un poco sorprendido a Shikamaru, además de dejarlo, también, con algo de intriga.
–¿Aliviada? ¿a qué te refieres con eso?– preguntó.
Sonriendo, Ino lo miró.
–Siempre creí que Sakura y yo nos enfrentaríamos, y cuando llegó este momento, me sentí nerviosa... pero ahora que hemos dejado los malos entendidos atrás, me siento aliviada– decía, para después suspirar ligeramente. –Sobretodo por hacerle saber que esa tonta rivalidad por Sasuke ya es cosa del pasado– dijo.
Eso hizo que Shikamaru abriera sus ojos en sorpresa... pero sabía la razón detrás.
–Nunca creí que tu tipo serían como él– dijo, aunque en un tono algo burlesco.
Y mirándolo de manera repentina, un enorme sonrojo apareció en ambas mejillas de la joven Yamanaka.
–Tranquila, el secreto estará a salvo conmigo– se escuchó a Shikamaru. –Y seguramente te preguntas sobre cómo me dí cuenta... bueno, fue fácil, más que nada por tu manera de defenderlo y de mirarlo– dijo.
Regresando su rostro al frente, Ino bajó un poco su mirada, para después sonreír.
–No debí haberlo hecho parecer tan obvio, a veces me olvido que, a pesar de que eres un holgazán, eres brillante cuando te lo propones– comentó.
Sonriendo, Shikamaru bostezó nuevamente.
–Mala suerte para tí, entonces–
...
–Diablos... esa chica de la arena es despiadada, una lástima que haya tenido el contraataque perfecto para el estilo de combate de Tenten– pensaba Ino.
–Por cierto... gracias–
Ante el sonido de la voz de Sakura, la joven Yamanaka miró en dirección a ella.
–Ya que si no me hubieras gritado cuando lo hiciste... definitivamente habría perdido el encuentro y no seguiría aquí– decía la pelirosa.
Con un rostro de incredulidad, Ino miraba aquella escena.
–Menos mal que le agradeciste por haber salvado tu trasero– pensó.
...
–¡Oye, es el turno de Shikamaru!– mencionó Chōji.
Y mientras Asuma tocaba su hombro, sonrió.
–Menos mal que no te quedaste dormido antes de que tu nombre apareciera– dijo.
Bostezando, el joven Nara lo miró.
–Pues ya que, mientras acabe con esto cuanto antes, mejor– comentó.
Así, Shikamaru bajó hasta encontrarse frente a frente con la shinobi que habían combatido en el bosque de la muerte... aunque unos gritos peculiares tras él, lo hicieron girar una vez más.
–¡Vamos, Shikamaru, pateale el trasero tú puedes hacerlo!– se escuchaba a Ino.
–¡Así es Shikamaru, da lo mejor, puedes ganar sin problemas!– se escuchaba, también, a Naruto.
Aunque observando con incredulidad esa escena, Chōji miró a Ino.
–¿Desde cuándo nos da ánimos de esa manera?– pensó el joven Akimichi.
–¡Adelante, vencela, vamos!– decía Ino.
...
–¡Oye, no te dejes vencer así de fácil, hazla pagar!– se escuchaba a Ino. –Bueno, por más que aliente, esto no se ve muy bien– pensó.
–Asuma-sensei... ¿Shikamaru está en problemas, cierto?– preguntó Chōji.
Mirando el combate con sumo detenimiento, Asuma sonrió.
–No, no lo está– dijo, sorprendiendo a todos los que estaban cerca de ahí. –Por la forma de actuar de Shikamaru, pienso que él no vió cuál sería el jutsu que esa chica utilizaría, así que espero... pero ahora tiene las de ganar– dijo.
Eso sorprendió a Ino quien, mirando nuevamente hacía el encuentro, sonrió.
–¿Co-cómo es posible? ¡ninguna de tus sombras me alcanzó!– se escuchó.
Sonriente, el joven Nara habló.
–¿Sigues sin ver nada, cierto?– dijo. –Verás, ese hilo que usas para sostener tus agujas fue de mucha ayuda... y mientras estabas ocupada explicando como me ibas a matar, colé mi sombra por el hilo– comentó.
–Ya entiendo... sí que es astuto, no me imaginaba que habría planeado algo como eso– pensó Ino.
Aunque al observarlo tratar de lanzar una shuriken, sus ojos se abrieron en sorpresa.
–¡Esa shuriken le dará de lleno, idiota!– pensaba.
Aunque un rostro de incredulidad se marcó en ella cuando miró a Kin caer inconsciente... se había golpeado en la cabeza al tratar de esquivar el shuriken que Shikamaru había lanzado.
–Eh, el ganador del sexto encuentro es Shikamaru Nara– se escuchó a Hayate.
Así, el joven Nara escuchó nuevamente los ánimos de sus amigos.
Vaya estratégia.
–¡Bien hecho, y yo pensando que eres un holgazán, así se hace Shikamaru!– se escuchaba a Ino.
...
–¡Perfecto, por fin mi turno, llegó la hora de demostrar de que estoy hecho!–
Todos en la sala de combate podían escuchar la escandalosa voz del joven rubio, por fin era su turno para combatir.
–¿Kiba contra Naruto? esto será interesante– mencionó Shikamaru.
–Adelante, buena suerte, Naruto– dijo la pelirosa.
–¡Gracias, Sakura-chan!– respondió el Uzumaki.
Aunque estando a punto de de comenzar su camino para bajar al espacio de combate, una peculiar voz lo detuvo.
–Naruto...–
Y girando, el rubio observó a Ino.
–Da lo mejor, buena suerte– dijo la joven Yamanaka.
Sonriendo, el Uzumaki levantó su pulgar.
–¡Así será, gracias, Ino!– se escuchó.
Así, el Uzumaki continuó su camino hacía las escaleras, aunque las miradas que había a su espalda iban dirigidas a una persona en particular... sobretodo por parte de Sakura.
...
–Como quisiera tener la suerte de Kiba– decía Chōji.
Esas palabras habían generado algo de curiosidad en Ino, quien mirándolo, habló.
–¿Por qué lo dices?– preguntó.
–Solo míralos... si te soy sincero, Naruto no tiene oportunidad alguna contra Kiba– dijo.
Y girando para observar a ambos, Ino centro su mirada en Naruto, logrando así recordar aquel día donde lo observó entrenando con sus clones de sombra, recordó aquel arduo entrenamiento que el Uzumaki estaba llevando por su cuenta.
Algo que la hizo sonreír.
–No des por vencido a Naruto– dijo.
Aquellas palabras no solamente habían llegado a oídos del joven Akimichi, sino que, también, habían llegado hasta Asuma, Shikamaru, Lee, Kakashi y Sakura, quienes observaron a la joven Yamanaka.
–Él ha entrenado duro para llegar hasta aquí y estoy segura de que, cayendo o no, dará un gran combate– dijo, sonriendo.
Mirando a Ino, el joven Nara solamente centro su vista en Naruto, para después sonreír.
...
–Que rápido– pensaba Ino.
Pero unos instantes después, los presentes pudieron observar a Kiba conectar un golpe certero justo en el pecho de Naruto, mándandolo unos metros frente a él.
–Te dije, Naruto no tenía oportunidad– se escuchó a Chōji.
Sosteniendo con un poco más de firmeza el barandal, Ino sonrió.
–Como dije, aún no des por vencido a Naruto... esto aún no se ha acabado– dijo.
Aquellas palabras habían llegado hasta los oídos de Sakura quien, sorprendida, giró para observar a Kakashi también, quien solamente le sonrió por debajo de la máscara.
Ella también lo entendía, sobretodo después de lo que vió en el bosque de la muerte mientras habían sido atacados por Orochimaru.
Él no caería tan fácilmente.
Y como si fuera la coordinación perfecta, el Uzumaki, con un poco de dificultad, lograba de poco a poco ponerse de pie.
Así, y girando su cabeza para observar a su costado, la mirada de Sakura con la de Ino se encontraron, mientras ambas sonreían, solo para girar nuevamente, observándolo por fin de pie.
–Jamás... jamás vuelvas a subestimarme– se escuchó.
Y mientras un grito eufórico por parte de Lee se escuchaba, la sonrisa en ambas kunoichis se extendió más.
–Bueno, se debe reconocer que tiene agallas, de eso no hay duda– pensó Shikamaru, mientras una sonrisa se marcaba en sus labios.
–¡Eso es, pateale el trasero a ese pulgoso, vamos!– se escuchó a Ino.
–¡Vamos, Naruto, tú puedes derrotarlo!– se escuchó, también, a Sakura.
...
–Ya veo, utiliza las granadas de humo para nublar la visión de Naruto, pero a él no le afecta porque su olfato es tan agudo, que incluso en medio del humo sabe donde se encuentra su rival... que difícil situación– pensaba Kakashi, para después sonreír ligeramente. –Pero debo admitir que Naruto piensa mejor bajo presión...– pensó.
Y tras esas palabras, con el rubio tirado en el piso, Akamaru corrió hacía Kiba, solo para atraparlo con una mordida directamente en su brazo, sorprendiendo a todos.
...
–Llevó a cabo un jutsu de transformación combinado con un jutsu de clones... pues si que ha entrenado– mencionó Shikamaru.
Sonriente, Ino miró hacía Naruto.
–Se los dije– comentó. –¡Así se hace, Naruto, bien hecho!– decía.
Aunque al observar a Akamaru cambiar de color, todas las miradas se volvieron a centrar en el combate.
–¿Qué pasa? ¿por qué cambio de color?– preguntaba Ino.
–Parece que esa cosa que comió le hizo cambiar de apariencia– comentó Shikamaru.
Pero la voz del joven Akimichi captó la atención de ambos.
–Kiba le dió píldoras de alimento– dijo.
–¿Y qué se supone que es eso?– preguntó Ino.
–Es, básicamente, una píldora que amplifica tu energía de manera eficaz, es algo poderoso en sí, ya que las tropas que las ingieren, pueden pelear durante tres días y sus respectivas noches sin sentir cansancio alguno– decía. –Pero, como todo, después de tanta batalla y de tanto forzar al usuario, los efectos secundarios pueden causar un cansancio total y ansiedad... en pocas palabras, Naruto la va a pasar realmente mal– dijo.
Con una mirada de preocupación, la joven Yamanaka miró nuevamente hacía el combate, la mirada que tenía Kiba era bastante aterradora en sí... y si era sincera, lo mejor que ella haría en una situación así, sería tratar de aguantar.
–Parece que está fuera de sí– pensaba Ino.
Y es que los movimientos de combate que empleaba Kiba eran, cuanto menos, parecidos a los de algún animal salvaje.
Aunque, de pronto, la voz de su sensei la distrajo.
–Kiba ya ha comenzado a pelear como una bestia salvaje, y después de las píldoras... bueno, es la mejor arma que tiene en este momento– dijo Asuma.
–¡Colmillo sobre colmillo!–
Aquellas palabras regresaron la atención hacía la batalla, solo para lograr observar a Naruto en el aire, siendo lanzado algunos metros alejado de Kiba después de recibir el impacto de su técnica.
Aunque un rostro de preocupación apareció en ella cuando, al mirarlo caer, pudo notar la sangre que cubría algunas partes de su rostro.
–Maldición...– pensaba la rubia.
Pero lo que le hacía hervir la sangre no era el hecho de observar a Naruto tirado en el suelo, en sus pensamientos, la rubia sabía que el combate aún no se había terminado... lo que le hacía hervir la sangre eran las palabras que estaba escuchando de Kiba.
Y es que al recordar lo arduo que Naruto entrenaba, sabía que, probablemente no en un corto tiempo, pero a largo plazo, el rubio sería alguien de temer.
No sería una hipócrita en decir que siempre pensó que Naruto era alguien habilidoso, en un inicio no lo creía... pero verlo ahí, dando lo mejor de él y demostrando que, aún siendo el peor, con perseverancia y dedicación se puede llegar a donde sea.
Sin más, y sosteniendo con fuerza el barandal, la voz de la joven Yamanaka se escuchó.
–¡Oye, Naruto! ¡¿Acaso vas a dejar que ese saco de pulgas te diga eso?!– decía.
Con ello, muchas miradas se centraron en Ino. Kakashi, Sakura, Shikamaru, Kiba y, por supuesto, Hinata... quien solo miraba, pero dentro de su cabeza pasaban cientos de pensamientos similares a los de la rubia.
Y observando a la alumna de Asuma, Kakashi sonrió.
–¿Quién lo diría?– pensó.
–¡Párate de una vez y pateale el trasero!– dijo Ino, una vez más.
Observandolo, así, ponerse de pie. Mientras una ola de alivio recorría a la rubia.
–Tú puedes...– pensaba, mientras sonreía.
...
–¿Te vas a poner de pie después de la paliza que te dí? debes estar demente– decía Kiba.
Sonriendo, el joven Uzumaki logró ponerse por completo de pie, y tras suspirar ligeramente, su mirada se alzó, encarando a Kiba, mientras algo de sangre cubría ciertos sectores de su rostro.
–Creo que debes despedirte de ese sueño de ser Hokage... porque después de barrer el suelo contigo, no te quedarán ganas de serlo– dijo.
...
–¿Qué pasa? no puedo ver nada– se escuchó a Sakura.
Y es que tras un ataque combinado por parte de Kiba y Akamaru, estos utilizaron, nuevamente, bombas de humo para bloquear la visión del joven Uzumaki.
Y por la intensidad del ataque, parecía que Naruto no podía hacer mucho.
Aunque tras observar el combate un buen rato, Shikamaru observó a Ino, esta se encontraba algo impaciente, puesto que uno de sus dedos no dejaba de golpear con ligereza el barandal donde se encontraba.
De pronto, observó que los ojos de la rubia se abrieron en sorpresa, y tras girar su cabeza nuevamente, miró la razón.
Había tres Kibas en el área de combates.
–Debo admitir que sabe usar la cabeza durante una pelea, hay que darle crédito por ello– pensaba el joven Nara.
Y tras observar a dos de los Kibas ser derribados por el original, los presentes solamente podían observar con sorpresa, ya que había sido engañado por completo, recibiendo una fuerte patada en su mandíbula, cayendo al piso.
–Eso fue más que genial, retransformarse en Akamaru después de ser descubierto y así hacerlo dejar de lado su olfato– pensaba Ino. –¡Así se hace, Naruto! ¡eso fue genial!– decía.
...
–¡Naruto!–
Los movimientos de Kiba eran demasiado rápidos para el Uzumaki, en sí, se veía una ventaja enorme si se comparaban las habilidades de ambos, ya que tanta era la diferencia, que la velocidad que Kiba estaba desplegando no dejaba al rubio hacer las posiciones de manos para acumular chakra.
–Lo cierto es que Naruto no se rinde– decía Chōji.
–Si fuera él, rendirme sería la mejor opción... no tiene posibilidad– dijo Shikamaru.
Aunque sonriendo, Ino habló.
–Kiba aún no ha dado algún golpe que le ponga fin a esto... y mientras eso no suceda, no den la derrota de Naruto por un hecho– dijo.
Tras escuchar eso, Sakura sonrió también.
–Ino tiene razón...– pensaba. –¡Vamos, Naruto, ya lo estás desquiciando, lo tienes donde querías! ¡acabalo!– gritó.
De pronto, Kiba corrió hacía el extremadamente rápido, para así acomodarse a su espalda y... solo una mirada de suma incredulidad apareció en el rostro de todos lo que estaban presenciando el combate.
Si, Naruto se había tirado un pedo.
Literalmente.
–¿E-ese es su jutsu súper secreto?– se escuchó a Ino.
–¡Que asco!–
Se logró escuchar debajo, mientras el joven Inuzuka sostenía su nariz debido al olor fétido que había respirado. Y es que con su olfato cientos de veces más agudo de lo normal, bueno, digamos que no lo estaba pasando muy bien.
–¡Da igual, lo que hayas comido funcionó, acabalo de una vez!– se escuchó a Sakura.
Tras ello, cuatro clones de sombras aparecieron en el espacio de combate, haciendo que uno de ellos golpeara a Kiba justo en el rostro, mientras otro de saltaba encima del clon que propinó el golpe.
Solo para, después, tres clones que se encontraban en el cielo levantaron a Kiba por lo aires...
–¡Uzumaki!– se escuchó a los tres clones del suelo.
Y mientras el joven Inuzuka miraba hacía arriba, solo pudo observar al Naruto original bajando a gran velocidad... para después propinarle un golpe preciso con el talón de su pie izquierdo, haciéndolo bajar estrepitosamente hacía el suelo.
–¡Uzumaki ráfaga!– se escuchó.
Con ello, el rostro de Kiba chocó con el suelo, mientras todos los presentes observaron como Naruto había combinado taijutsu y ninjutsu de una manera más que precisa.
Con ello, los cuatro clones desaparecieron, y mientras el censor se acercaba para revisar a Kiba...
–Kiba Inuzuka quedó fuera de combate, por lo tanto, el ganador es Naruto Uzumaki– dijo.
–¡Así se hace, Naruto! ¡bien hecho!– se escuchó a Sakura.
–Diablos, nunca pensé que realmente pudiera ganarle a Kiba– mencionó Shikamaru.
Y sonriendo, Ino solamente suspiró.
–Les dije que no dieran todo por sentado si ninguno de los dos había caído– dijo, solo para después sostener con fuerza el barandal. –¡Así se hace, le diste su merecido!– se escuchó a la rubia.
Observando a Ino, Shikamaru sonrió de una manera algo ligera.
–Bueno, a comparación con Sasuke, al menos con Naruto solo la he escuchado siendo gritona aquí... menos mal– pensó.
...
Aunque al oír una peculiar escena entre Hinata y Naruto, Ino miró.
–Adelante, Naruto, tómala– se escuchó a Kurenai.
Y al tomar la pomada de las manos de la joven Hyuga, el rubio habló.
–Eh, gracias, Hinata, es algo lindo de tu parte– dijo.
Si era sincera, nunca hubiese esperado que a Hinata le gustara Naruto, pero hasta ese momento, nunca había entendido el por qué no se acercaba a él. Pero conociendo un poco a Hinata, la verdad era que es muy tímida.
Eso es algo que a Ino, por ejemplo, no le jugaba en contra.
–Nota mental: para la próxima no olvides alguna pomada curativa– pensó la joven Yamanaka.
Aunque al escuchar a Naruto alabar la pomada curativa que Hinata le dió, aquella nota mental se hizo aún más presente.
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