í n t i m o

[AU sin poderes | Advertencia: Ligera mención de relaciones sexuales, drogas lícitas]

Respiraciones agitadas, cuerpos descubiertos y ojos nublados. Ambos cayeron rendidos en la cama intentando regular sus jadeantes respiraciones.

Sam hizo un esfuerzo por cubrirlos a ambos bajo las sábanas blancas y volvió a recostarse al lado de su pareja. Lo observó, y con una mano tocó ligeramente su hombro para asegurarse de que seguía con él.

—¿Buck?— Preguntó, recibiendo por respuesta un quejido. —¿Estás bien?

—Sí— Bucky ni siquiera se esforzó en abrir los ojos, inhalando y exhalando cada vez más despacio. —, sí estoy bien.

—¿No te lastimé?— Sam sonó un poco preocupado, y ese pequeño gesto de amor hizo que Bucky sonriera y el corazón se le achicharrara. El moreno siempre era muy cuidadoso en lo que hacía.

—No. Tus manos siempre son gentiles, amor.— Dijo mientras se tallaba los ojos y finalmente los abría para voltear a ver al otro, quien ya respiraba con normalidad.

Una sonrisa se formó en los labios de Sam, y después preguntó: —¿Acaso acabas de decirme "amor"?

—No me hagas retractarme.— Bucky bufó desviando su vista al techo con un fingido tono de molestia. Pero su sonrisa nuevamente se hizo presente, amaba a aquel hombre y a sus chistes malos y cursilerías.

—No, cielito. Claro que no.

Los minutos pasaban y sus alientos volvieron a la normalidad, aún yacían exactamente como habían caído sobre el colchón.

Sam volvió a voltear a ver a Bucky y buscó su mano. Una vez que la encontró, la apretó ligeramente y buscó su atención: —Deberíamos tomar una ducha.

—Dame cinco minutos.— Escuchó la voz cansada del otro.

—Esos cinco minutos se van a convertir en horas si no hacemos algo ahora, ¿eh?

—Bueno, estoy cansado y la idea suena tentadora.

Sam sonrió. Decidió que lo mejor era dejar que su pareja se recuperara un poco. Los minutos seguían pasando y la verdad era que se encontraban bien. Estar juntos, el uno al lado del otro, como Dios los trajo al mundo, unidos por sus manos tras haber profanado su amor, era de las mejores sensaciones y momentos más tiernos que compartían. Porque eran ellos.

En medio del silencio, Sam escuchó la voz bajita de Bucky: —Pásame el encendedor.

Buscó en la mesita al lado de su cama y lo encontró. Tomó el encendedor y se lo pasó a su pareja que estaba apunto de fumarse un cigarrillo.

—¿Cuántos quedan en la cajetilla?— Sí, ambos fumaban, pero habían acordado comenzar a dejarlo por cuestiones de salud y problemas que querían evitar. No recordaba cuando fue la última vez que Bucky había fumado, así que no se lo iba a negar. Al menos ya no tenía ataques de pánico y sabía cómo controlarlo, y Sam estaba orgulloso de eso.

—Solo éste— Bucky lo observó antes de prenderlo. —. ¿Tú lo quieres?

—Nah, tú quédatelo. Sólo déjame darle una calada.— Observó a su niño encenderlo y pasándoselo.

Sam cumplió lo que dijo, sintiendo el humo en sus pulmones y dejándolo salir segundos después. Apenas Bucky tomó el cigarro, Sam pasó su brazo por los hombros del otro que lucían algunas marcas rojas y lo acercaba a su cuerpo. Bucky se acurrucó junto a él y comenzó a fumarse el cigarrillo.

Y aunque Sam ya lo sabía, de todos modos preguntó: —Pero lo vas a dejar, ¿cierto?

—Obvio. No me quiero morir.— La pequeña sonrisita que el ojiazul le dedicó fue suficiente para derretir su corazón.

El silencio volvió a hacer acto de presencia, pero a ambos les gustaba estar así en lugar de prender la televisión para ver noticias crueles y feas, recordándoles de dónde habían huido: hogares crueles; personas insensibles, racistas y homofóbicos de mierda. Ahora se tenían el uno al otro y amaban su vida. Habían dejado sus pasados tristes y oscuros y se concentraron en vivir una vida llena de colores y amor.

—En un rato...— Sam escuchó la voz de Bucky nuevamente, sonando un poco tímido. —¿podríamos... ducharnos juntos?

Sam lo miró con los ojos llenos de amor, acarició su cabello desordenado y le dijo con el tono más enamorado posible: —Claro que sí, mi amor.— Y finalizó dándole un beso en la frente.

Y esas eran sus conversaciones casuales y momentos íntimos después de que hacían el amor.

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