c u m p l i d o
—A veces pienso que no eres un humano cualquiera.— Dijo Sam, quien era malísimo para dar cumplidos románticos.
Bucky lo miró confundido, y luego preguntó en un tono sarcástico: —¿Y qué te hizo pensar eso?
—Bueno, tal vez esa vez que detuviste un auto con sólo tus manos. Eso fue genial.— Gracias a ese comentario final, el castaño entendió todo lo que el moreno pretendía hacer.
—Hm.— Una nerviosa sonrisa escapó de sus labios. Y evadió la mirada un poco, porque era malísimo para recibir cumplidos.
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