Bucky sabía que Sam era más tecnológico que él. Pero algunas noches resultaba molesto querer dormir y no poder hacerlo por la molesta luz que emitía el celular del otro.

Una noche, sólo se quedó viendo, cuestionándose internamente si valía la pena o no hacer lo que comenzaba a parecerle una advertencia para que el otro pudiera desconectarse de ese aparato brillante que no lo dejaba descansar. ¿O era una sugerencia? ¿Una amenaza? Sea cómo sea, Bucky no estaba seguro, pero de verdad estaba cansado.

Sam parecía estar completamente perdido en la pantalla, hasta que de repente sintió un peso sobre su abdomen. Cuando bajó el celular, observó a Bucky sentado sobre él con los brazos cruzados, como si lo estuviera juzgando. No podría mentir, Sam estaba sorprendido con ese acto.

—¿Ya me prestas atención?— Bucky se quejó levantando una ceja.

—Si te pones así, cómo no hacerlo...

Bucky se relajó cuando observó a Sam apagando, finalmente, el celular. Suspiró: —No quiero hacer nada, Wilson. Sólo quiero dormir...— Lentamente se recostó sobre el otro, acomodando su cabeza en su pecho. Sintió como los brazos de Sam lo rodeaban, y sonrió pensando que por fin podría dormir cómodo.

—¿Y en la mañana?— Sam preguntó en un tono risueño. Bucky gruñó somnoliento.

—Si me dejas dormir, lo discutiremos. ¿Te incomoda que duerma así?

—Para nada, ¿a ti?

—No, para nada...