3-Problemas

Enid estaba en su cuarto sin dejar de darle vueltas al asunto, ella y Tn se habían dado un pequeño beso, fue un accidente, sí, pero al final era un beso. La loba aún podía sentir los labios del chico sobre los suyos.  El nerviosismo era notado por su compañera de habitación quien tras verla dar vueltas en círculos y hablar en voz baja para sí misma se hartó.

—¿Puedes dejar de ir de un lado a otro?—preguntó cruzada de brazos—no ha sido más que un beso.

—Para ti es fácil decirlo...¡tengo novio!—respondió ella—y me he besado con Tn.

—Llamar novio a Ajax es una falta de respeto al resto de novios, y ya sabes como soy con el tema del amor. Pero tengo la solución—dijo sorprendiendo a la loba.

—¿Cuál es roomie?—la sujetó por los hombros antes de separarse un poco ante su mirada.

Miércoles no respondió enseguida, tomó a la loba del brazo y ante su sorpresa tenía mucha más fuerza de lo que uno podría pensar.

—Vas a ir a hablar con él—dijo ante la mirada sorprendida de ella.

—¡No...no, no puedo Miércoles!.

Pero aún así, ante las quejas de la rubia, la llevó hasta la habitación de Tn. Enid estaba muy nerviosa, roja y sudando tras recordar lo sucedido. Miércoles abrió la puerta de golpe.

—Tn hay alguien que...que...—ambas se callaron al verlo solo con una toalla cubriendo a éste de cintura para abajo.

La cosa era que el chico se había dado una ducha para calmarse un poco y quitarse todo el sudor. Ahora los tres se miraron antes de que Tn abriera los ojos que parecía que se le fueran a salir.

—¡Perdón, hablamos después de la cena!—Enid cerró la puerta de golpe y las dos regresaron a su habitación.

No estuvieron mucho tiempo, pero le dio para ver el cuerpo del joven que era delgado.

—Ahora sí no voy a poder verle a la cara—dijo Enid muy roja.

—Ciertamente pensaba que tenía un cuerpo de palillo, pero me equivocaba—comentó la pelinegra—¿le has visto algo?.

—¡Cl-Claro que no!—contestó ella yendo a la cama.

—Entonces no le has visto el...

—¡No!

—Yo sé cuanto le mide—al decir eso, Enid abrió los ojos de par en par.

Volteó a mirarla.

—¿Cómo puedes saberlo si tú y él no...?

—Mande a Cosa a espiarlo y vigilarlo, ¿quieres saberlo para tu página?

—No, y...y...no puedo poner esa clase de información tan íntima, hasta yo tengo mis límites.

Dejaron el tema porque la loba deseaba olvidar lo sucedido así que se puso a hacer los deberes hasta la hora de la cena.

—Roomie, déjame la regla para separar unos puntos de los apuntes—ella se lo dio y siguió a lo suyo—oye, ¿esto que hay marcado qué es?.

—¿A qué te refieres?—ella le señaló una marca en la regla—comentó enseñando la regla.

—Oh, según Cosa es lo que le mide a Tn—respondió tranquilamente—ahora entiendo cuando dicen que los callados son los peores y más brutos en la cama.

Enid abrió los ojos mientras veía la marca en la regla.

—¿Te lo estás imaginando?—preguntó la pelinegra—Cosa es bueno sacando medidas a raíz de ver las cosas, es uno de los muchos talentos que tiene. Gracias a eso han robado cuadros por falsificaciones porque no es sencillo sacar cuanto mide los marcos y cuadros sin poder acercarse. Imagina cuando se le ponga alzada y lista.

—Esto no es real, ¿cómo podría andar?...¡quiero decir que no está bien marcado!.

La mano se ofendió.

—Perdón...—se disculpó la loba pues sabía que era sensible.

—Lo que tú digas, al menos debajo de toda esa torpeza, inutilidad para coger un arco y ser débil tiene algo de lo que estar orgulloso—dijo sin tapujos—cierra la boca Sinclair, te van a entrar moscas.

—¿Cómo puedes hablar tan relajada de esto?—preguntó la loba.

—¿Puedes imaginar si te sientas en eso?—ignoró la pregunta. Le encantaba hacer sufrir a la loba con ese tema pues sabía que era uno demasiado vergonzoso para ella. Vio la ocasión y la aprovechó.

A pesar de no quererlo, la rubia se imaginó la escena.

—¡Deja de decir esas cosas!—exclamó finalmente tras poder sacudirse esos pensamientos.


La hora de la cena llegó, bajaron todos y Tn se sentó aún nervioso, no terminaba de asimilar todo lo sucedido. Escuchó un ruido cercano, eran ellas dos. Enid se retiraba un mechón de pelo mientras mostraba signos de nervios pues él mejor que nadie sabía lo que eran los nervios. Por su lado, Miércoles estaba como siempre, sin mostrar sentimientos, con su cara seria.

Cuando el chico fue a hablar, llegaron Bianca y Xavier.

—Ey, ¿qué tal todo?—preguntó el artista—no he leído noticias de muerte ni torturas así que te habrás aburrido—dijo a Miércoles.

—Veo que al menos tienes un buen sentido del humor—replicó la pelinegra.

—Por cierto Enid—irrumpió la sirena—¿tienes nuevos rumores?. Divina me ha pedido que te pregunte ya que anda algo mala del estómago y está en la enfermería.

—No, todavía no...te avisaré para que se lo digas a Divina—respondió ella.

—Incluso enferma se preocupan más de los chismes...increíble—comentó la gótica mientras seguía comiendo de su plato.

Tn estaba callado, cenaba algo más rápido para poder escapar de allí cuanto antes. Se atoró un poco así bebió agua.

—Si que tienes hambre colega—Xavier le dio una palmada en la espalda con tanta fuerza que Tn sorprendido escupió el agua sobre la pelinegra.

—Oh no...otra vez...—pensó el chico aterrado viendo la cara de ella.

De nuevo la escena fue interrumpida por algo más...desagradable.

Voltearon a ver de que se trataba cuando vieron a la gorgona estar con la cabeza en la mesa, los ojos en blanco y soltando una cantidad considerable de espuma por la boca. Algunos de los alumnos que lo vieron acabaron vomitando o se les quitó el hambre de golpe.

—¡Ajax responde colega!—zarandeaba uno de sus amigos.

Miércoles acudió enseguida, no le caía demasiado bien porque lo consideraba muy torpe, Enid había llorado por su culpa y otras cosas, pero algo la impulsaba a salvarle la vida porque no deseaba ver a la loba llorar por la muerte de ese imbécil.

Le inyectó una dosis de algo que ella decía que era un antídoto que servía para este tipo de casos. A los pocos segundos, el cuerpo del chico recuperó su estabilidad regresando a la normalidad. Estaba inconsciente, pero a salvo. Los profesores se lo llevaron a la enfermería donde sería atendido en condiciones.

—¿Qué rayos ha pasado?—preguntó Enid.

—Se ha tomado unas cuantas de esas setas—sacó uno de ellos una bolsa y se las mostró a Miércoles.

—No me extraña que haya ocurrido eso—dijo ella—mirad—sacó unas cuantas—estás de aquí son las que se debería haber tomado. Y las otras son similares pero son muy tóxicas, dad gracias de que siga con vida. Antes de consumirlas deberías aseguraros de que son las correctas porque es muy sencillo confundirse—explicó ella las apenas perceptibles diferencias.

Cuando regresaron a la zona de comida pues tenían prohibido visitar a Ajax, Enid terminó su plato sin demasiadas ganas cuando se percató de algo. Tn no estaba, se había marchado.

—Es muy tímido, pero buen chico y es algo guapo—comentó la sirena.

—Eh, te recuerdo que estás conmigo—dijo Xavier.

—No seas tan celoso, no he dicho nada malo. 

El regreso a la habitación fue en silencio hasta que sonó el teléfono de la loba. Era un mensaje, podía ir a visitar a su chico así que echó a correr.

—No da más que problemas ese idiota—dijo antes de pararse en uno de los cruces—iré a ver a Tn—pensó mientras tomaba el camino de la izquierda.

Llegó y para evitar problemas como los de antes tocó a la puerta. Cuando escuchó el adelante, entró. Allí estaba, tumbado en la cama mirando el teléfono.

—¿Miércoles?—preguntó asustado.

—He venido a ajustar cuentas...—dijo en tono terrorífico y caminando lentamente—puedes gritar si quieres...nadie te va a escuchar.

—Yo...yo...—estaba aterrado—¡lo siento!.

Ella estaba de broma, solamente quería asustarlo, escuchar sus gritos cuando el joven le traspasó usando su poder de sombra pero Miércoles luego de eso lo agarró del brazo y lo tiró al suelo. Luego, se colocó encima de él.

—Te tengo—dijo mientras sacaba el cuchillo—tus ojos se irán a mi colección.

—No...por favor...

—De acuerdo, no lo haré con una condición

—¿Cuál es esa condición?.

Ahora ella estaba colocada sobre él, en el suelo, mirándose fijamente. El chico pensaba que tenía unos lindos ojos, ahora de cerca, veía su rostro pálido que resultaba algo hermoso, unos labios llamativos y las trenzas caían sobre él. Pero no podía decir nada o acabaría muerto.

—¿Te gusta Enid?

—¿Qué?, lo del beso...fue...fue un accidente...es decir...tú abriste la puerta y...pasó...

—No te pregunté eso.

—Yo...yo...

El teléfono de Miércoles sonó, era Enid preguntando donde estaba. Ella se retiró un poco sentándose sobre cierta zona del chico quien involuntariamente tuvo una...dureza. La joven lo sintió y miró abajo suyo para luego mirar a Tn que trató de ponerse en pie antes de ser empujado de nuevo por ella.

—Lo dejaré pasar por está vez, me marcho, Enid debe ser consolada por ese idiota—se marchó dejando al chico tumbado en el suelo quien daba gracias en su mente de haberse librado por cuarta vez de morir...o no lo sabía porque había perdido ya las veces de eso.

Miércoles llegó a la habitación donde vio a Enid tumbada y llorando por lo sucedido. Según le dijeron los médicos, el chico estuvo a punto de morir. Sus análisis de sangre eran preocupantes por su estilo de vida y descubrió que el chico llevaba tiempo haciendo de las suyas, no había cambiado ni dejado nada a pesar de haberle dicho a ella que lo haría.

—Te avisé—dijo Miércoles.

Pero luego la abrazó y la consoló hasta que solamente deseaba dormir. Estuvo llorando largo rato, pero después de eso, se sintió algo mejor por haberse desahogado.

Tras quedarse dormida, la pelinegra fue hasta su cama. Cosa le dijo que buen trabajo.

—A diferencia de ti—dijo haciendo que este no comprendiese—es...—volteó a ver a la loba—es mucho más grande de lo que has marcado—le susurró.


En la mañana siguiente, Tn estaba ya sentado en el asiento correspondiente cuando se sentó Miércoles y al otro lado Enid pues Divina estaba mala y Yoko se sentaría junto a Bianca.

—Buenos días—Enid aún tenía los ojos rojos.

—Buenos días—dijo éste nervioso.

—Hoy has madrugado—comentó la gótica.

—Si...

En las clases, Enid tomaba algunos apuntes, pero se la notaba demasiado caída de ánimos por todo lo sucedido en la cena del día anterior.

Tn que sabía lo que era estar así de mal, arrancó una hoja e hizo un pequeño cisne para tratar de animarla. Enid esbozó una sonrisa al verlo y empezó a hacer como que iba por el agua.

—Gracias...—dijo con esa sonrisa suya.

—No es nada—volteó avergonzado al otro lado solamente para toparse con la cara de Miércoles la cual parecía querer apuñalarlo.

Después de clases, Miércoles lo tomó del brazo para llevarlo a un lugar donde hablar. 

—¿Qué ocurre?—miró a todos lados, no había nadie.

—Tienes que venir conmigo a Jerichó, pronto es el cumpleaños de Enid. Me ayudarás a elegir algo, de lo contrario te mataré por lo del agua.

Él chico se puso nervioso.

—De...de acuerdo...pero...¿tenías que pedirlo así?

—Prefiero tenerte cerca para asustarte, de lo contrario el efecto no es el mismo que por teléfono

—¿Tienes mi número?

—Por supuesto, te tengo guardado como patético debilucho.

Luego de eso, y tras acordar la hora, regresaron a las habitaciones.

Cuando fue la hora acordada, aún asustado porque iría con ella, pasó por un pasillo solamente para ver a Enid ir camino a la enfermería. Al verla con esa cara, se dijo a sí mismo que le haría el mejor regalo de cumpleaños que podría tener.

En la entrada, ambos reunidos, tomaron el camino a Jerichó. 

Todo ello sin saber que muchas sorpresas les aguardaban allí en el pueblo.

Continuará...

Espero que les haya gustado.

Un saludo  :D


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