🎁 4 🎁

🎄 «Un anciano, un oso blanco y una llamada nada alentadora»🎄 

El alto castillo que los dueños han pensado para usar de escenografía en aquel vasto complejo de juegos, bien podría lograr con sus casi seis metros de ancho que Yi Fan se sienta acomplejar al guiar a sus hijos entre los demás niños que han acudido al lugar, no obstante — y ello bien puede agradecérselo a Minseok — son sus preocupaciones y sus esfuerzos los que se encargan de mantener sujeto a Jongin y también a Chanyeol.

— ¡Bàba! ¡Quiero ir a jugar! ¿Puedo, puedo? — lloriquea el de orejas grandes mientras su padre le arrastra por todo el borde del lugar y sus pasos se alejan a cada segundo de la increíble edificación compuesta de túneles, toboganes y aquella gigantesca piscina de pelotas de hule.

— No, Chan, no puedes — le dice Yi Fan, firme — Cuando Hunnie aparezca. Te prometo que entonces te traeré a jugar — ya sea por el tono de su voz que no se presta para alguna escena de berrinches o por aquella promesa que le recuerda al menor lo que han ido a hacer ahí, Chanyeol parece ceder y serenándose tarda apenas un segundo en unirse a su familia para continuar con la búsqueda de Sehun.

Paseando entre los juegos más cercanos, revisando incluso debajo de las mesas de hokie de aire y recibiendo una reprimenda por meterse en la pista de boliche sin los zapatos adecuados, Yi Fan es prisa y desesperación mientras se percata de que ha pasado casi una hora desde que perdió a Sehun. Deteniéndose frente a una banca lo suficientemente amplia para sentar a sus hijos, Yi Fan baja a Jongin — que luce cansado de ir en sus hombros — quien no tarda en ir con Minseok, mientras él se dedica a pensar en todos los sitios posibles en los que podría encontrarse Sehun.

«Tiene 3 años, es un bebé... mi bebé menor... no pudo ir muy lejos» se repite, intentando ignorar aquel otro pensamiento que señala que justamente por tener solo tres años y ser a todas luces un lindo bebé, Sehun podría estar en algún lado completamente solito, asustado o quizás incluso lastimado.

¿Y si alguien le ha encontrado y ha decidido llevarlo? ¿Y si se ha herido mientras gateaba o se ha caído al caminar y ha roto en lágrimas saladas?

— Hun-Hun está bien, bàba — le dice Jongdae al tomar su mano entre la suya y con esa sonrisa de bordes afilados que a Junmyeon siempre le ha recordado a un lindo dinosaurio.

En sus ojos, Yi Fan es capaz de apreciar toda la inocencia y aquel genuino amor que siempre ha sabido, expresa lo que esos niños son en realidad: hermanos. ¿Qué importa si al pasar los años, Yi Fan y Junmyeon les han adoptado de distintos orfanatos? ¿Qué importa si los primeros días les ha costado acostumbrarse al cambio y las riñas han habitado a su lado junto a las risas y también los llantos? Los diez pequeñines a los que ha dado su apellido son hermanos de verdad, incluso si su sangre no es la suya o la misma.

— Lo sé, Dae. Sé que tú hermano está bien, Sehun es como tú. Y mi Jongdae estaría bien incluso si está lejos y solo, ¿cierto? —

— ¡Es porque soy un niño grande! — se ríe el menor y Yi Fan se acuclilla para quedar a su altura, abrazando al niño más tarde y revolviendo la mata de cabellos azabache que posee en su cabeza.

— Por supuesto que lo eres. Ahora, ¿listos para seguir buscando? — asintiendo al mismo tiempo que se ponen de pie, sus hijos parecen comprender lo importante que es dejar de perder el tiempo y dejando atrás la zona de juegos donde no han tenido suerte para encontrar al menor, los Wu se dirigen al resto de tiendas que puedan hallarse en aquel piso.

🎄

— Buen día, señores. Soy Park Jung Soo, el gerente de la tienda — la voz de aquel peli naranja que se ha acercado hasta ellos, con el traje negro sin arrugar y la sonrisa afable que se decora con un sensual hoyuelo, no hace más que distraerlos de aquel duelo de miradas que han ido a comenzar — Mi empleada me dice, que existe un problema con un artículo en particular, de nuestra última colección. ¿Será posible que les pueda ayudar? —

— En realidad, señor Park, no existe ningún problema — alega Junmyeon con fiereza — Quiero decir, que como bien le he dicho a su empleada y a este actor de cuarta, esta gabardina ya era mía antes de que él la tomara —

— ¿Perdón? — interviene Jin Young, cabello negro alborotado de tantas veces lo ha acomodado con una sola mano y esa mirada indignada que se parece demasiado a la del pequeño Mark — Querrás decir, que esta gabardina era mía, antes de que tus sucias manos la contaminaran —

— ¡Pues si ya la han contaminado, entonces suéltala y busca otra! — exclama el rubio.

— ¡Prefiero enviarla a lavar! ¡Así que suéltala ya! —

— ¡No! Esta gabardina es de mi Baekhyun. Y no sé si lo sepas, pero mi marido es Wu Yi Fan, el mejor abogado de toda la bendita Corea —

Las sonrisas autosuficientes que surcan los labios de los niños detrás de él, parecen atentar contra la poca paciencia que tienen los de Jin Young cuando una nueva oración presta batalla a las de Junmyeon.

— ¿Ah, sí? ¡Pues mi marido es Im Jae Bum! El productor número uno de toda Asia. ¿Crees que su equipo legal no puede contra tu marido? ¡Por Dios! —

Balbuceando apenas frases recortadas que se minimizan ante las exclamaciones de esos dos, Jung Soo parece oscilar miradas entre uno y otro caballero mientras a sus espaldas, dos grupos de infantes se dedican a enviar gestos irritantes y sonidos molestos. Más allá, las empleadas parecen trabajar con ahínco para desviar la atención y el resto de clientes que ha ingresado en el lugar, luce como si batallaran entre dejarse llevar por la curiosidad o dejar la tienda atrás.

— ¡Basta! ¡Basta! — exclama entonces Jung Soo, cuando su paciencia ha tocado los límites y consiguiendo con ello que los dos hombres al frente se vuelvan para mirarle con los ojos bien abiertos — ¿Qué clase de ejemplo le están dando a sus hijos? ¡Si tan ricos y sofisticados son, entonces resuelvan esto del mejor modo posible! — grita — ¡No existe una gabardina igual a esta en la tienda y sólo uno de los dos podrá llevarla a casa! Ahora, actúen como gente civilizada y decidan de una vez por todas quien de los dos, pedazos de tinte barato, se llevará la prenda —

«Oh, oh. No dijo eso» piensa Kyung Soo, mientras dedica una mirada seria a su papá Junmyeon y se refugia tras Yixing, preparándose para lo peor. Al otro lado, casi igual de sorprendidos que los hermanos de Baekhyun y luciendo como si de repente, Jung Soo hubiera invocado al diablo, Mark y Bam Bam dan dos pasos atrás y se encargan de que Yugyeom no tenga modo de soltarse y correr a su papá.

— ¿Me llamaste barato, anciano? — gruñe Junmyeon.

— ¿Acaso sabes con quién estás hablando? — cuestiona Jin Young y Baekhyun sonríe desde su lugar, porque ahí, alguien va a cobrar caro haberse metido con su papá.

🎄

El repentino movimiento que genera una rana al caer de su sitio, obliga sin reparos al joven empleado que se encamina hacia el aparador de dónde uno de sus peluches ha salido disparado. Ositos, perritos, incluso un hipopótamo y también una ballena, la tienda de regalos que muy pocos encuentran por su recóndita localización al fondo del pasillo, parece hallarse tan desierta como el día en que llegó a pedir el trabajo. ¿Quién puede culpar a la clientela?

Teniendo las tiendas de renombre a los alrededores y la zona de juegos al extremo contrario, el hecho de que los dueños del centro comercial hayan alquilado el lote a su lado a una tienda que ofrece artículos de limpieza tampoco para ayudar a que los clientes se percaten de la diminuta tienda de regalos para toda la ocasión. No así, para que cierto pequeñito de apenas tres años haya decidido que no había en aquel piso mejor lugar para descansar que aquel espacio entre las afelpadas patitas de un oso polar.

— ¡Ay, por San Siwon bendito! — exclama Donghae, mientras se aleja un par de pasos del brillante aparador que debido a su mercancía se haya al descubierto en el interior de la tienda. Un segundo más tarde y todavía sintiendo que algo dentro de su pecho se acelera sin razón, el muchacho de apenas veintitantos se encuentra mirando encima de los animales de algodón al bebé de dos o quizás tres años que duerme sobre el ejemplar de osito blanco.

¿Cómo es que un niño se ha ido a quedar dormido en su aparador? ¿Quién demonios es el padre o madre de aquella criatura que con toda seguridad no ha sido reportada a la estación de control? Y mucho más importante aún, ¿qué demonios dirá Jinki cuando aparezca por el sitio y se entere que Donghae ha ido a encontrar un niño?

Con cuidado de no despertarle, intentando encontrar en sus bolsillos o en su propia ropa algo que le diga quienes son los padres, Donghae se encarga de levantar al niño en brazos mientras lo siente acurrucarse a la altura de su pecho. Por supuesto, debe hacerse cargo y llevarlo a la estación, ya entonces serán los guardias quiénes anuncien por los altavoces que hay un niño perdido.

🎄

— ¡Thejún! ¿Estás aquí, Thejún? — exclama Jongin al introducirse bajo el armario de aquella tienda de zapatos que su papá Fan los ha obligado a visitar y escuchando como a sus espaldas, Jongdae le llama para que salga del lugar. Sobre él, una larga fila de zapatillas deportivas ha sido colocada y es claro que a su hermano no le ha parecido que esté ahí debajo.

Al otro lado, preguntando a los empleados si de casualidad, alguno ha visto a su hijo, Yi Fan suspira pesadamente porque ha recorrido todo el piso y ni una sola vez ha encontrado a alguien que le pudiera decir que ha visto a su chaparro. «¿Sabe cuántos niños vienen aquí?», «Amigo, no me pagan para vigilar bebés» o «Tal vez lo he visto. Pero no recordaré bien hasta que compres» son sólo algunas de las muchas cosas que le han dicho al preguntar y aunque cada respuesta le ha robado al menos cinco años de jovial espíritu paternal, Yi Fan también ha debido ahogar sus dedos por golpear a algún chistoso que se haya querido aprovechar de su repentina debilidad.

¿Quién demonios le ha dicho al mundo que por tener cuatro niños con él, no puede estar buscando a uno más? Dejando a Jongdae morder la mano de aquel bruto que fue a escupir semejante estupidez, Yi Fan no solo había sonreído sino que además, había recordado el nombre del establecimiento para volver luego con su familia entera y obligar a ese zopenco a darles un buen trato aunque al final, se largaran sin comprar nada.

— ¡Bàba! ¡Es appa! ¡Appa! — exclama Chanyeol de cara contra el cristal del aparador principal, mientras se dedica a brincar al tiempo que sujeta sus gafas y señala al guapo rubio que camina por el pasillo.

A su alrededor, el resto de sus hijos sigue a Junmyeon mientras otros dos hombres que Yi Fan no reconoce andan a su lado también — uno también seguido por niños — y al frente, dos guardias de mirada severa parecen escoltarlos a dónde sea que vayan.

Por un breve momento, el miedo a que su marido le vea y lo inste a acompañarlo percatándose en el camino de la ausencia de Sehun, lo obliga a replegarse junto a todo su equipo contra el fondo de la tienda donde los maniquíes y escaparates les priven de ser advertidos.

No obstante, es cuando Jongin ríe contra sus piernas — todavía creyendo que juegan al escondite — que Yi Fa se percata de que algo en el cuadro de Junmyeon anda mal. ¿Por qué sería su esposo escoltado por la seguridad? ¿Quiénes son aquellos hombres y el resto de niños que les siguen junto a sus hijos?

Disculpándose con los empleados por su dramática escena, llamando a sus pequeños a continuar con su aventura y en el proceso averiguar que ha pasado con Junmyeon, Yi Fan está a dos pasos de salir de la tienda cuando en su pantalón, la vibración de su móvil comienza a cosquillear. En pantalla, el nombre de Luhan que aparece junto a su foto le sonríe mientras desliza el dedo para contestar y sujeta a Jongin que no tarda en enroscar los brazos alrededor de su cuello.

— ¿Bàba? —

— Soy yo, Hannie. ¿Sucede algo? Acabo de-

— Arrestaron a appa — escucha y sus pasos se detienen mientras sus ojos se abren grandes, no pudiendo creer lo que su hijo acaba de espetar — Él junto a Jin Young golpearon a Jung Soo y luego del alboroto, el pato anciano llamó a seguridad. Baekhyun mordió a Bam Bam y Mark me tiró del cabello. Tao le hizo algo a los dedos del viejo, pero Yixing y Kyung Soo están bien. ¿Puedes...?

Sea lo que sea que su hijo está por decir, sus palabras se pierden cuando con un grito de alegría, Chanyeol y Minseok señalan al ascensor. Ahí, tras las puertas de cristal y en brazos de un desconocido que a ojos de Yi Fan luce completamente ansioso y paranoico, está Sehun. Dormitando tan tierno como sólo un bebé puede hacer y alejándose de su papá que no tarda en salir corriendo detrás de él.

Y que Dios bendiga a ese idiota cuando arrebate a su hijo de sus brazos y lo demande por intento de secuestro.

— Llámame en cinco minutos, Han. Y dile a tu papá que no haga nada hasta que llegue su abogado — le dice al chino y corta la llamada, aferrando a Jongin entre sus brazos y con Minseok, Jongdae y Chanyeol siguiéndole los pasos.

🎄 Continuará... 🎄

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top