Tortuga Ninja

Dedicado a Massantoquevos la mera onda (ノ^o^)ノ

Tortuga Ninja


El uniforme que llevo puesto es incómodo a tal punto de sentir la tela de mis pantalones de licra metiéndose en un lugar en especifico donde no llega la luz solar.

Trato de no tropezar con mis propios pies que hacen un esfuerzo por correr. Se supone que debo estar obstruyendo el paso al equipo contrario, pero son más altos. Me sigo preguntando cómo es que me permitieron clasificar en futbol. Soy el fideo del equipo.

Ser cobarde es mi especialidad, pero en esta ocasión decidí quedarme y sobrevivir al medio tiempo con la gracia del cielo. El silbato es sonado por el árbitro dándonos a entender que es momento de descansar.

Llego con el resto del equipo que están igual de agotados, trazamos un círculo alrededor del capitán a la vez que dejo caer el casco al suelo y mis rodillas tocan el césped húmedo. El cuerpo me pide a gritos que descanse, todo a mi alrededor me da vueltas.

Maldición. Lo necesitaba.

La multitud estalla a vítores emocionados por la ventaja que lleva nuestra preparatoria en el tablero de puntaje. Las animadoras ejecutan sus rutinas rítmicas en compañía de la mascota del equipo que se mueve a destiempo con la música.

Estoy cansado, pero aun así me permito reír para liberar la tensión envuelto en mi cuerpo.

¿A quién le gustaría disfrazarse de ese intento de Lince?

Dios ampare al tipo que este ahí dentro.

—Valtersen —me llama Richard con la voz jadeante.

—¿Qué sucede? —hago un esfuerzo por reincorporarme.

En su rostro noto la dureza y cansancio que le ha dejado el partido.

—Te quedas en la banca —apoya un dedo sobre mi pecho —no es una sugerencia. Los chicos y yo hemos decidido en...

—¡¿Lo dices enserio?! —mi felicidad lo desconcierta de inmediato, pero lo ignoro —es una bue... —me aclaro la garganta cuando frunce el ceño y finjo estar triste, bajo la cabeza para más dramatismo —que mal, cielos, es una pésima noticia, pero entiendo esa decisión.

Le doy la espalda y sonrío al alejarme, aunque nunca me siento en la banca. Me largo.

Las animadoras pasan corriendo a mi costado agitando sus brillosos pompones hacia las gradas y deletrean el nombre del equipo. Yo no soy un lince y al parecer nunca lo seré cuando el entrenador se dé cuenta de que he huido para salvar mi vida. Creo poder lidiar con las consecuencias, un castigo de su parte tal vez.

¿No están malo, cierto? Solo estaré pendiente de las movidas de Richard.

Traspaso la puerta para adentrarme a los pasillos de la escuela rumbo a los vestidores, este lugar se ve tétrico y escalofriante cuando no hay personas. Un ruido hace eco a mi alrededor como si estuviera impactando contra los casilleros una y otra vez, me detengo al instante cuando escucho gruñidos y maldiciones graciosas.

Con eso basta para averiguar de dónde proviene ese alboroto. Al doblar por el pasillo me encuentro con nada más y nada menos con la botarga mal hecha tratando de deshacerse de la cabezota.

—¿Hola? —pronuncio al acercarme. La persona se detiene y retrocede poco a poco. Dejo el casco en el suelo y muestro las manos —tranquilo, compañero. ¿Necesitas ayuda?

Como respuesta, niega.

—Pues a simple vista no creo que estés ensayando una nueva coreografía.

Se encoge de hombros.

—Está atorado —habla al fin, aunque la voz suena rara —he tratado de quitarme está cosa horrible pero no cede.

—¡Hoy es tu día de suerte, compañero! Rafa puede ayudarte.

Estúpido, simplemente soy un estúpido tratando de ser amigable.

Sé que es un completo extraño, pero necesita ayuda y no dejaría sufrir a alguien con esa cosa puesta, de seguro ahí dentro es el mismo infierno y no un paraíso tropical. Si estuviera en esa misma situación, en verdad necesitaría que alguien me echara una mano.

Así que de un tirón trato de zafar la cabeza, gruño al ver que el primer intento no ha servido.

—Okey, lo haré de nuevo, un poco más fuerte, ¿va?

Uno, dos... ¡Aleluyaaa!

Caigo de sentón con la cabezota en las manos.

—¡Libre soy al fin!

Ahora puedo ver el rostro de la persona que brinca de felicidad en el pasillo, es una chica sudorosa con algunos mechones rubios adheridos en sus mejillas sonrojadas.

—Sagrados macarrones, gracias por ayudarme —extiende su mano en mi dirección ayudándome a levantarme —sentía que el aire se me acababa.

Encojo los hombres restándole importancia, una diminuta sonrisa se dibuja en mi rostro.

—Es lo menos que puedo hacer. No hay de qué —por un instante me quedo mudo, esto en verdad es incómodo.

—S-Supongo que ya debo ir a, ¡oh!, por cierto, por poco se me olvida presentarme, me llamo Lara —blanquea los ojos riendo y toma la cabeza de la botarga. Tiene una sonrisa muy bonita.

—Soy Rafael.

—¡Como la tortuga ninja! —oh no, no de nuevo por favor. Trato de no mostrar mi cara de ¿en serio? ¿Tortuga ninja?, pero su expresión y emoción parecen a la de una niña pequeña. —Es bastante ingenioso si lo piensas —dice antes de alejarse agitando una mano a modo de despedida hacia los vestidores de chicas.

Que chica más agradable y extraña.

...

—¿Y cómo te fue en el juego? —es la primera pregunta que me arroja mi hermana Julie al entrar a casa. Deja su libro sobre el sillón y me analiza de pies a cabeza.

—Esa cara llena de suciedad me dice que te hicieron añicos —niego con la cabeza cuando Harry se ríe ante su innecesario comentario. Mi hermano menor disfruta verme de este modo. Es un diablillo.

—Qué lindo par de hermanos tengo, siempre levantando mis ánimos cuando los necesito.

Me alejo de la puerta sosteniendo mi maleta donde llevo mi uniforme asqueroso. Estoy a punto de sentarme en el sillón, pero sé que mi mamá pegará de gritos si ensucio algo y la verdad no tengo ganas de limpiar.

—No quiero decirlo, pero: te lo dije, el fútbol americano no es lo tuyo —a veces quiero taclear a mi hermana cada vez que tiene la razón. Rio de tan solo pensarlo.

Los orbes esmeraldas de mi hermana me escudriñen.

Dejo a mis hermanos para dirigirme a las escaleras rumbo a mi habitación.

Está claro que mis padres no han llegado de su paseo de cada sábado. Tiro la mochila a los pies de la cama y me acuesto boca abajo. Esto es la gloria.

Más tarde y ya oliendo a limpio me dedico a tocar la guitarra disfrutando el roce de mis yemas con las cuerdas. La puerta se abre y Julie asoma la cabeza en la orilla y entra. Típico de ella.

—Soy tu hermana mayor —recuerda.

—Por cinco minutos, genio —produzco un sonido con las cuerdas —¿Qué buscas?

—Hablar —se sienta en la orilla de la cama —dime que terminaste todo el partido.

—Sí.

—¿Seguro? —alza una ceja.

Los hermanos pelean y discuten todo el tiempo, en cambio con Julie, suele ser diferente, —a veces —, ahora creo que los mellizos tienen una conexión o algo así. Harry es tres años menor que nosotros y prefiere darle dolor de cabeza a todo el mundo con sus bromas.

Julie gana, de nuevo.

Libero el aire de mis pulmones con resignación.

—El lunes voy a renunciar, no es lo mío ser una gallina, pero lo haré. Tal vez reciba una patada en el trasero por parte del entrenador, el capitán y todo el equipo o quizás no. No sirvo de mucho, es más, creo que les estoy haciendo un favor —lo último me lo digo a mí mismo. El corazón se mes estruja y me abrazo a mi instrumento.

—Sirves de mucho, pero ese deporte no es lo tuyo, ¿que acaso no recuerdas que en secundaria eras parte del equipo de natación? ¿O de teatro? —lleva una mano a su mentón como si así tratara de recordar —el punto aquí, Rafa, es que no tenemos que ser excelente en todas las cosas. Por ejemplo: Harry era un desastre y un peligro en tiro al blanco, pero cada vez que práctica, mejora su puntería. Yo era malísima en tap y pintura —la miro sin creer lo que dice —bien, me falta por aprender y sé que lo voy a lograr.

Asiento. Sé a lo que quiere llegar con toda su palabrería motivacional.

Ella sería excelente siendo activista, pero, Julie Valtersen es un artista en crecimiento.

—Ahora hablas como nuestros padres —reímos y añado: —Voy audicionar para algún club de artes.

—Es tu decisión, disfruta tu último año haciendo lo que más te guste. Por cierto, he pedido la cena, así que mejor llenemos nuestras penas con comida grasosa y deliciosa, antes de que Harry se le ocurra no compartir.

Dejo la guitarra sobre la cama y salimos de la habitación.

—Juls, ¿conoces a una tal Lara? —ella niega —su cabello es rubio platinado y llama mucho la atención, es quién usa esa botarga de lince.

—Espera, ¿qué?, eso no puede ser, un tal Daryl es quién usa ese traje, ninguna chica se atrevería usar una botarga asquerosa —plasma una expresión de asco —ni yo.

—Ella sí, pobre debiste verla.

—Esa chica sí que es atrevida.

—Hasta mi nombre le pareció gracioso comparándolo con una de las tortugas ninjas, que locura.

Rio, aunque a ella no imita mi acción.

—Oh, no es ninguna locura, papá te nombró así por lo mismo.

Ella sigue caminando hasta la cocina mientras yo me detengo pasmado.

—¿Qué? ¡¿Es enserio?!

Tengo el nombre de un dibujo animado.


Una tortuga.  

¿Qué tal este capí

¿Qué piensan de Julie, la hermana de Rafa? ¡Sí, ellos son mellizos! ¿Les gusta como es ella? O.O tal vez tenga la oportunidad de aparecer más seguido en la historia. ¿Y del hermano menor?

¿Tienen hermanitos así? jejeje

Un abrazo de oso grandote de mi parte y besos sabor miel. 

Con cariño: Khyl Anderson.



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