Epílogo|Invasión intergaláctica.
Epílogo| Invasión intergaláctica.
La peor parte de las despedidas, no es decir: hasta pronto. Si no que uno tiene que enfrentarse a sus peores miedos y el mío siempre serán los malditos aviones, ¿por qué mis padres no hacen caso a mis pobres nervios?
Además, tenía todo planeado para mi traslado. ¿Qué cómo iba a lograrlo?, sencillo, iba a tomar un tren desde Oslo a Copenhague, seguidamente tomaría el ferri hasta llegar a Estocolmo. Fácil, lo tenía todo resuelto.
Sin embargo, mi familia ha votado y por ser la mayoría que ha escogido viajar en avión. Siento que me va a dar un infarto. El viaje para mí es todo un dolor de cabeza que no puedo evitar apretar los dientes y mantener las manos a los costados del asiento. Harry trata de relajarme contándome sus peores chistes sentado a mi costado ocupando la ventana, gracias al cielo.
—¿Qué le dijo una impresora a otra?
—No sé, ¿qué? —Volteo para mirarlo. Él aprieta los labios conteniéndose la risa.
—¡¿Es impresión mía o tuya?!
Harry no puede más y estalla a carcajadas, mientras trato de procesar lo que ha dicho y niego con la cabeza indicándole que su táctica no ha funcionado.
—Ese no ha sido un buen chiste —comenta Julie sentada a mi otro lado. Básicamente, estoy atorado en el asiento de en medio —yo puedo contar mejores, Harry.
—Entonces quiero escucharlo —le reta.
—Yo solo quiero bajarme de aquí —anuncio, pero ninguno me hace caso. Rayos.
—Bien, aquí va: Doctor, ¿Por qué mi cuerpo está cubierto de pelo? ¿Qué padezco?
—¿Qué? —Contesto a coro con Harry.
—¡Padece usted un osito!
Mis hermanos comienzan a reírse. ¿Padece qué? No entendí.
La razón por la cual el resto de la familia se ha animado a venir, es para disfrutar nuestra última semana juntos. Sí, sé que a partir del lunes todo será diferente y que Julie y yo solo regresaríamos a casa en los recesos escolares y vacaciones. Y nuestra única comunicación sería desde llamadas, mensajes y videochats.
Por otro lado, también voy a echar de menos a mis amigos. Maise y Daryl se han convertido en grandes personas para mí y Fred, bueno, él sigue siendo el mismo loco mejor amigo que he tenido desde siempre, también ya estoy extrañando a Lara, que, por cierto, pasamos la mayoría de las vacaciones juntos explorando algunos sitios culturales y ecológicos. Me siento orgulloso por ella, porque también ha logrado entrar a la escuela de bellas artes y a la facultad de psicología.
Yo le dije antes de irme que tratara de comunicarse conmigo por medio de telequinesis y consiguió empujarme por un fiordo, sin querer, según ella, como no. Me lo merezco, pero valió la pena.
Y ya estoy preparando otras frases de psicólogos para cuando nos llamemos, será mejor que los chistes de mis hermanos.
Ya en tierra y fuera del aeropuerto, papá se encarga de llamar un taxi mientras cuidamos de las maletas. Se supone que van a echarle un vistazo a la universidad seguido de las residencias donde nos quedaremos en nuestro primer año. La ansiedad crece cada vez más cuando estamos dentro del taxi. Y de nuevo nos enfrentamos con el problema de que nadie sabe hablar sueco.
Pero le doy las gracias a Google por existir a pesar de su mala traducción. Cuando nos bajamos del taxi frente a lo que sería mi hogar, el taxista comienza hablar y miro a mis padres igual de confundidos que yo.
—Está diciendo el costo del pasaje —habla Harry.
—¿Y cómo sabes eso? —Le pregunta papá asombrado —¿Entiendes sueco?
Harry asiente con la cabeza y hace un gesto sintiéndose orgulloso.
—Es el idioma más fácil de aprender.
—Pues a partir de ahora tú serás nuestro traductor —señala mamá dándole palmadas en el hombro.
Mi hermano sonríe y se voltea para hablar con el señor para luego pagar.
—Tack så mycket för dina tjänster. —Por un momento me he quedado sin palabras. ¿Por qué nunca nos lo dijo?
—Ha en trevlig dag pojke.
El taxista nos regala una sonrisa y rodea el auto para luego marcharse. Al instante todos volteamos a ver a Harry estupefactos.
—¿Qué?, novatos —murmura para luego echar andar hasta los edificios que están enfilados.
—¿Qué acaba de pasar?
Julie me mira y responde encogiendo los hombros.
—Al parecer Harry habla otro idioma y nadie lo sabía.
—En realidad, también hablo inglés, español y un poco de portugués —nos informa.
—Tenemos a otro genio, damas y caballeros, bueno siempre lo ha sido, pero..., ustedes me entienden —anuncia papá sonriendo y ya no esperamos más y accedemos a las residencias.
Tardo como veinte minutos instalándome en mi nueva habitación compartida. A parecer estaré acompañado porque le he echado un vistazo a las dos habitaciones y he encontrado más maletas.
—Este es un buen lugar —comenta papá asomándose a mi habitación —¿Cómo te sientes, Rafa?
—Algo nervioso. Creo que tendré que hacer nuevas amistades este curso.
—Es parte de la vida de estudiantes, hijo. Aprovecha esta oportunidad al máximo, no diré para sentirnos orgullosos, porque tu madre y yo lo hemos estado desde que nacieron.
—Por favor, no me hagas llorar —abro los brazos para darle un fuerte abrazo. Al instante siento que los ojos me comienzan a picar. —Sabe que esto no es un adiós definitivo, pá. Nos veremos en las vacaciones decembrinas, pero esta vez iremos en barco y tren.
—Si tu puedes pagarlo, adelante.
Oh, eso no lo vi venir.
—¿Por qué no mejor vamos a reunirnos con los demás? —Sugiero con una sonrisa y él niega con la cabeza riendo.
Las residencias guardan su toque moderno y antiguo al mismo tiempo. Desde afuera puede uno apreciar sus ventanales y ladrillos rojos. Julie también está muy feliz por su nueva habitación, básicamente he escuchado sus chillidos de felicidad cuando sale de su edificio. El edificio de mujeres está más apartado y cerca del campus. Pero que ventaja tiene.
Dejamos atrás la escuela, para dirigirnos al hotel para que nuestros padres se instalen. Prácticamente Harry aprovecha para coquetear, sin embargo, nadie se queja cuando terminan en una suite gracias a un descuento que nuestro brillante e ingenioso hermano ha conseguido.
—¿No pretendes estudiar idiomas?
—¿Uh? —Me mira confundido —no está en mis planes cuando sé que yo solo y algunas lecciones de internet puedo aprenderlo. En cambio, me gustaría ser un jugador de hockey profesional.
—Pero tú no estás entrenando en uno —le informo.
—No por ahora, hermano —me guiña un ojo seguidamente suelta una risa siniestra.
No sé que va a pasar en un futuro con mi hermanito, pero si sigue con ese ingenio y entusiasmo, tal vez nos terminará sorprendido. Cuando menos me lo espero el paseo ha finalizado y es tiempo de que la familia regrese a Oslo. Ha sido complicado soltarse de ellos.
—¿Y ahora qué sigue? —Me pregunta Julie con una singular mueca.
—Esperar el lunes, querida hermana, pero, podemos seguir en modo turista si gustas.
—No está nada mal. Nada más ten listo el traductor por si acaso.
—De acuerdo.
El domingo nos la pasamos recorriendo el perímetro de la universidad, conociendo el vecindario toda la tarde, hasta que llega el momento de volver cada quien a su habitación para descansar. Mis compañeros han terminado siendo personas geniales, Carter es irlandés y estudiará la licenciatura en artes visuales y Rodrigo es argentino que también estudiará conmigo música. Nuestra comunicación es caótica, siendo de tres países e idiomas distintos, así que nuestra propuesta ha sido aprender sueco e inglés cuanto antes. Solo Dios podrá guiarnos en esta travesía.
—¡¿Y viste lo que dejé en tu maleta?! —Chilla Fred del otro lado de la línea.
—¿Un collage de fotos de tu cara?, sí, viejo, si lo vi.
—Es para que me recuerdes como el mejor amigo que soy. También tengo un collage de tu rostro.
—Pero yo nunca hice...
—¡No, bobo!, obviamente descargué varias de tu Facebook, duh. Bueno, algunas tuve que pedírselas a Lara —mi amigo deja escapar una risa —ella ha estado preguntando por ti, cada minuto. No entiendo por qué no mejor te llama en vez de tanto drama.
—Porque el drama es parte de su vida, Fred. Además, ya he hablado con ella hace unas horas atrás. Solo busca molestarte un poco —escucho como deja escapar una bocanada de aire —¿Qué hay de ti? ¿Listo para comenzar un nuevo curso?
—¡No!, me haces falta, hermano. Dime, ¿ahora con quién voy a desahogarme cuando me entre pánico en los exámenes?
—Puedes llamarme siempre.
—¿Y cuando me enamoré de una inteligente y buena chica?
—También puedes llamarme o recurrir con Daryl. Tú puedes. Tampoco te desesperes con una situación que no ha ocurrido.
Me dejo caer sobre el colchón y miro en dirección hacia la ventana.
—No estoy preparado para esto.
—Ni yo. Esa sensación que sentimos de miedo, es totalmente natural, Fred. Hemos estado apegados durante toda nuestra vida y la distancia es complicada. Pero de alguna manera vamos a adaptarnos a nuestras nuevas rutinas. Eres mi mejor amigo, Fred y el hecho de que escogimos diferentes caminos, no significa que no nos volveremos a ver.
Siempre he sido sincero con mi mejor amigo. Sería un idiota dejar ir una gran amistad de la infancia, Fred es una persona muy cool, él también sacrifica cosas por las personas que más quiere y las defiende. Su regalo lo he colocado en la pared junto a otras fotografías, entre ellas aparecemos los dos cuando teníamos catorce y asistimos a un campamento en el cual no olvido, porque regresamos de ese viaje con ronchas por tocar hierva venenosa accidentalmente. En otra foto estoy con mis hermanos pasándola bien, seguida de la fotografía de la graduación de la preparatoria y varias donde estoy con Lara. De tan solo ver su sonrisa me quedo sin aliento, una parte de mí me decía que no era digno para ella, sin embargo, que bueno que no le hice caso a mi consciencia.
—Rafael, en verdad tus palabras me han llegado al corazón, voy a llorar.
—Fred, espera oye...
Antes de que pueda continuar, me veo interrumpido por unos golpes en la puerta. Acto seguido esta se abre dejando ver a Rodrigo que con señas me indica que lo siga ya.
—Escucha, amigo. Ya debo de irme. Voy hablarte mañana a la misma ahora. ¿Va?, pendientes.
—Pendientes.
Salgo de la habitación a toda prisa y me encuentro con mi hermana quien tiene el rostro todo pálido.
—¡Gracias al cielo que estás aquí!
—¿Qué sucede Julie? —Ella traga saliva de manera desesperada y nos percatamos que mis compañeros de nos han quedado mirando —oh, pero que grosero soy. Julie, ellos son Carter y Rodrigo.
Los chicos saludan de manera penosa.
—Nice to meet you, Julie.
—¡Hola! Es un placer.
Mi hermana me echa un vistazo para luego saludar a los chicos. Al instante, mis nuevos compañeros abandonan la habitación para dejarnos a solas.
—Mis compañeras son suecas —me informa.
—Eso es bueno, creo. Como sea, ¿estás bien?, estás toda pálida.
—Sí, al parecer he visto a alguien y...
—¿Acaso es el chico de ballet? Ya sabes, el que conocimos hace dos meses, ¿lo viste? ¿Qué tal? —Hablo tan rápido que ella tiene que procesar mis palabras.
—¿Qué? ¿El de ballet?, por favor.
Blanquea los ojos al mismo tiempo que se cruza de brazos.
—¿Entonces?
—Bien —deja caer ambas manos rendida —sin querer lo he visto por los pasillos. Al parecer no me recuerda, pase a su lado y solo me sonrío. Agh.
—¿Agh?
—Como te odio —dice entre dientes y le miro confundido.
—Ya me perdí, ¿ahora qué hice? Estoy tratando de ser un buen hermano mellizo.
—Por un segundo creí que iba a hacer un amigo de inmediato.
—Ajá, hablas del chico de ballet. Entiendo —llevo una mano a su hombro —¿Quieres hacer amigos?
—Sí lo dices en ese modo, lo haces sonar como si quisiera que él sea uno.
Le sonrío de oreja a oreja. Lo ha captado, algo me dice que ese flechazo aún sigue y que a pesar de los dos meses que han pasado no pudo olvidarlo.
—Creo que voy a prepararme para un romance —canturreo.
—No hay ningún romance. ¡Apenas vamos a empezar el curso!
—¡Y ya tienes un flechazo! ¡Julie Valtersen está enamorada! Al fin, ha llegado tu momento.
—No es un enamoramiento —murmura, pero no me lleva la contraria —ya no lo sé.
—Es tu turno, hermanita.
—¡No!, no, no, no, noooo. Si vine aquí es para ser una gran estudiante en visuales.
—Pues creo que ya estás poniendo en práctica lo visual. Antes de que quieras pegarme, hermana mía. Solo quiero decir que lo que sea que estés sintiendo es normal. Ahora mismo debes tener una invasión intergaláctica dentro de tu cabeza, tu mundo. Te va a generar caos. Pero...
—Y del caos nacen las estrellas y blah, blah, blah. Eres increíble.
Me dice y yo solo rio.
Me encantaría seguir molestándola, sin embargo, es tiempo de que Julie Valtersen cuente su propia historia.
Traducción.
—Tack så mycket för dina tjänster.: muchas gracias por sus servicios.
—ha en trevlig dag pojke: Que tengan un buen día, chico.
Muchas gracias por llegar hasta aquí.
¿De qué país han leído la historia?
México.
Costa Rica.
Cuba.
España.
Perú.
Guatemala.
Ecuador.
Colombia.
Chile.
Argentina.
Venezuela.
Panamá.
Uruguay
Paraguay.
República Dominicana.
Puerto Rico.
El salvador.
Nicaragua.
Bolivia.
¿The United States? Jejeje.
De donde seas... ¡Un abrazo enorme!
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