Capítulo XXIV

 Will

Nico, Nico, Nico.

Su nombre, su ser, él está presente en todo momento. 

En la mañana, antes de salir de la cabaña de Apolo, Nico y yo estuvimos de acuerdo en almorzar con los demás. Lo hacíamos por gusto y porque Jason tenía que decirnos algo importante. 

—Solace, ven acá ahora mismo. 
—Nico, se hace tarde pa- 

Me cerró la boca con un beso. 

—Ya, ahora sí camina. 
—Tú... pero yo tenía planeado hacer... lo mismo... per- 
—Solace, el crédito es mío —una sonrisa se asomaba en la comisura de su boca.

No pude evitar sonreír, lo quería, lo quiero, lo querré. 

—¡Will, deja de mirarme y camina!  
—Como usted ordene, Capitán de las Sombras. 

... 

Al llegar al comedor los demás ya nos esperaban: Jason, Piper, Hazel, Frank, Leo, Sammy y Calipso. Nico y yo tomamos asiento. 
Sammy se acercó a nosotros y le dijo algo al oído a Nico. Él sonreía y reía un poco. 

—Después, Sammy. Mientras come. 
La chiquilla corrió a brazos de Piper. 
Jason se aclaró la garganta y comenzó a hablar,

—Ermm... bueno, Pipes y yo les queríamos decir que... que... —Jason se aclaró la garganta— Que como Piper y yo vamos a ser padres, queremos... viajar un poco, y eso. 

—Vaya, hombre, eso es muy bueno, pero Pipes, ya sabes ¿no se ha puesto gruñona? 

—No, aún no. 

—¡Hey! ¡Valdez, yo nunca estuve gruñona! —chilló Calipso.
—Claro que no, nena. Y por cierto Nico, ¿Qué te dijo Sammy? 

—Me pidió que hiciera bailar un esqueleto. 

—Oh, hombre... ¡ESO SERÍA FANTÁSTICO!  

Sí, seguía siendo el mismo Leo de siempre.

  
—No más cosas de chico del inframundo, Nico, son ordenes del doctor —le dije, bromeando, a lo que Nico se sonrojó y río, mientras los otros nos miraban extrañados.

  
... 

Al final, Nico hizo que el esqueleto bailara tango con Calipso, a lo que Valdez no respondió muy bien...  
Bueno, nunca antes había huesos arder tan rápido.  
Nico llamó a otro e hizo que bailara la macarena con ellos.