IV.- Nico

IV 

Nico 

Era un día extraño. Mi corazón, mi cerebro, y mi estómago estaban en batalla.  

Por una parte, sentía nostalgia.  

Amaba a Will como jamás he amado a alguien, pero... Había algo en mí que se sentía raro por la boda de Percy. Aunque sabía que este día llegaría.  

Por otra parte, estaba feliz.  

Anoche había sido una noche especial, de esas que te dejan una sonrisa tonta en la cara cada vez que la recuerdas.  

Y no soy de las personas que sonríen mucho, pero... Él encontraba la manera de que sonriera. 

Insisto, yo ya no estaba enamorado de Percy, pero asistir a su boda y ser su padrino... bueno, eso sigue sintiéndose un poco extraño. 

Percy, tenía desamarrados los cordones de los zapatos y también tenía el cierre abajo. Estaba a punto de decírselo, pero Jason me ganó. -Jackson, hermano, sube tu cierre, ¿o acaso quieres que la novia te vea así?- Jason soltó una carcajada y prosiguió -tampoco queremos que te caigas, chico, así que amárrate los cordones. 

-¿Eh?- sonrojado, Percy subió su cierre y se amarró los cordones. 

Cubrí mi boca ahogando una risa, y al parecer contagié a los demás, porque poco tiempo después todos nos aguantábamos la risa. 

-Vaya, sí que estas nervioso, Percy. 

-Por supuesto que no, Nico. 

-Por Hades... se te nota en todo el cuerpo, amigo. 

-Lo sé, Nico, lo sé. No sé cómo me voy a poner cuando vea a Annabeth. 

A Perseus le temblaba todo, aunque sus manos se llevaban el premio. 

Piper decidió lanzarle una botella de agua. -Ten, entretén tus manos con algo. 

Percy destapó la botella y se puso a hacer figuritas con el agua. Inclusive hiso una con la cara de Annabeth, era muy bueno el trabajo, en verdad que sí. 

Estaba distraído viendo las figuras, hasta que Jason tocó mi hombro y me llevó aparte. -Hey, Nico, se de buena fuente que Will va a ir a la boda y a la fiesta.- decía alzando las cejas. 

Sonreí ante la idea, aunque yo ya lo sabía. -Lo sé, Jason, él me lo dijo. Va a ser una gran noche. Haremos un viaje sombra cuando todos se hayan ido. 

-¿Y qué se supone que harán?- una media sonrisa se dibujó en su rostro haciendo resaltar su pequeña cicatriz. 

-Nada que te importe, Grace.- respondí riendo un poco. 

-Está bien, Di Angelo.  

-Está bien, Grace. 

Ambos sonreímos. 

Hazel, nos llamó a todos para ponernos de acuerdo. -Escuchen, el Sr. Chase, va a llevar a Annie- observé como Percy comenzaba a sudar un poco -Y Jason y Pipes van a llevar a Percy. Nico, Grover y Tyson guardarán y llevarán a salvo las sortijas y lo demás. Por nuestra parte, Frank y yo llevaremos el ramo y la tiara. 

Todos estuvimos de acuerdo. 

Un rato después el cuarto estaba vacío y cada quien en su respectivo auto. 

Percy aun intentaba mirar a través de los cristales del auto del padre de Annabeth, aunque sin éxito alguno. Parecía un niño pequeño: curioso y desesperado... supongo que así me veía yo hace tantos años atrás,  ahora que tengo 21 años, bueno, sigo siendo algo infantil, porque no se puede ser maduro con Will a mi lado. 

Después de media hora de camino, al fin habíamos llegado, aunque claro, mis dos acompañantes y yo habíamos sido los primeros en llegar... gracias al ligero empujón que Tyson nos había dado. 

Decidí que sería buena idea bajar y acomodar todo de una vez por todas, para poder ayudar a los demás cuando llegaran, y para que llegaran faltaban alrededor de 45 a 50 minutos. Tiempo suficiente. 

Tyson ayudó a bajar el lazo matrimonial y los taburetes de terciopelo, mientras Grover resistía las ganas de comerse las arras. Por mi parte, yo llevaba las sortijas y un artefacto de apariencia dudosa, parecida a una pistola. También llevaba a Contracorriente y una daga de plata sagrada (metal divino encontrado por mi hermana 7 años atrás) es letal para los dioses, los semidioses, los monstruos y algunos mortales que pueden ver a través de la niebla. 

La verdad no se para que querían las armas, pero bueno, ahí estaban. 

Terminamos de acomodar todo en menos de 20 minutos, lo cual fue grandioso, ya que pudimos explorar el jardín un buen rato. 

Yo seguía caminando cuando oí la bocina de uno de los autos. 

-¡Nico, abre las puertas. El novio tiene que esperar en el altar! - supongo que Pipes usó su charmspeak, porque lo hice demasiado rápido y medio abobado. 

Cuando Percy bajó del auto, se le notaba más calmado y menos tenso. Eso era una buena señal, o tal vez sólo lo habían drogado y ya... con Jason nunca se sabe. 

Percy entró a la construcción y se puso a husmear las cosas del altar. 

Mientras los tres recién llegados curioseaban el lugar, yo recibía a los autos y a las personas que venían a pie. Pero cuando Annabeth llegó... bueno, me quedé boquiabierto. Y eso no es común en mí, y menos si se trataba de una chica, pero en verdad que se veía preciosa: vestido blanco y suave cual espuma del mar. Cabello ondulado, parecía la marea. Velo cual cascada transparente. El collar del Campamento Mestizo con las 17 cuentas y el coral rojo. Unos pendientes de lechuza hechos de plata y diamantes, y el anillo de oro rosa y un zafiro azul en forma de corazón, su anillo de compromiso. 

Volteé la cabeza para ver a Percy, que aún no se había enterado de la llegada de Annabeth, y luego la volví a ver a ella. 

En ese momento, me sentí orgulloso de ser su padrino de bodas.

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