II.- Annabeth
II
Annabeth
¡Dioses! Faltaba muy poco tiempo, tan solo 5 horas, 43 minutos y alrededor de 13 segundos. Estaba tan nerviosa. Pareciera que había sido ayer cuando conocí a Percy... Pero no, de eso ya hacían 12 años.
Desde que había terminado la guerra, yo había estado esperando este momento, pero jamás pensé que me pondría tan nerviosa por mi boda.
Estaba tan absorta en mis pensamientos que no oí entrar a Hazel.
-Hola, Annie. ¿Cómo te sientes?
-¿Qué? Ah, bien... bien nerviosa. No dejo de estrujar papeles, Haz.- me puse un dedo en la boca.
-Es normal que estés nerviosa, es el primer paso a tu nueva vida.- Hazel me hablaba con una sonrisa tan natural, y tomé un poco más de confianza.
Hazel dirigió su mirada hacía mi vestido, recostado en la cama...
Era sencillo, blanco, y de una tela muy delgada.
Un regalo de mi madre, claro.
El día en que Percy me invitó a cenar, se veía tan nervioso que supe inmediatamente lo que pretendía. Mi Sesos de Algas no es un buen actor en lo absoluto, y adoraba eso de él.
Al descubrir sus intenciones, estaba tan emocionada y nerviosa como él.
Cenamos en un restaurante no muy lejos del campamento, y luego dimos un paseo por las playas de Long Island.
Tal vez nos metimos al agua y nos besamos algunas veces.
Bueno, muchas veces.
Y fue ahí, en el lugar de nuestro primer beso oficial, donde sacó un anillo y...
Hazel chasqueó los dedos y me despertó.
-Annie, eh, siento interrumpir tus recuerdos, pero... es momento de que te cambies y te alistes.
-Sí, lo sé, Haz.- le dije algo sonriente.
Ella se quedó ahí parada un momento y supongo que después se acordó de que me tenía que cambiar, porque se sonrojó ligeramente y salió de la habitación cerrando la puerta.
«Ah, Annabeth, casarte con el chico al que amas. Eso es hermoso.» me dije a mi misma, porque... no todos los días te piden matrimonio en el lugar en donde fue tu primer beso.
Mientras me vestía, conduje a mi mente hacia un futuro muy cercano: la boda. Imagine a todos mis amigos sentados, a Piper, Reyna, Hazel, Rachel, Ella, Jason, Tyson, Frank, Nico, Will, Le... Leo.
Una lágrima rodó por mi mejilla al recordar el suceso. Me dolió tanto, que me obligue a olvidar el recuerdo de Leo Valdez.
Me coloqué el vestido, retoqué el maquillaje y terminé con el peinado. Decidí que quería unas ondas suaves, como las olas del mar. Sabía que Percy se volvería loco con eso.
Uh, hablando de Percy volviéndose loco... Tal vez estaba algo nerviosa por la Luna de Miel. No sabía cómo actuar cuando...
Piper entró a la habitación, me observó por unos minutos y sus ojos se humedecieron.
-¿A-Annabeth? Te ves... Te ves hermosa, oh dioses, mi madre se volverá loca con esto.
Sonreí y la abracé.
-Te ves hermosa también, Pipes, ¿está Jason listo?
Rodó los ojos.
-Oh, ni lo menciones. Al parecer, está más nervioso que tú.-se encogió de hombros y sonrío. Cada vez que hablaba de Jason, sus ojos se iluminaban. Ellos habían pasado por tanto juntos, merecían toda la felicidad del mundo. Igual que Frank y Hazel. Nico y Will. Como la merecían Leo y Calipso-. ¿Estás pensando en él, no es verdad? Annie... Annabeth, no llores, o se te regará el maquillaje y créeme, madre enloquecerá y te hará algo, probablemente hará el Olimpo se descontrole si sale algo mal.
Adoraba a esta chica, siempre me hacía sonreír.
-Gracias por tranquilizarme, Reina de Belleza.
-No hay por qué, Chica Lista.
Abracé un momento a Pipes, cuando Jason entró gritando como niña loca en el cuarto, y al vernos, cerró la boca.
-Se ven... se ven preciosas. Son un golpe de gracia.- al momento de decir eso, Jason miró a Piper y ambos rieron.
-Percy, va a amar tu vestido. Es suave como la espuma del mar.
-Lo sé, Jason, gracias.- me sonrojé muy ligeramente.
Piper pasó por detrás de mí y me colocó algo en el cuello. -Listo, así está mejor.
Toqué mi cuello y noté que era el collar del Campamento Mestizo con las diecisiete cuentas de arcilla correspondientes y el coral rojo que Percy me había regalado cuando empezamos a salir.
Miré a mi amiga y le mostré una amplia sonrisa de agradecimiento.
Hazel entró junto a Frank, tomados de la mano.
-Hey, chicos... -Hazel sonrío al vernos a todos juntos-. Como los viejos tiempos.
-Sólo que mejor vestidos y más limpios.-agregó Frank-.
-Y no olvides sin monstruos.- terminó Jason-.
Todos sonreímos melancólicamente, y Hazel me abrazó.
-Por cierto, un regalo de parte de Hades.- sacó una cajita de terciopelo negro-. Un regalo de bodas.-abrió la cajita, y me mostró una hermosa pulsera de oro con incrustaciones de diamantes-. Espero que te guste.
La miré sorprendida, las lágrimas volviendo a aparecer.
-¡Annie! ¡Que no llores! -chilló Pipes y todos rieron-.
Hazel me colocó la pulsera y la abracé otra vez.
-Hey, Jason... Vamos a por Percy, antes de que todas las tuberías estallen... otra vez.
No pude evitar sonreír. Ese era mi Sesos de Algas...
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