—¡Jennie!— La voz alegre de Hosoek llenó sus oídos.—¡Llegaste!

—¡Ven! ¡Puedes unirte, no hay problema!— Fue el turno de Namjoon.

Las voces salían casi que distorsionadas. No quería ni imaginar lo que estaban diciéndole. Hacía oídos sordos a sus palabras e incluso invitaciones.

Más que nada porque estaba muy enfocada en lo que estaba pasado frente a ella.

Su mayor miedo al ver ese círculo de gente, era que Yoongi estuviera incluido en lo que sea que estuviesen haciendo. Esa imagen le helaba la piel.

Por eso ahora se sentía más fría que sus duchas por la mañana. Por ahora le ardía el alma. Y tal vez exageraba, pero ver esa faceta de su novio le estaba abriendo los ojos de una manera que no quería, ni esperaba.

Deseaba seguir con la máscara en los ojos.

Y pensó ¿Era la única que no estaba haciendo eso? Todos sus amigos parecían estar más allá que acá. Pero ella... estaba más cuerda que nunca.

Ni siquiera se había tomado uno de esos vaso que todo el mundo sostenía. Tampoco quería. Sólo deseaba explicaciones.

Más al ver como Yoongi aspiraba con facilidad esas tres líneas finas, de color blanco.

—¿Qué están haciendo?—Preguntó. Esta vez tenía los ojos fijos en sus cuatro amigas.— No sabía que consumían drogas.

Jisoo dejó salir una risa socarrona. Jennie alzó la ceja.

—Es obvio por qué no te dijimos, Jen.— Respondió. Pronto, el humo salió por su boca. Jennie contuvo la tos, pero esta hizo acto de presencia rápidamente.—¿Ves? No soportarías esta vida.

—Sabemos que este no es tu estilo de vida.—Continuó la rubia.—Así que te dejamos afuera.

Lisa se acercó a ella con una pequeña sonrisa en el rostro.

—Es una lástima.—Fingió un gesto triste.—Te estás perdiendo de lo mejor.

Y sí, tal vez estaba perdiéndose de algo. Pero nunca sintió tanta satisfacción de hacerlo.