Capítulo 3: Una Nueva Era
La base militar de Cabo Ciudadela se encontraba atrapada dentro de un campo magnético impenetrable. Los pocos soldados vivos que habían logrado escapar del lugar, ya sea por suerte o porque Magneto lo permitió, intentaban inútilmente penetrar en aquel campo de fuerza. Pero pronto se detuvieron al escuchar un fuerte ruido a sus espaldas aunque al voltear no vieron nada. Repentinamente una especie de avión negro apareció en el suelo mientras una compuerta se abría de la cual salieron cinco jóvenes disfrazados.
-General -habló Cíclope mientras se acercaba al hombre que estaba al mando-, somos los X-Men y vinimos a ayudar.
-¿Los qué? -pregunto un soldado de bajo rango.
-Escucha, nene, ya tenemos bastantes problemas con un tipo vestido de carnaval. ¿Qué carajos son los X-Men?
-No hay tiempo de explicaciones, General. Solo le pido que cese el fuego durante quince minutos mientras mi equipo entra en acción.
El General se quejó entre dientes mientras le daba la espalda al joven mutante.
-Hagan lo que quieran, de todas formas no atravesaran ese campo de fuerza.
Los jóvenes héroes se acercaron al poderoso campo magnético ante la mirada de los militares y del propio Magneto que observaba todo a la distancia.
-"Scott" -habló el profesor en la mente del joven- "usa tus rayos ópticos al máximo, ese campo de fuerza es más resistente de lo que parece".
Ante los sorprendidos espectadores un poderoso rayo rojo salió disparado del visor del joven mutante y está impacto contra aquel campo.
Aunque al principio este resistía poco a poco se iba debilitando ante el poderoso impacto de la energía proveniente de los ojos de Summers. Magneto, que no perdía detalle de lo que ocurría, decidió abrir una brecha en su campo haciéndole creer a los jóvenes héroes que habían logrado penetrar en este.
-¡Entremos! -ordenó Scott mientras se tomaba de la cabeza pues no estaba acostumbrado a usar tanto poder.
Los X-Men entraron rápidamente mientras los militares corrían tras ellos para también entrar pero el campo magnético se repuso y se los impidió. Aun así los X-Men siguieron avanzando hasta que desde los cielos descendió el poderoso Magneto.
-¿Ustedes son mutantes? -pregunto el mayor con los brazos cruzados.
-Así es; somos los X-Men y vinimos a detenerte -aseguró Scott.
-¿Detenerme?, ¿es que acaso no entienden lo que hago? La humanidad nos teme y desprecia, en cuanto tengan la oportunidad de destruirnos lo harán -Magneto señalo a los militares que se encontraban del otro de su campo-. Ellos son los verdaderos enemigos.
-Estas loco -dijo Bestia.
-Yo he visto lo que hombres como ellos hacen; lo he vivido. ¿O acaso me dirán que nunca han sido juzgados, discriminados y hasta agredidos solo por ser mutantes?
Los X-Men guardaron silencio ante las palabras del mayor.
-Y eso no es nada comparado con lo que la humanidad es capaz -aseguró con firmeza el mutante-. Únanse a mí, demostrémosle a estos simios que jamás podrán volver a pasar por encima nuestro.
-¿Y como planeas demostrarlo? -pregunto Cíclope.
-Acabando con ellos. Es imposible que ambos coexistamos en un mismo mundo.
-No -habló Cíclope-. Tú buscas el camino fácil y te dejas guiar por el notable odio que tienes. Nosotros no vinimos a imponer a alguna raza sobre la otra; nosotros vinimos a pelear por ambos y enseñarles a coexistir en paz. En este mundo hay sitio para todos.
-Un pensamiento iluso, se nota la inmadurez y lo poco que conocen del mundo.
-Vete de aquí en paz -demandó Cíclope.
-Son unos traidores a su especie.
Magneto uso sus poderes para empujar los campos magnéticos de los héroes en diferentes direcciones provocando que salieran volando. Ángel aterrizó con los pies y dio un potente salto hacia arriba para impulsarse; comenzando a volar en dirección a su enemigo. El amo del magnetismo atrajo cientos de objetos metálicos entre los que había sillas, camas, computadoras y otras cosas, solo para arrojarlas todas a la vez al mutante alado. Warren esquivaba los proyectiles con gran agilidad y gracia aunque le resultaba bastante difícil pues venían en múltiples direcciones. Justo en eso Cíclope y Ice-Man le dispararon sus poderes a Magneto que creo un campo magnético frente suyo para protegerse. El mutante mayor atrajo en ese momento a todo objeto metálico que no fueran los misiles a su posición, destrozando la estructura de la base. Con furia arrojó aquella lluvia metálica sobre sus jóvenes enemigos que no podrían esquivarla. Ángel recibió un fuerte golpe de algo que parecía el motor de un auto y cayó en picada al suelo pero Ice-Man creo una rampa de hielo y lo espero en la punta de esta para que no se lastimara de gravedad. Cíclope le disparaba a todos los objetos que podía para reducir su tamaño y que no los aplastaran justo cuando Jean uso sus poderes telekineticos para detener el avance de aquellos objetos. Magneto quedó sorprendido por aquello y se elevó a los cielos mientras ejercía más poder sobre el metal. Jean grito de dolor mientras se esforzaba para repeler los proyectiles.
-"A pesar de su juventud es muy poderosa" -pensó Magneto mientras apretaba los dientes por su esfuerzo.
Jean cayó de rodillas con algo de sangre saliendo de su nariz pero aún esforzándose mientras Cíclope intentaba destruir todo el metal lo más rápido posible. Magneto estaba tan concentrado en la pelirroja que no noto como Ice-Man usaba sus poderes para subir y quedar unos metros a su costado. Cuando Eric volteó a verlo recibió una columna de hielo directamente en el rostro que lo hizo desplomarse en el suelo y dejar de ejercer sus poderes sobre el metal. Jean entonces lanzo todos los objetos con gran fuerza en la dirección contraria a la que ella y su equipo se encontraban antes de caer exhausta al suelo. Los soldados al ver esto volvieron a intentar penetrar el campo de fuerza y aunque este se encontraba más debilitado aún no lo podía atravesar; Magneto aún no estaba vencido.
-¡Jean! -grito Cíclope mientras corría hacia su compañera.
-Estoy bien -dijo la pelirroja-. Ve por él.
Magneto se levantó con mucha dificultad y con un a fuerte hemorragia en la cara. El impacto de aquella pequeña columna de hielo le había roto la nariz y varios dientes delanteros. A pesar de su enorme poder él ya era un hombre de más de sesenta años. Aunque se mantenía en buena forma y con una excelente salud ciertamente su cuerpo no respondía como el de cualquier otro joven. Entre tambaleos intento ver donde estaban sus enemigos cuando de pronto un rayo ocular de Cíclope le impacto en el pecho poco antes de que el mutante Bestia le saltara a la espalda. Hank enredo sus piernas sobre el abdomen de su enemigo mientras le aprisionaba el cuello con sus brazos para asfixiarlo pero Eric no se dejaría vencer tan fácil por lo que respondió con un codazo en las costillas y un cabezazo que le rompió la nariz a al joven. Aun así Bestia no lo soltó y se tiro al suelo aún aplicando su llave sobre el hombre que intentó atraer objetos metálicos para defenderse pero todo proyectil era destruido por Cíclope y Ice-Man. Al final la fuerza y la presión que Hank ejercía sobre su enemigo terminaron por provocar que este cayera desmayado.
El campo magnético desapareció y los soldados finalmente pudieron entrar aunque la batalla ciertamente ya había terminado. Los X-Men habían ganado.
Bestia se puso de pie al lado del cuerpo de Magneto mientras sus compañeros se acercaban, Ice-Man ayudando a Ángel y Cíclope a Marvel Girl.
-Ganamos -dijo con una gran sonrisa Ice-Man- ¡Ganamos!
-Hurra -dijo en tono apagado y cansando Ángel mientras se tomaba las costillas.
-Fiesta en la escuela esta noche -propuso con una sonrisa Jean.
En ese momento una figura se hizo presente en los cielos llamando la atención de todos los presentes. Allí se encontraba nadie más que el héroe dorado de Metrópolis; Sentry.
El poderoso héroe descendió hasta quedar frente a los soldados y X-Men que lo veían sorprendidos y algo emocionados.
-Lamento no haber ayudado -habló el héroe- pero con la amenaza que realizó este hombre no podía arriesgarme a que me viera.
Sentry se volteo totalmente hacia los jóvenes héroes.
-¿Ustedes quienes son? -pregunto con seriedad el kryptoniano.
-Los X-Men, señor -dijo Cíclope dando un paso al frente.
-¿Eres el líder?
-Así es. Me llamó Cíclope.
Sentry sonrió con amabilidad y le extendió la mano derecha. Cíclope, algo nervioso, le dio un apretón de manos al héroe más poderoso de planeta.
-Buen trabajo -dijo Sentry.
Y desde ese momento serían reconocidos. Algunos les temerían y odiarían por ser mutantes, otros los admirarían por ser héroes, pero a nadie dejarían indiferentes. Ese día comenzó la leyenda de uno de los equipos más gloriosos y valientes que la Tierra hubiera conocido. La era de los X-Men había comenzado.
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