Capitulo 1: Eres lo que Odias
En palabras del Príncipe del Rap, esta es una historia sobre como mi vida dio un vuelco, se puso patas arriba y me gustaría tomarme un minuto y sentarme y contarte como me convertí en un fenómeno.
NUEVA YORK
1997 Lado Este inferior.
Era tarde en la noche, Adrián estaba terminando el trabajo en el que estaba trabajando con el resto de la pandilla. Pintó con aerosol el águila azul y roja antes de agarrar la lata blanca pintando con aerosol las tres letras FOH. Dio un paso atrás y el olor a pintura con plomo llenó su nariz mientras goteaba como un pájaro ensangrentado en la pared de la Casa de Transición Mutante. Los ojos marrones de Adrián lo miraron, sonriendo ante su trabajo mientras el resto de los chicos detrás de él le daban palmaditas en la espalda
-Es una obra de arte- dijo Hyde, dándole palmaditas en la espalda. Adrián miró su propio águila FOH tatuada en su brazo derecho.
Hyde estaba vestido de manera similar a Adrián, una camisa blanca sin mangas con un chaleco antibalas verde con el águila de Amigos de la Humanidad en la espalda mostrando sus musculosos brazos pálidos. Llevaba pantalones cargo verdes y botas de combate, la figura alta y ancha de Hyde estaba rematada con una cabeza afeitada y pequeños folículos pilosos asomando, que sin duda se afeitaría hasta el muñón. El resto de los chicos llevaban trajes similares, sin chalecos antibalas que tuvieran que ganarse.
Adrián, por otro lado, aún no se había ganado su chaqueta, vestía una camisa blanca con las mangas arrancadas, un pañuelo rojo alrededor del cuello, vestía jeans negros con rodilleras y un par de zapatillas que había usado para obtener más dinero. apoyo para mantenerse en pie. Su cabello castaño estaba peinado al estilo cortina.
-Ahora para asegurarnos de que lo vean- dijo Hyde llenando una botella llena de líquido con un trapo, que prendió fuego con un encendedor y entregándoselo a Adrián, el resto de los chicos lo miraron.
-Vamos, hazlo amigo- dijo uno de ellos dijo: Había por lo menos cinco en la pandilla, y esta noche serán seis. Adrián miró el cóctel molotov.
-Vamos, tenemos que poner a esos mutantes en su lugar- dijo Hyde.
-Sí, lo dijiste Hyde- dijo uno de los chicos más altos con boina verde.
-Quieres proteger a la humanidad, ¿verdad?- Preguntó Hyde, empujando la mano de Adrián, él la agarró con sus guantes de cuero sin dedos antes de retirar su brazo y lanzar el cóctel molotov con todas sus fuerzas a la ventana más cercana de la casa de transición mutante.
El cristal se rompió y la campana de alarma sonó fuerte, los chicos todos corrieron calle abajo corriendo bajo las farolas riéndose a carcajadas. Adrián sonrió mientras los chicos le daban palmaditas en la espalda.
-Esa es la manera de mostrarles a esos monstruos, Adrián- dijo Hyde, dándole palmaditas en la espalda mientras corrían a cinco cuadras de distancia. Pero la sonrisa de Adrián no duró mucho cuando escuchó gritos y una alarma de incendio sonando desde el centro de rehabilitación. Se metieron en un callejón y todos los Amigos de la Humanidad recuperaron el aliento.
Adrián se desplomó contra una pared de ladrillos cercana y cayó al suelo casi sin aliento. -Entonces... puedo unirme, ¿verdad?- Adrián le preguntó a Hyde.
Hyde lo miró, le sonrió y entrecerró sus ojos azules. -Todavía no, desde que esos fanáticos Mutantes de los X-Men consiguieron que la ONU perdonara a su amigo Magneto, debemos asegurarnos de que seas uno de los buenos humanos-.
-Buenos humanos, Hyde, ¿soy yo?- Adrián preguntó.
Hyde se cruzó de brazos mirando a los otros chicos. -Eso va para todos ustedes, los Amigos de la Humanidad son los únicos que se interponen entre la humanidad y la extinción de esos malditos mutantes- dijo Hyde.
-Los joderemos, Hyde- dijo uno de los chicos que era Stephen, un chico afroamericano larguirucho con una diadema que retenía sus trenzas, el resto de los chicos soltaron gruñidos y burlas similares a ellos.
-Eso es lo que me gusta escuchar- Adrián se levantó y miró para ver los coches de policía que pasaban a toda velocidad hacia el callejón con un camión de bomberos detrás para comprobar el centro de rehabilitación. Observaron a los socorristas que se dirigían a detener el incendio.
Hyde se burló. -Malditos traidores, ese incendio ni siquiera matará a nadie a tiempo- gruñó.
Adrián se encontró respirando mejor cuando Hyde miró al otro lado de la calle, hacia una farmacia cercana.
-¿Qué tal una recompensa por todo el trabajo duro de tus tropas?- Pregunto Hyde, mientras cruzaba la calle, recogió un bote de basura perdido antes de que Adrián lo agarrara.
-Hyde, ¿qué estás haciendo? Este es el lugar de los Goldberg, no son mutantes, ¿no son buenas personas?- Adrián le dijo pero Hyde lo rechazó.
-Necesitamos suministros médicos para la guerra, además de su basura judía-.
-Basura judía, ¿no son humanos como nosotros?" Pregunto Adrián, antes de ver a Hyde tirar el bote de basura a través de la ventana de la farmacia, que se rompió y sonó una alarma.
Hyde saltó por la ventana- -Toma las cosas detrás del mostrador, registren todo-
Todos los demás chicos gritaron y gritaron corriendo, pero Adrián se quedó atrás. Los vio saquear el lugar y vio a Hyde ir por la caja registradora, clavó un cuchillo en la ranura de la bandeja haciendo palanca antes de abrirla. Los otros chicos estaban abriendo los armarios y sacando tubos naranjas de cápsulas y pastillas.
Adrián miró hacia ambas calles y no vio ningún coche de policía, estaban demasiado ocupados con el fuego. -Hyde, vamos, esto no está bien-.
-Todos tenemos que hacer sacrificios, muchacho- dijo Hyde, saliendo por la ventana con una pequeña caja fuerte escondida bajo su brazo, sin duda llena de dinero en efectivo de la tienda.
Los otros chicos salieron y Hyde salió corriendo con la caja fuerte, Adrián miró la tienda en ruinas, antes de correr tras sus 'amigos'.
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(Más tarde)
El Bronx
Adrián siguió a Hyde y la pandilla al almacén en el borde del Bronx, en el paseo marítimo del East River, en el horizonte de la ciudad de Manhattan en la distancia brillaba, le echó un vistazo a las dos torres gemelas que vigilaban la ciudad antes. Los siguió dentro del almacén. El almacén tenía matones de Amigos de la Humanidad por todas partes, con boinas y chalecos antibalas, otros vestían uniformes militares pero no tan limpios como los soldados reales. Adrián siguió a Hyde al escondite y vio a una docena de hombres cargando cajas de lo que parecían patines con cañones en los brazos, que eran Blasters de Centinelas. Cañones blaster montados del tamaño de un antebrazo que podrían ajustarse al brazo. El Almacén tenía una pasarela que conducía al nivel superior para que los capataces caminaran, una oficina en la esquina, camiones con el logo de patines en el costado.
Otros hacían guardia en las pasarelas con rifles láser, de fondo se podía escuchar música heavy metal mientras Hyde colocaba la caja fuerte sobre una mesa de metal.
-Alguien consígueme un kit de soldadura, quiero ver si este dinero es bueno-.
-No necesitábamos robarle a los Goldberg, Hyde, ellos no hicieron nada malo- dijo Adrián detrás de él mientras los niños dejaban la medicina robada sobre la mesa.
Hyde miró hacia atrás -¿Me estás llamando ladrón?- Hyde le preguntó, señalándose a sí mismo con el pulgar.
-Caray, ¿el Batman de George Clooney tiene pezones?- Adrián preguntó.
Hyde agarró a Adrián por el cuello de su camisa blanca y su pañuelo rojo. -Te encanta...-.
-¿Qué es todo esto?-
Todas las cabezas se volvieron hacia las escaleras metálicas para ver a un hombre con boina que vestía una gabardina negra, llevaba boina como el resto de los hombres y un par de placas de identificación alrededor de su cuello, demostrando que era un soldado. Complementando su conjunto estaban pantalones cargo de camuflaje verde y botas de combate. Tenía una mandíbula y una constitución fuertes, con ojos marrones y piel clara.
-Nada, comandante Luca- Hyde dejó caer a Adrián y lo rodeó con su brazo. -Sólo estoy bromeando con tu chico- dijo Hyde.
El padre de Adrián, el comandante Luca, se acercó y los miró, notó la medicina robada y la caja fuerte en la mesa, los otros niños parecían avergonzados antes de que Luca se volviera hacia Hyde. Moviéndose más rápido que un auto a toda velocidad, el Comandante golpeó a Hyde en el estómago y le dio un rodillazo en la cara.
-Se te ordenó sabotear la ubicación del enemigo, no saquear una tienda civil, Hyde- dijo el comandante Luca mientras le daba una patada a Hyde en el estómago.
Hyde jadeó al ser golpeado antes de darse la vuelta. -Pero nosotros-... hicimos eso... ¿n lo necesitamos, señor?- Hyde jadeó mientras se levantaba.
-¿Parece que queremos suministros, soldados?- Luca le espetó a Hyde, bromeando con las grandes cajas y contenedores de carga en el edificio. Agarró a Hyde por su chaleco antibalas. -Quiero soldados, no matones para esta guerra, cuando esos demonios Mutantes intenten tomar el control, ¡tenemos que estar preparados para todos ellos!- El Comandante les ladró a todos.
El resto del Amigo de la Humanidad parecía avergonzado por la vergüenza de Hyde, pero algunos de los veteranos mayores asintieron.
El Comandante miró a Hyde. -Hyde, estás fuera de la misión de mañana, quiero que empaques los desintegradores centinela para nuestras otras ramas-.
Hyde refunfuñó de rodillas pero dijo: -Sí... señor-.
El comandante Luca se dio la vuelta. -Cadete Luca, a mi oficina. Ahora-.
Adrián siguió a su padre por las escaleras metálicas hasta la oficina del almacén, las ventanas estaban cubiertas con persianas polvorientas y descoloridas, detrás había un escritorio con una bandera estadounidense en la pared pintada con el logo de los Amigos de la Humanidad, Adrián vio una ametralladora en la esquina de la habitación junto a un rifle láser, un recuerdo de los días de su padre en el ejército. Vio una imagen de su padre en la pared, un hombre vestido brillantemente con un uniforme militar de los Estados Unidos, orgulloso de su padre más joven, mirando más de cerca a su hijo que ahora.
El comandante Luca caminó hacia la ventana y se giró antes de cruzarse de brazos. -Deberías haber venido a verme primero, podría haber tratado con Hyde sin hacer una escena. Ahora él te lo envidiará-.
-Pero papá...- El comandante Luca le dio una mirada feroz llamándolo 'papá'. -Lo siento- Adrián se puso de pie con las manos derechas detrás de la espalda -¿Permiso para hablar libremente, Comandante?-.
El comandante Luca se acercó a su escritorio y se sentó detrás de él. -Habla-.
-Hyde sólo fue tras la tienda Goldberg después de que iniciamos el incendio, tenía que decir algo-.
-Y deberías habérselo dicho a tu oficial al mando, no haberlo llamado delante de todo el pelotón- dijo el comandante Luca apoyándose en la mesa. -Él te supera en rango-.
Mordiéndose la lengua, Adrián quiso decir más y no se lo ocultó a su padre.
-¿Tienes más que decir?-.
.Con todo respeto Comandante, Hyde es un puto cabeza rapada. Puede que haya cubierto su esvástica con el FOH Eagle, pero es un pedazo racista de...-.
-¡Suficiente!- Le ladró el comandante Luca.
Adrián se detuvo ante el grito.
El Comandante frunció el ceño. -He tratado de decirte que debemos mirar más allá de esas pequeñas diferencias, incluso Hyde tiene que hacerlo, el verdadero enemigo de la humanidad son esos monstruos mutantes. Los mutantes son el mayor error de la naturaleza. Nosotros somos los verdaderos hijos de Dios. Es tu deber sagrado de proteger al mundo de estos demonios, no luchar contra nuestros propios hombres. ¿¡Me oyes!?- Ladró.
Adrián frunció el labio y se enderezó. -Sí señor, lo escucho-.
-Bien- dijo el comandante Luca mientras se levantaba. -Ahora que nos falta un hombre para la misión de mañana, necesitamos un nuevo soldado que ocupe su lugar- dijo el comandante, caminando alrededor de la mesa hacia él, se paró frente a Adrián y sonrió.
Con los ojos muy abiertos, Adrián jadeó -¿Qué, lo dices en serio?-.
-Necesito un soldado en quien pueda confiar, hijo- Adrián sintió que su papá le ponía la mano en el hombro y lo apretaba con fuerza.
-No te decepcionaré papá, quiero decir, comandante-.
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(Al día siguiente)
El Lado Este.
Un pequeño camión con el logo de un patín en el costado conducía por las calles de la ciudad, dentro de su caja el comandante Luca estaba junto a una docena de otros soldados de a pie de los Amigos de la Humanidad, todos ellos con pantalones de camuflaje y chalecos antibalas, llevando su propio chaleco antibalas y boina era Adrián, sostenía un rifle láser como los demás.
-Muy bien, hombres, prendimos fuego a ese centro de reinserción social para sacar el verdadero premio, las mascotas mutantes que han puesto a nuestro propio gobierno en nuestra contra, los X-Men- el comandante Luca levantó el puño y todos los hombres gruñeron y asintieron. -Matamos a uno e inspiraremos a miles a unirse a nosotros cuando vean que los demonios mutantes pueden morir- dijo el comandante Luca.
Los ojos de Adrián se abrieron cuando la camioneta giró por el camino de regreso al centro de rehabilitación y se detuvo en un callejón cercano.
La parte trasera del camión se abrió y el Comandante Luca saltó con un desintegrador centinela en su brazo.
-Papá, Comandante, pensé que habías dicho que íbamos a proteger a la humanidad, esto es... no eso-.
-Necesitamos atacar primero. La ONU ya perdonó que el terrorista Magneto y el X-cutioner no lograron matarlo, la guerra ya comenzó- dijo el comandante Luca mientras sus hombres corrían hacia la salida del callejón: -Ahora haga fila, soldado y cúbrase la cara, no podemos permitirnos que ningún policía traidor lo reconozca cuando vaya al cine- el comandante Luca agarró a Adrián y lo empujó hacia adelante.
Adrián tragó saliva y tomó el pañuelo alrededor de su cuello y lo levantó para cubrirse la cara.
El Comandante volvió a mirar al conductor que vestía un uniforme falso de la compañía de patines. -Conductor, asegúrese de estar listo para partir cuando evacuemos-.
El conductor no asomó la cabeza del asiento, sino que levantó el pulgar. Cuando el Comandante Luca se giró para irse no vio por el espejo retrovisor el rostro del conductor Hyde, que había desobedecido y había venido a la misión y cuando vio que el Comandante estaba lejos sonrió.
-Oh, estaré donde necesito estar, comandante- dijo Hyde, saliendo, tomando las llaves y por si acaso metió la mano en su chaqueta sacando una bomba casera en un temporizador que trajo con él.
Hyde salió corriendo por el otro lado del callejón hasta la cabina telefónica más cercana, metió una moneda y sostuvo el teléfono en su oreja presionando los números 9-1-1.
-Ayuda a la policía, hay hombres armados cerca de esa vieja casa de transición para mutantes, parecen peligrosos- dijo Hyde antes de colgar.
Adrián miró por la esquina del callejón y vio el centro de rehabilitación, la mitad era una ruina carbonizada y la policía estaba afuera mientras una multitud de medios se reunía en los escalones del centro de rehabilitación. Pudo ver que la policía había preparado una escena del crimen con cinta amarilla alrededor de la parte del edificio que había sido incendiada, hace mucho tiempo apagada por los mejores de Nueva York.
-Allá- Luca señaló a tres personas paradas dentro de la cinta, una era una mujer alta y escultural con cabello blanco y castaño que vestía una chaqueta de cuero verde con la piel apretada, muy apretada en ciertos lugares que tenía verde por fuera y amarillo por dentro. A su lado estaba una criatura peluda azul baja pero grande con un velocímetro y un cinturón amarillo, su cabello salvaje se extendía a ambos lados como la melena de un león, pero entre ellos estaba una mujer joven de aproximadamente la edad de Adrian, tenía cabello negro, una camisa rosa. y pantalones cortos de mezclilla con un abrigo amarillo, parecía estar masticando chicle.
-Los veo- dijo Adrián.
El comandante Luca salió con un par de binoculares. -Maldita sea, son solo ellos tres, esa bruja Rogue, el monstruo Bestia y su petardo adolescente Jubilee- Luca gruñó al ver que solo eran las tres. El Comandante miró a los policías y a la prensa cercanos filmando la noticia, lo pensó: -De vuelta al camión, esto no vale la pena por las bajas humanas- ordeno Luca mientras conducía a sus hombres de regreso al camión. Adrián suspiró aliviado de que no iban a seguir adelante
-¡Qué diablos!-.
Corrió hacia el camión y vio que la puerta se abría y el conductor se había ido: ¿Dónde está el conductor? ¿Dónde están las llaves? Preguntó el comandante Luca.
-¿Qué es todo esto ahora?- Una voz llamó desde el callejón, miraron hacia atrás y vieron a dos policías con chaquetas de cuero negro caminando hacia ellos con las armas en la mano.
-Suelten sus armas, están todos bajo arresto-.
Los Amigos de la Humanidad miraron al Comandante Luca, otro coche de policía apareció al otro lado del callejón bloqueando ambas salidas, los policías sacaron armas en mano.
-¡Bájenlas!- Ellos gritaron.
Estaban atrapados, el Comandante lentamente levantó la mano y comenzó a quitar su desintegrador para rendirse.
KA-BOOM
La bomba casera que Hyde había dejado atrás estalló en el capó del camión justo al lado del motor, cuando el humo comenzó a disiparse, Adrián miró hacia arriba.
-¡PAPÁ!-.
-¡Los cerdos dispararon primero, mátalos!" gritó uno de los matones amigos de la humanidad, agarrando su rifle láser y abriendo fuego contra el policía que había sido derribado, los policías respondieron y Adrián dejó caer su rifle láser corriendo hacia las ruinas humeantes de la camioneta.
-Papá, papá, ¡¿dónde estás?!- Gritó, mirando a través del rugiente infierno de las llamas mientras las balas y los láseres pasaban a su lado.
Escuchó un gemido bajo y miró al suelo y vio a su padre, el comandante Luca, en el suelo, con su gabardina negra hecha jirones sangrando por todas partes.
-Papá- Adrián se agachó y sacó el brazo cortado y destrozado de su padre alrededor de su hombro. -Está bien, te tengo- Él dijo.
-Esto.... Se suponía que esto no iba a suceder- dijo el Comandante, mientras la policía y los Amigos de la Humanidad se respondían mutuamente.
Uno de los miembros de FOH estaba detrás de algunos botes de basura, en un walkie. -Necesitamos refuerzos, necesitamos refuerzos para los cerdos embosca...¡GYAH!-. Una bala de policía atravesó el cuello y la cabeza del hombre haciéndolo caer al suelo muerto.
-Necesito... retroceder- el Comandante dijo.
-¡Ya lo escuchaste! ¡Retroceder, retroceder! Adrián gritó el único pensamiento que tenía en mente: sacar a su padre del callejón y regresar al Bronx.
Adrián levantó a su padre y cojeó hasta el otro lado del callejón donde los policías habían sido eliminados. Adrián sacó a su padre a la calle mientras los Amigos de la Humanidad restantes seguían disparando.
Todos los disparos habían atraído a más policías y Adrián miró hacia arriba con horror cuando vio una sombra sobre ellos, volando hacia abajo como una valquiria sin alas, era la Mujer-X, Rogue.
-¡Será mejor que alguien te saque a pasear, no son buenas alimañas!- Ladró con un fuerte sonido sureño.
-¡MUERE MUTANTE!- El comandante Luca levantó su desintegrador centinela todavía en su brazo hacia Rogue disparándole, antes de que Adrián pudiera detenerlo.
Rogue se apartó del camino pero apareció otro Mutante, era la gran Bestia bola de pelo azul, se balanceaba alrededor de los postes de luz de la ciudad y saltaba de los autos como si fueran trampolines mientras chocaba contra las fuerzas de FOH, agarró a dos hombres como si fueran sacos de patatas tirándolos al otro lado de la calle.
-La violencia es el último refugio de los incompetentes. Issac Asimov-.
-¿Esta citando en un momento como este?- pensó Adrián
-¡Maten a los mutantes!-.
Adrián conocía esa voz, era Hyde a quien conducía por la calle en un jeep militar verde con más matones de FOH saltando de camiones con rifles láser y blásters centinela.
-Hyde... no hay necesidad de retirarse- dijo el comandante Luca, cuando los Amigos de la Humanidad abrieron fuego contra los X-Men, su abrumador número hizo que Rogue y Bestia retrocedieran.
Podían escuchar más sirenas de policía a lo lejos.
-Hyde, tenemos que salir de aquí, vienen más policías- dijo Adrián mientras llevaba a su padre a uno de los autos, Adrián miró a su padre que se había desmayado por la pérdida de sangre.
Hyde los miró mientras estaba parado en la parte superior del auto con su propio desintegrador centinela, habiéndose cambiado su uniforme de conductor y vuelto a su habitual traje de matón.
-Tal vez sólo necesitamos una distracción- dijo Hyde, mientras levantaba el desintegrador centinela montado en su brazo y presionaba un botón. El suelo comenzó a temblar y retumbar en un ritmo rítmico de uno dos como...
¿Pasos?
Adrián miró hacia atrás para ver algo que solo había visto en las noticias, de tres pisos de altura, con brazos y piernas rojos con guantes y botas de color púrpura que se elevaba sobre la calle con sus ojos rojo sangre y su rostro humano en bloque era...
-¡Un Centinela!- Gritó Adrián mientras el gigantesco robot levantaba sus manos y comenzaba a lanzar rayos de energía amarillos hacia la calle de la ciudad. -¡Pero aquí no hay mutantes!- Adrián le grito a Hyde, quien golpeo a Adrián en la cara.
-¡Aquí hay mucha escoria y mucho que llevarse!- Hyde ladró mientras el Centinela hacía estragos en la calle. Adrián escupió sangre y miró hacia arriba para ver que el Centinela marchaba por la calle y pudo ver al X-Men Rogue y al llamado Bestia atacando al Centinela.
Fue distraído por Hyde que ya estaba destrozando escaparates de otras tiendas y de las casas del barrio.
-¡Tomen lo que quieran, muchachos!- Grito Hyde, cuando los refuerzos que se suponía ayudarían al comandante Luca y sus hombres se dedicaron al saqueo y los disturbios. Rompieron ventanillas de coches, robaron tiendas y prendieron fuego a todo lo que vieron.
-No... no, esto está mal, Hyde- Adrián se puso de pie tambaleándose y corrió hacia Hyde.
-Ya he tenido suficiente de ti, chico- Hyde se dio la vuelta y abrió fuego contra Adrián disparándole a quemarropa.
Adrián sintió el láser atravesar su chaleco antibalas y quemarle la piel, Adrián jadeó cayendo de nuevo a la acera golpeando el suelo con su boina.
-Mocoso estúpido-. Hyde estaba junto a él, apuntando con el cañón centinela directamente a la cara. Iba a matarlo.
Los sentidos de Adrián comenzaron a abandonarlo, su visión estaba borrosa, no podía escuchar el sonido de las sirenas de la policía, el Centinela destrozando la ciudad. Los gritos de la gente que estaba siendo aterrorizada por los matones racistas de Hyde.
Adrián se unió a los Amigos de la Humanidad para proteger a las personas.
No esto.
¡NO ESTO!
La mano de Adrián se disparó y se formó éter negro alrededor de su mano, un tono rojo brillando como volutas de humo.
-¿Qué diablos?- Dijo Hyde antes de que el éter negro se estrellara contra él y lo hiciera caer hacia un auto cercano.
Adrián dejó escapar un grito ahogado y se sentó. Se miró las manos. El éter negro con un tono rojo era como una sombra viviente, nublaba sus manos en una niebla negra. Vio que el agujero en su chaleco antibalas y en su camisa estaba casi chamuscado pero su pecho estaba entero, estaba vivo.
-¡Es un mutante!- Uno de los matones ladró.
-¡Mátenlo! ¡MATÉNLO!- Hyde gritó lentamente levantándose.
-Espera, espera, no soy un mutante, estamos del mismo lado...- vio a la pandilla ir por sus armas, levantándolas hacia él, personas que pensaba que eran sus amigos, los suyos, estaban a punto de dispararle. Vio a Stephen, el niño con el que había jugado desde que era un niño pequeño, levantarle un rifle láser y apretar el gatillo, -¡NO...!-.
Adrián sintió que todo su cuerpo era consumido por el éter negro y sintió que el mundo lo empujaba hacia atrás como si fuera en un avión que aterrizó en una pista, pero cien veces más fuerte antes de aterrizar a tres metros de los Amigos de la Humanidad, donde estaba a punto de dispararle, vio un pequeño trozo de pavimento chamuscado en la calle donde había estado parado. De alguna manera se alejó de todos ellos en un abrir y cerrar de ojos.
Al mirar sus manos, el extraño negro continuó humeando alrededor de sus manos, el tono rojo lo hacía sentir aún peor, como humo del fuego del infierno.
-¡Está ahí la maldita cosa se teletransporta!- Dijo Hyde, que le disparó el cañón centinela, falló por una milla y Adrián agradeció a Dios que pudo haberle causado una conmoción cerebral al hombre, Dios sabe que Hyde merecía algo peor.
Adrián echó un vistazo a su padre desmayado en el jeep y luego, más abajo, en el Centinela, pudo ver un jet negro volando directamente hacia el Centinela, el resto de los refuerzos de los X-Men.
¿Qué iba a hacer?
Si intentara salvar a su padre, la FOH lo mataría.
¿Qué haría su papá?
Sus pies tomaron la decisión por él, ¡corrió!
Huyó hacia el callejón más cercano mientras la mafia FOH lo perseguía tirando y disparando, Adrián vio que el motín estaba en pleno apogeo, con la policía y los X-Men distraídos por el arrasador Centinela. Otras personas se habían unido a la turba para comenzar a saquear y saquear el East Side, Adrián corrió entre la multitud empujando a la gente que llevaba televisores y estéreos antes de escuchar a Hyde.
-¡Detenlo, detén al Mutante!- Hyde gritó señalando a Adrián, quien había llegado a una acera cercana, esperaba ver que más alborotadores lo hubieran visto.
-¡Un mutante!- Dijo uno de ellos sosteniendo un televisor bajo el brazo.
-Él es la razón por la que el Centinela está aquí, ¡mata al monstruo!- Hyde instó a los alborotadores antes de que Adrián sintiera un nudo en el estómago y se teletransportara nuevamente más allá de los alborotadores y del otro lado de la acera.
-Tiene razón, es un mutante, mátalo- gritó una persona al azar arrojándole una botella a Adrián, todavía desorientado por el teletransporte.
Adrián sintió que la botella se estrelló en la parte posterior de su cabeza y gritó extendiendo la mano hacia atrás, sintió algo frío y húmedo, rezó para que fuera cerveza o agua del botella y siguió corriendo. Lo más rápido que pudo corrió hacia un callejón cercano. Derribó botes de basura y pasó corriendo junto a un gato callejero mientras los gritos de la turba lo perseguían.
-Esto no está sucediendo, esto no está sucediendo, esto no está sucediendo- Adrián corrió por el callejón y chocó contra una cerca, agarró el cableado de metal y trató de escalarlo pero sintió que el éter negro regresaba, corrió por sus antebrazos y el metal comenzó a cortarse, hojas de éter de tonos rojos brotaron de su brazos y cortó la jaula de metal permitiéndole pasar. No había tiempo para pensar en todas las cosas que estaba haciendo, lo que le estaba pasando, solo tenía que correr.
Adrián corrió hacia el otro lado de la calle, los láseres y los escombros pasaron rápidamente por su cabeza, los disturbios se habían extendido al otro lado de la calle.
-¡Ahí está el mutante que empezó todo!- Uno de los FOH señaló a Adrián, él ni siquiera había logrado escapar.
Espera, espera, quédate atrás. ¡No soy un mutante, NO LO SOY!- Grito Adrián detrás de su pañuelo y levantó las manos para intentar demostrar que no era una amenaza, pero el éter negro apareció de nuevo como si estuviera atraído por el caos.
¡El mutantes ataca! ¡Dispárale!- Gritó Hyde, habiéndolo seguido desde el callejón.
Una sombra apareció en lo alto y todos miraron hacia arriba para ver la cabeza del Centinela en curso de colisión con la calle, todos corrieron, incluido Adrián, cuando la cabeza se estrelló contra el suelo.
-¡Maldita sea! Pagué una fortuna por este trozo de basura- grito Hyde al ver la cara robótica del Centinela mirándolo directamente cuando el ojo se abrió de golpe, y de allí salió la cosa más peligrosa que jamás haya salido de Canadá, vestido con spandex amarillo con botas y guantes azules, con una capucha a juego que era una persona en cuclillas. Mutante peludo con garras y muy, muy enojado llamado Wolverine.
-Entonces... fueron ustedes, muchachos, quienes despertaron esta antigüedad- gruño Wolverine, levantando un puño con garras y luego moviendo el otro con el dedo hacia Hyde -Ven aquí-.
-¡DISPARALE!- Hyde gritó antes de que pudieran disparar. Wolverine saltó hacia la multitud de aduladores que odiaban a los mutantes y Adrián aprovechó su oportunidad, corrió calle abajo fuera del motín y entró en el callejón más cercano.
Corrió y corrió hasta que le ardieron los pulmones, corrió hasta que el sol finalmente se puso y sus piernas cedieron bajo el puente de Brooklyn. Estaba cubierto de sudor y apoyado en la barandilla que daba al río Este. Cayendo de rodillas no porque estuviera demasiado cansado sino porque tenía demasiado miedo.
-No, no, no, no puede ser verdad... no puede ser- Adrián miró sus manos y vio el éter negro formándose en su palma -¡MALDICIÓN!- Adrián arrojó su mano sobre la barandilla enviando una ola de 'materia sombra' mientras las lágrimas brotaban de sus ojos. -Es verdad... yo... soy un mutante- al oírse a sí mismo decirlo, se dejó caer al suelo gritando: -Me asusto, un demonio... ¿Por qué Dios?- Lloró en sus manos.
Adrián no podía creerlo.
-¿Por qué hiciste esto, Dios?- Él era uno de ellos, un fenómeno, un monstruo, un demonio.
-Me pregunté lo mismo cuando tenía tu edad-.
Adrián miró alrededor de la sombra del puente tratando de detectar quién había hablado, la voz era sombría como un metal que gemía.
-¿Quién está ahí...? ¡Vete!- Adrián se levantó, si era Hyde o cualquiera de esos matones, Adrián no iba a huir esta vez, no iba a caer sin luchar.
-Vi lo que hiciste allí atrás, muy impresionante-. Adrián escuchó la voz desde atrás y se giró para ver una capa púrpura ondulante, parada sobre el agua como un ángel o un demonio, Adrián no estaba seguro de que era el hombre con cabello blanco suelto, una mandíbula fuerte, musculoso y vestido con una camiseta púrpura sin mangas. traje con una larga M blanca en el pecho, y su hombro y bíceps expuestos se pusieron un par de guantes morados a juego hasta el brazo.
La persona a la que Adrián le había dicho que odiara más que al mismo diablo por su padre, el peor de los peores, Magneto, Maestro del Magnetismo recientemente indultado por la ONU, le estaba tendiendo una mano.
-Ven, hay mucho que discutir, Adrián Luca-.
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N/T: N/T significa Notas del Traductor.
Les traigo un nuevo fic, pero este no es mío, sino que lo estoy traduciendo nomás. Este es mi primer intento de traducir un fic, así que espero hacerlo bien. Cualquier consejo o recomendación es bienvenida.
El autor se llama Blitzkrieger, que aparte de esta historia, tiene toda una saga de libros de Star Wars, desde Clone Wars hasta su segundo libro de Rebels. Totalmente recomendado.
Yendó con la historia, se ambientara en X-Men 97 como se vio, y parece que se ubica después del segundo capítulo, aunque parece que el autor se extenderá antes de llegar al tercer capítulo. Cuando vean los demás capítulos lo entenderán.
No cambie nada de la historia de Blitz, salvo agregar como destaco los textos con estas líneas: -ejemplo- o separarlas los diálogos de los textos, que a veces el autor los pone unidos. También cambie una coma por un punto cuando lo sentí necesario.
Sobre el personaje principal, no es un OC del autor totalmente, ya que es uno de los personajes jugables del videojuego X-Men Destiny (2011). Busque el juego en Youtube y encontré un gameplay, aunque el juego en si no esta en español, al menos yo no lo encontré.
Por último, iré posteando los capitulos de esta historia de manera semanal hasta estar al día con el autor, así que el siguiente capítulo caerá el siguiente domingo.
Sin nada más que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.
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