La Gran Apertura
— Te beneficiaria mucho comprar una casa como esta ¿sabes? Es muy cómoda, la iluminación es buena, los cuartos son agradables, y lo mejor es que está ubicada en una zona muy reconocida en la ciudad; el precio es muy razonable también.
— ¿Tú qué dices, cariño? ¿Te gusta? — El rubio miró primero al rededor y luego asintió sonriendo hacia su esposo; de manera fugaz su mirada fue al hombre de cabello negro y traje elegante, aquellos ojos lo hicieron casi tambalear.
— S-sí... Es-es perfecta.
— Entonces la tomamos, amigo mío. Es fantástica. — dijo el hombre de cabello castaño muy sonriente y convencido de que a su esposo le gustaría algo igual.
— Tomaste la mejor decisión. — El alto de cabello negro miró en dirección al hombre rubio y sonrió enfocando enseguida al otro que miraba con ilusión el lugar. — Permiteme traer los papeles.
◇◇◇
Hoseok rodeo con sus brazos el cuello del alto hombre, mientras él seguía embistiendo contra su cuerpo con una fiereza que le robaba el aire; sintiendo una enorme ola de placer apoderarse de su cuerpo se aferró a su espalda, hundió sus dedos en la piel y un profundo gemido se escapó de sus labios mientras enarcaba su espalda.
Sus fuertes piernas fueron consentidas por las huesudas manos y un gemido de su parte cerca al oído retumbó en su mente como una enorme ola que rompía toda su cordura, además del choque de pieles que llenaba la habitación matrimonial e intensificaba cada sensación; Hoseok nunca esperó sentir cómo sentía en ese momento y menos perder la cabeza como la perdía cuando estaba con él.
Abriendo los ojos de manera fugaz lo vio levantar la cabeza, tenía los labios gruesos entreabiertos y sus ojos oscuros lo miraron con una intensidad única. Mordiéndose el labio inferior él comenzó a mover sus caderas tan lentamente, tan profundo, que Hoseok perdió toda conciencia y de nuevo cerró los ojos ante la sensación vertiginosa y embriagante de tenerlo sobre él penetrandolo de la manera en que le gustaba.
El fuerte clamor de sentirlo retumbó entre las paredes, la firmeza con la que él sostenía su pierna que se encontraba pegada a su delgada cintura y el jadeo luego de sentir como salía de su interior; tomando aire rápidamente se preparó para recibirlo de nuevo y hundió la cabeza en la almohada en el momento en que no tardó en deslizarse y hacerlo gemir de nuevo sin ninguna vergüenza.
— No sabes como me encanta cogerte, Hoseok...
Y sus palabras despertaron un atisbo de consciencia.
◇◇◇
— ¿Qué opinas de este mueble? Se vería bien en la sala ¿No crees? — Hoseok dejó de ver hacia la nada y enfocó al hombre de cabello castaño que revisaba con minucia un sillón mediano y gris que no le gustaba para nada.
— Está bonito. — Dijo lanzando una sonrisa moderada y su esposo lucio feliz por ello.
— Sé que te va a encantar la manera en cómo tengo pensado decorar la sala de estar, se verá realmente bien con el sillón. Lo pondré cerca al ventanal que da al patio ¿qué opinas? — Hoseok asintió y sonrió de nuevo. En un impulso de alegría el castaño se acercó al rubio con una nueva gran sonrisa y buscando sus labios intentó besarlo, pero a Hoseok aquello le avergonzaba mucho más que cualquier cosa.
— ¡No, aquí no! — Rehuyó apartando el rostro y respiró errático mirando a todos lados por si algún vendedor o cliente de la tienda estuviera viendo; no se sentía bien con las muestras de afecto públicas, pero más que eso era... Era algo más de lo que a penas comenzaba a ser consciente.
¿Hace cuánto no besaba a su esposo? ¿Hace cuánto no le brindaba un beso real?
Su corazón se agitó de sólo pensarlo
— E-está bien, lo siento. A veces olvido que eres muy tímido, Hoseok — el otro hombre acarició su cabello tranquilizandolo, su corazón que latía muy fuerte fue regulandose y asintió la cabeza con la mirada gacha.
Su esposo era en realidad un hombre cariñoso, comprensivo y siempre estaba dispuesto a hacer lo que fuera para hacerlo feliz; antes de eso fueron novios por un largo tiempo, y cuando él le pidió matrimonio creyó que lo debido era decir que sí, incluso si no estaba completamente de acuerdo con la idea...Incluso si ya no lo quería, incluso si ya no lo deseaba, incluso si ya no lo soportaba...
Quizá decir que sí habría hecho que volviera la ilusión en Hoseok, pero lástima que no.
◇◇◇
Cerrando su mente de nuevo intentó alejar cualquier estela de culpa que le impidiera continuar, enfebrecido Hoseok tomó de la nuca al delgado hombre y lo besó profundamente, su lengua surcaba la boca húmeda del otro ahogando los gemidos que le provocaban sus movimientos de cadera; el roce de su abdomen sobre su pene creaba chispas de placer que se esparcian por todo su cuerpo como electricidad y el fuego en el interior crecía sin medida con su lengua que chocaba con la suya.
Hoseok no conocía mayor placer que ese.
Se encontraba totalmente hundido, la emoción que crecía a borbotones y que se posaba en su vientre cada que escuchaba su voz incrementaba la enorme pasión; no era para nada igual a lo que experimentaba junto a su esposo, lo que sentía en ese momento teniéndolo a él entre sus piernas haciendolo sentir tan libre, era algo que nunca jamás sintió con absolutamente nadie y eso lo hacía desearlo incluso más.
— Más- más fuerte... más. — dijo entre gemidos.
Su voz en medio de ello fue muy poco distintiva. Cuando tenía sexo no se permitía de ninguna manera perder el control, no era una persona que siquiera rogara por más de lo que ya estuviera teniendo tan vehementemente, pero de manera extraordinaria él lograba hacer que perdiera el control; y podría ser vergonzoso, si tan sólo fuera más consciente de lo que hacía y por qué.
No estaba pensando en realidad, cada embestida de su parte creaba una nueva forma de florecimiento y aferrándose a su hombro buscó el apoyo necesario para resistir a no perderse por completo en el placer que lo dominaba con tanta potencia. El ritmo que antes era tentador se volvió uno exigente y en cuestión de nada se vio gritando y jadeando, necesitado de un poco de aire.
— Mirate, Hoseok. Suenas tan desesperado. — su voz agitada y burlesca no provocó más que hacerlo fruncir el ceño, no le interesaba su burla en el momento y mucho menos que quisiera hacerlo sentir culpable de algo; no quería escuchar nada. Saliendo de su interior, el hombre alto de cabello negro se separó mirándolo y Hoseok se apoyó en sus codos agitado, tenía el pecho, el rostro y las orejas rojas por el fuerzo.
— Por- ¿Por qué juegas así conmigo? — la pregunta la hizo esperando una respuesta a su repentino abandono. Lo necesitaba, lo quería y no era agradable tener que ver su sonrisa llena de suficiencia, como queriendo mostrar que había ganado sobre algo que realmente no quería aceptar en voz alta de ningún modo.
— ¿Me quieres? Ven por mi entonces. — su manera de molestarlo y probarlo le ponía los nervios de punta, se mordió el interior de la mejilla verdaderamente molesto, pero no con él que permanecía desnudo sobre su cama, sino consigo mismo. Miró el desorden de ropa a un lado de la cama, podía en serio levantarse y sacarlo de su casa, de su vida y no volver a pasar por ese horrible tormento nunca más, pero ese lado tentador de él siempre encontraba la forma de truncarle los sentidos una y otra vez.
Levantándose con afán fue hacia él, a él quien abrió sus brazos recibiendolo entre los mismos que lo envolvían tan bien, su corazón latió intranquilo por la ferviente necesidad y es que ni siquiera se había dado el debido tiempo de recapacitar, sino que de inmediato lo besó como si hubiesen sido años desde la separación
Su pecho ardía
Las caricias en su espalda blanca nublaban su juicio y lo mejor que hizo fue enrollar sus piernas al rededor de su cintura, sus brazos volvieron a enredarse en en su cuello y sus manos fueron a hundirse entre ese suave cabello negro que expedía un elegante y exquisito aroma.
Sus respiraciones agitadas, los besos y jadeos fueron aumentando conforme sus caricias se volvían exigentes.
— Sólo aceptalo, Hoseok... Dilo de una vez...
Quería que parara de insistir.
Levantándose lo suficiente Hoseok tomó su miembro sentándose sobre el, deslizándose despacio apretó los labios y cerró los ojos, una de sus manos se encontraba apoyada en el hombro del alto delgado y se cerró con fuerza buscando apoyo; soltó una bocanada de aire una vez se penetró hasta llegar al fondo.
Respiró un par de veces con la boca abierta y se permitió derretirse en el momento en que los labios gruesos del otro hombre le devoraron el cuello. Su respiración caliente hacía que la piel le cosquilleara, su pecho se inflaba y se contraia con una rapidez casi imposible, y jadeó simplemente por sentirse lleno con su pene que palpitaba dentro suyo.
— Dilo...
No.
Porque hacerlo lo haría realmente consciente de todo.
◇◇◇
— Hoy estuve en mi nuevo puesto como director, y adivina qué. — Hoseok dejó de comer con los ojos pegados al plato y levantó la mirada esperando por su esposo que se mostraba emocionado. — Traje vino hoy. Pienso que deberíamos celebrar ya que es un día especial para ambos.
Hoseok sonrió a penas viéndolo levantarse para ir hacia la cocina.
Sabía lo que eso significaba, incluso después de años de relación y ahora de matrimonio, nada cambiaba. Como algo inevitable un fuerte fastidio se posó en su pecho, eso quiso hacerlo regresar lo poco que había comido, pero se mantuvo sereno tratando de conseguir fuerzas. Tomando agua relajó su cuerpo y comenzó a hacerse a la idea.
Ni siquiera estando en un hogar nuevo, aunque la casa fuera espaciosa no lograba hallar la manera de que dejara de ser sofocante, intentaba por todos los medios de adaptarse y seguir adelante centrando su mente en tocar el piano hasta que sus manos dolían, pero aún así no alcanzaba la paz, ni la satisfacción y mucho menos la libertad que realmente necesitaba. Era casi tortuoso, aún así no se dignaba a decir las palabras de ningún modo.
Lo vio salir sonriente, hizo todo el esfuerzo por mantener una cálida sonrisa y levantó las cejas fingiendo estar sorprendido de algo que veía tan claro en su mente.
— Te serviré un poco, cariño. — Él se apoyó en la mesa dejando la copa sobre la superficie de madera, sonriendo lo miró y su repuesta fue otra sonrisa fingida; esas que ya se había acostumbrado a dar seguido. Vio la copa ser llena del líquido vinotinto y lo escuchó hablar de nuevo — ahora que tengo un nuevo ascenso, quizá tenga que estar unas horas extras en el trabajo, pero prometo que daré todo de mi para que no te sientas solo, cariño. — comentó y sirvió él mismo su copa — tal vez, no sé ¿un viaje en vacaciones? — Hoseok asintió recibiendo la copa, la observó por un tiempo indeterminado y volvió a sus sentidos mirando al hombre castaño que bebía la suya de un tirón. — ¿qué dices entonces?
— Claro — tomó su mano — me encantaría viajar contigo. — un beso que terminó tan fugazmente como comenzó; el rubio de bellas facciones se dedicó a mover su copa mientras veía los labios de su esposo moverse y moverse. Trago tras trago se preguntaba qué diablos había hecho al cambiar una vida de presentar en escenarios sus grandes habilidades con el piano, a algo como eso.
Pero no tenía tampoco demasiadas opciones; no por ese camino.
Enfermar de tendinitis no había sido nada alentador, al imaginarse lejos de los escenarios por el tiempo en que debía recuperarse lo hizo sentir inútil, hasta que fácilmente cayó en una fuerte depresión que se derivó de pensar que nunca más podría volver a tocar. Su esposo — en ese entonces novio — fue el único en insistir estar a su lado, incluso cuando no quería escuchar ni ver a nadie, él siempre estuvo ahí insistiendo en levantarlo de nuevo; y era ilógico, que no era como debería estarse sintiendo, se supone que al menos algo de gratitud debería de haber, sin embargo, no sentía más que hastío.
— Vamos a La cama, cariño. No te preocupes por los platos, yo recogeré todo. Esperame y te alcanceré pronto — se detuvo de jugar con su copa, mirándolo sonreír tuvo el impulso de decirlo, de decir las palabras que debía haber dicho hace tanto, más sin embargo lo único que logró fue beberse el resto de su vino, asentir la cabeza con una delicada sonrisa y levantarse musitando un suave "Gracias"
atravesó por la sala convenciendose de que no sería horrible como las últimas veces en los últimos meses que estuvieron juntos, trataba de evitarlo lo que más podía, pero habían momentos en los que simplemente era imposible. Sosteniendo el pomo de la puerta tomó una bocanada de aire y entró a la habitación matrimonial que estaba tan bien decorada y ordenada, se cambió la ropa por una de ir a dormir y sentándose en la cama tambaleó pensando en lo que vendría una vez su esposo cruzase esa puerta; no lo quería, eso era claro en su mente y retumbaba tan fuerte que le espantaba ¿por qué le era tan difícil decirlo en voz alta? Su boca parecía estar sellada con algún tipo de pegamento o hechizo que le impedía decir absolutamente nada, y comenzaba a odiarse a sí mismo por no ser lo suficientemente valiente para afrontar la realidad como se debía.
Que no era nada sobre gratitud, sino sobre libertad.
Entrando en las cobijas creyó que tendría al menos el tiempo suficiente de pretender caer dormido, pero lo vio cruzar el umbral mientras se quitaba el saco y la corbata. Sus ojos se encontraron, los de él por supuesto estaban llenos de deseo y los suyos... trató de regularse.
cuando él regresó del baño, mientras miraba hacia un punto fijo en la pared, sintió su ancha mano acariciar su vientre sobre la camiseta que llevaba puesta, él besó su hombro y Hoseok cerró los ojos intentando desconectarse del momento. Cada caricia que provenía por parte de su esposo no le generaba absolutamente nada, así que apretó los ojos con los labios temblorosos, con un nudo en la garganta que lo ahogaba y un frío indescriptible, sólo con eso esperó a que el cuento de terror terminara lo más pronto posible...
Era una rutina, un círculo interminable del que era protagonista. Su cuerpo en cada ocasión en la que accedía a estar con su esposo se sentía sucio sin ningún motivo, y no era que él hiciera algo que no quisiera o que desconciera, simplemente era que ya no lo quería y no sabía cómo decirselo a la cara.
Al escucharlo dormir plácidamente se levantó, cubrió su desnudez con una bata y de encerró en el baño, bajo la ducha lavó de manera insistente toda la suciedad que sentía y se dedicó a llorar una desdicha que él mismo permitía suceder, simplemente porque era incapaz de decir:
"Ya no te amo"
◇◇◇
Agarró muy fuerte la sabana blanca, sus nudillos se pusieron palidos por la fuerza que aplicaba y mordió su labio inferior dejando escapar finalmente un nuevo gemido que le hizo vibrar el pecho. Lo sentía bien, lo sentía tan bien, que no quedaba duda de que no se arrepentía de absolutamente nada.
Su cuerpo hacía combustión y la firme mano del delgado alto en sus caderas, desde atrás, aviva el sentimiento. Con la cabeza enterrada en la almohada intentó conseguir las fuerzas necesarias para no gritar desesperado, él se enterraba en su cuerpo múltiples veces hasta a penas dejarlo respirar, y logró conseguir un poco de aire cuando él bajó la intensidad de sus embestidas buscando un ángulo específico; un movimiento lento que lo hizo gemir dócil y al ritmo que él le implantaba.
Soltó la sabana para tomar la mano que se aferraba a su cintura, él la entrelazó por encima y siguió penetrandolo suavemente y con medida; sus suspiros lo hicieron feliz.
¿Por qué realmente?
El pecho de Hoseok estaba lleno de una enorme dicha porque eso le confirmaba que él también disfrutaba tanto como lo estaba haciendo en esos momentos, su mente divagaba por diferentes cosas, pero nada lo motivaba más que sentirlo y saber que ambos conseguían estar unidos de esa manera.
Yendo hacia delante hizo que saliera de su interior y se dio vuelta, abrió las piernas blancas y lisas que presentaban rojos en algunos puntos y lo atrajó hacia él tomándolo del delgado brazo. Los besos que le brindó tenían un tinte muy diferente siempre, era cierto que le molestaban las muestras de cariño en público, que solía ser tímido y cerrado a las personas desconocidas, pero simplemente no sabía en qué momento todo había ido de la manera en que se estaban dando las cosas.
Su labios se movieron sobre los suyos y fluían como la corriente en un río tranquilo, pasó mano acariciaandole el costado y su torso; no podía decir siquiera que tuviera el mejor cuerpo de todos, la mejor voz o siquiera que supiera algo más que convencer a los demás con pomposas palabras, no había nada de eso, pero le gustaba demasiado y eso era algo que lo invadía, incluso cuando no debía permitirle hacerlo.
Pensaba en él siempre, lo deseaba por encima de su inhumano anhelo por regresar a ser el Hoseok que podía tocar el piano por más de dos horas sin sentir ninguna dolencia... incluso más. Abrió los ojos observando dentro de él, en lo más profundo. Si dijera esas palabras ¿Realmente sería libre? ¿Podría escoger e intentar ser feliz?
No lo sabía exactamente, porque él no era una ficha segura con la cual pudiera realmente contar.
— ¿Qué sucede, cariño? — los labios de Hoseok volvieron a temblar ante la incertidumbre, su cuerpo ardía en deseo y las suaves caricias de su amante mantenían lo significativo de la intimidad. Levantó un poco su cabeza para darle un beso en el hombro, otro suave en el cuello y regresó a su boca grabando cada movimiento, repasando cada línea carnosa y llenando su corazón de una manera impensable.
— Te amo, Hyungwon. — la voz del rubio salió en un suave murmullo lleno de todo el afecto; sentir su piel caliente lo motivaba y hubo un momento en que casi tuvo la necesidad de soltar a llorar porque le dolía admitirlo — Quiero escaparme contigo, no quiero estar más aquí. No puedo.
— Tú... ¿Hablas en serio? — el hombre de cabello negro dejó de apoyarse en las manos y acortó la distancia usando los codos para sostenerse. Los gruesos labios del hombre de cabello negro besaron la comisura de los suyos, y unos movimientos lentos de su cadera lo hicieron cerrar los ojos y suspirar entre temblorosos movimientos debido a la sensación tan placentera por la forma en que Hyungwon se deslizaba en su interior; el aliento caliente de Hoseok dio en su mejilla y se remojó los labios con el pasar de la lengua.
— Quiero... Quiero estar contigo — el corazón del rubio latió con fuerza, abriendo los ojos de nuevo miró hacia el techo y luego a Hyungwon que esperaba por algo más... — No... Yo - Ya no lo amo — lo dijo con esfuerzo y su voz casi se quebró
— déjame ver qué puedo hacer ¿Sí? Después de todo Yeong hwan es mi mejor amigo, debería haber una mejor manera. — dando un pequeño beso jugó con su cabello rubio y Hoseok asintió en repetidas ocasiones.
Los pequeños besos aumentaron de intensidad una vez la promesa fue hecha, el clamor de poder cumplir aquello lo más pronto posible fue evidente en la manera en que se aferraba de nuevo al cuerpo delgado; quería que fuera real, quería tenerlo sin necesidad de ocultarse o pretender, estaba casado de fingir y no tener el valor de decirlo, así que lo recibió de nuevo con gustoso placer, sus propias caderas se movieron buscando entrara más profundo, ahogando sus suspiros y jadeando en el hueco de su cuello para evitar perderse aún más; un gruñido en su oído fue la llama que lo regresó completamente a la casi calma.
Sus caderas coalicionaban, Hoseok dejó caer su cabeza contra la almohada, sus piernas estaban rodeando la cintura del más alto y gemia cada vez que lo sentía profundo siendo más certero y potente que antes.
Levantándose y parándose en sus rodillas, Hyungwon sonrió tomándolo de la cintura y sin detenerse aumentó el ritmo de las estocadas. Hoseok sabía lo que buscaba, por lo que no hizo más que rendirse ante ello como si no tuviera voluntad propia, su cabeza fue hacia atrás y las venas del cuello y su abdomen se hicieron evidentes por el esfuerzo, con cada movimiento sentía desvanecerse y llegó un momento en que abrió la boca sin dejar salir ningún sonido; su cuerpo se puso rígido por segundos y los espasmos no demoraron en llegar, cada parte de su cuerpo se sentía cosquillear, sus ojos se cerraron fuertemente y sólo el nombre de una persona llegó a su mente en ese momento.
Hyungwon...
◇◇◇
El sonido del timbre se extendió por toda la casa y Hoseok, quien se encontraba centrado terminando una de sus últimas pinturas, levantó la cabeza mirando hacia la puerta que daba al pasillo, uno largo y luminoso que guiaba hasta la sala, luego de eso se encontraba la puerta principal. Escuchando de nuevo el timbre dejó a un lado el pincel y soltó un cansado suspiro mientras quitaba su delantal, seguramente era alguno de esos vendedores de puerta a puerta que no se rendían con nada de lo que les dijeras.
Cruzó toda la casa y alcanzó a abrir la puerta justo antes de que tocarán una tercera vez, lo supuso porque cuando pudo ver a la persona que se encontraba en frente, el mismo tenía el brazo elevado prácticamente listo para oprimir el botón; Hoseok pudo encontrar fácilmente que los ojos oscuros y atractivos de aquel sujeto mostraban asombro y algo más, también que su sutil aura era algo diferente de lo que estaba acostumbrado a ver.
Hoseok supo lo que era ser atrapado casi de inmediato.
— Buenas tardes ¿es esta la casa de Young hwan? — Su esposo, él buscaba a su esposo y al principio no supo que responder. Se dio cuenta que estaba pasando por tonto, en el momento en que vio el rostro del otro hombre un poco fruncido por no tener una respuesta siquiera.
— S-si, disculpe. No sé dónde tengo la cabeza ¿quién lo busca? — la sonrisa que lanzó el extraño fue cautivadora, demoledora y una opresión en el pecho comenzó a sofocar a Hoseok sin medida.
— Soy Chae Hyungwon, amigo de Young Hwan. Supe que se mudó a Seúl y está buscando una casa remodelada, así que me ofrecí a ayudarlo con ello — la manera de mirar de aquél tipo no era normal, no para Hoseok que se sentía nervioso y caluroso, inquieto.
¿Por qué su esposo buscaría una nueva casa? La que tenían ya era lo suficientemente grande y a la vez sofocante.
— Ya veo.
— ¿Se encuentra bien? Se ve cansado — ¿lo estaba? Era la primera vez en un tiempo que escuchaba eso de parte de alguien más. Hoseok recordó que una de las hermanas de su esposo se lo había comentado y le recomendó un famoso spa del cual ya ni recordaba el nombre, pero que lo dijera él era.. Vergonzoso.
— Estoy bien, sólo... No creo que mi esposo llegue hasta dentro de un par de horas. No sé ¿desea esperarlo?
— Si no es mucha molestia, eso sería perfecto para mi.
Estaba demasiado nervioso, pero aún así se hizo a un lado dejándolo entrar, cerró la puerta viendo su espalda y aspiró su fragancia de manera íntima; Hoseok nunca había sentido fascinación por la esencia de nadie más, pero ahí estaba tratando de descifrar que tipo aroma exquisito y sobrio era ese. El click de la puerta sonó como un eco, el silencio se había hecho espeso y desproporcionado, e inclusive los sentidos comenzaron a funcionar de una manera poco correcta, como si no pudiese distinguir.
— Por favor, siga. Puede esperar en la sala.
— Gracias... — él esperó a que lo guiara, los pasos de Hoseok se hicieron torpes conforme sentía al alto y delgado hombre desde atrás, sin querer contoneo las caderas y se sintió estúpido de hacerlo ¿con qué motivo? Sólo relajó su respiración y de manera educada le mostró la sala para que continuará y se sentara.
— ¿Desea té? ¿Café? ¿Agua?
— Agua estaría perfecto. — Una cálida sonrisa volvió a brillar en su bello rostro, Hoseok podría jurar era el hombre más atractivo que había visto desde hace mucho, ni siquiera en Francia logró conocer tal belleza casi inhumana. Hizo una reverencia retirándose y caminó de manera retraída todo el camino a la cocina. Abriendo la nevera sirvió un poco de agua en un vaso de cristal y se preguntó quién era ese misterioso hombre del que su esposo jamás le había hablado, nunca lo había visto y si lo hubiese hecho, seguramente lo habría recordado; con el vaso en la mano regresó a la sala, pero antes de aparecer por la gran entrada se arregló el cabello y tomó una silenciosa bocanada de aire.
— Ehm, Señor Chae, aquí tiene. — Él la recibió con gusto, Hoseok por su parte se quedó mirándolo esperando captar de nuevo su sonrisa y le dio gusto poder lograrlo. Enseguida tomó asiento en el sillón de enfrente.
— Creí entender que usted es esposo de Young Hwan ¿en serio están casados? — Hoseok frunció el ceño al escuchar esa pregunta — No, por favor no me malinterprete, es sólo que no sabía que se había casado con alguien tan espectacular. Es usted muy atractivo.
— Lo siento, pero no veo su punto.
— ¿no? — Hyungwon se rio — quizá sea difícil de entender si no se ve con mis ojos. Es usted realmente deslumbrante, lo supe apenas abrió la puerta... me dejó sin palabras.
Algo parecido le pasó una vez escuchó eso por parte de Hyungwon, su corazón se aceleró sin razón, pero también se molestó por el hecho de que se sentía nervioso y creyó que el otro le estaba tomando del pelo.
— Creo que está siendo irrespetuoso. — le respondió con orgullo, muy poco tranquilo.
— Lo siento, no lo hice con esa intención. Sólo quería expresar un pensamiento, eso es todo. — bebiendo un poco de agua sonrió mirando a otro lado, eso mostraba una picardia única, de la cual Hoseok fue consciente.
— Pues no es lo apropiado. — respondió finalmente.
— No lo puedo evitar y menos cuando ha hecho que mi interés se mueva hacia usted. — lo miró y Hoseok desvío su propia mirada — Es una completa lástima que en realidad no pueda acercarme más de lo que usted me permita. De verdad estoy interesado.. Ya sabe, en serio estoy totalmente curioso. — Odiaba su forma de hablar, Hoseok también comenzó a sentir curiosidad sobre lo que pretendía y quería decir, se sintió cohibido, intranquilo y todavía molesto porque no estaba acostumbrado a tratar con una persona así. Se levantó del sillón de un tirón.
— Creo que fue un error haberlo hecho pasar, quizá deba tratar de contactar a mi esposo por otro medio. Le pido por favor salga mientras puedo ser amable.
— "Cara" me voy y lo dejo en paz, "Sello" me acuesto con usted ¿qué escoge?
— ¿Perdón?
Hyungwon dejó el vaso sobre la mesa de cristal que decorada el lugar, su mano buscó algo en el bolsillo de su pantalón oscuro y de él sacó una vieja moneda, la cual lanzó al aire y atrapó entre sus manos con una rapidez imposible de seguir. Hoseok frunció el ceño totalmente confundido y vio con asombro cómo el hombre alto miró el resultado; enseguida una sonrisa oscura y distinta a las demás fue dibujandose en su rostro.
Segundos, sólo eso fue suficiente para encontrarse cara a cara con la realidad, una en la que Hyungwon se lanzó a devorarle los labios y en la que accedió sin quejarse más que con débiles golpes y un jadeo que mostraba todo, todo, menos insatisfacción o asco; se sintió tan diferente, era tan excitante y profundo que su mente se desconecto por completo ante algo que terminaría por no poder detener.
Hyungwon había sido, por un buen tiempo, su total tentación y su más grande secreto.
◇◇◇
— Hablaré con Young Hwan cuando sea el tiempo necesario ¿está bien? — Hyungwon se arregló la corbata frente al espejo y Hoseok permaneció entre las sábanas admirando lo bien dotado de belleza que estaba; lo anhelaba como se anhela algo imposible.
— ¿Cuándo será eso? Yo quiero estar contigo, Hyungwon. — lo dijo levantándose y Hyungwon soltó un suspiro.
— Será complicado si no hacemos las cosas bien. No es tan sencillo.
— Podemos escaparnos.
— Mi trabajo está aquí, Hoseok ¿te has puesto a pensar lo que pasaría si llagara ser irresponsable de esa manera? ¿Comenzar de nuevo? ¿Cómo?
— Podría vender mis pinturas, sé que podría.
— ¿y luego?
— No- no lo sé ¿por qué? ¿No quieres estar conmigo? — Hoseok nunca había sido especialmente egoísta o berrinchudo, siempre fue de los que aguantó y calló todo, siempre en silencio; pero ahora sentía la necesidad de ser así, de aferrarse a él y de ser arrogante porque no quería a nadie más que a Hyungwon.
— Quiero estar contigo, pero también quiero a mi amigo, Hoseok. Sólo dame tiempo. — Hoseok se mordió la lengua de la sola frustración ¿cuánto más tendría que aguantar? ¿Cuánto tiempo más? Estaba harto de tener que fingir y ya no lo quería más.
Hyungwon se fue dejándole un beso amargo, Hoseok soltó un suspiro profundo un vez vio la puerta de la habitación ser cerrada dejándolo completamente solo en una cama que volvía a ser fría y enorme; ahí sentado se preguntó cómo había pasado de la soledad a la inmensa felicidad y de nuevo a la profunda oscuridad
¿cómo?
Pasadas las seis de la tarde la puerta principal fue abierta, Hoseok estaba en la cocina preparando la cena y se forzó a sonreír — aunque cada vez era más difícil —
— Cariño, huele delicioso — la voz alegre de su esposo le revolvió algo en estómago y lo único que pudo articular fue un extraño ruido desde su garganta, prácticamente ignorando al hombre que invadía su espacio dándole un beso en el hombro y abrazándolo en forma de saludo.
— ¿Te pasa algo? ¿Estás molesto porque tardé un poco más de lo normal? — Hoseok cayó en cuenta de su actitud y rápidamente compuso su rostro; estaba molesto, sí, pero definitivamente eso no se debía a su esposo.
— Lo siento, he-he estado preocupado porque no he logrado pintar nada bueno estos días.
— oh, cariño — él trató de besarlo, pero su primer instinto fue evadirlo. Su esposo se impactó y rápidamente Hoseok intentó remediar la situación.
— Voy a servirte la cena, tú deberías ir a la mesa.
— es cierto, huele delicioso.
Lo vio dar la vuelta y cuando salió por completo del lugar Hoseok volvió a respirar. Era extraño cómo comenzaba a sentir resentimiento y un profundo fastidio, quería correr, escapar, pero quería hacerlo con Hyungwon, con el hombre que realmente amaba. No podía esperar más por ese día, quería que llegara lo más pronto posible.
Tienes que ser paciente, sólo un poco más.
Un poco más...
Salió de la cocina dando una bocanada de aire antes, llevó los platos y pasando por el gran mueble vio una invitación, era una hermosa tarjeta color blanco con un hermosa cinta blanca de decoración. — ¿Y esa invitación? — lo comentó mientras ponía el plato frente al hombre que acomodaba su servilleta, él miró hacia el gran mueble que guardaba porcelana antigua y varias cosas más; él sonrió orgulloso.
— ¿Oh, esas? Hemos sido invitados a un matrimonio. Será en el club.
— ¿el club? — Hoseok se asombro porque ese lugar era realmente elegante.
— Sí, la próxima semana.
— Ya veo — Hoseok tomó asiento y enseguida comenzó a arreglar su servilleta — ¿Y quién se casa? — tomando los cubiertos esperó por la respuesta.
— Hyungwon, por supuesto. Estoy feliz por él, nunca pensé que realmente lo haría, pero parece que por fin alguien atrapó su corazón que era tan libre. En serio es una alegría. — El cuerpo de Hoseok se puso rígido, el corazón le comenzó a latir violentamente y casi soltó los cubiertos por el impacto. — Me lo presentó justo antes de mudarnos de nuestra antigua casa, se llama Minhyuk y es un chico adorable. Ambos hacen una linda pareja. — habló él sin siquiera notar el rostro constipado de Hoseok y lanzó un risa recordando algo — Cuando le envié una foto de nuestro matrimonio dijo que envidiaba lo nuestro, pero jamás imaginé que terminaría haciéndolo también ¿no es eso una locura? — se lo preguntó, pero no obtuvo ninguna respuesta o reacción a ello — ¿Hoseok?
El dolor que sentía el rubio era demasiado, era tan grande, que en contra de su voluntad las lágrimas comenzaron a brotar, eran lágrimas llenas de un profundo porque jamás pensó que realmente sería un tonto más.
— Yo... Lo siento... — murmuró Hoseok rompiendo a llorar de repente.
¿Cómo podría haber imaginado tal escenario siquiera?
Nunca habría podido.
________________________________
Buenas buenaaaas, vecinaaaaasssss.
He regresado con One-Shot que marca un pequeño retorno luego de mucho tiempo de no escribir, así que por favor no le den tan duro al escrito 😂💔 por favor disfruten y, aunque las actualizaciones a historias vendrán de manera lenta, lo importante es que lo harán.
Las amo 👏 y les agradezco mucho su apoyo 💐
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top