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Septiembre había pasado en un parpadeo y con ello varias cosas importantes habían acontecido, los chicos habían finalizado su investigación documental, aunque terminaron agotados, consiguieron un trabajo y notas satisfactorias, la clase de Lengua y Literatura estaba aprobada, ahora ya solo les quedaba prepararse para dar los exámenes finales.
A inicios de ese mes Gerard había realizado el examen de admisión en la universidad y había solicitado la beca, un proceso largo pero que tenía fe que iba a conseguir, ese día iba a recibir los resultados de la solicitud.
Hacía unos días atrás habían decorado el porche de la casa y el jardín con calabazas y cosas alusivas a Halloween, la fecha predilecta de Frank, inclusive en una mesa de la sala habían colocado un par de dados grandes con números en cada cara, así llevaban el conteo regresivo para el 31 de Octubre, el cumpleaños del castaño.
Gerard con sus casi ocho meses de embarazo se miraba mucho más lindo, efectivamente su vientre había crecido bastante y sus camisas del uniforme ya no le abrochaban, la directora le había permitido utilizar su camisola blanca con el suéter de la escuela, en casa amaba andar cómodamente con sus shorts y camisas de tirantes.
—Frankie —le llamó Gerard, estaba sentado en la silla giratoria frente al escritorio, la computadora estaba encendida mostrando la página oficial de la universidad.
Eran pasadas las once de la noche, ambos estaban esperando los resultados, bien podían verlos al amanecer pero Gerard estaba demasiado ansioso.
—Dime —le respondió Frank dejando su celular al lado.
—¿Porqué no has querido que hablemos acerca de tu universidad? —le preguntó serio, su mirada fija en el rostro de Frank.
—Gee yo...
—Sin excusas Frankie —le retó poniendo una mano sobre su vientre, Frank se incorporó y se sentó en el borde de la cama, quedando bastante cerca de Gerard.
—Tú sabes que yo siempre he amado la música ¿no? —le preguntó con una media sonrisa y Gerard asintió—. Desde que tomé una guitarra en mis manos fue como sentir magia empezar a recorrer cada parte de mi, entonces decidí que dedicaré mi vida a la música.
—Eso es excelente.
—Lo sé, entraré a estudiar Enseñanza Artística Musical y trabajaré en mi primer álbum en solitario, quizás con Ray y Bob.
—¿Cuándo te inscribirás? —le preguntó acomodándose mejor.
—A finales de noviembre —temeroso se arrodilló frente a Gerard y tomó su mano libre—. Tomaré el turno de los sábados, la carrera dura solo un semestre más, osea cuatro años en total —Gerard le miraba con sus cejas marcando una línea recta.
—¿Qué? ¿Porqué solo los sábados? —preguntó un poco alterado.
—No dejaremos al bebé tan pequeño al cuido de alguien desconocido.
—Pero yo podría entrar el próximo cuatrimestre o quizás nuestros horarios se acoplan y podemos acomodar el tiempo.
—No Gee es una decisión ya tomada, tus estudios requerirán más tiempo y más dedicación, el bebé también, así que si yo lo cuido mientras tu no estés estarás más tranquilo —le explicó con dulzura yéndole a acariciar la mejilla derecha.
—Frankie yo no quiero que te sacrifiques así.
—No lo estoy haciendo bebé, siempre he querido estudiar así, con o sin Miles, sería de la misma manera.
—Es que me siento egoísta —confesó haciendo un puchero.
—No es ser egoísta, es trabajar en equipo ¿lo recuerdas? —Gerard asintió—. Cuando yo no esté tu cuidarás al bebé, así como cuando yo salga de gira tu tendrás que estar a cargo, compartiremos las obligaciones Gee bonito —Frank continuó repartiendo caricias con el dorso de sus dedos en la mejilla de Gerard.
—Al menos los dos primeros años no estaré todo el día fuera de casa, recibiré clases por la mañana, estudiaré allá y volveré a pasar la tarde con ustedes —murmuró un poco más tranquilo pero con sus ojos aún brillantes.
—Y en las tardes te secuestraremos solo para nosotros amor, los sábados cuando vuelva en las noches veremos películas y les daré muchos mimos —una lágrima se resbaló de los ojos de Gerard, se sentía feliz, afortunado pero al mismo tiempo egoísta, aunque Frank dijese que no, él sentía que era demasiado lo que Frank hacía por ellos dos—. Seremos un equipo maravilloso mi Gee, seremos los mejores padres —con ternura limpió las lágrimas de los ojos de su lindo pelinegro—. No llores por favor.
—¿Qué he hecho para merecerte Frankie bebé?
—Ser el alma más buena y pura con la que me pude haber encontrado en la vida —le respondió sincero.
—Eres el amor de mi vida Frankie —el mencionado se incorporó y se aproximó hasta el rostro de Gerard, uniendo sus frentes, sintiendo sus respiraciones impactar en sus rostros.
—Tu eres el mío también —respondió cerrando sus ojos mientras tomaba los labios de Gerard, juntándolos con suavidad.
La vibración del teléfono de Gerard sobre la mesa los asustó provocando que se separaran, Gee se estiró un poco y alcanzó el aparato, revisando rápidamente el mensaje.
—Es Linds, dice que los resultados ya están —le comentó, los nervios subieron de inmediato a su cuerpo, sentía sus manos heladas y sus piernas temblar.
Lindsey estudiaría economía en la misma universidad que Gerard, ella también había solicitado una beca y según le comentó a Gee en el mensaje le habían otorgado el 80%.
—Enhorabuena amor, vamos a ver.
—Tengo miedo y ¿si mi respuesta es negativa?
Él no tenía otro plan ya que se había confiado en que sus sueños se cumplirían pero ¿qué tal si el destino había elegido algo más para él?.
—Buscaremos otra solución pero estoy seguro que te aprobaron la beca amor, venga miremos.
Despacio giró la silla, su mano fue a tomar el mouse mientras Frank se acomodaba a un lado suyo, los nervios le carcomían mientras escribía su usuario y contraseña, antes de dar el click volteó a ver a Frank, con su nariz rojita y sus ojos nuevamente brillantes.
—No puedo, no quiero ver —dijo cerrando sus ojos con fuerza y apoyando su frente en el pecho de Frank.
Iero no respondió, presionó el enter y en menos de un minuto los resultados aparecieron en la pantalla, un pequeño grito de alegría escapó de su garganta mientras tomaba los hombros de Gerard.
—Lo hiciste mi amor —chilló emocionado.
Gerard miró con sorpresa las letras reflejadas ante él, su sueño estaba ahí, a un paso de ser realidad, lo habían admitido en la mejor universidad con una beca del 100%, sonrió con lágrimas cayendo de sus ojos una vez más esa noche.
Se abrazó a Frank, feliz de haber conseguido esa oportunidad porque aunque fuese a tener a su bebé a una edad tan temprana no era un impedimento para alcanzar las metas que se había propuesto.
Sonrió con melancolía, recordando de pronto a su madre, le demostraría a Donna, que la vida no era tan injusta con él después de todo.
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