²⁹

Por fin era jueves a la tarde y Frank no podía esperar más a que fuese el día siguiente para ver a Gerard, le había extrañado tanto pero sobre todo moría de ganas porque viese la sorpresa que le habían preparado su madre y él.

El lunes por la mañana cuando volvió de la estación de trenes encontró a Linda sentada en una de las sillas del comedor con una taza de café en sus manos.

Buenos días mamá —le saludó.

Buen día cariño —tomó un sorbo de su taza—. Yo también extrañaré a Gee —comentó al ver el semblante apagado de su hijo.

Mucho, y a Miles también murmuró cabizbajo.

—Lo sé pero ven siéntate, debemos hablar.

—¿Qué pasa? —preguntó tomando asiento frente a ella, notando por primera vez que había un folder color piel cerca de su mano izquierda.

—Falta poco para que nazca el bebé y aún no tienen nada.

—Pero...

—No me interrumpas Frank —le dijo dedicándole una mirada severa—. He estado pensando y tomé varias decisiones, la primera es que aprovecharemos estos días para arreglar el cuarto del bebé, de mi cuenta corren los gastos de su cuna y los demás muebles para su habitación, hoy iremos a comprarlos, también por la pintura para que pintes y que esté lista para cuando Gee vuelva.

—Mamá... —mencionó bajito Frank con las lágrimas acumulandose en sus ojos avellanas.

—Como sabrás luego del 31 de Octubre, cuándo ya seas mayor de edad, podrás disponer de la parte del dinero que tus abuelos te heredaron pero en estos documentos está mi autorización para que accedas a ello antes de la fecha, claro que hay términos, como que todo es bajo mi supervisión pero sé que eres lo suficientemente responsable para usarlo, no me gustaría que dejes de trabajar pero tampoco quiero verte dividido en tantas cosas Frankie —ella tomó la mano de su hijo y acarició su dorso con dulzura—. Estás haciendo un trabajo estupendo pero necesitas un empujón y te lo estoy dando bebé, no quiero que olvides que debes seguir luchando por tu futuro y el de Gee, quiero que entren a la universidad y se preparen, Miles merece tener unos padres excelentes y sé que lo serán para ese punto las lágrimas de ella también estaban presentes.

Frank con todo el amor del mundo se levantó de su lugar y fue directo a los brazos de su madre a abrazarla, estaba tan seguro que esa mujer valía oro puro, le murmuró muchas veces infinitas gracias y lo mucho que la amaba.

Luego de eso estuvieron una rato más conversando, acordando entre los dos no decirle nada a Gee para que fuese sorpresa, tenían casi una semana para preparar todo o al menos lo básico, dejarían para después lo de la compra del resto de cosas como la ropa, los juguetes, las mantas, los biberones y demás.

Ese día antes de medio día partieron hacia el centro comercial donde visitaron una tienda que era exclusiva de muebles, Frank fue el que escogió todo, conocía los gustos de Gerard, sabía que le gustaban las cosas más sencillas pero delicadas y bonitas, así que la cuna escogida fue una de madera color caoba, el ropero era de igual color, las agarraderas eran de metal color bronce, tenía una par de gavetas en la parte baja, en la parte superior las puertas, dentro estaba el perchero y un poco más abajo dos estantes, el ropero también constaba con más estantes en la parte de afuera, en total eran 5, también compraron un gavetero que venía a juego con el ropero, del mismo color y con las mismas agarraderas, luego de ello escogieron un pequeño cambiador, en la parte inferior traía compartimientos para colocar los pañales y en la parte lateral derecha un espacio donde podías colocar el talco, toallitas húmedas y demás cosas necesarias para cambiar al bebé, Linda se esmeró escogiendo hasta un basurero y una canasta para la ropa sucia que combinara con lo demás.

Frank sentía que ya era mucho pero la mujer estaba tan emocionada que no estaba escatimando en nada, asi era Linda, lo había educado para no gastar dinero en cosas innecesarias pero cuando se presentaban ocasiones importantes, como esta, el nacimiento de su nieto, no se abstenía de nada.

Por último ella escogió un sillón-mecedora color caqui, el cual era suave y muy cómodo, según el joven que les atendió era de lo mejor que había puesto que la espalda no se rendía al estar mucho tiempo en el, lo mejor de todo era que si la persona tenía sueño podía jalar una pequeña palanquita y el sillón se reclinaria hacia atrás, sus pies quedarían suspendidos, una maravilla en verdad.

Gracias por todo esto mamá —le dijo Frank cuando salieron del local, ella lo abrazó por los hombros y besó su frente murmurando un suave "no hay de que".

Almorzaron en el foodcourt del centro comercial y luego a petición de Frank pasaron por una tienda de adornos y accesorios, con el dinero en efectivo que llevaba recogido para los gastos decidió comprar algunas cositas para arreglar un poco más la habitación del bebé, ahora ya no tendrían que preocuparse por sus finanzas así que con tranquilidad escogió lo que le gustaba, una lamparita para pegar en la pared con la letra "M", un oso de felpa que quedaría lindo en los estantes del ropero, una retratera con marco blanco y cuatro divisiones, perfecta para colocar las fotos de las ecografías, unas pegatinas color verde menta, un cojín para acomodar al bebé a la hora de comer en color blanco con franjas grises y verde menta, y otras cosas más, se sentía muy feliz al estar preparando parte de las cosas para la llegada del bebé aunque también deseaba que Gee estuviese ahí con él.

Pensó que sería bueno comprar un detalle para él también, así que con ayuda de su mamá escogieron un lindo camisón de embarazo para Gee, en color rosa pastel y detalles negros en los bordes, era de tirantes, perfecto para él.

Su última parada fue en una ferretería donde compraron los botes de pintura, blanca, gris y verde menta. Al llegar a casa Frank fue a desocupar la habitación que sería de Miles, está era la que estaba frente a la suya y no tenía más que cajas de cosas que compraban y que Linda guardaba por si había algún problema con el artículo pero que al final olvidaba deshacerse de eso, habían un par de juguetes viejos que pertenecían a él y algunas cosas de su mamá, nada que no pudiese irse al ático, sacó todo y lo acomodó en su nuevo lugar.

Luego barrió y comenzó a colocar el papel y las cintas para que quedasen listas para el día siguiente, la habitación no era tan grande como la suya, no tenia baño propio, pero era suficiente para acomodar todo lo del bebé y aún cabrían un par de cosas más.

El martes por la tarde pasó todo el día pintando, tres paredes fueron blancas un poco más abajo abajo del centro empezaba el tono gris, en medio dos pequeñas franjas verde menta, le costó una infinidad pero al final quedaron parejas, la pared del frente donde estaría el cambiador, la pintó totalmente de blanco y pegó de forma muy ordenada las pegatinas, estas eran en forma de estrellitas.

El miércoles por la tarde llegaron los muebles, tuvo que solicitar la ayuda de Bob y Ray para instalarlos, también le ayudaron a armar la cuna, por último acomodaron el sillón en una esquina entre la cuna y el cambiador, Bob se acomodó exhausto en él y dijo que encantado cuidaría a Miles con tal de pasar todo el día en ese sillón.

Para el jueves en la mañana, Frank únicamente colocó los clavos en la pared para colocar la lámpara y la retratera en el espacio libre sobre el gavetero, colocó el osito en el primer estante y antes de salir de la habitación notó que la pared del lado de la puerta estaba muy vacía, pensó que ahí quedarían lindas una serie de fotografías de los cumplemeses de Miles, estaba seguro que Gee estaría feliz cuando se lo comentase.

Había conversado mucho con Gerard por medio de mensajes, él se la estaba pasando bien con la abuela, quien lo había consentido a más no poder, preparando todos los antojos caseros que el bebé pedía.

Luego de volver de su trabajo Frank fue directamente a cambiarse y a dormir, al día siguiente se levantaría muy temprano para tomar el tren e ir a la casa de Helena, le dio envió un mensaje de buenas noches a su Gee y sonrió derritido de amor cuando le llegó la respuesta.

Era la foto de su vientre redondito, totalmente expuesto con un par de zapatitos tejidos celestes sobre él, adjuntó un "Buenas noches papi, te amamos un montón. P.D: Mami Gee los hizo".

Frank sabía que todo lo que tenía en su vida era perfecto, nunca se arrepentiría de las decisiones que había tomado, lo sentía desde el fondo de su corazón.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top