²⁶
—Amor —habló despacio Gerard, interrumpiendo el silencio que les rodeaba—. ¿Te gustan los nombres que escogí para nuestro bebé?
Ya eran pasadas las nueve de la noche, Gerard y Frank yacían recostados en su cama, con las luces apagadas dispuestos a dormir.
—Me encantan, son preciosos mi amor, nunca imaginé que fueses a escoger el Miles.
—Yo sabía que te causaba ilusión que fuese un niño y que tuviera ese nombre, además te escuché cuando lo llamabas así mientras platicabas con él, eres muy tierno —le dijo dejando un pequeño besito en el hombro de Frank donde estaba recostado.
—Hey, eran pláticas privadas —bromeó un poco y ambos rieron—. No quería presionarte a que escogieras un nombre solo porque a mi me gustaba —dijo tímido.
—Tontito, es obvio que íbamos a escoger sus nombres entre los dos, aunque si era niña a mi me hubiese gustado llamarla Isabella.
—Es un bonito nombre.
—Lo es, pero Miles Anthony es perfecto para él — Frank acariciaba con suavidad el largo cabello de Gerard.
—Tampoco imaginé nunca que pensarías en mi segundo nombre.
—De hecho yo tenía pensando como primer opción llamarlo Frank, un mini Frankie.
—Hubiese continuado la línea de Frank's que nos heredó mi abuelo —mencionó riendo—. Pero prefiero que se llame Miles, es original —Gerard asintió despacio y se tomó unos minutos para preguntarle a Frank algo que rondaba en su cabeza.
—¿A ti te gustaría tener más bebés Frankie? —preguntó cómo si fuese un niño pequeño.
—Por supuesto que si mi cielo, sería lindo que Miles tenga hermanitos, pero primero debemos resolver nuestras vidas para darles una que merezcan, ¿Tú también quieres?
—Por supuesto que si Frankie, quiero que tengamos una familia grande.
—Con un par de perritos también.
—Y gatitos.
—Si mi amor, viviremos en una casa grande —dijo Frank con voz adormilada y sus ojos cerrándose.
—Siendo felices para toda la vida —le dijo Gerard antes besar su pecho y abrazarse más a Frank, reposando su brazo y su pierna derecha en él, minutos más tarde ambos se quedaron dormidos.
Frank se removió despacio al sentir un tacto cálido y suave sobre su cuello, su primer impresión fue abrir sus ojos, notando que por la ventana de la habitación la claridad del amanecer se colaba, quizás eran las siete de la mañana.
Se alarmó al instante al sentir que lo que estaba sobre su cuello dejando una maravillosa sensación eran los delicados labios de Gerard, dejando suaves y pequeños besos en el.
Su respiración se comenzó a acelerar al sentir la calidez y cercanía del cuerpo ajeno, Gerard restregaba su nariz en su cuello, respirando su aroma e intercalando con más besos haciéndolo suspirar.
Debía ser un sueño o su novio era sonámbulo.
—¿Gee? —le preguntó con la voz temblando, dejando escapar un leve jadeo, no se quería mover pero sus manos picaban por tocar la piel del pelinegro.
—Frankie... mi Frankie —jadeo Gerard contra él, subió con pequeñas lamidas por el largo del cuello de Frank estremeciendolo por completo, luego se incorporó sobre su codo y se apoyó con su otra mano en el pecho de Frank, para alzarse un poco y verle el rostro.
Sin decir más se lanzó a atacar sus labios, un beso que rápido se convirtió en uno húmedo y necesitado, viéndose involucradas sus lenguas en una danza sensual.
Empezaba a haber calor mucho calor.
Una cercanía, que a pesar de llevar tiempo viviendo juntos, nunca habían experimentado. Frank dejó que sus manos reposaran en la cintura ajena, tan solo las posó.
Sentía su cuerpo despertar ante los estímulos que los suaves jadeos y chasquidos de Gerard producían.
Fue consciente de lo que estaba sucediendo cuando Gerard se presionó contra él, ambos estaban erectos y si no paraba ya la situación se saldría de control.
—Gerard —le dijo después de separarse con dificultad—. Espera.
—¿Qué pasa Frankie?
—Debemos parar —mencionó cerrando sus ojos al sentir las caricias de Gee sobre su pecho.
—¿Porqué mi amor? ¿No quieres hacerlo conmigo? —preguntó haciendo un puchero.
Frank lo miró a los ojos, acarició su mejilla y besó su perfecta nariz, no es que Frank no quisiera hacer el amor con él, claro que lo quería y lo deseaba, pero no así.
—Claro que quiero amor, pero quiero que sea algo lindo y mágico —le dijo con dulzura y acomodó un mechón de cabello negro detrás de la oreja de Gerard—. Además de ser nuestra primera vez, concebiremos a nuestro bebé mi cielo, debe ser inolvidable.
Gerard se sonrojo, bajó la mirada y sonrió chiquito.
—Está noche te prometo que lo haremos.
—Esta bien Frankie, no quiero que pienses mal de mí, solo pensé que era oportuno.
—Me alegra que hayas sido tu el que dio el primer paso —le mencionó con su típica sonrisa, mientras Gerard se sentía enrojecer aún más.
—Bueno... yo...
—Shu... tranquilo no pasa nada —Frank lo tomó del mentón y volvió a unir sus labios, esta vez con tranquilidad—. Creo que necesito un baño —le dijo cuando se separaron.
Gerard bajó su mirada y notó el problema que ambos tenían, sonrió y asintió.
—Iré primero, tengo que salir a comprar algunas cosas luego del desayuno.
—De acuerdo.
Se dieron un último beso, mientras Frank se levantó al baño cubriéndose con una almohada, Gerard se quedó recostado en la cama, acariciandose los labios pensando en que faltaba nada para ser uno solo con su Frankie.
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