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Junio casi estaba llegando a su fin.

Más de un mes había pasado con demasiada rapidez, junto a ello muchas cosas hermosas y positivas habían sucedido, las náuseas y los vómitos de Gerard habían desaparecido casi por completo, su vientre ya se echaba de notar, con 4 meses y 13 días una pequeña incipiente curva se formaba en su bajo vientre, además con la total curación de su pequeña herida, el miedo de perder al bebé se había esfumado.

Según habían estado leyendo en un libro que Linda les había regalado para Papás Primerizos y la charla que les había brindado el doctor Brian en su cita de la semana anterior, bebé ya les podía escuchar y estaba completamente formadito, era un bebé pequeñito del tamaño de la palma de su mano, su corazón latía tan fuerte siempre, no podían esperar más para que fuese la próxima consulta en la cual harían la ecografía del segundo trimestre y sabrían al fin el sexo de su bebé.

Era viernes nuevamente, quedaban dos semanas de clases para que los chicos pudieran tomar un pequeño descanso de sus vidas escolares, disfrutando de quince días de vacaciones en los que ademas de dormir casi todo el día, debían empezar a comprar ropa más grande y cómoda para Gerard así como iniciar los trámites para sus universidades.

Sin embargo, contra todo pronóstico de Gerard, las cosas durante aquel mes en la escuela habían resultado excelentes.

Ningún comentario mordaz y atrevido había llegado a sus oídos, eso era algo que agradecía infinitamente pero no más que el hecho de que nadie murmuraba cuando avanzaban por los pasillos, era como que si aquel lapso de tiempo en el que no asistió a la escuela y los rumores se propagaron nunca hubiese sucedido.

Todo tenía un porqué.

Para enmendar el daño que Bob había hecho a su amigo cuando se dio cuenta de su estado, además de pedirle disculpas; con la ayuda de Ray, Patrick y Pete regó la bolita de que él que se atreviese a hablar mal de Gerard, hacer algún chisme o simplemente criticarlo por su embarazo, se las vería con él.

Y ¿quién no iba a temerle al rubio? Con esa penetrante mirada celeste que parecía que en cuestión de segundos te destruiría sin moverse de su lugar siquiera, ni hablar de ver su estatura o sus grandes músculos, eso, sumado al pequeño susto que le dio a Billie en los casilleros cuando le escuchó murmurar el nombre de Gerard, fueron motivos suficientes para acabar con casi todos los malos rumores.

Casi todos, ya que el rubio no podría controlar las pláticas en secreto, pero siempre y cuando estos no llegaran a los oídos de sus amigos, estaba bien.

Ese mes también había traído de vuelta la amistad de Patrick y Pete, quienes ahora eran novios, le pidieron disculpas a Gerard por haber participado cuando sucedió lo de Robert, Gerard le restó importancia al asunto y con un abrazo les hizo saber que todo estaba resuelto.

Entre los cuatro chicos le habían regalado a bebé su primer conjunto de ropa, un lindo mameluco blanco con letras de colores que decía: "I'm cute, Mom is Cute, Dad is Lucky", Frank primero fingió enojo pero al final terminó diciendo que le encantaba el detalle porque era completamente cierto, era el chicho más afortunado. El pequeño mameluco tenía un gorrito y unos calcetines a juego, los tíos prometieron comprar más cosas para bebé cuando supiera que sería, aunque ellos estaban seguros que era una niña.

Frank a pesar de no decir nada seguía creyendo fielmente que era niño, su pequeño Miles, como lo llamaba en secreto mientras Gee dormía y él hablaba con bebé, Gerard lo había escuchado varias veces en esas pláticas nocturnas que le parecían lo mejor del mundo pero no más que aquellas ocasiones en las que escuchaba como Frank le cantaba, contenía las ganas de llorar y lanzarse a los brazos de Frank para no interrumpir el momento de privacidad que el castaño tenía con su hijo, pero es que para Gerard ser testigo del amor de Frank hacia el bebé era la cosa más tierna, dulce y pura de la vida.

En fin, en aquella escuela y quizás en todo Jersey ya no era ningún secreto el hecho de que Gerard Way y Frank Iero, dos jóvenes adolescentes estaban esperando un bebé.

Y estaba bien, ellos estaban bien.

En sus trabajos les estaba yendo bien, la señora Colby había aumentado el salario de Gerard y Frank aparte de su trabajo, estaba dando clases particulares de guitarra a los hijos de su jefe, les enseñaba lo básico, pero era bien remunerado.

Linda estaba orgullosa de ver como estaban sobre llevando juntos la situación, pronto les daría a ambos una grata sorpresa.

Sus amigos no eran los únicos que consentían a Gerard y al bebé en la escuela, Jamia y Lindsey unas chicas que estudiaban con ellos, le llevaban casi todas las mañanas algo de comer a Gerard, se turnaban para hacerlo y aunque él en un principio les dijo que no era necesario, ellas le dijeron que querían hacerlo ya que su sueño siempre habían sido tener una amiga embarazada en su grupo para consentirla, Frank fue el más desconfiado, pero terminó aceptando a las chicas al ver que su afecto hacia Gee era verdadero, incluso Linds ya hablaba de planear un Baby Shower.

—Amor —le susurró Frank, aún con los ojos cerrados—. Tu teléfono esta sonando.

Eran las cuatro de la tarde, habían tomado una pequeña siesta antes de salir a sus trabajos pero el teléfono de Gee les había interrumpido.

Gerard gruñó y con pesadez entreabrió sus ojos para buscar el aparato, eran un par de mensajes de texto.

—¿Qué pasó?

—Kris dice que su mamá quiere que esté ahí a las cinco.

—¿Qué hora es?

—Las cuatro.

—Podemos dormir un ratito más bebé, ven.

Frank lo acunó en su pecho y se volvieron a quedar dormidos, levantarse temprano, ir a la escuela, trabajar y estudiar les cansaba, por eso cuando ya era viernes por la tarde se sentían un poco más relajados.

Cuando faltaban veinte minutos para las cinco salieron de casa para ir a la cafetería donde Gerard trabajaba, llevaba puesta la nueva camisa del uniforme que le habían dado, ahora era de algodón, en color verde menta y se amoldaba a su cuerpo, en el cuál ya los cambios eran más notorios, especialmente cuando llegaba la tarde en la que por alguna extraña razón su vientre crecía más, también sus caderas se estaban ensanchando un poco pero a los ojos de Frank se estaba viendo más lindo de lo que era.

—Te acompañaré un rato bebé —Frank le dio un beso en la mejilla antes de que entraran al lugar.

Kristin les esperaba sonriente en la entrada, ella, sus hermanas y su mamá apreciaban mucho a Gerard, por eso Stacey cuando supo lo del bebé y lo que había pasado con su mamá (Linda le tuvo que contar la verdad aquella tarde en que la visitó para justificar la ausencia de Gerard) no dudó en apoyarlo más, si algo así le pasaba a una de sus hijas no podría perdonarse nunca que les diesen la espalda.

—Te tengo una sorpresa Gee —exclamó contenta la chica.

—¿Tu mamá no me quería aquí más temprano?

—Nop —ella negó y continuó riendo, pero fue hasta Gerard y lo tomó de la mano para llevarlo a una mesa al fondo del lugar—. Sorpresa Gee.

Los ojos de Gerard se cristalizaron al instante mientras su corazón alegre palpitaba muy rápido, con pasos torpes se acercó hasta el pequeño Mikey y lo estrechó entre sus brazos.

—No sabes cuanto te he extrañado —le dijo.

—Yo también Gee, te echo muchísimo de menos.

Gerard soltó a Mikey solo para tomar su rostro entre sus manos y acariciar sus mejillas, empezó a reír porque después de más de un mes de no verlo, tenía enfrente suyo a su pequeño hermanito.

—Nos costó mucho idear este plan, su mamá no lo dejaba salir de casa pero ahora ya está un poco más flexible y le deja salir a estudiar, él moría de ganas por ver a Gee así que descubrimos que esta será la manera perfecta para que sigan en contacto —le comentaba Kristin a Frank mientras veían enternecidos como ambos hermanos estaban felices de reencontrarse.

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