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Volver a la escuela nunca había sido sinónimo de ansiedad para Gerard, ni siquiera cuando era el chico nuevo de primer año en el instituto.

Sin embargo ahora era diferente, ya que sabía que él sería el centro de atención, los últimos días Frank había pasado por una serie de cuestionamientos por muchos de sus compañeros y hoy que le tocaba a él reincorporse a clases estaba seguro que las preguntas, comentarios y acusaciones no se harían de esperar.

—Te prometo que todo estará bien Gee —le dijo Frank abrazándolo por detrás, rodeando su cintura y enlazando sus manos sobre su vientre.

—No tengo miedo precisamente es solo que me siento ansioso, estresado no sé.

—No es bueno para bebé que estés así amor, haremos de cuenta y caso que las personas y sus comentarios no existen, yo estaré a tu lado en todo momento.

—Lo sé Frankie, pero piensa en un par de meses cuando esta ropa ya no me quede y nuestro bebé se note mucho todos... todos hablarán m... más y...

Había comenzado a llorar de la nada volteandose en los brazos de Frank y acurrucándose en su pecho dejando que sus lágrimas se escurrieran de sus ojos.

—Mi Gee no llores por favor bebé, todo estará bien, no tienes nada de que preocuparte —le dijo despacito Frank, besando su cabeza muchas veces, mientras el otro hipeaba frenéticamente.

En la última semana ser tan consentido por su suegra y por su, ahora novio, había ocasionado que sus cambios de estado fuesen más reiterados, se sentía tan mimado y muy sensible, quería llorar todo el tiempo, aunque no estuviese triste sus ojos comenzaban a derramar el líquido cristalino y en otras ocasiones cuando recordaba las palabras de su madre o lo sucedido en la casa de Bert e incluso el miedo que sintió al pensar que había perdido a su bebé, su llanto se convertía en uno profundo y lastimero.

Frank se preocupaba al verlo en ese estado y peor aún cuando Gee le decía que era solamente por el embarazo que lloraba, él sabía que no era así, que habían cosas en el interior de Gerard que le atormentaban pero de cierta forma también comprendía que no quisiera exteriorizarlo, esperaría hasta que él se sintiera con la suficiente seguridad para decírselo mientras tanto él se encargaba de besarlo y decirle todas las cosas lindas que podía para hacerle sentir mejor.

—Te verás muy lindo cuando esta pancita se note, compraremos muchas camisas lindas para ti —le decía Frank, sonriendo bobamente al imaginarlo con un abultado vientre mientras repartía caricias sobre el, se había sentado en el borde de la cama con Gerard sobre su regazo escondiendo su rostro en el cuello de Frank.

—¿Soy lindo Frankie?

Frank lo tomó de la barbilla e hizo que lo viera a los ojos.

—Eres el ser más hermoso de la tierra Gee, mira los ojos tan bonitos que tienes —Gerard sonrió chiquito ante esas palabras, sus ojos aún estaban rojos y en sus mejillas estaban los vestigios de las lágrimas, los cuales Frank limpió con delicadeza—. Cuando te sonrojas así te ves mucho más precioso —le dijo antes de dejar un pequeño beso sobre su nariz.

—Creo que me he puesto demasiado sensible esta última semana —mencionó tímido.

—Solo un poquito amor.

Frank observó el reloj junto a la cama, ya se habían retrasado bastante para la escuela, además de que ambos estaban en pijamas aún.

—¿Quieres hacer una locura conmigo mi amor? —le preguntó a Gee, quién apartó los pequeños mechones castaños del rostro de Frank acomodándolos tras sus orejas y dejando sus brazos rodeando su cuello.

—¿Qué cosa?

—Tengamos una cita como novios oficiales esta mañana.

—¿Y la escuela?

—Volvemos el lunes, de todas maneras la salida de hoy es temprano.

Gerard sonrió y asintió, acercándose un poco a besar superficialmente los labios de Frank.

—¿A dónde iremos novio mío?

—Mmmm podemos tomar el metro e ir al Zoológico de Central Park, antes de las diez estaremos allá, luego podemos almorzar algo ¿te gustaría novio hermoso?

—Me encantaría amor —Gerard sonrió un poco antes de volver a acercarse y tomar los labios de Frank con más posesión, saboreandolos con su lengua, dejando que esta se introdujera en él mientras que la de Frank trataba de seguirle el ritmo, moviéndose casi al mismo compás, sus labios marcaron un pequeño chasquido al separarse y se sonrieron cómplices.

—Iré a hacer desayuno mientras te alistas Gee, de pasó le diré a mi mamá.

—Está bien —le dio un sonoro beso en la mejilla y se quitó de encima suyo, yendo hasta el baño feliz con una sonrisa en el rostro.

¡Benditas hormonas! Pensó Frank antes de negar y bajar a la cocina.

Casi media hora después Frank volvió a la recámara con un par de platos y dos vasos de jugo en ambas manos, congelandose en la entrada al ver a Gerard.

Tenía colocados unos moms shorts azul oscuro y una camisa de tiras blanca, su mamá era la culpable de que el pelinegro usara esas camisas ahora, pero también se lo agradecía por que se miraba muchísimo más lindo así, su cabello largo aún goteaba un poco, empero lo que más llamó la atención de Frank fue que Gerard estaba de pie frente al espejo sonriéndole a su vientre de una manera en la que pocas veces lo había visto hacer.

—Frankie ven —chilló al notar la presencia de Frank en la habitación—. Ven a sentir a bebé se está moviendo.

El corazón de Frank se alegró al instante con la noticia, rápidamente colocó las cosas sobre el mueble del televisor y fue junto a Gerard, acercando sus manos temblorosas a él. Gee le tomó la mano derecha y la colocó sobre el lugar donde se sentía el bebé, un poco más abajo de su ombligo pero no sobre la pequeña herida que ya estaba cicatrizando.

—¿Lo sientes? —le preguntó sonriente a Frank.

—Si —le respondió bajito—. Es muy... raro... —le dijo a Gerard antes de reírse, Gee lo miró con ojos achinados fingiendo un puchero pero al final acompañándolo a reír.

—Es raro si pero también muy lindo amor, me siento emocionado, desde que entré a bañarme no ha parado de hacerlo —ambos chicos continuaron sintiendo como bebé se movía, hasta que a Frank se le ocurrió una idea.

Se puso de rodillas frente a Gerard, dándole un beso sonoro en el vientre y poniendo su voz un poco aguda para hablarle al bebé.

—Hola amorcito, mami Gee y papi Frankie estamos muy felices por ti, y queremos que sepas que te amamos con la vida entera, ya queremos que crezcas para que nazcas y podamos tenerte en nuestros brazos bebé, te amamos —abrazó a Gee por la cintura, recostando su mejilla sobre su vientre sintiendo los leves toquecitos.

—Eres el mejor papi Frankie —le dijo Gee una vez Frank estuvo de pie frente a él—. Pero ¿Mami? ¿Yo?

—Si mi amor, eres su mamá porque lo tienes dentro, se esta formando dentro de ti, le estás dando vida, eso te hace ser su mamá.

Esta vez fue el turno de Gerard de reír por las palabras de Frank.

—No tienes remedio Frank Iero, pero supongo que tienes razón, que bebé me llame mami no me molesta —le dijo antes de recibir un beso de Frank en la mejilla—. Comamos, porque tenga una cita con un chico muy guapo y no quiero llegar tarde.

—Oh que coincidencia porque yo invité a salir a mi lindo novio esta mañana.

Se sonrieron cómplices y se sentaron a disfrutar del desayuno que Frank había preparado.

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