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El día viernes amaneció con un clima bastante cálido, era uno de esos días en los que no quieres levantarte de la cama porque está cómoda y calientita, para Frank había sido todo un desafío abandonar su cálido lugar junto a Gerard.

A pesar que en varias ocasiones habían dormido juntos, ninguna de ellas se comparaba con la sensación de confort que les invadía ahora, el hecho de poder darse dulces y tiernos besos hasta quedarse dormidos, susurrandose innumerables "te amo" era simplemente mágico.

En ese par de días también, Frank se había convertido en la almohada personalizada de bebé porque Gee decía que se sentía muy cómodo dormir abrazado a él, con un brazo sobre su torso, aunque quizás solo era una excusa para dormir así.

Con todo aquello, aún les parecía mentira que estuviesen viviendo juntos, construyendo una nueva vida y demostrándose cuánto se amaban.

Frank después de levantarse, se quedó de pie junto a la cama un rato más observando a su Gee que aún dormía, tenía puesta una pijama suya que le quedaba grande y había abrazado a la almohada que minutos antes él estaba ocupando, tenía tantas ganas de ir a acostarse a su lado nuevamente para abrazarlo y oler el dulce aroma de su cabello.

Era tan irreal para él pensar en cómo sus vidas habían cambiado en tan poco tiempo pero estaba feliz porque sin duda, habían cambiado para bien.

Negó despacio con una pequeña sonrisa en su rostro y fue a bañarse, su rutina estaba siendo prácticamente la misma, levantarse temprano, arreglarse y dejarles preparado el desayuno para luego irse a la escuela, era triste ir sin Gerard pero ya solo les faltaba una semana más para que el reposo acabara y pudiesen ir juntos a la escuela.

Una parte de Frank sentía nervios y sabía que Gee estaría en igual o peores condiciones que él cuando despertase, ese día tenían la reunión con la directora a las once de la mañana, que su mamá y Ceci fuesen a estar presentes le daba un poco de tranquilidad pero no quitaba el hecho de que todo podía salir mal y eso sería algo totalmente fuerte para Gee más que para él mismo.

Fuese cuál fuese él resultado había decidido darle una pequeña sorpresa a Gee esa tarde, ya llevaban viviendo juntos un par de días entre besos y constantes te amo, serían papás de un pequeño bebé dentro de poco pero aún no eran una pareja oficial.

Así que después de la escuela iría por unas flores y un pequeño obsequio para él, quería consentirlo y mimarlo tanto, que se sintiera realmente querido por él, lo que no sabía es que Gerard no necesitaba pruebas para comprobar sus sentimientos, con el simple hecho de ver los ojos de Frankie sabía que lo amaba con la misma intensidad.

—Ya me voy Gee bonito —le dijo despacio cerca de la oreja, Gerard se removió en la cama y se acomodó boca arriba viendo a Frank con ojos achinados.

—Te extrañaremos muchísimo.

—Yo también bebé, pero nos veremos en la escuela —Gee hizo una mueca pero asintió—. Todo saldrá bien, ya verás.

—Espero que sí.

—Así será, bueno ahora si me voy, te dejé el desayuno listo.

—Gracias amor.

Frank sonrió ante el apodo y se inclinó a darle un pequeño beso en los labios y otro sobre su vientre.

La rutina siguió su curso Frank fue a la escuela y Gerard bajó a desayunar las tostadas que el ahora castaño le había preparado, miró televisión un rato, un programa de Discovery Home & Heatlh y luego fue a alistarse, a las 10:40 Linda llegó por él y ambos partieron a la reunión, Gerard llevaba en sus manos el sobre con sus exámenes y la epicrisis médica sobre su reposo por lo que le había sucedido.

—Tranquilo Gee, todo estará bien —le dijo Linda antes de entrar a la escuela.

Y aunque al principio tuvo nervios al sentarse frente a la directora comenzado a explicarle los hechos, desde que se había dado cuenta que estaba esperando un bebé hasta la parte triste donde estuvo a punto de perderlo y las razones que lo habían provocado, supo que todo estaría bien con Frank a su lado tomando su mano, diciendo que el bebé era de ambos y que les pedía que les diesen la oportunidad de confiar en ellos y salir adelante.

Los corazones de las tres mujeres en la habitación se derritieron al escuchar y ver las palabras y acciones de los menores, así que después de un breve sermón por parte de la directora, esta le permitió a Gerard continuar con sus estudios bajo la promesa de seguir con sus excelentes calificaciones.

Salieron de la oficina de la directora con sonrisas en sus rostros platicando sobre lo ocurrido, Frank los acompañó hasta la salida del instituto y luego se reincorporó a la clase faltante.

Linda pasó buscando el almuerzo en un restaurante con servicio de pickup, yendo luego a dejar a Gerard a casa ya que tenía que volver a su trabajo. Al llegar Gee fue a cambiarse por algo más cómodo, unos pantalones de algodón y una camisa de tirantes que Linda le había obsequiado el día anterior, esta se amoldaba a su cuerpo, haciendo que su pequeño vientre se apreciara bien, se vio en el espejo y sonrió así mismo mientras acariciaba su vientre, moría de ganas porque su bebé creciera aún más.

Un par de minutos después bajó a la cocina para servir la comida en platos mientras esperaba a Frank.

Al terminar de servir y acomodar los platos en la mesa Frank apareció en el umbral de la puerta de la cocina, con la corbata del uniforme floja y la camisa blanca de fuera.

—Frankie —chilló Gerard yendo hasta él para darle un pequeño beso

—Te ves demasiado hermoso.

—Gracias —respondió con sus mejillas un poco rosas—. Te estábamos esperando, tenemos hambre.

Frank mantenía una mano tras su espalda y la otra en la cintura de Gerard, pero no volvió a decir nada, tan solo se limitó a observar la sonrisa del pelinegro y la forma en la que movía sus labios.

—¿Frankie?

Parpadeo un par de veces al darse cuenta que Gerard ya había tomado su mano y lo estaba arrastrando hacia el comedor.

—Espera Gee, hay algo que tengo que decirte.

—¿Qué pasa?

—Me hubiese gustado hacer esto de una forma más romántica pero estoy desesperado por decírtelo —sonrió nervioso y agachó la mirada al tiempo que sacaba de su espalda un bonito ramo de rosas rosadas y lo colocaba entre ambos.

Gerard llevó sus manos a su boca y sus ojos se cristalizaron al instante, tomó el ramo y aspiró el dulce aroma de las flores.

—Están hermosas Frankie, gracias —se sorprendió aún más cuando volteó a ver a Frank y este yacía con una rodilla apoyada en el piso frente a él.

—Estoy siendo muy cursi —dijo con ese sonrisa tan espléndida que derretía a Gerard—. Pero, ¿Quieres ser mi novio mi Gee?

—Eres un tonto Frankie, esto es perfecto, claro que quiero serlo —le dijo antes de agacharse con cuidado hasta la altura del rostro de Frank y besar sus labios—. Te amo mucho mi amor.

—Me haces la persona más feliz —le respondió Frank, sus frentes permanecían juntas mientras sonrisas cómplices se pintaban en sus rostros—. Te amo muchísimo más cielo.

Frank se incorporó y tomó a Gerard de la cintura con suavidad apegandolo a él y tomando sus labios entre los suyos, en un contacto más profundo y duradero, su lengua acariciaba sus labios mientras Gerard se dejaba hacer recibiendo gustoso las caricias que Frank repartía en él, sus manos estaban rodeando el cuello de Frank pero tan sólo era un beso, una demostración inocente del amor que sentían.

Cuando se separaron sus labios estos estaban rojizos y brillantes, Gerard no se alejó de Frank, vio directo a sus ojos antes de sonreírle y decir algo que desde hace mucho tenía en su interior.

—¿Sabes Frankie? Estoy más que seguro que eres el chico ideal para mi.

El corazón de Frank bombeo con fuerza en su pecho y no pudo hacer más que abrazar a Gerard, sintiéndose más que pleno en esos momentos.

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