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La hora de la comida fue extremadamente agradable, Linda había entablado una amena conversación sobre sus enormes deseos de redecorar el jardín que estaba bastante descuidado y adquirir lirios de distintas especies para ello.

—La señora Stacey conoce a un señor en California que ama cultivar lirios —comentó Gerard—. Es aquel que te gusta Frankie, el que toca la guitarra y tiene muchos tatuajes... —se quedó pensando un momento pero el nombre no le venía a la mente y a Frank tampoco—. Uff cuando lo recuerde se lo digo, pero igual le pediré el número a ella, talvez él podría asesorarla para conseguirlos y darle consejos para el cuido de ellos.

—Sería excelente cielo, por cierto ¿Seguirás trabajando?

—Sip, luego del reposo me reintegrare, al menos hasta poco antes del octavo mes, el doctor dijo que podría hacerlo siempre con el debido cuidado.

—¿Ya le dijiste a la señora Stacey, lo del permiso y lo del bebé?

—Aún no, pensaba llamarla más tarde.

—Yo voy a salir, si quieres puedo pasar por allá y la pongo al tanto, después de todo tengo el resto de la tarde libre —ofreció con una sonrisa.

—Se lo agradecería infinitamente.

—Mamá, también hay otro asunto —interrumpió Frank.

—¿Cuál Frankie?

—La escuela, hay que justificar estos días de ausencia de Gee, además la profesora Cecilia nos conseguiría la cita para hablar con la directora.

—¿Cuándo?

—Pasado mañana.

—Creo que estaré un poco mejor para ir —comentó Gerard.

—Frankie pregunta mañana a que hora será la reunión, yo llevaré a Gee en el auto y de paso los acompañaré, será útil que tengan la compañía de un adulto.

—Eres la mejor madre del mundo ¿sabías? —le dijo Frank antes de levantarse y abrazarla—. Ahora te robaré a Gerard para que descanse mamá.

—Claro, yo recojo esto y luego iré a hacer mis mandados.

—Gracias por todo Linda —dijo Gerard con una sonrisa pintada en sus labios.

—No hay de que amor.

Mientras Linda se encargaba de lavar los platos, Frank ayudó a Gerard a levantarse de la silla y con cuidado se dirigieron a las escaleras para subir a la habitación, una vez al pie de estas Frank pasó su brazo por la cintura de Gerard y lo apegó a él.

—Frankie —le dijo sonriendo al notar sus intenciones—. Puedo subir solo.

—No quiero que hagas fuerzas, la herida es muy reciente.

—Pero es pequeñita.

—Mmm como sea no importa, vamos —pasó su otra mano debajo de sus rodillas y lo cargó estilo nupcial, Gee se abrazó a su cuello y escondió su rostro en la curvatura del mismo, apreciando que el cabello de los laterales de la cabeza de Frank ya estaba bastante crecido y el color rojo ya estaba saliendo.

Al llegar a la habitación Frank empujó la puerta y fue directo a acostar a Gee sobre la cama.

—Iré a darme una ducha y cuando vuelva hablaremos mi Gee ¿Te parece?

—Está bien —Frank le sonrió y se dispuso a ponerse de pie pero la mano de Gee lo detuvo—. Espera Frankie.

Con un sutil movimiento lo jaló hacia él, Frank apoyo sus manos sobre el colchón a cada lado de la caderas de Gerard, quién acunó las mejillas de Frank en sus manos, acercando sus rostros muy despacio, sus respiraciones impactando la una con la otra y sus narices rozandoce.

Gerard tomó la iniciativa, acabó con la distancia y unió sus labios a los de Frank en un beso distinto a los que habían estado compartiendo, entreabrio sus labios y atrapó el inferior de Frank acariciandolo con dulzura, a su vez Frank hacia lo mismo con el labio superior de Gerard, ladeaban sus cabezas alternando los movimientos, disfrutando el contacto tan cercano, sintiendo la calidez que solo los labios de alguien que ama con todo el corazón puede brindar.

Cuando se separaron sus respiraciones estaban un poco agitadas y sus labios rojizos y brillantes producto de sus salivas, Frank le sonrió a Gerard y le dejó un pequeño beso sobre su frente, susurrandole un suave "ya regreso" mientras iba hacia el baño que estaba en su cuarto.

Gee se quedó con una sonrisa tonta en los labios y se dedicó a repartir pequeñas caricias sobre su vientre mientras esperaba que Frank volviera.

Quizás pasó una hora o más, no lo sabía, al parecer se había quedado dormido porque cuando abrió sus ojos vio a Frank acomodado a un lado suyo durmiendo, notó que se había cortado el largo flequillo negro y ¿lo había tinturado de nuevo? ¿Café? ¿Negro? No había mucha iluminación para saberlo.

Se acomodó sobre su costado y con las yemas de sus dedos delineó suavemente el rostro de Frank, sus cejas, sus pómulos, su nariz, sus labios y el arito que tenía en este, Frank era por mucho el muchacho más lindo que había visto en la vida, era tan noble y bueno, gentil y tierno, cariñoso y amoroso, pero sobre todo lo amaba, de la misma forma en la que él lo hacía, quizás si estaban hechos para estar juntos.

Una mano tomando la suya lo hizo volver de sus cavilaciones y darse cuenta que se había quedado pensando durante bastante tiempo.

Se miraron a los ojos, apreciándose entre sí, Frank enlazó sus dedos con los de Gerard.

—Frankie ¿Estás seguro que quieres hacer esto?

—Totalmente Gee —respondió muy serio.

—Tu vida ya no será la misma, bebé será una responsabilidad muy grande, alguien que dependa de nosotros y tú Frankie, sabes la verdad...

—No me importa Gee, me basta con saber que este bebé viene de ti para amarlo con la misma intensidad que te amo a ti, si tu aceptas yo estaré a tu lado hasta el final de mis días sin importar lo que pasé.

—¿Estás seguro Frankie? Somos jóvenes e inexpertos, tú tienes toda tu vida por delante.

—Si no es contigo no quiero nada Gee, tú me gustas, me gustas desde hace mucho y si antes no te dije nada fue porque pensé que no sentías lo mismo por mi, cuando iba a hacerlo, el desgraciado de Bert apareció y parecías entusiasmado, así que no quise entrometerme.

—Yo lo acepté porque quería reprimir de alguna manera mis sentimientos por ti Frankie —las lágrimas se deslizaban por las mejillas de Gerard—. No quería arruinar nuestra amistad.

—No llores mi Gee.

—Enserio ¿quieres estar a mi lado en esto y ser el papá de bebé?

—Estoy más que seguro Gee, ya te lo dije es nuestro bebé, ante los ojos de todos, lo de Bert quedará en el pasado, enterrado, nunca nadie va a saberlo.

—Las personas hablarán, nos van a señalar, cuando mi vientre se note seré el centro de críticas.

—Entonces me tendrás a tu lado, para apoyarte y darte mis fuerzas para que sigamos adelante en contra de todos.

Gerard no pudo responder más, solamente se acurruco en el pecho de Frank, dejando que  sus lágrimas, que ahora eran de felicidad, salieran a la luz, quizás era por su sensibilidad o simplemente por el hecho de sentirse protegido en los brazos de Frank, no tenía dudas que quería tenerlo a su lado para siempre, lo que iba a hacer por su bebé era quizás el acto de amor más grande del que sería testigo en toda la vida.

Frank lo apretó entre sus brazos sintiéndose el tipo más afortunado en el mundo, no importaba lo que viniera, estando juntos todo estaría bien.

Frank tomó la barbilla de Gerard y la alzó hasta que sus miradas colisionaron, le sonrió despacio.

Bienvenidos a mi vida —dijo suavemente antes de tomar sus labios y besarlos con amor.

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