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Los chicos se habían reunido la noche anterior en casa de Gerard para colocar marcas en un calendario y señalar cuantos días tenía el bebé, según las cuentas de Gerard eran dos meses y catorce días, apenas hacía una semana y unos cuantos días atrás que habían descubierto a bebé, a como lo estaban llamando, sin usar "él" o "la" porque no querían ilusionarse aún con que fuese niño o niña, aunque secretamente Gerard deseaba que fuese niña y Frank quería que fuese un niño.
Esa misma noche Frank se quedó en casa de Gerard, con la excusa de que al día siguiente tendrían que ir a la biblioteca a hacer investigaciones sobre su trabajo final en la materia de Lengua y Literatura, no era del todo falso porque ellos ya habían hecho hasta los objetivos e hipótesis pero debían usar pequeñas excusas para estar juntos y no levantar sospechas por parte de sus madres, sin embargo Linda estaba contenta de verlos compartir más tiempo.
Se durmieron cerca de las diez luego de planificar ciertas cosas, como por ejemplo hablar con Ceci el lunes para pedirle orientación sobre que hacer para decirles a las autoridades en la escuela, Gerard le había dicho a Frank que aún no quería decirle a su madre porque tenía miedo, pero que en el momento oportuno lo haría, Frank estuvo de acuerdo.
El sábado por la mañana despertaron temprano, se bañaron, se alistaron y partieron hacia el laboratorio donde le harían los análisis pertinentes a Gerard.
Una vez en el laboratorio pagaron y los hicieron pasar a una pequeña sala donde había una silla y una mesita a la par con los elementos que la enfermera usaría.
—Hola chicos, buenos días, el que se va a hacer el examen por favor que tome asiento, regreso en un momento.
—Tengo miedo Frankie, esa aguja va a atravesar mi piel —susurró Gerard mientras se sentaba en el lugar indicado.
—¿Quieres que te abrace? —le preguntó con el tono dulce que solo usaba para hablarle a él.
—Por favor.
Frank se acercó a él del lado contrario, donde no iba a estorbar a la muchacha, y lo abrazó por el cuello de tal manera que Gerard acomodó su rostro entre su pecho y su abdomen, rodeando con su brazo derecho la cintura de Frank y estirando el izquierdo a la espera de la muchacha, cerró sus ojos e inhaló el aroma de su ropa.
Parecía un acuerdo no verbal el trato que ahora ambos se tenían, no comentaban nada al respecto de las caricias, los abrazos a cada momento, tomarse de la mano e incluso de los besos que Frank dejaba en la frente y cabeza de Gerard, los dos se sentían bien tratándose así y tenían el mismo temor de que en cualquier momento su burbujita se acabase.
La mujer volvió y quedó enternecida al observar la escena de los muchachos, pensó en que cuando ella fue más joven hubiese querido tener a alguien que la apoyase así a enfrentar sus temores.
—Volví —les dijo con una sonrisa mientras se colocaba los guantes—. Esto será rápido.
Buscó los tubos y la aguja, colocó el torniquete en el brazo de Gerard y limpió la piel con algodón y alcohol.
—Ya Gee ya casi está —le susurró Frank al sentir como Gerard lo apretaba con fuerza al tiempo que la aguja se deslizaba por la pálida piel de su brazo.
—Listo, ¿viste que fue rápido?
—Lo sé, pero me dan miedo las agujas.
—Fuiste muy valiente —terminó de colocarle la curita y les dijo que en dos horas podían pasar a buscar los resultados.
Ese tiempo era suficiente para que pudiesen ir en busca de algo para desayunar, los exámenes se debían hacer en ayunas y los estómagos de los dos ya estaban rugiendo de hambre.
—¿Qué quieres comer mi Gee? —sus dedos iban entrelazados mientras caminaban no muy lejos del laboratorio.
—Waffles y café.
—Perfecto, Waffles Boys está muy cerca de aquí.
Encontraron el restaurante, donde un chico los atendió muy amablemente, el lugar era lindo y acogedor, así que no tuvieron problemas en degustar su desayuno con parsimonia mientras esperaban que pasaran las dos horas para volver por los resultados, luego de ello irían a la clínica donde el doctor revisaría a bebé por primera vez.
—Frankie —susurró Gerard mientras esperaban pagar la cuenta—. Recuerdas hace unos meses, cuándo Bert me invitó a salir y te dije que quizás el era mi chico ideal.
Sus palabras descoloracon a Frank, nunca hablaban de Robert y la única vez que tuvieron que referirse a él fue para que Gee le dijese que tendría a su bebé el solo, no entendía porque ahora Gerard le mencionaba eso.
—Si lo recuerdo —aún así, claro que recordaba esas palabras, le habían dolido en el alma.
—Quiero que sepas que él nunca sería ideal para mí —le sonrió mostrando sus pequeños dientes, quizás quería añadir algo más, pero el mesero los interrumpió entregándoles la factura, así que optó por reservar sus palabras para otro momento más adecuado—. Vámonos.
Frank quedó con la duda de que habría querido decir Gerard con aquello, más no hizo preguntas, pero el simple hecho de saber que Bert no significaba nada para Gerard le daba más fuerzas para luchar por ellos, estaba seguro que quería arriesgarlo todo, aunque estaba seguro que no sería nada fácil decírselo directamente a Gerard.
Media hora más tarde ambos estaban sentados en frente al escritorio del doctor Brian, su consultorio estaba decorado con colores rosa y celeste pastel, así como un sin número de cigüeñas con bebés en sus picos, no iban a negarlo, los dos chicos estaban nerviosos por estar ahí.
—¿Gerard Way? —preguntó el doctor mientras tomaba asiento y abría sus hojas para crear el expediente de Gerard, el nombrado sólo levantó su mano, el doctor asintió y procedió a abrir el sobre que contenía los resultados—. Bien, según el examen de sangre tienes casi dos meses y medio de embarazo, tienes los glóbulos rojos un poco bajos lo que podría generar anemia, pero con las pastillas que te mandaré y tu alimentación sana todo estará bien, ahora necesito que usted —señaló a Frank que estaba muy quieto en su lugar poniendo atención a las palabras del médico—. Me diga los datos generales de él mientras el señor Way va a acomodarse en la camilla para revisarlo.
Frank asintió despacio y le indicó al doctor la edad, fecha de nacimiento y demás datos necesarios, mientras Gerard yacía en la camilla con las manos sudorosas.
—Bien, no vamos a realizar ecografía porque el bebé aún es muy pequeño, será hasta la próxima consulta en que lo veremos —el doctor sacó un pequeño aparatito del gavetero que tenía a la par suya—. Sin embargo escucharemos su corazón, ya pasaste la semana doce, así que su corazón ya está formado.
El aparato que el doctor Schechter tenía en sus manos era un doppler, le indicó a Gerard que descubriera su vientre y colocó el puntero debajo del ombligo de Gerard, lo movió varias veces hasta que lo localizó.
Raro.
El sonido era realmente extraño, parecía el golpeteo de un caballo, pero en realidad era el corazón de bebé, que latía con fuerza demostrándole que estaba ahí, dentro suyo.
—Escuchen, es el sonido de su bebé.
Los ojos de Gerard se cristalizaron, le emocionó oír su corazón pero las palabras del doctor fueron las que más le dolieron, él dijo "su" sin duda creía que Frank era el otro padre, y Gerard deseaba con todas las fuerzas de su corazón que así fuese pero no sería tan egoísta para amarrar a Frank al destino que le iba a tocar vivir.
Frank por su parte agachó la mirada, consternado por todo, pero que él haya dicho "su" se sintió tan bien, en verdad quería estar al lado de Gerard y sostener su mano al momento en que la criatura viniera al mundo, por ello se acercó a él, tomó su mano y con la otra limpió las lágrimas que descendían por sus mejillas.
Ninguno de los dos se atrevió a decirle al doctor que el bebé era sólo de Gerard, sólo se dedicaron a escucharlo hablar sobre los cuidados que debía tener y algunos consejos sobre ejercicios de estiramiento y respiración que le harían bien.
—Te quiero —susurró en su oreja, mientras el doctor volvía a su escritorio para esperarlos y darle las indicaciones sobre las medicinas.
—Gracias por estar aquí conmigo.
—Lo estaré siempre Gee —dio un beso en su frente—. Y al lado de bebé también —dijo antes de depositar un suave beso sobre la tela que cubría el aún plano vientre de Gerard.
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