Capítulo 4

—Bien...si los tomamos por el norte quizá tengamos más ventaja de los demonios. —Dijo Lodousiel mientras miraba el mapa de brazos cruzados.

—Hay cierta posibilidad de que retomemos a Mael, y que si toma el mando de nuevo...quizá se lleve a esa demonio consigo —Alegó Tarmiel siguiendo y analizando la ruta que se iba a llevar.

—Así es —Terminó Tarmiel mientras se estiraba y miraba con desinterés el mapa —Es ridículo el hecho de que quiera llevar a esa demonio pero no podemos correr el riesgo.

Elizabeth, quien se encontraba en la puerta callada y escuchando aquella conversación ajena se movió incómoda en el lugar. De pronto una ola de sentimientos negativos la atacaron, ella no sabía que era aquello, pero estaba consciente de que era una egoísta y una niña malcriada. ¿Cómo que una demonio? No quería que se llevarán a Mael y definitivamente tampoco lo deseaba con Meliodas, era como una adolescente que quería todo para ella.

—Meliodas podrá tratar de romper su tonta maldición pero tenemos que ser conscientes de que existe la probabilidad...que por el amor que estuvieron luchando ese demonio y Mael...sea el mismo. —Dijo para finalizar la conversación el arcángel que llevaba actualmente el mando.

Ahí fue cuando los sentimientos de Elizabeth se fueron por la borda, ¿el mismo? ¿Qué clase de tortura era esa? ¿Cómo era que no era ella el amor de esos dos? Iba a colapsar en cualquier momento así que decidió irse como pudo.

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—Nunca soporté verte llorar Aurora —La chica se giró para observar a Estarrossa.

El demonio la miraba con los ojos bien abiertos y una gran sonrisa, ella se recompuso como pudo sólo para devolversela.

—Esto sólo es...... —Comenzó pero fue interrumpida.

—Culpa del imbécil de mi hermano —Completó el menor de los tres hijos del Rey Demonio.

—Meliodas no tiene la culpa de todas mis desgracias Estarrossa —Río por lo bajo.

—Meliodas es todas tus desgracias, que no es lo mismo —Comenzó a caminar para acercarse a ella.

Aurora, la prometida de su hermano, aquella que lo volvía loco, en quién a escondidas pensaba y deseaba. Desde la primera vez que la vió, sin saber por qué, ya presentía que la conocía, que ellos ya se conocían, como si algunos recuerdos hubieran desaparecido de su cabeza.

—Tu hermano pudo haberme traicionado, pero no me arrepiento de nada, porque él me dió felicidad, nos entregamos tanto amor que sólo con recordarlo me viene una sonrisa al rostro —Estarrossa se detuvo a unos centímetros del cuerpo de la demonio.

—Eres demasiado buena y generosa, yo tú ya hubiera asesinado a Meliodas y a esa diosa —Depositó una mano en su mejilla soprendiéndola.

Los ojos violetas de la chica, abiertos de par en par, hicieron que su cabeza doliera un poco, y como si se tratara de una palanca un pequeño flashback inundó sus recuerdos.

Estaba él en un campo de girasoles observando el cielo, hasta que bajó la vista y la silueta de una castaña le llamo la atención.

La chica se encontraba de espaldas, con ambas manos tomadas en su parte trasera, y al sentir que alguien la miraba se giró.

No puedo distinguir su rostro, pero si notó, que en sus labios había una hermosa sonrisa

—Es que ella no es como tú —Meliodas sacó la mano de su hermano del rostro de Aurora.

Ambos se mostraron impresionados al ver al rubio por ahí. La castaña se dobló para observarlo, sus ojos reflejaban enojo y molestia.

—Valla pensé que estarías persiguiendo a tu diosa —Ríe sarcástico Estarrossa provocando la furia del de ojos esmeraldas.

Aurora se encogió de hombros ante el comentario, sentía que tenía el peso del mundo en sus espaldas, y dolía tanto que no podía expresarlo en palabras.

—No me provoques —Casi rompe el brazo del menor, que se retorcía del dolor, pero fue detenido por Aurora, que lo alejó bruscamente.

—Ya detente —Le exigió —No eres nadie para lastimar a tu familia, bastante daño nos has hecho a todos ya.

Jamás podría hacerle daño, eso era una verdad, pero no permitiría que delante de sus ojos se aprovechara de quienes la amaban, eran lo único que le quedaba.

—Aurora, estoy intentando hacer las cosas bien, quiero arreglarlo todo, Por eso estoy aquí —Le responde devolviéndole la mirada acusadora a su ex amante.

—No Meliodas, estás aquí para salvarte a ti mismo y a Elizabeth, no regresaste por ninguno de nosotros, no te importamos. —Le dió con el dedo medio en el pecho —Durante 3000 años tuviste la llave para liberarnos contigo y nunca lo hiciste, porque sólo te preocupas por Elizabeth.

—¡Yo la arrastré conmigo! —La toma de la mano exasperado —Por culpa de mi tonto error ella murió incontables veces y lloró otra miles más. No podía liberarte sabiendo que todo aquello era mi culpa, porque en el fondo sigo siendo débil frente a ti.

—Eres un mentiroso categoría 10 —Frunce la mirada.

—Yo nunca digo nada que no sienta —Le replica de igual modo.

—¿Cuántas veces me dijiste "Te amo"?

—No las suficientes, porque creeme que como te amo no puedo ponerlo en palabras —Estarrossa los interrumpió.

—En ese caso te gustará saber que tu querida Aurora se comprometió con Zeldris hermanito —Soltó una carcajada —Al final lo escogió a él.

—¿Qué? —Meliodas la observó y ella apartó la mirada con desdén.

—No pensabas que me quedaría atada a ti eternamente ¿Verdad? —Dijo indiferente —Tengo derecho a continuar con mi vida.

El rubio no contestó nada, tan sólo le dedicó una mirada amenazante a su hermano, diciéndole que ni se le ocurriera seguirlo. Entonces la tomó de la mano para obligarla a caminar con él.









Palabras del autor:

He aquí el capítulo que prometí hace 3 días, perdón por tArdar (como de costumbre)

Espero que lo hayan disfrutado que es lo más importante.

¿Dudas?....

Lean comiendo palomitas

Se despide:

~Sora~

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