02
—Esque no se como explicártelo Jimin, yo estaba ahí sentado y de la nada mi omega empezó a volverse loco, podía sentirlo dar vueltas y vueltas en mi interior, mi aroma incremento unas mil veces mas, y mi celo, dios mi celo, llego con tantas ganas, llamaba a gritos a mi alfa. —Jungkook sostenía las manos de Jimin mientras le contaba como había sido su primer casi encuentro con su predestinado, sus ojos brillaban como dos luceros en medio de una noche oscura y fría, Jungkook seguía aferrándose a ese nuevo sentimiento que había descubierto... amor. —En fin, espero encontrarlo pronto.
Jimin le regalo una sonrisa a su hermano menor, la décima sonrisa luego de escuchar la misma historia por mas de dos semanas.
Sin embargo no podía decir lo que en verdad quería.
Como podía pedirle que se callara, que guardara esa emoción para él mismo, que no alardeara sobre su predestinado frente a él. Como podría decirle que envidiaba cada una de esas sensaciones que estaba explicando con tanta felicidad y entusiasmo.
Esa sensación que el no podría sentir, por que solo era un beta.
No se atrevía, simplemente no podía decir que le envidiaba.
Y aun así, guardo sus sentimientos, alegrándose por su hermano menor. —Espero que lo encuentres pronto y empiecen una relación. —Murmuro Jimin, apretando la mano de su pequeño hermano menor.
—¿Y tu? Dime Jimin, lo escuche de Namjoon ¿tienes un nuevo crush? —Indagó Jungkook, totalmente intrigado por ese nuevo chico por el que su hermano había estado suspirando desde la graduación.
Jimin negó en silencio, manteniendo una sonrisa en su rostro. —Solo es un chico que vi en la graduación, Namjoon esta exagerando, aunque si... —Jimin desvío su vista, sintiéndose un poco avergonzado al recordar al chico. —Es lindo.
La pantalla de su celular se iluminó con la llegada de un mensaje de texto.
—Contesta, es Namjoon. —Jungkook levanto sus cejas un par de veces, viendo directamente a Jimin. —Creo que ha estado enamorado de ti desde décimo grado.
—No es cierto, somos amigos. —Contesto, mientras leía el mensaje recién recibido. —Me voy, Namjoon me llevara al trabajo.
—Suerte, y piensa en lo que te dije. —Jungkook se despidió de su hermano. —No, no, mi suéter favorito no. ¡jimin! —Chillo al ver a su hermano robarse su suéter.
—Te amo, te compare uno nuevo con mi primer sueldo. —Contesto antes de salir corriendo de la habitación de su hermano.
El aroma a palomitas de maíz recién hechas y a dulces impregnaba el aire en el cine cuando Jimin salía de la pequeña sala que terminaba de limpiar.
—Iré a mi hora de comida. —Aviso tan pronto visualizo a Namjoon, quien se supone es su "jefe" por tener más experiencia.
—45 minutos. —Advirtió con voz fuerte, mientras atendía los visitantes del cines
Jimin asintió y se dirigió hacia el área de comida para disfrutar de su hora de descanso.
Mientras esperaba en la fila para comprar algo para comer, sintió una mirada intensa posada sobre él.
Giró lentamente la cabeza y se encontró con unos penetrantes ojos oscuros que le miraban fijamente desde la distancia.
Era un alfa, alto y con una expresión decidida en su rostro.
Jimin se sintió un poco intimidado por esa mirada, pero también intrigado. Era la primera vez que alguien le observaba de esa manera.
Después de verlo a un poco pudo recordarlo, era Min YoonGi, quien dio el discurso en la graduación.
Jimin sintió un escalofrío recorrer su cuerpo por los ojos curiosos que le observaban, se apenó sin saber cómo reaccionar y decidió marcharse de vuelta al cine.
YoonGi caminaba entre pasos cortos y flojos, era su segunda semana de trabajo en McDonald.
Odiaba el olor a papas fritas, y el horrible aroma empalagoso de los pay de manzana.
Un escalofrío recorrió su cuerpo al recordar el horrible aroma de manzana y canela.
Sin embargo en ese mismo instante, el aroma que había estado añorando volver a sentir se había hecho levemente presente, justo cuando un chico de cabello ligeramente teñido de color azul paso a su lado dirigiéndose a subway.
YoonGi cerró los ojos sintiendo el aroma a moras y vainilla que emanaba de quien se supone es su predestinado, pudo sentir a su lobo ponerse alerta tan solo un segundo después de sentir aquel aroma, que le había hecho perder la cordura algunos días atrás.
Sin duda era el destino.
Ese omega que daba por perdido, había aparecido ahí, justo a su lado.
Mientras su alfa le rasguñaba el interior, tratando de tomar posición de su cuerpo y mente, para ir detrás de aquel chico.
Su parte humana le rogaba mantener la razón, e idealizar un plan.
No podía solo acercarse y marcarlo como suyo, debía presentarse y cortejarlo adecuadamente.
Justo como un caballeroso alfa lo haría.
—Te encontré, encontré a mi predestinado. —Murmuró mientras observo al pequeño chico perderse en la multitud de gente.
Esta vez no dejaría pasar la oportunidad de acercarse a ese chico, no después de notar que trabaja en el cine del centro comercial.
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