Park Jimin un chico de 1.65 metros de altura, cabello teniño ligeramente de azul, ojos marrones, labios carnosos y de un fuerte color rosado, una piel radiante, tersa, blanca, simplemente una piel perfecta, suave.

Un chico lo suficientemente atractivo,  como para llamarlo su omega.

Si solo fuese uno.

En mundo donde los Alfas y Omegas eran quienes gobernaban, él tenía que ser la especie más baja e insignificante.

Un simple e inutil beta.

En sus 17 años de vida solo había envidiado una cosa y esa era el fascinante aroma de su hermano menor, moras y vainilla, lo suficientemente fuerte y atractivo para que un beta lo identificara, y lo suficientemente opacador para mantenerlo a él escondido en las esquinas de su propia casa cuando su familia alaga el aroma de su hermano y el es ignorado.

Ignorado por no tener esencia propia.

Tal vez por esa razón le gustaba robarle la ropa a su hermano, así podría llamar aunque sea un poco la atencion.

Ya sea de algún alfa o de su propia familia.

Su arruinada familia, que le robó la oportunidad de ir a la universidad, cuando su padre quebró luego de ser estafado por sus socios.

Así que Justo saliendo de su graduación buscaría un trabajo, ahorraría, se iría a vivir a Seúl y viviría su vida universitaria a cómo diera costo.

—Solo un año. —Se aseguro a si mismo, peinando su cabello rebelde. —Solo un año e iré a la universidad a estudiar danza. —Repitió, sentía que si dejaba de decirlo en voz alta, se le olvidarían sus sueños.

Jimin observo la toga de su graduación, mientras se vestía con una camisa de su hermano menor, y sus propios pantalones y ropa interior.

Cuando se dirigía a la salida de su habitación observó la camisa sucia de su hermano, y descuidó restregársela en su cuello, el aroma era increíblemente embriagador.

Era como ponerse perfume.

Restregó la camisa en su cuello, hasta que logro dejar un ligero aroma a omega.

O mas bien, a su hermano menor.

Jimin corrio escaleras abajo, mientras gritaba para llamar la atención de su familia. —¡Mamá, papá estoy listo!

El terminar el recorrido por las escaleras visualizo a su padre quien sostenia una camara, su hermano menor un ramo de rosas, y su madre, se acerco a él, acomodando su corbata.

—Jimin, ya eres un graduado. —Hablo su hermano menor entregandole el ramo de rosas.

—En un año tambien serás un graduado Jungkook. —Respondio Jimin, aceptando las rosas.

Su padre tomo algunas fotos antes de salir de casa, rumbo al auditorio donde seria la graduacion de su hijo mayor.

Jimin se bajo del auto, no sin antes hechar un vistazo a su familia. 

Camino por el auditorio hasta llegar con sus compañeros de clase, observo a todos y cada uno de ellos, desde el idiota que solo le copiaba la tarea, hasta su mejor amigo NamJoon, quien lo acogió tan pronto llegó a su lado.

—¿Enserio no iras a la universidad? —Preguntó por décima vez en la semana, mientras hacia un puchero con sus labios. —Crei que haciamos todo juntos.

—Solo un año, un año y prometo alcanzarte en Seul~...

—Pero un año, en un año pasan muchas cosas, podrias casarte, o quiza solo cambiar de opinión sobre los estudios. —Interrumpió mientras intentaba convencerlo una vez mas de ir a la universidad y empezar juntos su vida universitaria.

—Namjoon, solo me quedare en casa, buscare un empleo, uno muy bueno y prometo encontramos en Seul y vivir la vida universitaria juntos.

—Insisto en un año pasan muchas cosas. —Bufo una ultima vez, antes de tomar asiento, junto a sus otros compañeros de clase.

Jimin le restó importancia, sentándose a lado de su amigo, sin saber que 6 filas detrás de él, yacía quien sería su primer amor.

Un chico algo pálido, parecía estar volviéndose loco, moviendo su pierna sin descanso dando pequeños golpes al piso en un intento de poder controlar a su lobo.

—Por lo que mas quieras YoonGi, siéntate ya, nunca vienes a clases, y cuando vienes haces un escándalo, es la graduación, deja de ser un tonto y guarda silencio. —Aquel chico parecía estar regañando al escandaloso, que se estaba llevando algunas miradas de los presentes.

—Hueles, hueles eso SeokJin, huele al amor de mi vida. —Respondió YoonGi, quien cerro sus ojos intentando agudizar su olfato, sin embargo no lograba encontrar al dueño de tal aroma, al omega que estaba enloqueciendo a su lobo.

Al dueño de tal aroma.

El olor era débil al frente, pero a su derecha se  intensificaba, no lograba descifrar de quien provenía tal aroma.

YoonGi acerco su rostro lo mas que pudo al oído de su mejor amigo, hasta lograr susurrarle—Mi predestinado esta cerca.

—¿Jungkook que pasa? —Susurro la madre del chico justo cuando sintió el aroma de su hijo pequeño intensificarse.

—Creo que mi celo se esta adelantando. —Murmuro a la vez que encajaba sus uñas en sus piernas, intentando controlar a su lobo, quien parecía enloquecer.

—SeokJin, no puedo controlarme, mi alfa esta enloqueciendo. —Murmuró de nueva cuenta YoonGi.

—Mamá mi omega esta, esta ¿emocionado? —Explico Jungkook. —Es como si mi predestinado estuviera cerca.

—Promételo una vez más. —Rogó NamJoon, en apenas un susurro. —Promete que si irás a la universidad.

—Lo único que puede detenerme para no ir a la universidad es morir, o enamorarme. —Respondio de igual forma en un susurro, mientras escuchaba el aburrido discurso del director. —Y creo que ninguna de las dos va a sucederme.

Recordar todos los rechazos que había tenido le quitaron las ganas de volver a intentarlo.

—Jimin eres el chico más inocente que caerás ante cualquier idiota que te hable bonito.

"Con ustedes nuestro alumno destacado de la generación 2020-2023"

La profesora de ambos se acercó lo suficiente hasta lograr incomodarlos.

Ambos chicos asintieron, recibiendo la indirecta de su maestra, y pusieron total atencion en el director y al alumno destacado.

Después de una aburrida despedida por parte del director un joven chico tomó el micrófono, carraspeó su garganta antes de hablar.

—Soy Min YoonGi, y daré el discurso de despedida. Será corto ya que nadie me pondría atencion. —Explico aquel chico, que no dejaba ver en todas direcciones del auditorio.

Las risas estallaron en el auditorio, tras lo que parecía ser un mal chiste.

Y la mirada de ese alfa solo fue capaz de concentrarse al ver al peliazul Justo en el centro de la tercera fila.