3
Raro.
Raro era exactamente al palabra de describía este momento. ¿Cómo la compañía puede cambiar tanto el tiempo? Es decir, hoy mismo, en la mañana, este maldito ascensor me pareció la cosa más rápida del mundo, pero ahora creo que es peor que una tortuga.
Harry está a mi lado con las manos en los bolsillos y la cabeza con los ojos cerrados apoyada en el espejo de atrás. Abre los ojos bruscamente cuando el ascensor da un saltito al llegar al destino. Se abre en una planeta subterránea y logro divisar apenas un auto. No se mucho de ellos, pero cualquiera, incluso yo, se da cuenta de que es carísimo. Harry lo abre y sube en su asiento, hago lo mismo y cierro con delicadeza. Cuando el hace manchar el motor. Pero antes de avanzar se voltea hacia mi. Me miró automáticamente para qué tengo pero su voz me interrumpe.
-Ponte el cinturón, no quiero hacer morir a alguien joven. -dice con su voz ronca y marcado acento británico.
Lo miro unos segundos y hago lo que el me dice. El aprieta el acelerador y salimos del estacionamiento a una noche completamente iluminada.
-¿Cuántos años tienes tu? -pregunto al quedarme la palabra "joven" en mi cabeza.
-Tengo 21 -responde secamente. Frunzo el ceño y el lo nota, ladea la cabeza mientras da vueltas el volante. Tiene un reloj muy bonito en la muñeca. -¿Qué?
-Tengo solo un año menos que tu y así soy mas joven según tu -meneó la cabeza. -Es decir, prácticamente, es lo mismo.
-Pero no lo es -me corta. Rodeo los ojos mientras se detiene en un semáforo en rojo. -No lo sé, creo que el hecho de trabajar para mi padre desde que salí del instituto ha hecho que me sienta mas viejo o algo.
-¿Llevas trabajando cuatro años ahí? -pregunto y el asiente sin mirarme. Sonrío a lo que él dice sin palabras y miro hacia adelante.
-Por cierto, ¿dónde estás viviendo? -pregunta de repente.
-Oh, cierto... Está por aquí... -digo metiendo mano en mi bolso. La verdad es que no sé compro uno tan grande porque cada vez me voy agregando mas cosas inútiles. Cuando encuentro el papel con la dirección, se lo entrego.
Harry lo mira con determinación y me lo devuelve. Gira en una calle a mitad en la que vamos y nos encontramos entre dos edificios estrechos. Lo miro por el rabillo del ojos para que no se de cuenta de que lo hago. Su perfil es casi perfecto y tiene pestañas largas que se ven súper por las luces de la ciudad. Sus labios delgados pero no tengo como para que no se vean. Sus manos están puestas contra el volante firmemente y al rededor de los anillos, su piel se vuelve un poco mas blanca. Al rato después, se detiene y se vuelve para mirarme y me mira de arriba hacia abajo.
Aparto la mirada.
-Listo -dice él.
-Muchas gracias de verdad, no tenias por qué y... -me cuelgo el bolso a mi hombro y abro la puerta. -Buenas noches.
-Buenas noches, Gigi -dice y salgo a la calle.
El aire anhelado me golpea fuertemente y hace que me abrace. Cruzo la calle para llegar a el umbral del edificio y meto otra vez la mano en mi bolso para sacar las llaves cuando escucho mi nombre. Me volteo y veo a Harry hacer señas. Cruzo corriendo y me inclino hacia su ventana.
-¿Si? -pregunto pasando un mechón de mi pelo rubio tras mi oreja.
-Te ha quedado tu... Ah... Esto -tartamudea al levantar mi portafolios lleno de fotos. Abro la boca como un plato y lo tomo.
-Mierda, soy una estúpida, cuánto lo siento. -digo mirando el suelo.
-No te preocupes -murmura el mirándome. Lo miro y el aparta la mirada y la cambia a su frente, menea la cabeza y sonríe unos segundos.
Y se va.
Si hoy creí que la sonrisa de aquel taxista era la sonrisa mas tierna que había visto, me he equivocado. El tienes la mas hermosa.
-Dios, Arthur. -digo bajando por las escaleras. Arthur está barriendo el último escalón del piso 3. -Por fin te encuentro...
-¿Qué pasa, señorita Hadid? ¿No he limpiado bien? -pregunta dejando de lado la escoba y me mira. Tiene el traje un poco sucio pero no se nota.
-¿Qué? No, nada de eso. Solo quería preguntarte si sabias donde puedo tomar desayuno por aquí cerca...
-Claro, puedes tomar un taxi hacia el este, y a unos 10 minutos hay uno de esos cafés donde todo el mundo va.
-¿Starbucks? -preguntó cruzando los dedos en mi mente. Amo ese café con toda mi vida. Y si es dice que está a 10 minutos de aquí, quizás coincida con mi trabajo. Sería perfecto.
-¿Ese es el que tiene como verde en el logo? -pregunta alzando una ceja. Yo sonrió ampliamente y lo abrazo.
-Ese mismo. Muchas gracias, Arthur. -bajo corriendo las escaleras y pego un grito. -¡Nos vemos!
Salgo a la calle y el ruido interminable de Nueva York me golpea en la cara. Me dijo en una señora de unos cuarenta años que lanza un silbido y un taxi se detiene justo en frente de ella. No voy a hacer eso, jamás. Así que me conformo con posicionarme en la orilla de la vereda y esperar que aparezca uno. De inmediato, veo uno llegar y alzo la mano. Este se detiene y abro la puerta.
-Hola. -musito.
-Hola.
Apoyo la frente en la ventana y veo las calles pasar. Tiendas y tiendas pasan frente a mi y algunas jamás las había visto antes. Veo parejas tomadas de la mano o besándose detrás de un paradero. Sonrió al pensar en yo algunas vez estaré así. Ojalá. Solo he tenido un novio en toda mi vida y eso fue a los dieciséis. Me dejó por una zorra cuando se graduó ese mismo años.
El letrero de Starbucks me hace regresar a la realidad.
-Aquí por favor. -le digo al chofer y me inclino al asiento delantero. Le pago lo que el me dice y me bajo de inmediato.
Mis zapatos de taco alto rosados combinan con el vestido suelto blanco que traigo hoy. Me he dejado mi cabello rubio suelto y me he puesto un lápiz labial claro. La campaña de la puerta suena cuando entro sin embargo, nadie se voltea a verme. Me pongo en la fila y hago el pedido. Le digo al chico de la caja que mi nombre es Gigi. Me voy a una mesa de el fondo y espero.
Reviso mi instagram y veo que no he subido una foto en una semana. Jamás había durado tanto sin subir alguna. Normalmente, subí cada cinco días o algo así. Preparo la cámara para poder sacarle una a mi vaso.
-¿Gigi?
Miró hacia el mostrador para ver al chico que debería darme mi café pero el está mirando hacia a mi lado. Me doy la vuelta y miro hacia allí. Harry está frente a mi con una bandeja con cuatro cafés y uno en otra mano. Me extiende ese y apenas puedo musitar un "gracias".
-He comprado uno y el chico estaba escribiendo en un vaso "Gigi" obviamente reaccione que eras tu porque es el nombre mas raro del mundo. -dice el. Hoy viste una camina blanca y unos jeans apretados negros. Unos botines café claros están es sus pies y su pelo está revuelto pero ordenado. -Así que te lo he traído.
-Gracias, no tenias que hacerlo... -tomo el vaso en mis manos y lo paso de un lado a el otro. -Justo iba hacia la editorial, ¿Tu?
-De hecho, vengo de allá. Me he ofrecido a traer unos cuantos para los demás.
-Que amable. -el se encoge de hombros y yo me levanto. El se da cuenta de que me levanté y eme pizza a caminar hacia la puerta. -oh, espera. -digo recordando la foto. Dejo el vaso en la mesa y aprieto el botón redondo. Llego a su lado y Harry está repitiendo una sonrisa. -¿Qué?
-Sabia que eras de esas chicas. -comenta abriendo la puerta y caminado en la calle.
-¿Qué tipo de chica? -pregunto volteándome hacia el.
-El tipo que le saca fotos a su café. -responde alzando una ceja.
-Solo es una foto y ya -digo al alcanzando su paso. -No es para tanto.
-Pero es una foto a tu café. En Starbucks. -sigue el mirándome. Me encojo de hombros y doblo para entrar a el edificio de la editorial.
Subimos el ascensor en silencio mientras reviso mi celular. Las notificaciones comienzan. A llegar y Harry menea la cabeza al ver que eras por la foto. Creí ver una sonrisa pero creo que eso no fue.
-¿Debería terminar el trabajo de ayer? -pregunto al salir del ascensor. Harry abre la puerta con la mano con la que no tiene los cafés y asiente con la cabeza. -muy bien, ya voy.
Al pasar por los cubículos algunos me sonríen y veo a Lia en uno de ellos. Al verme sale rápidamente y sonríe tímidamente al pasar por mi lado.
-Wow -musita Harry volteando hacia ella. -aquí está el tuyo. He olvidado echarle azúcar pero puedes tomar el mío si quieres.
-No, de todos modos, quería dejarla, gracias de todas maneras -responde mirando sus ojos y tomando el vaso. Harry mira sus ojos durante todo el proceso y sigue con las cejas alzadas. La chica se aleja con su melena rubia hasta su escritorio. Harry se voltea entonces me doy cuenta de que aún estoy detenida en medio del pasillo. Inspiro y camino lo más rápido que puedo hacia mi cubículo. Prendo la computadora y abro el archivo de ayer.
Harry está trabajando en el cubículo del frente y golpea el piso con su zapato mientras escucha música a través de los auriculares. Levanta la vista al notar que lo miro y yo no puedo aparta la mía. Sus ojos son tan intimidantes que me obligan a no hacerlo. Pero la chica rubia aparece en el momento indicado.
-Bueno, Gigi. El señor Styles ha llegado y quiere verte ya. -dice aplaudiendo sobre su pecho. Debe estar emocionada porque está dando pequeños saltitos. –Ven conmigo.
Me levanto y Harry me sigue con la mirada al hacerlo. Su ceja está enarcada como siempre pero ahora hay algo mas: Interés. Camino junto a la rubia y llego hasta la puerta de madera donde ella golpea. Se oye una voz dentro y entramos. En el medio hay un hombre de unos 50 años, con ojos verdes iguales a los de Harry pero bien peinado. Lleva un traje gris junto a una corbata negra y está sonriendo ampliamente.
-Pero qué honor es conocerte, Gigi –dice acercándose a mi. Estrecha su mano contra la mía y la suelta al tiempo después. No es tan esquivo como su hijo. –Lia me ha contado que ya haz empezado a trabajar y no pude evitar tomar el primer vuelo para poder ayudarte y aconsejarte.
-El honor el mío, señor Styles. Debo decir que hasta ahora el trabajo se me está dando muy bien o al menos eso creo. –añado con una risa. –Estoy bien.
-Me alegro mucho, ya te dije que mi hijo se toma muy en serio su trabajo. –se acerca a mi e inclina la cabeza, como si me fuera a contar un secreto, pero en voz alta. –En especial cuando le digo qué hacer.
Sonrío pero un ruido a mis espaldas hace que me sobresalte y voltee de inmediato. Harry está apoyado, como siempre en el umbral de la puerta y tiene una media sonrisa.
Dios mío.
-Y...¿Qué es lo que tengo que hacer, papá? -pregunta mirándolo desafiante. Su padre se tensa de inmediato al escucharlo y cierra los puños. Esto no terminará bien.
Woooooooooow jajajja, aquí está el tercer capítulo de muchos mas, por favor, voten y comenten y hagan su magia, love u <3
Monse
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top