xxxvi. Dioses de kansas

capítulo treinta y seis: dioses de kansas.
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A FIONA LE IRRITÓ QUE apenas ayer, su campamento había sido atacado por el barco en el que estaba parada. Parecía que había sido hace semanas y, sin embargo, aquí estaba ella, apoyada contra el costado del buque y mirando hacia el horizonte.

Ya extrañaba su hogar. Echaba de menos la sensación de su propia cama en los barracones, La comida en el foro. Juegos de guerra. Diablos, incluso extrañaba insultar a Larry y Octavian, y eso ya era decir algo. Extrañaba a su madre y extrañaba los días que le asignaban el deber de cuidar de Hannibal. Fiona esperaba que una vez que todo esto terminara, tuviera un hogar al que regresar, uno en el que no se avergonzaría de "traicionar" su confianza.

Sintió un brazo deslizarse alrededor de sus hombros. Al oler la sal marina, Fiona supo de inmediato que era Percy.

―Hey.―la saludó, y Fiona le dedicó una sonrisa cansada. Ya no vestía una polera del campamento Júpiter, sino una naranja muy parecida a la que había llegado, excepto que esta no estaba hecha jirones.

Fiona arqueó una ceja y sus dedos tiraron de la tela, curiosa.―Tienes un pegaso en tu polera.―decidió decir.

Percy puso los ojos en blanco.―Y buenos días a ti también.

―Y estás de mejor humor.―sonrió, feliz. Fiona sabía que era por la polera naranja y trató de no sentir esa molesta punzada de celos. Una vez que todo termine, ¿era un adiós? ¿Fiona nunca lo volvería a ver? Se sentía estúpida por enfadarse por eso, pero lo estaba. A veces, conoces personas en tu vida y simplemente haces clic. Percy no solo era su novio, también era un buen amigo, uno de los amigos más rápidos que Fiona había hecho, y se encontró aferrándose a eso. Eso lo hacía especial y muy importante para ella, porque confiaba en él, se llevaba bien con él y se sentía a gusto mucho más rápido que cualquier otra amistad que hubiera hecho.

Fiona le rodeó la cintura con los brazos y apoyó la cabeza en su pecho. Percy le devolvió el abrazo, sorprendido por el afecto repentino.―No estoy seguro de si estás tratando de matarme o...

―Cállate, bíceps de percebe.―le dijo y Percy rio entre dientes. Este idiota, Fiona pensó para sí misma.

Los dos se levantaron bastante temprano, y las únicas personas alrededor hasta ahora era Leo en el mástil. Entonces, a Fiona le pareció bastante bien ponerse de ponerse de puntillas y capturar suavemente los labios de Percy en los suyos. Fue un beso corto, nada más, pero parecía que Percy acababa de ganar la lotería. Idiota.

Se quedaron allí un rato, esperando a que los demás subieran a la cubierta. Percy con su brazo alrededor de la pequeña figura de Fiona y ella inclinándose hacia su toque mientras estaban de pie junto a la barandilla. Cuando vio a Annabeth subir los escalones con Sam detrás de ella, silbando como una melodía que sonaba como AC/DC pero con margaritas en lugar de una guitarra eléctrica pesada. Fiona se tensó, su mirada fija en él mientras se acercaban. Estaba segura de que Percy se dio cuenta, porque él solo la acercó a su lado, pero no dijo nada al respecto. En cambio, saludó:

―Hola, chica sabía.―sus ojos verdes se posaron en Sam momentáneamente.―¿Qué pasa?

―Estoy cansada.―murmuró la hija de Atenea, rompiendo la tostada que había llevado con ella.―Y tengo una sombra que simplemente me sigue a todas partes.

Sam frunció el ceño a su hermana mayor.―¡Estoy tratando de ser útil, como dijiste!

Annabeth suspiró y cerró los ojos.―Mira, Percy, quería preguntarte, bueno, Sam quería preguntarte.―Sam evitó el contacto visual y simplemente arrastró los pies sobre la cubierta.―Si le darías algunas lecciones de espada. Le dije que si se queda en este buque, tiene que saber defenderse.

Percy se enderezó, pero mantuvo su brazo alrededor de los hombros de Fiona.―Claro.―miró a Sam.―¿Qué es lo que ya sabes, Sam?

―Solo lo básico.―murmuró Sam.―Pero puedo desarmar a Katie Gardiner, así que eso es todo.

―Ella te dejó desarmarla, Sammy Dandy.―se escuchó la voz de Piper de la nada, y se unió al grupo. Percy le dirigió una sonrisa a modo de saludo, lo que pareció sorprenderla.

Todo el mundo llegó después de eso, por lo que Annabeth comenzó un rápido arrebato de la rosquilla de Piper de sus dedos, dando un mordisco.―¡Entonces! Aquí estamos. ¿Cuál es el plan?

―Quiero comprobar la carretera.―dijo Piper. Se veía muy bonita esta mañana, se había recogido el cabello en una trenza desordenada. Fiona ni siquiera se cepilló el pelo esta mañana. Llevó los dedos a sus rizos y, cuando corrió sus dedos a través de ellos, inmediatamente se enredaron en nudos y tuvo que esforzarse para sacar los dedos. Sí, definitivamente no se cepilló el cabello. (Echaba de menos su plancha).―Encuentra el letrero que dice Topeka 32.

Leo hizo girar su controlador de Wii como un Nunchaku. Fiona no estaba segura de cómo se sentía acerca de que los mástiles y el barco estuvieran controlados por un pequeño controlador de juego rectangular blanco con un apoyo para el pulgar.

―No deberíamos estar lejos.―dijo.―Festus y yo calculamos el aterrizaje lo mejor que pudimos. ¿Qué esperas encontrar en el marcador de la milla.

Piper explicó sus visiones del cuchillo. Fiona no era tonta, sabía que estaba ocultando información, pero no preguntó nada. Cuando terminó, Fiona se cruzó de brazos y dijo:―Suena como Baco.

Piper frunció el ceño y Percy deslizó una mano en el bolsillo de sus pantalones.―Dionisio.―murmuró, amargado.―Si viniéramos hasta Kansas para ver al señor D――

―Baco no es tan malo.―dijo Jason.―No me gustan mucho sus seguidores...―(ah... sí... ellos...).―Pero el dios mismo está bien. Le hice un favor una vez en el país del vino.

Percy parecía horrorizado. Fiona negó con la cabeza, pero ocultó su sonrisa.―Lo que sea, hombre. Tal vez sea mejor del lado romano. Pero, ¿por qué andaría por Kansas? Zeus no ordenó a los dioses que cesaran todo contacto con los mortales.

Frank gruñó,. Decidió usar un chándal azul esta mañana, y Fiona pensó que parecía que estaba a punto de salir a correr entre los girasoles.―Los dioses no han sido muy buenos siguiendo esa orden.―señaló.―Y además, si los dioses se han vuelto esquizofrénicos como dijo Hazel――

―Y Leo.―agregó Leo.

Frank le frunció el ceño.―Entonces, ¿Quién sabe qué está pasando con los atletas olímpicos? Podría haber cosas bastante malas por ahí.

―¡Suena peligroso!―asintió Leo alegremente.―Bueno... diviértanse chicos. Tengo que terminar las reparaciones en el casco. El entrenador Hedge va a trabajar en las ballestas rotas. Y... uh... Annabeth, realmente me vendría bien tu ayuda. Eres la única persona que incluso entiende la ingeniería. ¡Y tu hermano, Sammy! Síganme.

Annabeth miró con aire de disculpa a Percy.―Tiene razón. Debería quedarme y ayudar.

Percy se encogió de hombros y tiró de ella en un amistoso abrazo lateral.―Volveré, lo prometo.

Fiona frunció los labios. No, no, no...

Frank se quitó el arco del hombro y lo apoyó contra la barandilla.―Creo que debería convertirme en un cuervo o algo así y volar, estar atento a las águilas.

―¿Por qué un cuervo?―preguntó Leo.―Hombre, si puedes convertirte en un dragón, ¿por qué no te conviertes en un dragón cada vez? Es lo mejor.

Frank siguió frunciéndole el ceño. Fiona se mordió el labio inferior, notando la tensión entre los dos.―Es como preguntar por qué no levantas tu peso máximo cada vez que levantas pesas. Porque es difícil y te lastimarías. Convertirte en un dragón no es fácil.

―Oh. No lo sabría. No levanto pesas.

―Si, bueno, tal vez deberías considerarlo, Sr――

Hazel rápidamente se interpuso entre ellos.―Te ayudaré, Frank.―dijo, lanzando una mirada a Leo.―Puedo convocar a Arion y explorar los alrededores.

―Claro.―murmuró Frank, todavía frunciendo el ceño.―Si, gracias.

Fiona compartió una mirada inquietante con Percy y Annabeth. Se dio cuenta de que tanto Leo como Frank estaban tratando de presumir ante Hazel, lo que debe ser confuso para ella, considerando que ya había tenido un pasado con Sammy, quien se parecía exactamente a Leo. Y Frank debía estar intimidado... y era un problema que no necesitaban en este momento.

Hazel se volvió hacia Percy y Fiona.―Tengan cuidado cuando salgan. Muchos campos, muchas cosechas. Podrían haber karpoi sueltos.

Piper parpadeó.―¿Karpoi?

―Espíritus de cereales.―explicó Fiona.

Hazel asintió.―Si. Y no quieren conocerlos.

―Eso nos deja a cuatro de nosotros para revisar el marcador de milla.―dijo Percy.―Yo, Fiona, Jason y Piper. No estoy emocionado por volver a ver al Sr. D. Ese tipo es un dolor. Pero Jason, si estás en mejores términos con él...

―Si.―dijo el Superman rubio.―Si lo encontramos, hablaré con él. Piper, es tu visión. Deberías tomar la iniciativa.

Piper parecía preocupada, pero aún así respiró hondo y dijo:―Por supuesto. Busquemos la carretera.








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―Voy a golpearlo cuando regresemos.―declaró Fiona mientras caminaban penosamente a través de media milla de campos calientes. Leo había dicho que estaban cerca, y no estaban cerca. Los mosquitos la picaban y la golpeaban en la cara con girasoles ásperos. Fiona no estaba de humor para esto.

Esto es para ayudarnos a encontrar a Nico, se recordó. Baco nos ayudará a encontrar a Nico.

Finalmente, llegaron a la carretera. Un viejo cartel de Bubba's Gas 'n' Grub decía que estaban a cuarenta millas de la primera salida de Topeka.

Percy tocó el hombro de Fiona.―Uh, corrige mis cálculos.―dijo.―Pero, ¿eso no significa que tenemos que caminar ocho millas?

(¡Oh, Leo va a tener una conversación severa cuando Fiona regrese! ¡Y un golpe en la cabeza!)

Jason miró a ambos lados de la carretera desierta. Se veía mucho mejor hoy; su color había vuelto a la normalidad, la cicatriz en su cabeza casi había desaparecido... como el viejo Jason normal.―Nada de autos...―murmuró.―Pero supongo que no querríamos hacer autostop.

―No.―estuvo de acuerdo Piper, sonando nerviosa.―Ya hemos pasado demasiado tiempo volando. La tierra es territorio de Gea.

―Hmmm...―Jason chasqueó los dedos.―Puedo llamar a un amigo para que nos lleve.

Las cejas de Percy se dispararon.―¿Oh, si? Yo también. Veamos el amigo de quién llega primero.

Piper se pellizcó el puente de la nariz.―Chicos, no necesitamos hacer esto ahora――

―Apuesto a que el de Percy llegará más rápido.―incitó Fiona, y Piper le dirigió una mirada exasperada. ¡Ey! Fiona es la nieta de la diosa de la victoria! ¡Le encantan las competiciones! Percy le dio a Jason una mirada de suficiencia como si dijera: ja, toma eso.

Jason solo silbó, mientras que Percy cerraba los ojos y se concentraba. Fiona admitiría que aprovechó la oportunidad para admirarlo cuando él no podía ver. Su cabello era de ondas oscuras; y soplaban en la suave brisa, y era como si Fiona estuviera de pie frente a un océano. Como de costumbre, el cálido resplandor del sol convirtió su piel bronceada en bronce... era tan guapo. Dioses, Fiona tuvo suerte.

El trueno crujió en el cielo despejado. Jason sonrió.―Pronto.

―Demasiado tarde.―señaló Percy al este, donde una forma alada negra se dirigía en espiral  hacia ellos. Al principio, Fiona pensó que era Frank en su forma de cuervo, pero eso era una estupidez. Sabía que Percy tenía un pegaso llamado Blackjack. Simplemente nunca lo había conocido hasta ahora.

El semental alado vino a aterrizar. Trotó hacia Percy y le acarició la cara, luego giró la cabeza con curiosidad hacia Fiona, Piper y Jason. Cuando sus ojos se posaron en Fiona, le dio a su dueño una mirada nerviosa y Percy se apresuró a tranquilizarlo con una mano en su costado.

―Está bien.―le dijo al pegaso.―Esta es Fiona, y ellos son Piper y Jason. Son amigos.

El caballo relinchó.

―Uh, tal vez más tarde.―respondió Percy.

Fiona arqueó una ceja divertida. Se acercó al semental y con cuidado le tendió la mano. Hubieron algunas dudas, pero Blackjack la dejó acariciar su nariz, incluso si era una hija de Plutón y no la mejor entre los seres vivos.

―¿Qué dijo él?―le preguntó a Percy.

―Él quiere donas.―dijo.―Siempre donas. Él puede llevarnos a los cuatro si...

El aire se volvió frío. A Fiona se le destaparon los oídos. A unos cincuenta metros de distancia, un ciclón en miniatura de tres pisos de altura atravesó las copas de los girasoles. Aterrizó en el camino junto a Jason y tomó la forma de un caballo, un corcel brumoso con un rayo parpadeando a través de su cuerpo.

―Tempestad.―saludó Jason, con una amplia sonrisa.―Cuánto tiempo, mi amigo.

Los ojos de Fiona se abrieron.―Espera, ¿es un espíritu de viento?

El espíritu de la tormenta se encabritó y relinchó. Blackjack retrocedió nerviosamente.

―Tranquilo, chico.―lo calmó Percy.―Él también es un amigo.―le dio a Jason una mirada impresionada.―Lindo transporte, Grace.

―¿Lindo transporte?―Fiona se burló.―¡Es increíble! ¿Puedes controlar espíritus de la tormenta? ¿Desde cuando? ¡Podríamos haberlo necesitado en el 2008!

Jason le dirigió una mirada tímida como si dijera: ¿perdón? Mientras Percy se volvió hacia ella como si hubiera traicionado toda su confianza. Fiona rodó los ojos y palmeó el pecho de su novio, diciendo: supéralo, idiota.

―Me hice amigo de él durante nuestra pelea en la casa de lobo.―se encogió de hombros Jason.―Es un espíritu libre, literalmente, pero de vez en cuando accede a ayudarme.

Percy y Jason se montaron en sus respectivos caballos. Como Fiona estaba segura de que Piper querría viajar con su novio, tomó la mano de Percy y subió a bordo. Acomodándose detrás de él, Fiona pensó un segundo antes de decidir deslizar sus brazos alrededor de su cintura. Tan pronto como lo hizo, Percy chasqueó la lengua y Blackjack se elevó en el aire. Fiona jadeó un poco, no esperaba la sacudida, pero una vez que todo se calmó, no pudo evitar admirar la vista y la forma en que los músculos de Blackjack se tensaron con cada aleteo de sus majestuosas alas. Solo Reyna tenía un pegaso en el campamento, por lo que esta era la primera vez que Fiona montaba uno.

Abajo, Tempestad corría por el camino en una mezcla de viento y relámpagos.

Fiona soltó una pequeña risita y apoyó la cabeza en la espalda de Percy, disfrutando del viaje mientras podía. Hasta que sintió que todo se enfriaba de nuevo, ese escalofrío recorrió su espalda, el zumbido en sus oídos. Ella frunció el ceño, recostándose, pero se fue tan rápido como vino. Esperaba haberlo imaginado...

Afortunadamente, no pasaron ningún automóvil y, en poco tiempo, llegaron al marcador de 32 millas. Un pensamiento cruzó la mente de Fiona y frunció el ceño hacia Percy.―¿Por qué tú y Jason no llamaron a Blackjack y Tempestad desde el principio?

Aterrizaron, y parecía que Percy iba a responder con algún comentario inteligente, solo para que vacilara y parpadeara.―¿Eh... eh... oops?

Fiona suspiró, pero sus ojos brillaron divertidos. Blackjack relinchó y Percy asintió.―Tienes razón.―respondió.―Ni rastros del tipo del vino.

―¿Le ruego me disculpe?―vino una voz de los campos.

Fiona saltó. El trigo se partió y apareció un hombre. Supo de inmediato que era Baco por su sombrero de ala ancha coronado de vides. Eso y que se parecía extrañamente a Dakota (algo que estaba segura que el semidiós no quería escuchar). Parecía de unos treinta años, vestido con una camisa morada de manga corta y pantalones cortos kakhi con una barriga cervecera que lo hacía parecer una especie de tipo de mediana edad que vive en el sótano de su madre.

―¿Alguien me acaba de llamar el tipo de vino?―preguntó.―Es Baco, por favor. O el Sr. Baco. O Lord Back. O, a veces, Oh-mis-dioses-por-favor-no-me-mates, lord Baco.

Percy instó a Blackjack a avanzar, aunque el pegaso no parecía contento con eso.―Te ves diferente.―le dijo al dios.―Más delgado. Tu cabello es más largo. Y tu camisa no es tan llamativa.

―Percy.―le advirtió Fiona en voz baja, no quería que su estúpida actitud de deseo de muerte hacia los dioses se interpusiera en su camino para encontrar información.

Baco lo miró con los ojos entrecerrados.―¿De qué diablos estás hablando? ¿Quién eres y dónde está Ceres?

―Uh... ¿Qué serie?

―Se refiere a Ceres.―explicó Fiona.―La diosa de la agricultura, la llamas Deméter.

Jason asintió respetuosamente al dios.―Lord Baco, ¿se acuerda de mí? Le ayudé con ese leopardo perdido en Sonoma.

Baco se rascó la barbilla rechoncha.―Ah... sí. John Green.

―Jason Grace.

―Lo que sea.―lo desechó.―¿Te envió Ceres?

―No, lord Baco.―dijo Jason.―¿Esperaba encontrarse con ella aquí?

El dios resopló.―Bueno, no vine a Kansas para ir de fiesta, muchacho. Ceres me pidió aquí para un consejo de guerra. Con el levantamiento de Gea, las cosechas se están marchitando. Las sequías se están extendiendo. Los karpoi están en rebelión. Ni siquiera las uvas están a salvo. Ceres quería un frente unido en la guerra de las plantas.

―La guerra de las plantas.―reflexionó Percy.―¿Vas a armar a todas las uvas con pequeños rifles de asalto?

―Percy.―advirtió Fiona de nuevo.

Baco entrecerró los ojos.―¿Nos conocemos?

―En el campamento mestizo. Te conozco como el sr D, Dionisio.

―¡Agh!―Baco hizo una mueca y se llevó las manos a las sienes. Por un segundos, su imagen parpadeó, Fiona vio a alguien más: más gordo, vestido con una camisa con estampado de leopardo. Luego volvió a ser Baco.―¡Para!―él demandó.―¡Deja de pensar en mí en griego!

Percy parpadeó.―Eh, pero...

―¿Tienes idea de lo difícil que es mantener la concentración? ¡Dolor de cabeza todo el tiempo! ¡Nunca sé lo que estoy haciendo o adónde voy! ¡Constantemente malhumorado!

―Eso suena bastante normal para ti.

Fiona pellizcó los costados de Percy para detenerlo, pero él siguió mirando al dios, sin miedo, incluso si una de las hojas de parra de su sombrero se incendiaba.―Si nos conocemos en ese otro campamento, es un milagro que aún no te haya convertido en un delfín.

―Se discutió.―le aseguró Percy.―Creo que eras demasiado perezoso para hacerlo.

Fiona lo pellizcó aún más fuerte.―¡Basta!

Fiona no permitiría que su novio fuera transformado en delfín, muchas gracias.

Afortunadamente, Piper interrumpió, deslizándose de la espalda de Tempestad.―¡Lord Baco!

―Piper, cuidado...―advirtió Jason, pero ella le lanzó una mirada de advertencia: tengo esto.

Fiona también se deslizó fuera de Blackjack, dándole una mirada a Percy diciendo: si estropeas esto, te mataré.

―Lamento mucho molestar, mi señor.―le dijo Piper al dios.―Pero en realidad vinimos aquí para obtener su consejo. Por favor, necesitamos de su sabiduría.

Fiona sintió que su interior se calentaba y se encontró escuchando todo lo que decía Piper, se dio cuenta de que estaba usando su encanto.

Baco frunció el ceño y el brillo púrpura se desvaneció de sus ojos.

―Sabes hablar, niña.―dijo.―Consejo, ¿eh? Muy bien. Evitaría el karaoke. Realmente, las fiestas de temáticas en general están fuera. En estos tiempos austeros, la gente busca un asunto simple y discreto, con bocadillos orgánicos producidos localmente y――

―No sobre fiestas.―interrumpió Piper.―Aunque es un consejo increíblemente útil, Lord Baco. Esperábamos que nos ayude en nuestra misión.

Explicó sobre el Argo II y su viaje para evitar que los gigantes despertaran a Gea.

Fiona colaboró cuando pudo y le contaron lo que Némesis había dicho: que en seis días, Roma sería destruida. Luego, Piper describió su visión en su cuchillo, donde Baco le ofreció una copa de plata.

―¿Copa de plata?―no sonaba emocionado. Agarró una Pepsi dietética de la nada y abrió la tapa de la nada.

―Bebes Coca-Cola light.―dijo Percy.

Fiona le lanzó una mirada.

―No sé de lo que estás hablando.―espetó Baco.―En cuanto a la visión de la copa, jovencita, no tenga nada para que bebas a menos que quieras una pepsi. Júpiter me ha dado órdenes estrictas de evitar dar vino a menores. Molesto, pero ahí lo tienes. En cuanto a los gigantes, los conozco bien. Luché en la primera Guerra de los Gigantes, ¿sabes?

―¿Puedes pelear?―preguntó Percy.

Fiona tiró de su cabello, deseando poder golpearlo en la cabeza.―¡Percy!

Baco gruñó. Su pepsi de dieta se transformó en un bastón de cinco pies envuelto en hiedra, rematado con una piña. Fiona rápidamente trató de desviar la atención de su idiota novio.―¡Un tiro!―exclamó de placer al tratar de sonar impresionada.―¡Oh, que arma tan poderosa!

―Ciertamente.―estuvo de acuerdo Baco.―Me alegro de que alguien en tu grupo sea inteligente. ¡La piña es una temible herramienta de destrucción. Yo mismo fui un semidios en la primera Guerra de los Gigantes, ¿saben? ¡Al igual que Júpiter!

(Jason se estremeció. Fiona tenía la sensación de que probablemente no estaba muy emocionado de que le recordaran que su hermano mayor era técnicamente el tipo del vino).

Baco balanceó su bastón en el aire, aunque su barriga casi lo hizo perder el equilibrio.―Por supuesto, eso fue mucho antes de que inventara el vino y me convirtiera en inmortal. Luché codo a codo con los dioses y algún otro semidiós... Harry Cleese, creo.

―¿Heracles?―Piper sugirió cortésmente.

―Lo que sea. De todos modos, maté al gigante Efialtes y a su hermano Otis. Horribles patanes, esos dos. ¡Piña en la cara para los dos!

Fiona se detuvo por un segundo. Los gemelos que apagan el aliento de ángel... Otis y Efialtes... su mirada se encontró con la de Piper y compartieron un momento de comprensión.

―Señor Baco.―dijo la hija de Afrodita.―Esos dos gigantes, Efialtes y Otis... ¿serán gemelos?

―¿Mmm?―distraído por su tirso oscilante, Baco casi no comprendió la pregunta.―Oh. Sí, gemelos. Así es.

―Es por eso que estamos aquí.―le dijo Piper.―¡Eres parte de nuestra misión!

Baco frunció el ceño.―Lo siento, mi niña. Ya no soy un semidiós. No hago misiones.

―Pero los gigantes solo pueden ser asesinados por héroes y dioses trabajando juntos.―insistió.―Eres un dios ahora, y los dos gigantes contra los que tenemos que luchas son Efialtes y Otis. Creo... creo que nos están esperando en Roma. Van a destruir la ciudad de alguna manera. El cáliz de playa lo vi en mi visión, tal vez sea un símbolo de ayuda. ¡Tienes que ayudarnos a matar a los gigantes.

Fiona hizo una mueca. Había elegido muy mal sus palabras. Baco la fulminó con la mirada y los hombros de Piper cayeron, comprendiendo lo que había hecho.―Mi niña.―dijo con frialdad.―No tengo que hacer nada. Además, solo ayudo a los que me dan el tributo adecuado, lo que nadie ha logrado hacer en muchos, muchos siglos.

Blackjack relinchó con inquietud y Fiona no lo culpó. Tributo no sonaba como una especie de canción, u ofrenda de comida... no de la forma en que Baco lo había dicho. Percy expresó la pregunta que estaban demasiado asustados para hacer.―¿Qué tipo de tributo?

Baco agitó la mano con desdén.―Nada que puedas manejar, griego insolente. Pero te daré un consejo gratis, ya que estas chicas tienen muchos modales. Busca al hijo de Gea, Forcis. Siempre odió a su madre, no es que pueda culparlo. Tampoco será de mucha utilidad a sus hermanos, los gemelos. Lo encontrarás en la ciudad a la que llamaron así en honor a esa heroína, Atalanta.

Fiona frunció los labios.―¿Te refieres a Atlanta?

―Ese es.

―Pero este Forcis.―dijo Jason.―¿Es un gigante? ¿Un titán?

Baco se rio.―Ninguno. Busca el agua salada.

―Agua salada...―dijo Percy lentamente, confundido.―¿En Atlanta?

―Si. ¿Tienes problemas de audición? Si alguien puede darte alguna idea de Gea y los gemelos, es Forcis. Solo ten cuidado con él.

―¿Qué quieres decir?―preguntó Jason.

El dios miró hacia el sol, que había subido casi hasta el mediodía.―No es propio de Ceres llegar tarde, a menos que sintiera algo peligroso en esta área. O...―el rostro del dios se relajó de repente.―O una trampa. Bueno, ¡debo irme! ¡Y yo en su lugar haría lo mismo!

―¡Señor Baco, espere...!

¡Pero el dios brilló y desapareció en un estadillo, dejando un olor lejano a vino tinto!

El viento susurró a través de los girasoles. Los caballos se paseaban agitados. A pesar del día caluroso y seco, Fiona se estremeció. Hum... el zumbido en su oído otra vez. Como el día que se fueron del campamento. Su corazón se aceleró. No se lo había imaginado, tomó el brazo de Piper y lo sujeto con fuerza.

―Baco tiene razón.―dijo.―Tenemos que irnos――

Demasiado tarde, murmuró una voz soñolienta, tarareando a través de los campos a su alrededor y resonando en el suelo a los pies de Fiona. Percy y Jason desenvainaron sus espadas, Fiona desenvainó su pugio. El poder de Gea de repente estaba en todas partes. Los girasoles se giraron para mirarlos. El trigo se inclinó hacia ellos como un millón de guadañas.

Bienvenidos a mi fiesta, murmuró. ¿Qué dijo Baco? ¿Un asunto simple y discreto con bocadillos orgánicos? So. Para mis bocadillos, solo necesito dos: la sangre de un semidiós femenino y uno masculino. Fiona, querida, elige qué héroes morirá contigo.

Fiona se tensó y su agarre se hizo más fuerte alrededor de la empuñadora de su daga. Recordó lo que le contó Percy sobre lo que Gea había dicho... quería mantenerlos con vida... tenía planes para ellos...

―¡Gea!―Jason gritó.―Deja de esconderte en el trigo. ¡Muéstrate!

Qué bravuconería, siseó la madre tierra. Pero el otro, Percy Jackson, también tiene atractivo. Elige, Fiona Midgrass, o lo haré yo.

Fiona inmediatamente espetó al grano:―¡De ninguna manera! ¡No elegiré nada para ti!

De repente, Jason jadeó. Se sentó derecho en su silla de montar. Piper frunció el ceño.―¡Jason!―ella lloró.―¿Qué pasa――?

Él la miró, su expresión mortalmente tranquila. Sus ojos ya no eran azules, sino de oro macizo. A Fiona se le cortó la respiración y retrocedió unos pasos.―¡Percy!―se volvió al hijo de Poseidón.―Percy, ¿Qué?

Pero él ya se había alejado galopando de ellos, deteniéndose diez metros por el camino e hizo girar a su pegaso. Levantó su espada y la apuntó contra Jason,

―Uno morirá.―dijo. Fiona se estremeció, la voz no era suya. Era profundo y hueca, nada cálida como de costumbre.... como alguien susurrando desde el interior del cañón de un cañón.

―Yo elegiré.―respondió Jason con la misma voz hueca.

―¡No!―gritó Piper.

A su alrededor, los campos crujieron y silbaron riendo en la voz de Gea mientras Percy y Jason cargaban el uno contra el otro, con las armas listas.






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Los caballos les salvaron la vida, bastante literal. Si Tempestad y Blackjack no se hubieran resistido, Fiona y Piper no habrían podido apartarse del camino. Rodando hasta el borde de la carretera, Fiona miró hacia atrás, aturdida y horrorizada mientras los chicos cruzaban espadas, oro contra bronce. Saltaron chispas, sus hojas se desdibujaron y el suelo tembló. El primer intercambio solo tomó un segundo, pero Fiona no podía creer la velocidad de su esgrima. Los caballos se alejaron del otro, Tempestad protestando en protestas y Blackjack batiendo sus alas.

Desesperada, Fiona gritó:―¡Basta!

Ellos no escucharon. La mirada de Piper vaciló entre los dos, luciendo miserable.―¡Deténganse!―lo intentó, y por un momento, Jason escuchó su voz. Sus ojos dorados volvieron hacia ella y Percy cargó. Fiona gritó, pero él golpeó su espada hacia Jason. Gracias a los dioses, Percy giró su espada, tal vez a propósito (Fiona esperaba que fuera a propósito, porque eso significaba que estaba tratando de defenderse), así que la parte blaba golpeó el pecho de Jason. Pero el impacto fue lo suficientemente fuerte como para derribar a Jason de su montura.

Blackjack se alejó a medio galope mientras Tempestad se encabritaba confundido. EL caballo espíritu tormenta cargó contra los girasoles y se disipó en vapor. Percy luchó por dar la vuelta a su pegaso.

―¡Percy, no!―Fiona lo intentó, poniéndose de pie.

Pero ella no tenía encanto. Se volvió hacia Piper, derrotada. La hija de Afrodita apretó los dientes y exigió:―¡Alto! Jason es tu amigo. ¡Suelta tu arma!

El brazo de la espada de Percy se hundió, y Fiona tomó un respiro de esperanza. Pero Jason se había puesto de pie. Con un rugido, un relámpago se escuchó del cielo azul claro. Rebotó en su espada y derribó a Percy de su caballo. Blackjack relinchó y se internó en los campos de trigo. Jason cargó contra Percy, que ahora estaba de espaldas con la ropa humeando.

Fiona no pudo evitarlo. Con su daga, corrió hacia adelante con su propia velocidad y recibió el golpe de Jason antes de que pudiera golpear a su novio. Con su espada cerca de su empuñadora, era un movimiento que solo los más hábiles y rápidos luchadores de dagas podían lograr. Jason pareció sorprendido por un segundo, al ver a Fiona aquí cuando Piper la había superado.

―¡Jason, detente!―ella le dijo.

Se congeló y, por un segundo, el oro de sus ojos parpadeó con incertidumbre. El corazón de Fiona se aceleró, fuera lo que fuera, la había escuchado.... ¿podría ella controlar a este... este espíritu dentro de ellos?―No puedo parar.―dijo Jason.―Uno debe morir.

―¿Quién eres?―preguntó Fiona.

La boca de Jason se torció en una sonrisa espantosa.―Somos los eidolones. Viviremos de nuevo.

Piper frunció el ceño.―¿Eidolones...?

Mientras Piper intentaba averiguar quiénes era, Fiona ya lo sabía. Apretó los dientes y empujó su pugio más contra la espada de Jason. Eran espíritus del Inframundo, espíritus que no deberían estar aquí.―No, no lo harás.―le dijo.

Parecía confundido.―Pero...―Jason volvió su atención hacia Percy.―... debe morir.

Percy había recuperado más de lo que cualquiera de ellos se dio cuenta. Sacó la pierna y derribó a Jason. La cabeza del hijo de Júpiter golpeó el asfalto con un golpe nauseabundo y Percy se puso de pie.

Fiona lo miró fijamente, sorprendida.―¡Para!―escuchó gritar a Piper, peor no habían picos de encantos en su voz. Ella estaba gritando de pura desesperación.

Percy trató de atacar a Jason, pero Fiona lo bloqueó y paró su golpe. Fue difícil, este espíritu tenía toda su habilidad, pero ella era Fiona Midgrass. No importa lo que diga su abuela, ella ganará.―Percy, Percy, detente. Escúchame. ¡Despierta!

Percy se congeló y Fiona pensó que por un segundo lo tenía.―Escúchame.―trató de decirle, mirándolo a los ojos. Ya no eran verde mar, pero sabía que él todavía estaba allí, solo tenía que alcanzarlo. Soy la hija de Plutón, Legado de Victoria, se recordó a sí misma.―Lucha, lucha contra el espíritu...

Su rostro estaba pálido y cruel, nada parecido al de Percy.―No has elegido.―dijo.―Entonces este morirá.

Fiona esperaba que Piper estuviera aprovechando esta oportunidad para idea algún tipo de plan, ¡porque todo lo que Fiona podía hacer era distraerlos! ¡Distraer! Pero cuando escuchó el sonido de Blackjack regresando, dejó de sonreír cuando se dio cuenta de que Piper si tenía un plan. Solo tenía que mantener a Percy concentrado en ella.

―Entonces tendrás que pasar por mi.―dijo.―Y sé que no me harás daño, incluso si estás siendo controlado.

Percy se burló.―Puedes ser la hija de Plutón, pero no puedes controlarme. Volveré a vivir en este cuerpo. La madre tierra lo ha prometido. Iré a donde me plazca, controlaré a quien desee.

―Eso es lo que le pasó a Leo.―le dijo furiosa Fiona.―Estaba siendo controlado. ¿Cuántos de ustedes hay?

El espíritu en forma de Percy se rio sin humor.―Te das cuenta demasiado tarde. No puedes confiar en nadie.

Detrás de Percy, Piper había recuperado a Blackjack. Percy comenzó a volverse hacia el sonido, pero Fiona empujó su espada y espetó:―¡Ignóralo! ¡Mírame! ¡Percy!

Él obedeció.―No puedes detenerme. Mataré a Jason Grace.

―No lo matarás.―dijo Piper de repente. Pero ella no estaba ordenando a Percy. Ella miró fijamente al pegaso, vertiendo todo su poder en sus palabras. Fiona solo podía esperar que Blackjack pudiera entender.―Lo noquearás.

El encantamiento se apoderó de Percy. Cambió su peso indeciso y bajó su espada lejos de Fiona.―Yo... ¿Lo noquearé?

―Oh, lo siento.―sonrió Piper.―No estaba hablando contigo.

Fiona se apartó del camino justo a tiempo cuando Blackjack se encabritó y descargó su casco sobre la cabeza de Percy. Se derrumbó en la carretera junto a Jason. Fiona jadeó y se arrodilló a su lado.

―¡Oh, dioses!―ella gritó.―Blackjack, no lo mataste, ¿verdad?

El pegaso resopló. Fiona no podía entenderlo, pero pensó que podría haber dicho: por favor, conozco mi propia fuerza.

Tempestad no se veía por ninguna parte, lo que significaba que solo tenían un corcel con el que regresar. Piper se arrodilló junto a Fiona y ella revisó a Jason y Percy. Estaban respirando de manera constante, pero estaba asustada por Jason. Dos golpes en el cráneo en dos días no podían ser buenos para él.

―Tenemos que llevarlos a ambos devuelta a la nave.―dijo Piper.

―Lo sé.―murmuró Fiona. Se volvió hacia Blackjack.―¿Puedes llevarlos?

El pegaso asintió con la cabeza en acuerdo. Se arrodilló en el suelo, para que Fiona y Piper pudieran colocar a Percy y Jason sobre su espalda.

Después de mucho trabajo (los chicos inconscientes son pesados, dioses, ¿Qué comen? ¿ladrillos? Los aseguraron. Las chicas se subieron a la espalda de Blackjack y Fiona esperaba que no se sintiera demasiado presionado mientras volvían al buque.

+5 COMENTARIOS PARA PRÓXIMO CAPÍTULO :)

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comenten mucho porque estuve horas traduciendo el capítulo</3

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