🥀- DESAFORTUNADO REENCUENTRO.

❁⋆Capítulo XIX⋆❁
❁⋆Desafortunado reencuentro⋆❁

Kaylee Felling

Me siento herida y traicionada por mi propia madre. ¡¿Cómo se atreve a elegir por mi?!.

Se que realmente ella no tiene la culpa, pero la situación me sobrepasa y me enfada.

Sé ella solo hizo lo que una madre en su lugar haría, ese hombre que me creó le puso a elegir de manera injusta entre dos vidas; su hija o su futura nieta.

Una niña que merecía nacer y ser amada verdaderamente como en las familias de la televisión.

Mi corazón duele, duele mucho. Duele por la rabia, el dolor y el desprecio que siento hacia esa familia.

Odio a Jhon Milton por haberme quitado el derecho de conocer a un angelito.

Mi angelito.

Odio a Aiden Milton por haberme dañado de la peor manera durante un año.

¿Cuántas cosas más tendré qué descubrir sobre mi? A veces siento que no me conozco, y que por más que me quiero encontrar, que quiero hacer resurgir a esa niña de las cenizas, no lo logro.

Todo esto porque aún no acepto mi pasado, aún no acepto que el dolor que me consume cada noche es quien me está haciendo ser quien soy. Y eso nadie lo puede cambiar.

Me necesito. Necesito a la Kaylee que no tenía miedo de enfrentar a quien sea y por lo que sea, a esa misma que pasaba todas las tardes bailando y riendo con sus amigos y pareja.

La necesito a ella.

Mis ojos están hinchados por el llanto de estas dos horas y apenas puedo respirar por la nariz.

Necesito tomar un respiro y salir de esta ciudad que solo me ata y me consume a cada hora, minuto y segundo de mi vida.

La misma vida miserable que él escribió para mí y que yo quiero cambiar.

Porque a pesar de él haber herido cada parte de mi, no le da derecho a habitar en mi vida. No tiene derecho a seguir dañandome.

Yo necesito sanar.

Bajo de la cama con delicadeza y camino por el frío suelo con los pies descalzos. Mi reflejo en el espejo no es el mejor del mundo en y las lágrimas de hace rato no ayudan mucho.

Un pijama de short y blusa de satín muy veraniego cubre mi delicada piel, mi cabello rubio recojido en un moño está totalmente despeinado y mis ojos y nariz están rojizas.

Realmente mi apariencia no es algo de lo que me preocupe, pero siento que no llevo una vida muy saludable. Apenas desayuno y me salto algunas comidas, hoy por ejemplo, a penas almorcé y ni siquiera cené.

Creo que debería tomar algunas vitaminas, comer más seguido, e intentar no vomitar los alimentos.

Camino con mi piel erizada por la frescura de la noche hasta la ventana, la cuál abro de par en par y me recibe con un frío aire que me cala hasta los dientes.

Me siento en el borde de esta con tranquilidad y la mente en blanco; aunque mi cabeza está pensando en todo pero al mismo tiempo en la nada.

¿Por qué fuí tan ilusa y me marché con ese hombre que nunca antes me quiso?

¿Por qué quise recibir una gota de afecto de ese hombre que nunca me ha dado nada?

¿Por qué me engañé con la idea de un padre perfecto?

Todo fue mi culpa, y aunque me digan que yo no sabía lo que me iba a pasar y que solo era una adolescente en busca de amor paternal, sé que fue mi inrresponsabilidad mudarme de casa solo porque no aguantaba los cuidados sobreprotectores de mi madre.

Ahora entiendo que ella solo quería cuidarme del mundo, y yo misma me lancé al fuego a pesar de sus advertencias.

Siento el peso de la mirada de alguien sobre mi y un escalofrío me recorre el cuerpo.

Son las dos de la mañana. ¿Quién estaría merodeando las calles a estás horas?, o no, la pregunta es ¿Quién me observa a estás horas?.

Miro hacia las calles que la vista de mi ventana me permite ver pero no puedo ver nada, ni a nadie sospechoso.

No hay nadie cerca, ¿entonces quién me espía?

Esa sensación de ser observada me inquieta, así que trato de fijar más la vista; pasando la mirada de mis ojos azules por los tejados y todos los lugares oscuros en los que se pueda ocultar una persona.

Pero no hay nadie.

Tal vez me estoy volviendo esquizofrénica.

Devuelvo mi vista hacia el cielo estrellado cuando unos ojos amarillos brillosos chocan con los míos y me hace pegar un respingo.

Es el Hathor, el gato peludo de la vecina y mejor amigo de Nixie.

Me giro para ver a la gata negra durmiendo como si no hubiese un mañana en uno de los cojines de mi cama.

Gata descarada.

Decidida a ver por última vez las estrellas antes de dormir, vuelvo mi vista al cielo.

La silueta de una persona capta mi atención y hace que mi corazón se acelere al máximo.

Es de una persona alta y bien fornida. Así que por la rudeza de su cuerpo distingo que es un chico.

Siento que sus ojos chocan con los míos apesar de no poder verlos; mi corazón se agita de dolor y unas ganas de llorar abunda mi cuerpo.

Tengo miedo.

La persona al notar mi mirada avanza lentamente hasta doblar la esquina, por donde desaparece.

Me bajo del borde de la ventana asustada y con los nervios exaltados. Cierro la ventana con seguro y me meto en la cama bajo las colchas.

A pesar de que se ha marchado, un amargo sabor quedó en mi boca

¿Quién era esa persona?

Me acomodo mejor intentando calmar mi respiración y buscando un poco más de calor. Arrastro a Nixie hasta mi y paso un brazo por encima de ella suavemente, intentando no aplastarla ni despertarla.

Termino cerrando los ojos conciliando el sueño al fin, pero no sin antes ver la ventana y pensar en la figura que vi.

⋆———————❁———————⋆

La persona que ame levantarse un lunes a las siete de la mañana, es digno de mi total admiración.

Y realmente no sé que es peor: levantarme temprano o levantarme temprano y sin ánimo.

Llevo despierta desde las cinco de la mañana y solo he dormido tres horas. Mis ojos están hinchados y rojos, las ojeras que antes no estaban muy marcadas, ahora las están más.

Parezco un mapache drogado.

Me levanto de la cama desganada y camino arrastrando los pies por todo el pasillo y las escaleras hasta llegar a la cocina.

No sé con que cara mirar a mi madre después de la discusión de ayer, y pedirle disculpa sería dar el brazo a torcer, cuando de las dos ella se equivocó más.

—Buenos días, cariño— saluda mi abuela suavemente mientras come unos panqueques.

Encima de la mesa ya están los míos y mi madre está en la cocina preparándose un licuado de alguna fruta verde.

—Buenos días— miro de reojo a mi madre quién no se inmuta en verme.

Esto duele.

Me siento en la mesa y comienzo a consumir el desayuno en silencio, mientras los penetrantes ojos azules de mi abuela miran a mi madre y a mi con recelo.

—¿Les pasa algo?— inquiere alternando la vista entre ella y yo.

—No, nada— responde mi madre aún sin levantar la mirada.

—Si claro, y yo como gusanos— suelta el cubierto que tenía en la mano y se levanta demandante de la mesa.

Oh oh.

—Amelia— llama a mi madre quién la ignora por andar en las nubes—¡Amelia!.

Mi progenitora levanta la cabeza asustada y por primera vez en la mañana me deja ver sus ojos.

Están rojos e hinchados, apuesto a que se pasó toda la noche llorando.

—¡¿Qué demonios pasa en esta casa?! Kaylee pasa la mayor parte del tiempo fuera y tú te la pasas molesta— la mayor de las Felling golpea la mesa con fuerza— ¿Piensan que no sé su situación? Ayer discutieron, díganme el porqué ahora mismo.

Sus ojos azules claros pasan la mirada por mí y por mi madre. Los ojos claros de mi madre se conectan con los míos y enseguida puedo ver cómo se llenan de lagrimas.

—Mamá, no es nad...— mi abuela la interrumpe molesta.

—Amelia Felling, ¿Olvidas que soy tu madre?— mi mamá niega con la cabeza rápidamente— Bien, ¿Entonces por qué pelearon?

Mi corazón sufre un espasmo de dolor al recordar la discusión de ayer.

—Me enteré de mi embarazo— respondo por mi madre con la cabeza gacha.—y realmente no quiero hablar de esto ahora.

Me levanto de la mesa y corro escaleras arriba hasta mi habitación y paso a encerrarme en el baño.

Una arcada me hace vomitar todo el desayuno, dejando en mi boca un asqueroso sabor entre amargo y ácido.

Me levanto después de vaciar mi estómago y lavo mi boca y dientes.

Decido que es suficiente el tiempo para marcharme al instituto. Igual y solo quiero evitar las preguntas de mi abuela. Así que agarro mis cosas y salgo rumbo al instituto con los ánimos por el suelo.

·•••·

Camille, Fredd, Harry y la novia del último están en el salón platicando sobre alguna cosa, y aún lado de estos en la mesa contigua está Ryan.

Su cabello negro está despeinando y sus ojos grises fruncen el ceño al leer algo en el libro de Historia.

Llego a su lado y le dejo un beso en la mejilla que lo toma desprevenido y que no pasa desapercibido para mi grupo de amigos.

Camille y Fredd me miran con sorpresa y Harry me observa con el ceño fruncido ante mi acción.

—Buenos días— le digo al pelinegro y paso a sentarme en mi silla sin esperar algún saldo de su parte.

—¿Nueva víctima?— inquiere Fredd nada más me acomodo.

Sonrío y enseguida siento como mis mejillas se tornan rojizas.

—No me asombraría— murmura Harry disimuladamente. Obviamente sus palabras no pasaron desapercibidas para su novia y para mí.

—¿Dijiste algo?— pregunto neutra a pesar de haberlo escuchado.

—No.

Sus ojos miel me miran con dolor y enojo. La última vez que hablamos se me declaró diciendo que no quería a su novia. Y resulta que ahora está aquí con ella.

Mentiroso y patán.

Una ánimada directora entra a nuestro salón ordenando que todos los estudiantes se sienten es sus respectivos puestos para que escuchen atentamente un comunicado.

Veo por el rabillo del ojo como una hoja blanca doblada se desplaza por el suelo hasta llegar a mis pies.

Frunzo el ceño y mis ojos van al pelinegro quién me mira con una sonrisilla tonta. Tiene una de sus manos apoyadas en la mesa, la cuál sostiene el peso de su cabeza mientras me mira.

Sus ojos grises provocan algo en mi que alborota las mariposas de mi interior, hace que mi corazón se agite y no se calme. Es como si tenerlo cerca fuera una droga.

Le sonrío de vuelta y agarro el papel del suelo para desdoblarlo y leer su contenido.

Me gustó tú beso
¿Pero por qué en la mejilla y no
en mis labios?
Dato: quita ese rostro triste que no
combina con tú belleza.

Sonrío y muerdo mi labio inconscientemente.

—Joven Stev— llama la directora al pelinegro, y enseguida todos en el salón se vuelven a verlo— entiendo que la joven Felling sea muy linda, pero puede admirarla cuando termine de hablar.

Siento como mi rostro se torna rojo cuando las vistas se dirigen hacía mi.

—Lo siento, prometo contemplarla después.

—Bien...

· — · — ❁ — · — ·

La directora dió la información sobre los nuevos horarios de las clases; habrán dos secciones: el turno de la mañana y el turno de la tarde.

Yo por retraída caí en el turno de la mañana que comienza a las 8:00 a.m y acaba a las 11:30 a.m. También anunció que para mañana debemos entregar el volante que nos entregó, con las universidades a las que queremos aplicar y las carreras que solicitaremos.

Confieso que me puse nerviosa al no saber si aplicaría para la beca en la universidad que quiero, pero la directora me dijo que tengo un buen rendimiento académico y que solo depende de que apruebe la prueba de ingreso.

Espero conseguir lograr mis metas.

—Pecesita— susurra alguien en mi oído.

Me aparto de inmediato con la piel erizada y el corazón corriendo a 100/h.

—Disculpa— murmura Ryan con burla al ver mi rostro posiblemente pálido.

Sonrío por fin cuando siento que la tormenta de mi corazón se calmó y que los miedos en mi interior se han disipados.

—¿Qué pasa?— pregunto incorporándome a su lado para caminar.

—Nada, solo quería asegurarme de que por la tarde estarás libre para la feria— sus ojos grises miran mi rostro con cariño mientras veo una sonrisa genuina asomarse en sus labios.

¿Cómo llegué a estos extremos con el chico del baño?

—Eh, si, si estoy libre— confirmo al recordar que Lucas pasará por mi en la noche.

—Bien. ¿Te llevo?— asiento con la cabeza hacia su pregunta y caminamos hacia su auto.

—Sabes, aún no me has dicho que significan las letras que dejaste en la nota la vez que te quedaste en mi casa.

Y si, es cierto, la nota que dejó con la frase "NVADQTA, PLH" aquella noche en mi habitación y que está en guardada en el cajón de mi mesa de noche, no sale de mi cabeza.

—Supongo que aún no es momento que sepas— responde simplemente antes de encender el motor y salir rumbo a mi casa.

·•••·

Ryan quedó en pasar por mi a las 5:30 p.m para ir a la feria, y yo simplemente accedí.

Entro a casa con el corazón bombéandome fuerte. ¿Cómo unos simples ojos grises podrían causar tanta destrucción en mi mundo?

Me adentro por el pasillo de la entrada, mientras escucho la voz de mis familiares junto a la de un hombre.

Camino con el ceño fruncido y curiosa hasta la sala. Y al ver la figura del hombre sentado tranquilamente en el sofá mi garganta se cierra y siento como mi corazón se detiene.

—Papá.

⋆———❁———⋆
Nota corta:

OMG! HA DICHO PAPÁ! AHAHAHA

Esto se va descontrolar preciosuras. Bueno en fin, el capítulo hoy no ha estado movidito y de hecho está bastante corto, pero no quiero cargarlos con tanto contenido cuando ya lo malo se está acercando poco a poco.

¿Qué creen que va a pasar en el próximo capítulo?

No olviden cuídarse muchísimo, comer sano, hidratarse, hacer ejercicio, sacar a esas personitas que no aportan nada sano a sus vidas y dormir 8 horitas. Solo para que ninguna hadita fallezca 🌸.

—᭢ꪗ🌸

Si te gustó el capítulo no olvides darle a la estrellita ☆ eso me ánima a seguir con la historia ❤️.

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