🥀CAP| 06

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06| Fiesta y Alcohol.

Kaylee Felling

  Miro a mi alrededor asustada, ¿Escuché bien?, miro a todos lados pero no hay nada ni nadie que llame mi atención, cierro los ojos y respiro pausadamente.

  Es producto del alcohol, solo es eso—me digo a mi misma.

—¿Pasa algo Kaylee?—pregunta Camille mirando mi rostro posiblemente pálido.

—No, no, no pasa nada—le doy una falsa sonrisa y miro a mi alrededor por última vez.

  Al llegar a la sala de Estar la chica cuyo nombre desconozco espanta a unos chicos que estaban bebiendo encima de la mesa del té/café.

—Bueno...—hace una seña para que le diga mi nombre.

—Kaylee.

—Bueno Kaylee y Camille vamos jugar a Mayor o Menor, ya saben el juego de cartas, y si pierden beben ¿Quieren jugar?—yo miro a Camille buscando su aprobación esta asiente con la cabeza.

—Jugamos—le digo no muy clara de lo que digo.

—Muy bien— la chica nos sonríe y señala donde sentarnos—¡Lilliam!— grita la chica, a alguien. ¿Ese nombre me suena pero de don...

  Al lado de esta aparece una pelirroja, la novia de Harry. Pongo los ojos en blanco involuntariamente.

—Ahora si, qué comience el juego.

Dicho esto un chico de cabello negro comienza a barajear un mazo de cartas, cuando termina las coloca boca abajo.

—¿Mayor o menor?—nos pregunta el chico.

Miro a Camille y le pregunto: —¿Mayor?.

—No, mejor mayor—la miro confundida, ¿yo no pregunté mayor?

—¿Entonces mayor?—Camille asiente y yo mi giro al chico—vale, menor.

  El chico nos reparte dos cartas, una a Camille y otra a mi, al voltear las cartas la mia y la de Camille suman un diez, mientras que las de Lillian y la otra chica suman un siete

—Ya saben que hacer—nos dice Lillian con cierta burla.

  El chico nos sirve dos shots de Vodka a mi y a Camille. Me lo tomo de un trago haciendo que mi garganta ardiera por lo fuerte qué estaba el licor. Esta vez era el turno del otro equipo, el cual eligieron menor, esta vez les tocaba a ellas beber.

—¿Mayor o menor?—nos pregunta el chico.

—Mayor—dijimos Camille y yo al unísono.

  Vaya mierda de suerte, me bebo otro shot de un tirón, haciendo que mi cabeza doliera. El chico les vuelve a pregunta y ellas eligen menor.

—Eso es imposible están haciendo trampa—dice Camille arrastrando tanto las palabras que ni yo la entendí.

—Por favor Camille, sabes bien que esto es cuestión de suerte—dice la chica calmadamente.

—Beban—ordenó Lillian.

—Tú no nos mandas—le digo agresivamente.

—No las mando, pero así es el juego—dice nerviosa.

  Ups, creo que el alcohol afecta mi sistema pasivo. Tomo el pequeño vaso lleno de Vodka y me lo bebo completo. Al dejar el vaso en la mesa este hizo «Pum».

—Okey paso el turno—digo levantándome del suelo mareada.

  Salgo de la sala de Estar, camino hasta la barra y me servo otro ponche, me siento en una banca y observo a todos bailar, reír, disfrutar de la fiesta tan felices y sin preocupación. Miro mis pies y mis ojos se humedecen, ¿Acaso alguna vez volvería a ser normal?, ¿Dejaría de tener esas pesadillas o pensamientos que me hacian retroceder los pequeños pasos que había dado?.

   Tomo un suspiro y me levanto a caminar por la casa. No sé en que momento pero me ví subiendo las escaleras al segundo piso tropezando con unos cuantos escalones y gente metiéndose mano. Al final del pasillo noto una puerta de cristal que parecía dar a un balcón o una terraza justo lo que necesitaba; Camino hasta que un ruido me hace detenerme de golpe. No eran ruidos eran gemidos.

  Es tanta la curiosidad qué sentía que me termino acercando a la puerta de donde provienen los gemidos. Abro solo un poco la puerta y me encuentro con una chica morena saltando encima de un chico. Al principio me daba gracia, hasta que ví al chico de ojos grises.

    Ryan estaba teniendo sexo con una chica, fijo la vista y era la chica del restaurante, esa, la recepcionista. Me asomo demasiado por la puerta que mi cabeza choca con algo. Al ellos sentir el ruido pararon de inmediato y miraron en dirección a la puerta la cuál cierro rápidamente. Mierda Kaylee, mierda.

—¿Me habrán visto?—sin pensar corro a una habitación al azar. Por suerte no hay nadie. Cierro la puerta a mis espaldas y me recuesto en ella.

  Un chico sale del cuarto de baño subiéndose la cremallera del pantalón. Al notarme pega un brinco, cosa que me hace reír.

—Lo siento—digo entre risas—no pretendía asustarte, ni siquiera sabía que estaba alguien aquí.

—Está bien, no pasa nada—el chico está súper guapo, a pesar de la poca iluminacion de la habitación puedo ver su físico. Cuerpo bien definido, cabello largo y castaño, ojos verdes, alto. Me detengo en su ropa, solo trae pantalón, no tiene camisa, cosa que me deja ver sus trabajosos y fuertes brazos y los tatuajes de estos.

  El chico cuyo nombre desconozco carraspea llamando mi atención, estaba mirando como yo lo observaba detenidamente. Siento mi sangre subir a mis mejillas.

—Yo... eh... lo siento—iba a seguir hablando pero preferí mantenerme callada ya que de mi boca no sale nada coherente.

—Tranquila, ¿Cómo te llamas?— pregunta amablemente sentándose en el borde de la cama, frente a mi.

—Ka...—aclaro mi garganta—Kaylee.

—Mucho gusto Kaylee, soy Stefan— me extiende la mano y yo la miro con duda.

  Que pasaría si le estrecho la mano a un desconocido, no creo que nada malo. Le correspondo el saludo un poco dudosa. Stefan... Así que este ha sido el chico que organizó la fiesta.

—Bueno Kaylee, me alegro que hallas venido a mi fiesta, espero verte por ahí—dicho esto se levanta y camina hacia mi que aún estaba recostada a la puerta, me aparto torpemente y lo dejo pasar.

  Al Stefan irse me tumbo en la cama y cierro los ojos, estoy tan cansada que me podría dormir aquí fácilmente. El ruido que hace alguien al abrir la puerta de la habitación me hace levantar la cabeza curiosa.

—Vaya, vaya, vaya, ¿Qué tenemos aquí?—dice un chico totalmente desconocido acercándose a mi. Retrocedo por instinto al verlo aproximarse.

—¿Qui...? ¿Quién eres?— pregunto nerviosa.

—Alguien—habla con una voz hostil, el chico me sonríe y se acerca más. Miro la distancia que hay desde donde estoy y la puerta, ¿Me dará tiempo escapar?. El chico al notar mis intenciones me sonríe de una manera malévola que hace que mis vellos se erizen—seré más rápido que tú.

  Trago saliva fuertemente, trato de moverme hacia atrás pero siento la orilla de la cama, para no caerme me levanto de esta y camino hasta tocar la pared.

—¿Tienes miedo?—el chico se acerca completamente a mi y agarra un mechón de cabello de mi coleta y lo huele—hueles a vainilla—hace una pausa volviendo a inalar el olor de mi pelo— y eso me gusta.

  Sin pensarlo dos veces le doy un pisotón en su pie y corro hasta la puerta.

—¡Maldita perra!— estaba a punto de salir cuando el chico me agarra del cabello y tira de el hacia atrás, haciendo que grite.

—¡Ah! ¡Sueltame! ¡Ayuda!— me lanza a la cama como si de basura se tratase y cierra la puerta con seguro.

—¿Piensas que con este ruido te van a escuchar?—rie amargamente y yo me estremezco en la cama. Estaba claro que no tenía buenas intenciones conmigo.

—Por favor, por favor, déjame ir— le ruego con lágrimas en los ojos.— ¡Ayuda!.

—Lo hubieras pensado antes.

  Dicho esto se abalanza encima mio y yo muevo mis manos y pies en un intento de quitármelo de encima.

—¡Por favor suéltame! ¡Ayuda!— grito con todas mis fuerzas esperando que alguien me escuchase. Al chico escucharme gritar pone una mano encima de mi boca, pasa su lengua por mi cuello cosa que hace que sienta repulsión. Y asco.

—Por favor —lloro descontroladamente.— Aiden para, déjame ir, por favor.

—Ay princesita— acerca su rostro a mi cara—nunca, nunca te vas a olvidar de mi, cuando beses a alguien —sube su mano lentamente por mi pierna —cuando te folles a alguien, vas a ver mi rostro.

  Comienza a subirme el top lento, dejando un rastro de besos por todo mi abdomen, llega hasta mis pechos y los empieza a lamer, retira su mano de mi boca y yo aprovecho para gritar.

—¡Ayuda! ¡Ayúdenme por favor!— levanta su mano y me pega una bofetada que me deja aturdida.

—¡Deja de...— alguien lo corta empujándolo al suelo y pegándole varios puñetazos que lo dejan inconsciente.

  Me pego a la cabecera de la cama y dejo que varios sollozos salgan de mi boca mientras lágrimas gruesas abandonan mis ojos. Miro hacia delante y veo la silueta de un chico aproximarse a mi.

—No por favor aléjate—niego con la cabeza mientras me aparto.

—Kaylee, soy yo—su voz me hace calmarme, al mirar sus ojos grises me tranquilizo y me lanzo hacia el abrazándolo—ya, ya, ya pasó—pasa su mano por mi espalda en un intento de calmarme.

—El... el...me inte... intento—trate de hablar pero las palabras no me salen. Inahlo y exahlo respirando así el olor de su ropa.

—Vamos salgamos de aquí—al separarse de mi observa detenidamente mis pechos y aparta la vista rápido—eh... deberías bajarte el top—dice con cierto nerviosismo.

  Bajo la mirada a mis pechos y los veo descubiertos, me bajo el top rápidamente y luego miro a Ryan con vergüenza.

  Ryan agarra mi mano fuertemente y me saca de la casa hasta llegar al jardín delantero. Sentir el aire fresco rozar mi cara hace que una oleada de mareos llegue a mi, pero no vomito. Respiro pausadamente y luego me giro hacia Ryan que tiene la vista perdida.

—Gracias; si tú no hubieras llegado no sé que me hubiera sucedido—al decir esas palabras los ojos se me humedecen.

—Tranquila, él te hizo...— cambia la mirada y toma una fuerte respiración. Siento que le duele decir esas palabras.

—No.—aclaré—el solo me tocó—me siento en el césped observando el cielo. Segundos después Ryan se sienta a mi lado.

  Silencio era todo lo que había a nuestro alrededor, excepto las risas y la música lejana que se escuchaba. Observo el jardín y en un lado de este veo a Harry sentado dándole una calada a su cigarro. Al parecer siente el peso de mi mirada y la busca, al encontrarla se me queda mirando fijamente. Verlo ahí, solo hace que quiera correr a abrazarlo. Unas pocas lagrimitas salen de mis ojos y yo las limpio rápido. Al rozar la mano por mi mejilla hace que me duela, toco el lado izquierdo de mi mejilla y la tengo hinchada. Ese maldito me lastimó.

  Ryan nota que me quejo por algo y me mira.

—¿Pasa algo?—busca mi mirada pero no la obtiene. No quiero que vea la hinchazón.

—No, no, no es nada—le sonrío de medio lado.

—No eres buena mintiendo, ¿Qué te sucede?—al ver que aparto la mirada toma mi mentón y me gira hacia él, haciendo que un quejido salga de mi boca nuevamente.

—¡Auch!, eso duele— observa mi mejilla y aprieta la mandíbula fuertemente.

—Voy por hielo ahora regreso— dice poniéndose de pie.

—¡No!—lo detengo rápido— digo, no me duele tanto—le sonrío.

—Por favor Kaylee, tienes la mejilla roja e hinchada ¿Y me vas a decir que no te duele?—voltea los ojos—ahora regreso, quedate aquí—lo vuelvo a detener esta vez poniendome yo de pie.

—Por favor, no me dejes sola.

  Ryan observa la tristeza en mis ojos y comienza a dudar. Levanta la mirada y la detiene por encima de mi cabeza, me giro curiosa y veo a Harry caminando hacia acá. Mi corazón comienza a latir como siempre y una sonrísa aborda mis labios.

—¿Estás bien?—su voz a cambiado, está más ronca, su cuerpo, ya no era ese cuerpo debilucho por así decirlo, ahora era más tosco, más fuerte.

—Si.—aún se preocupa por mi, a pesar de todo aún lo hace.

—Amor, ¿Estás bien?— pregunta Harry entrando en mi habitación.

—Si, es solo gripe, nada grave— logro decir.

—Para mi todo lo que te pase es grave— me da un casto beso en los labios y yo lo fulmino con la mirada.

—No hagas eso tonto —lo aparto, o eso intento.

¿Por qué?

—Pues porque te vas a enfermar, y no quiero.— Harry me sonríe y me da un beso en la frente.

¿Qué es ese moretón?— señala el golpe en mi cara.

—Es solo un accidente—señalo el golpe restándole importancia.

—¿Un accidente?— pregunta Harry dudando de mi respuesta.

—Si, un accidente—le repito.

—¿Kaylee te llevo a casa?—pregunta Ryan a mis espaldas.

Harry mira a Ryan con mala cara y luego me observa a mi.

—Yo la llevaré—dice Harry de repente. Frunzo el ceño.

—¿Cómo?—pregunto como tonta.

—Lo que oíste, te llevo a casa, vamos —me brinda su mano y yo la miro aún sin creerlo.

—No— la respuesta sale de mi boca sin controlarlo, creo que todavía sigo borracha.

—¿No?—inquiere Harry sorprendido.

—Lo que oíste, primero me insultas, dices qué no tenía porque haber regresado, qué todos estaban felices sin mi, después me dejas con las ganas de besarte cuando nos encontramos en el pasillo, ¿Y ahora me dices así, cómo así, que me llevas a casa?, pues no, creo que te confundiste de chica—suelto todo sin filtro y con una valentía increíble.

Harry me mira sorprendido y Ryan trata de reprimir una risa.

—Y tú— señalo a Ryan de manera acusatoria—me llevas a salir, me salvas de la casi muerte, y de casi ser violada y ni siquiera me hablaste hoy. Por lo que veo tengo que estar a punto de que me suceda una tragedia para que me dirijas la palabra ¿no?— esta vez cambia su porte de burlón a serio.

—¿Casi muerte?, ¿Violada?—asiento con la cabeza a todas las preguntas que hizo Harry.—joder Kaylee, lo siento tanto, ¿Ese golpe...

Lo interrumpo—Si, me lo hizo el tipo que trató de abusar de mi. Ahora si me disculpan quiero irme—observo a los dos esperando a ver quien me lleva.

—Vamos...

—Vamos...

  Dicen los dos al mismo tiempo. Respiro hondo. ¿Acaso solo a mi me suceden estás cosas?, mi ex queriendome llevar a cada, y mi... amigo también.

—Vamos, Ryan— comienzo a caminar pero no siento sus pasos, me volteo y lo veo parado en el mismo sitio —¡Vamos!—le grito con impaciencia y este comienza a caminar.

  Me duele ver a Harry así, porque no me halla querido ir con él, pero es qué se lo merece, no es justo que me trate mal para luego ser bueno conmigo. Lo quiero un montón, pero así no funcionan las cosas. A lo lejos veo el auto de Ryan, así que camino hacia el. Espero que quite el seguro y subo en el, pero en el asiento trasero.

Lo menos que quería era compartir mi espacio con alguien más.

  Por el camino ví de reojo como Ryan me miraba varias veces a través del retrovisor. Al llegar a casa no me bajé del coche de inmediato. No quería entrar, no quería tener pesadillas ni darle explicaciones a mi madre sobre el golpe que tengo en la mejilla.

—¿Puedo quedarme en tú casa?— pregunto sin mirarlo.

—¿Tú madre te dejará?.— como aún no lo miro no sé que reacción tuvo su cara, pero si sonó sorprendido.

—Si no puedo está bien —hago un ademán de salir del coche pero Ryan me detiene.

—No salgas.— dicho esto vuelve a arrancar y conduce a su casa.

  Envío un mensaje a mi madre diciendo que hoy dormiré en la casa de Camille, sé que no se molestará por eso.

—¿Tus padres no sé molestarán?— le pregunto a Ryan mirándolo por el espejo del retrovisor.

—Mi padre se la pasa viajando, así que no vive con nosotros, mi mamá tuvo que salir de urgencia ya que está abriendo una nueva clínica y por mi hermana no tengo preocupación, es más pequeña que yo—sonríe—¿Y qué hay de los tuyos?

Al Ryan preguntarme eso, me tenso.—Mi padre—los ojos se me humedecen —vive con otra familia, yo vivo con mi madre y abuela y no tengo hermanos —menciono orgullosa.—así qué no tengo problemas.

  Ryan me sonríe a través del retrovisor y me quedo pensando en mi vida en general, pero en especial en mi padre. Si es que se le podía llamar así claro.

  Hace un año y medio que no sé nada de él, desde el día en que salí de esa casa más nunca lo he vuelto a ver. Ni siquiera una llamada había recibido de él, ni antes, ni después de lo que pasó. Siempre fué una persona inexistente en mi vida, y estaba claro que él lo iba a hacer siempre. No me acuerdo muy bien de su rostro, ni tampoco es que quisiera acordarme de él, aunque en cierto punto es en vano, soy idéntica a él, mi cabello, mis ojos, soy el retrato de Josh Milton.

  Después de unos minutos escucho la voz de Ryan.

—Llegamos.

  Ryan apaga el motor y baja del auto, yo lo imito. Hermosa, sencilla y moderna, con esas palabras describiría la casa. Un sendero de piedras que lleva hasta la casa de dos pisos, amplias ventanas, pared pintada de un color gris oscuro y un amplio garage. Sigo a Ryan hasta la entrada de la casa.

Si por fuera es hermosa, mejor está por dentro, una amplia sala de Estar, paredes de color oliva, con columnas de madera en la entrada de esta, amueblada con sillones de cuero, una mesa de té/café, un amplio televisor, y una pared de cristal donde se puede ver una piscina qué se encuentra en el patio trasero. Frente a la puerta de la entrada de la casa hay una escalera de madera púlida que supongo que llevan hasta las habitaciones y otra puerta al lado de esta, supongo que esa sería la cocina.

—¡¿Ya Llegaste Ryan?!—se escucha la voz de una chica, pero no sé de donde.

—¡Si!—responde y sale una joven de la cocina corriendo hacia los brazos de Ryan, supongo que esa es su hermana.

Pelo negro y largo, ojos grises, bajita, labios finos y rozados, definitivamente es la hermana de Ryan, aunque es bastante baja.

—Oh, hola—me saluda la chica al notar mi presencia.

—Hola—la saludo nerviosa.

—¿Cómo te llamas?—pregunta con una sonrisita en su rostro.

—Kaylee ¿Y tú?—le sonrío también.

—Olivia, ¿Eres novia de mi hermano?.

—No—aclaro rápidamente.

—A bueno, pues yo ....—la interrumpe Ryan.

—Ya cállate enana—le pasa una mano por el cabello despeinandola.

—¡No hagas eso!—le riñe ella.

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