🥀- BAJO LAS ESTRELLAS.

❁⋆Capítulo XVII⋆❁
❁⋆Bajo las estrellas⋆❁

Kaylee Felling

Había sido mamá, yo hubiese tenido un bebé, una pequeña niña. Pero ¿por qué mamá no dijo nada? ¡¿Por qué me dejaron desinformada sobre mi propia vida?!.

Me siento vilmente traicionada, agotada, engañada y aún más herida, me habían ocultado durante más de un año mi propia vida, me arrancaron de mi pecho y de mi mente a mi pequeña, a mi hija.

A lo mejor la idea de tener una hija con el chico que me tocó y yo aborrezco con la vida no es lo mejor de la vida ¡Pero era mi hija!, ella era un parte de mi, era algo que se estaba creando en mis entrañas y pronto me llamaría mamá.

Pero mi propia inmadurez y dolor me lo arrebato y por si fuera poco no me dejaron un pequeño recuerdo de su existencia, no me dejaron llorar y recordar la pérdida de mi pequeña.

La pequeña a la que yo misma le arrebaté la idea de vivir. La pequeña que había sido producto de una violación. La pequeña dueña de mi dolorosa vida. Al final fuí yo la que escogí ese trágico final para mí pequeña.

—Kaylee corazón ¿estás bien?— me pregunta la doctora.

¿Qué si estoy bien?, ¿Qué persona estaría bien después de enterarse que perdió a una hija de la que ni siquiera se acuerda?.

—No.

Mis respuestas son cortas y monótonas, y mi cabeza y corazón solo estaban en esas imágenes que rompieron mi herido corazón.

—Kaylee si necesitas hablar sobre lo que pasó, por favor dímelo, no te cierres—pide con una voz gélida. Ella también parece estár un poco afectada por la nueva información.

No cerrarme, es tonto y fácil pedir eso, y lo peor era que no podía llorar, las lágrimas que estaban en cautiverio no querían salir porque ni siquiera sé como reaccionar a esto.

—Kaylee por favor...

—Estoy bien— menciono después de interrumpir su frase.

Mentira. No lo estoy, ¿Por qué mi mamá no me dijo esto? Tal ves ahora para mi seria distinto, ¿como se supone que voy a enfrentar mi dolor al saber que yo misma acabé con mi bebé?.

Dejo el vaso de agua sobre el escritorio y dejo escapar un suspiro. Esto es lo más malo y asfixiante de mi vida. Un nudo en mi garganta me hace saber que nada de esto es una mentira o un sueño, esto es simplemente una verdad a la que nunca antes me había enfrentado porque no sabía que existía.

Una melodía me saca de mis pensamientos, volviendome a la realidad para no consumirme en el dolor que no quería compartir.

—Olivia...—responde la doctora nada más descolgar—...sabes bien que...— la oración se ve interrumpida por la voz de su hija al otro lado.

No podía escuchar lo que la hermana del pelinegro le decía, pues no tenía el speak activado, pero parecía ser algo de urgencia por la preocupación en su rostro.

—No te preocupes, yo lo voy a encontrar—es lo último que dice antes de colgar.

—¿Está bien?—pregunto ante su silencio. Sus ojos me observan con duda y preocupación.

—Es Ryan— dice al final con un suspiro.

Enseguida todos mis tormentos fueron apagados por la idea de un Ryan herido.

—Olivia dice que hace dos días que no sabe nada de él.

El recuerdo del dolor con él que me contaba la historia de su hermanita se hizo presente ¿Y si había cometido alguna locura por eso?

—Kaylee necesito ir a buscarlo ¿crees qué podamos dejar la sección por hoy?— pregunta ansiosa.

—Claro.— respondo de inmediato.

Y sin más me levanto de la comoda silla para salir de la instalación con la idea de Ryan en mi cabeza.

¿Dos días desaparecido?, ¿Y si le había pasado algo?, ¿Y si se había hecho daño?. La imagen de Ryan lastimado vino a mi cabeza pero la espanto de inmediato. Después de tanto tiempo era estúpido que se hiciera daño.

¿Dónde se supone que esté?.

Después de detener y subirme a un taxi comienzo a maquinar los posibles lugares en los que se encuentre.

–Tal vez está con su novia– pienso, pero la idea es descartada de inmediato por su voz diciendo que él no la quiere.

Mis ojos recorren los lugares por los que el taxi pasaba mientras buscaba una repuesta a mi pregunta.

En un cartel de anuncios salia una oferta de rebaja en un restaurante a las afueras de Forgam: ForgamFood y enseguida las palabras de Ryan hicieron eco en mi cabeza.

—...este es mi lugar seguro en el mundo, cuando estoy mal, o enfadado. Siempre que no me encuentren, estaré aquí.

¡Claro! ¿Cómo no lo pensé antes?

—Por favor a las afueras de Forgam— le digo al conductor ansiosa.

···

Después de un largo recorrido en taxi, llego a la montaña a la que una vez el pelinegro me trajo.

Mis manos tiemblan por la ansiedad y la expectación de no encontrarlo aquí.

Los árboles están más altos y frondosos, habían un sin fin de flores silvestres y un montón de mariposas revoloteando en el aire.

Entiendo a Ryan cuando dice que este es su lugar favorito.

Me adentro por un camino de tierra hasta llegar a la parte final de la colina, donde había un espacio semiplano y sin exceso de plantas como en la entrada.

El lugar está bastante cambiado, habían talado varios árboles para dejar un área en forma de círculo despejado para lo que supongo que sería acampar, y en la parte final donde está el barranco habían colocado una cerca.

El cabello negro de un chico sentado en un tronco de árbol derrumbado me llama la atención. Y al confirmar mis sospechas de que era él, mi corazón comienza a latir con fuerza y nerviosismo.

Hace días que no lo veo.

—Ryan.

Mi voz suena cantarina pero llena de fuerza. Se gira de inmediato hacia mi y una sonrisa tonta adorna nuestros labios.

Sin poder evitarlo acorto los metros que nos mantenían alejados y un beso de mi parte llena nuestros labios; un beso suave y lento hizo que las mariposas que alguna vez sentí muertas revivieran.

Nuestros labios se mueven con delicadeza, pero demostraba la necesidad que había entre los dos por probar nuestros labios. Me separo de él en busca de oxígeno y otra sonrisilla tonta se vuelve a hacer dueña de mis labios.

—Creo que voy a dejar de verte por unos días para tener este tipo de recibimientos siempre.— dice también agitado

Fijándome en el físico del pelinegro puedo notar unas espesas ojeras, su cabello ha crecido bastante y perece haber adelgazado un poco, sus ojos demostraban tristeza y el cansancio de hace días ¿Qué le pasó a mi chico?

—Ryan, ¿Qué hacías aquí? Olivia llamó a tú madre diciendo que hace dos días no ibas a casa, ¿Qué sucedió?.

—No tenía ganas de hablar con nadie desde el día del incendio— después de un sonoro suspiro camina a sentarse en el mismo tronco en el que estaba sentado minutos atrás— Realmente sentir que volvía a perder a alguien por mi culpa es algo que no me podría volver a permitir, Kaylee.

Su mirada está fija en un punto cualquiera del horizonte y su manera de expresarse denota el dolor y sufrimiento que a surgido estos días, ¿Dónde a estado durmiendo?.

—¿Por qué dices que no podías perder a alguien más por tu culpa?— pregunto después de tomar asiento a su lado.

Entiendo que su hermana Alicia halla perdido la vida en un incendio en el que él se culpa, ¿Pero por qué dice que no se podía permitir perder a alguien más por su culpa?; ¿Acaso él incendió el bar?.

—Laura— responde sin más.

Enseguida la imagen de la morena me viene a la cabeza, ¿Qué se supone que tiene que ver su novia en esto?.

—¿Qué hay con ella?— inquiero evidentemente confundida.

—Ella provocó el incendio por celos, Kaylee— mi respiración se corta nada más escuchar su revelación.

¡Estuve a punto de morir por unos celos sin propiedad!. Las imágenes de Ryan y yo intentando salir de ese lugar con vida me hace eco en la cabeza, ¿Tan loca está para llegar a esos extremos?

Si antes odiaba con la vida a esa chica ahora lo hago más, ¡¿Cómo fue capaz de quemar un local completo por culpa de celos?!; Maldita sea yo estaba asustada, ¡Tenía miedo! y ella solamente estaba gozando de las estúpidas acciones a las que llegaron sus celos sin sentido.

Que haga una patética escena de celos lo acepto, pero de ahí a intentar quemarme viva es un gran paso que pudo haber acabado con mi total existencia; y no solo la mía, sino también la del chico que ella profana amar.

—Antes habías mencionado que Olivia llamó a mi mamá, ¿Cómo lo sabías?— pregunta el pelinegro sacándome de mis pensamientos.

¡Dios como fui tan tonta para decir eso!. Me muestro nerviosa ante su atenta mirada y mi labio inferior sufre las desgracias.

—Kaylee no tienes que mentirme, se que tú eres una paciente de mi madre, ¿cierto?— pregunta a pesar de estar seguro y conocer la verdad.

Realmente quisiera negarlo a toda costa lo más posible, pero es evidente, la diferencia de respuesta y los comportamientos extraños aquél día en su casa y la mención de ella es una confirmación a lo que él ya suponía.

—Si.

Mi respuesta es corta, tanto así que no me dio tiempo de mostrar el temblor y nerviosismo en ella que por suerte lo agradezco.

—Bien— su respuesta también fue corta y precisa; surgiendo en mi todas las inseguridades que tratado de mantener bien adentro— No me malinterpretes Kaylee, solo no voy a preguntar algo que para tí es sumante importante y delicado; además sé que no me lo vas a contar.

Su voz esta vez suena dulce y comprensiva, eliminando de mi mente las típicas preguntas habituales en mi: ¿Qué pensará ahora de mi? ¿Y si no me acepta?.

—Ryan ¿Por qué estás así?, por favor cuéntame— mi mano va a la suya en una muestra de apoyo.

Necesito que él sepa que estoy aquí para él.

—Kaylee todo es mi culpa, realmente lamento haberte arriesgado aún cuando no quise hacerlo.— se recrimina de una manera dolorosa que me rompe el alma en pedazos.

—Ryan por favor, no te culpes por cosas sin sentido y que no hiciste a propósito. Además yo estoy bien— una sonrisa adornas mis labios intentando hacerlo sentir mejor y calmar la tormenta que llevaba adentro.

—Kaylee no me digas que estás bien, cuando tienes una quemadura en tú pierna— señala mi pantorrilla.

Es cierto, a lo mejor aparento que estoy bien, pero el accidente me dejó una quemadura en la parte baja de mi pierna, la cuál está cubierta por un vendaje en caso de infección y unas medias blancas altas para disimular el vendaje y que aún me duele al caminar.

—Tampoco quieras quitar un peso de mi espalda, porque sé que tengo la culpa en la muerte de mi hermana— antes de decir algo en su propia defensa me veo interrumpida por su voz— de nada va a valer que me digas o intentes hacerme creer que no es mi culpa, la cual realmente es así.

Detesto cuando las personas se atribuyen cargos que no les corresponden y eso es lo que hace Ryan, se recrimina y se aferra a la idea de que el fallecimiento de su hermana es su culpa.

Pero esto no es así, tal vez para una persona ignorante sea cierto la culpa que él se atribuye, pero no es así. Ryan actuó mal y la pequeña solo estaba en el lugar equivocado.

—Realmente no quiero intentar hacerte creer que no es tú culpa, Ryan; si realmente crees que es así, y que tú hermana falleció por tú inrresponsabilidad, lo acepto. Solo tú sabes lo que sucedió.— aceptar que él tiene la culpa de una imprudencia que cometió es algo doloroso, pues yo sé que esto no es cierto.

Y al mismo tiempo comparto su dolor por culparse de algo como eso, pues yo también lo hago; cada noche pienso que todo lo que me ha sucedido hasta hora es culpa mía: mi violación y la muerte de mi bebé.

Pues estaba más que claro que ir con mi padre y pasar tiempo con él para hacer que él me quisiera, era una estupidez. Porque así como Ryan, yo solo quería un poco de amor, aceptación y comprensión de mi padre ausente.

—¿Tú madre no te ayuda con terapia?—hago la pregunta que me había estado rondando la cabeza.

—Lo intenta, pero ¿Cómo se supone qué hablaré con mi propia madre sobre la muerte a la que yo condené a mi pequeña hermana?—responde con la voz apagada— Kaylee, a pesar de ella ser una buena psicóloga, es madre y le duele haber perdido a su hija tanto como a mí me duele haber perdido a mi hermana por mi culpa.

No hay una frase que Ryan pronuncie sin que lleve la palabra: culpa. Sé que eso le duele tanto que no puede dejar de culparse, pero lo que está haciendo no está bien, se está lastimando por una idea que el mismo se ha creado.

—¿Quieres hacer algo?— pregunto esperanzada; él necesita distraerse y yo también, así que en este momento ambos somos la mejor compañía del otro.

—¿Algo cómo qué?— pregunta confundido ante mi cambio de tema.

—No lo sé— mi mirada viaja hasta el horizonte para buscar una idea que nunca llega— pero sea lo que vayamos a hacer debe ser para mañana. Ya el sol se está poniendo y pronto va a anochecer.

Ryan me da como respuesta un asentimiento de cabeza. Los pocos rayos con los que iluminaba el sol le brindaban a sus ojos una claridad hermosa a pesar de que estos parecieran estar agotados.

Ryan Stev es un chico fuerte, alegre, serio y todas las cosas lindas y fuerte que le sigue, pero eso no quita que sea una persona más. Alguien que sufre tanto, que para ocultar su dolor tiene que aparentar estar bien con él y con otros; algo que tenemos en común.

Desde que llegué no he tenido tiempo de pensar en mí, en la hija que perdí a tan corta edad y en Aiden. Pero aunque no los piense el vacío está aquí presente.

Además de perder una hija, perdí mi escencia, mi carácter tan alegre y espontáneo, perdí todos mis sueños de lo que yo era antes para quedarme con una jovencita asustadiza que le tiene miedo a los desconocidos.

Todo por culpa de mi hermanastro, el mismo que representa la belleza más linda, el mismo que cautiva con sus ojos verdes y un par de palabras. El mismo que me cazó como una bestia a su presa.

—¿Nos quedamos a ver las estrellas?

La voz de suave de Ryan hace que vuelva a la realidad, encontrándome con que en el cielo ya se podían deslumbran algunas estrellas. Un simple movimiento de cabeza es la respuesta para su pregunta.

Y no bastó más para que ambos nos acostaramos en el suelo y disfrutaramos de las estrellas que son testigos de nuestro sufrimiento y anhelo.

—El cielo es un lugar hermoso, pero tus ojos los son más— mi vista va a quién pronunció tales palabras.

Una sonrisa genuina va hacia mis labios y unas ganas incontrolables de besarlos se apoderan de mi.

¿Lo hice?. Claro que lo hice.

El beso no es como el primero ni como el de hace unas horas atrás, este es uno efímero, fogoso, intenso y ardiente; sus labios me hacen estar en el mismísimo infierno, porque el cielo no es algo suficiente para esto.

Nuestras lenguas, bailan con fogosidad una con la otra, dejando experimentar a mi cuerpo eso de hace unos días atrás.

Eso a lo que muchos llaman mariposas se hizo presente nuevamente, eso mismo que no sentía hace mucho; y unas ganas de que mi sexo fuera estimulado abarcó todo mi cuerpo.

Necesito de él, necesito que sus dedos jueguen conmigo como lo hizo antes. Puedo sentir mi entrepierna humeda y palpitante por él. Maldita sea.

Me termino separando de él agitada y más caliente que nunca.

—Ryan, debemos volver a casa— mi voz a penas se escucha.

—Está bien— responde él con una voz ronca que hace avivar cada parte de mi cuerpo.

Sus ojos brillan de una manera hermosa, y sus pupilas parecen estar dilatas, pues ya casi no queda nada del color gris que tanto me gusta; sus labios están hinchados y rosados por el vaivén de nuestros labios y su pecho sube y baja buscando estabilizar su respiración agitada.

¿Cómo con un solo beso alguien puede desestabilizar todo tu cuerpo?

Ryan se levanta luego de unos segundos y ayuda a levantarme. El hermoso lugar que cuando llegué estaba siendo iluminado por los rayos del sol, ahora está sumido en una oscuridad aterradora; excepto por algunos faroles que no alumbran lo suficiente para este inmenso lugar.

—Mañana declaran oficialmente el inicio del verano. El parque estará abierto porque harán una feria ¿Quieres ir?— pregunta el pelinegro caminando a mi lado con las manos en los bolsillos de su pantalón.

Realmente no sé cómo él puede estar tan tranquilo después de ese beso que a mí me dejó con las peores ganas del mundo. Aún siento mi corazón latir desbocado por las ganas de que él me tocara.

—Bien— accedo sin más. No quiero que note que el beso me dejó más caliente de lo permitido.

· — · — ❁ — · — ·

Después de un largo recorrido en auto y haber pasado todo el camino, bailando, hablando trivialidades, riendo y llorando por canciones llego a casa.

Desde lejos puede parecer un hogar feliz y acogedor; y ciertamente desde algún punto lo es, solo que nadie pasa tiempo con nadie.

Amelia Felling, no hace más que trabajar en el hospital sin importarle su vida social. Sé que mi madre no le importa hacer contacto con alguien, pero es agotador ver cómo se encierra en su cuarto para dormir por el cansancio, también sé que sin su sueldo no podemos comer o darnos algunos que otro lujo ¿Pero a costa de qué?.

Mi abuela Ana siempre está en casa, es una persona mayor muy activa para su edad y aunque trata de ayudar a mi madre vendiendo las flores que cultiva y los bordados que hace, no ayuda demasiado con la falta de dinero.

Y yo simplemente no hago más que ser una carga por la cual tienen que trabajar tanto. Mis secciones con la psicóloga y con el psiquiatra no se pagan solas, por algo es que mamá trabaja demasiado en ese hospital como enfermera por un mísero salario, cuando ella está especializada en la carrera de abogacía.

Y para sumarle más, está la universidad a la que pronto iré, a la que si no pago o apruebo los exámenes para la beca no podré ir, y en caso de que la segunda no resulte deberé trabajar y mi mamá se deberá exprimir más para pagar unos estudios.

—Hola

La voz de una persona a mis espaldas me hace pegar un respingo. No había notado que seguía de pie frente a la puerta. Me giro con el corazón en la mano para encarar a la persona dueña de esa voz tan conocida.

—¿Lucas?

⋆———❁———⋆
Nota corta:

¡Hola preciosuras! ¿Qué tal han estado?

Vamos con la pregunta:

¿Qué creen que hace Lucas ahí?

Sin más me despido.

No olviden cuídarse muchísimo, comer sano, hidratarse, hacer ejercicio, sacar a esas personitas que no aportan nada sano a sus vidas y dormir 8 horitas. Solo para que ninguna hadita fallezca 🌸.

—᭢ꪗ🌸

Si te gustó el capítulo no olvides darle a la estrellita ☆ eso me ánima a seguir con la historia ❤️.

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