"Forever"
El café estaba casi lleno, hasta el tope a decir verdad, la única mesa vacía estaba a pocos metros suyos y sentado esperando por él estaba el menor de los Choi.
—¡Hey, idiota! —saludó —¿Cuánto tiempo llevas esperándome?
—Acabo de llegar —sorbió su bebida fría antes de mirar la calle fuera, las personas caminaban con una pequeña preocupación dentro de sus mentes, al menos la mayoría de ellas, se le notaba en la manera de mirar el mundo, solo veían sus pensamientos y no lo que había allí afuera. Y luego estaba el chico que acababa de pasar por su mesa, tan distraído con el cántico de los pájaros que olvidó entregarle el café que acababa de pedir para su hermano.
—YeoSang no estará contento en cómo miras a otros chicos —elevó ambas cejas, San.
—Terminamos —suspiró.
—¿Eh? ¿Y qué hiciste esta vez?
—YeoSang se acostó con tu amigo, ese tal Seonghwa —terminó de sorber su bebida y miró un punto fijo en la mesa.
—¿Estás seguro? —indagó sin terminar de creer lo que su hermano le estaba diciendo.
—Me lo confesó hace una semana, sigo sin creerlo al igual que tú pero, —sonrío recordando la sonrisa que el rubio le dedicaba, ahora esa sonrisa le pertenecía a alguien más —si es lo que le hace feliz, no lo detendré.
—No creo que sea lo que le haga feliz, se veía muy a gusto contigo y sonreía más de lo normal estando junto a ti —se declinó sobre su silla observando la media sonrisa triste que forzaba colocar su hermano para él y para el resto de quienes lo observaban.
—En fin, no quiero hablar de eso, solo déjalo pasar —colocó su mano sobre la mesa e inició un traqueteo rítmico con sus dedos —¿Te irás?
Había pasado más de una semana desde la última vez que vio a WooYoung, no pudo dormir esa noche ni la siguiente, ni la siguiente. JongHo ya no sabía qué hacer, cada vez lo notaba más triste y sin vida, aunque le sonreía y le decía que estaba bien, no lo parecía.
El padre de San llamó esa noche, no quería contestar pero lo hizo de todas formas. Una conversación que duró aproximadamente dos horas incluyendo la pequeña charla que tuvo con JunYoung, quedaron en verse al siguiente día y charlar en un restaurante o algo más apropiado para dos jóvenes.
—Dentro de unas horas —miró al chico que acababa de llegar con una taza de café humeante —Empezaré el tratamiento junto a JunYoung.
Su padre le había hecho una propuesta el mismo día de dicha llamada, como todo padre, buscaba la salud de este y era más que sabido su adicción y problemas mentales con los que lidiaba.
—Que te vaya bien con tu nuevo hermano —bufó sin ganas.
—Te extrañaré —revolvió su cabello oscuro semihumedo y sonrió nostálgico —Espero volver y verte convertido en una gran estrella de fútbol, entonces cobraremos 10 dólares por autógrafo y 20 por foto, 50 si el fanático quiere una gota de tu sudor.
—Tonto —sonrió —Realmente espero que vuelvas, dijiste que serían por unos meses simplemente.
Unos meses que en realidad es un tiempo indefinido, ni siquiera sabía si volvería a DaeGu.
—Así será, te enviaré mensajes preguntando por tus calificaciones —bebió el contenido de la taza y se levantó conforme había llegado, depositó unos billetes en la mesa y le sonrió —Nos volveremos a ver, niño entrometido. No olvides cuidar a mamá.
—No olvides cuidar a papá —susurró viendo como la figura delgada desaparecía por aquella puerta de cristal. Era momento de crecer y dejar soltar su niñez y con ello, una que otra persona.
°°°
San recogió las pocas maletas que en su habitación guardaba, miró su móvil como de costumbre y escribió uno de los tantos mensajes que le había dejado al pelinegro.
Te ves bonito en un traje costoso, pero te ves aún más bonito recién levantado con la mirada confusa y tus brazos alrededor de mí, despeinado y con una camiseta gris holgada.
Realmente te extraño, los días aquí siguen pareciendo oscuros sin ti.
Me iré, y esta vez creo que es definitivo, pero no quiero hacerlo.
Te necesito... vuelve, por favor.
En dos horas el avión despega, en dos horas habré desaparecido de tu vida por completo... realmente no quiero hacerlo. Por favor, vuelve.
Sé que lo ignorarás, has hecho eso conmigo la última semana, pero te sigo buscando y sigue doliendo verte sonreír sin mí.
Adiós, Jung WooYoung, recupera la felicidad que te arrebaté.
Soltó un suspiro y salió de la habitación sintiendo el eco vacío al cerrar la puerta tras él.
Y a solo unos metros de aquella casa, dentro de un auto con lunas poralizadas y un teléfono nuevo en mano, Jung WooYoung sonreía frente a las palabras agridulces de su madre.
—Solo debes sonreír a la cámara, nada distinto a lo que has venido haciendo hasta ahora —la mujer miró de reojo a su hijo asersiorandose que este la haya escuchado —Misma sonrisa, distinto escenario.
—Lo entiendo, ¿Puedo ir a casa de Yeosang después de esto?
—Él vendrá, lo llamé esta mañana... —titubeó al hablar —no me gusta verte así.
—Tú lo ocasionaste —recordó aquel día y la manera en la que su madre rompió su corazón en mil pedazos, las palabras aún flotaban en su mente y la escena amarga aún traía estragos a su memoria.
"—Explícame exactamente qué hacías con ese tipo en lugares como esos —a penas había pisado el suelo gélido de su hogar, su madre lo había invadido de incómodas preguntas, todas relacionadas con el chico que amaba.
Habían fotografías sobre la mesa, todas mostraban a WooYoung feliz junto a un chico pelinegro igual de feliz que él.
—Tarde o temprano lo ibas a saber —¿acaso pensaba que su madre entendería su posición? ¿incluso sus sentimientos? —Me enamoré de un chico, mamá, exactamente de Choi San.
—¿Perdiste la cabeza? —su madre se mostraba histérica, a punto de perder los papeles frente al menor de sus hijos —¿Qué hay de DaHyun? ¿Te metiste con un hombre teniendo a alguien a tu lado?
—No lo entiendes, mamá, DaHyun conoce mis sentimientos y los ha aceptado —dio un paso decidido a seguir sus sentimientos —No hay nada de malo en amar a un chico...
—¿Ese tal Choi San? —una risa desprolija brotó de sus labios rojos —¿Mi hijo perdió la cabeza? WooYoung, ese chico tiene defectos hasta por gusto, ¿te los menciono? Involucrado en asesinatos, partícipe de asaltos, adicto a sustancias ilegales como la cocaína o drogas alucinógenas, no...
—Es lo que todos ven, no se acerca ni lo más mínimo al verdadero San —el verdadero San que lo protegía a cualquier costo, que le sonreía aunque el alma le pesara centenares, que lo amaba con un corazón roto.
—¿Crees que me importa? —lo tomó de la mano y se acercó lo más rápido a él —Es una nada comparado a ti.
—Mamá, no puedes alejarme de él...
—No quieres verlo más perdido de lo que ya está ¿verdad? —le acarició el cabello agitando su cabeza de lado a lado —Porque puedo hacer que termine en la cárcel esta noche, ¿cuántos años crees que sean por asesinato? ¿y por adquisición de sustancias ilegales?
—Mamá... —una lágrima desembocó otra, y esta otra hasta que su rostro se vio empapado de tristeza e impotencia.
—Hoy se acaba tu juego de rebeldía, WooYoung."
El pelinegro bajó del auto sintiendo uno que otro flash cegando su visión.
Una semana y su fama había aumentado considerablemente, ahora era rostro principal de una de las mejores revistas de Corea, todo gracias a su madre... y dos corazones rotos.
"Jung WooYoung" "Jung WooYoung" "Jung WooYoung"
Jung WooYoung no había aparecido en el aeropuerto, no había vuelta atrás. Esperaba encontrar en América lo que no encontró en DaeGu. Sinceridad. Y amor.
Subió al avión y sonrió nostálgico, colocó los casquetes de los audífonos en sus oídos y reprodució la única playlist que guardaba en su móvil. "W"
°°°
Años después WooYoung habría encontrado lo que era "el amor de su vida", una chica delicada y hermosa, de una familia con alto estatus, suave y dulce como la miel, perfecta para su madre, no tanto para él.
San aún esperaba a que él volviera, esperaba encontrarselo frente a su puerta con una sonrisa en su aniñado rostro, como si los años no hubieran pasado y el amor hubiera perdurado, vivía en una falsa mentira aún sabiendo que WooYoung estaba a punto de casarse al otro lado del mundo.
Su rostro se esfumó entre sus pensamientos, su nombre ya no era pronunciado por sus labios, y aquella historia quedó en el olvido como todos los momentos vividos.
El mundo al lado de WooYoung se convertía en Wonderland, su propio lugar de maravillas, una burbuja que al principio parecía inquebrantable pero que al final explotó en su rostro mostrándole la fría realidad.
Algunos amores están hechos para coexistir entre recuerdos, para vivir en el momento y perdurar entre sucesos.
Un comienzo no esperado, un final no deseado
☆☆☆☆☆☆☆
Fin uu gracias por leer, vuelva pronto.
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