19 | Like A Butterfly
—Lo último que quería era tener que lidiar con ustedes otra vez —bufó el castaño golpeando su cabeza sobre la mesa unas cuantas veces.
—El sentimiento es mutuo —compartió, San. Temía quedarse dormido allí mismo en plena charla "Motivacional".
—¿Qué mierda quieres ahora, YunHo? —espetó Park SeongHwa siendo el último en llegar —¡Son la una de la mañana!
—Me bajas la voz que no estoy sordo —se sentó sobre la silla y colocó una grabadora de voz.
—SeongHwa tiene razón, mi cuerpo no da para más, trabajé doble turno hoy —MinHo se reclinó sobre la mesa y esperó a que el castaño hable.
—El dinero ya ha sido depositado en sus cuentas, si no quieren quedarse, el depósito será retirado —YunHo suspiró, si no agitaba un billete frente a ellos, no moverían ni un solo dedo.
—Bien, se me quitó el sueño, ¿qué debemos hacer? —MinHo se golpeó el rostro unas cuantas veces.
—¿Es tan grave como para estar aquí a la una de la mañana? —SeungYoun trataba de permanecer con los ojos del todo abiertos pero cada vez se le dificulta luchar contra el sueño.
—Llamó el jefe.
—Ese hijo de puta...
—Lo atacaron hoy por la noche —suspiró YunHo ganándose la atención de todos allí.
"El jefe" no era más que un hombre cuarentón que dirigía a un par de pandillas callejeras, tenía dinero y lo único que debía hacer para conseguir más era ajustar unos cabos sueltos, y los encargados estaban justo en esa mesa.
—No está herido, pero se llevaron papeles importantes.
—¿Qué de importante podría tener ese viejo? ¿Cupones para el bingo? —SeongHwa bufó, estaba realmente irritado.
—El bingo ni siquiera tiene cupones, Idiota. ¿se supone que te den dos números por un pedazo de cartón? —contraatacó San, la voz de YunHo junto a los casi gritos de SeongHwa le provocaban una leve jaqueca.
—No tenemos mucho tiempo, el plan es improvisar, atrapar al culpable y acabar con él, identificarlo y enviar aquellos datos al jefe —YunHo evitó un bostezo, parpadeó un par de veces y se levantó de la silla.
—¿Desde cuándo nos convertimos en un escuadrón suicida? —cuestionó SeoHo.
—Solo es un hombre —restó importancia SeungYoun, no era tan malo como parecía.
—Que burló todo un sistema de seguridad, te recuerdo que casi te matan tratando de salir de una mansión que ni siquiera tenía seguridad de élite —YunHo sabía perfectamente a lo que se enfrentaban.
—Gracias por los ánimos —se levantó y siguió al chico más alto.
El pequeño grupo subió dentro de la pequeña holly, como le llamaba YunHo, y esperó a que el mayor conduzca.
—¿Sabemos dónde se encuentra, al menos? —SeoHo frotó sus manos, comenzaba a helar y lo empeoraba la ventanilla abierta en el lado del conductor.
—Esperando por nosotros —YunHo frenó frente al semáforo en rojo, aprovechó a encender un cigarrillo y calar un poco de él antes de volver a conducir.
—No me jodas, YunHo, ¿cómo sabía que...
—O espera a un montón de niños inexperimentados con problemas mentales, o a oficiales de policía con una orden de arresto —volvió a calar del cigarrillo, exhalando el humo que se disipaba con el viento.
—No está solo, Idiota —SeongHwa le propinó un golpe en la cabeza —Sea quien sea trabaja para alguien igual que nosotros, no lo enviaría solo sabiendo las consecuencias.
La pantalla de un teléfono se iluminó mostrando números desconocidos en una llamada recién hecha.
—Acertaron —se escuchó tras la línea al ser respondida la llamada —No soy uno, somos doce para ser precisos.
—¿y? —YunHo sonrió de lado —Espera, ¿piensas que diciéndome con que están siguiéndonos me sorprenda? ¿Eres nuevo en esto? Hay un auto detrás, van tres idiotas y uno de ellos eres tú. Uno espera en la siguiente esquina y sé que hay cuatro de los tuyos allí. Y por último, uno aún espera cerca de la mansión, dos hombres en ella. Te equivocas, son nueve, no doce.
—Subestimé tus expectativas, Jeon YunHo —una risa siniestra brotó de los labios del hombre.
El auto en la siguiente esquina se unió a la autopista. YunHo tenía enemigos frente y detrás de él, sabía que ambos autos lo dirigían a un lugar en específico.
Su mente divagó en el por qué del contra ataque, ¿por qué no irse y sacar provecho de la información? Había algo que pasaba por desapercibido...
—Se acaban de detener —susurró MinHo.
Ambos autos se detuvieron frente a las vías de un tren, el camino desolado solo era iluminado por grandes farolas a cada lado.
—Jeon YunHo —susurró el último en salir del auto.
Misma altura, incluso parecían tener la misma edad, distintos pasados y un presente donde ambos son confrontados.
YunHo no había visto aquel rostro ni por casualidad. Aquellos rasgos sumaron un nuevo enemigo a su lista, uno tan desconocido como el final de aquella tétrica noche.
El chico sonrió, avanzó dos pasos más y sacó de su bolsillo una pequeña tarjeta, San la reconoció al instante, tenía letras doradas y números detrás.
—Tienes una oportunidad, te quieren de su lado —lanzó la tarjeta a sus pies —Ganarás el doble y serás beneficiado si te nos unes.
—Recuérdame por qué aún no estás muerto —San avanzó hasta posicionarse al lado del más alto.
—Miren nada más, la princesita de papá —espetó —Yo también huiría si me dijeran que tengo un hijo marica.
—Comienza a rezar —YunHo estiró ambas manos agilizando los movimientos de esta —Con suerte, mueres hoy.
—Solo vine por ti, me importa una mierda el resto. Tengo indicaciones claras, "No lastimes al líder"
—¿YunHo es el líder? , ¿desde cuándo que no sabía? —SeongHwa posó sus manos en su cintura suspirando pesadamente.
Fue tan solo un segundo, un veloz parpadeo en el que San desenfundó su arma y apuntó en la frente del otro chico.
Tenían algo en claro, matar al que huyó, la charla ya lo estaba aburriendo y el escozor en sus ojos le molestaba cada vez más. Solo dispara y ya.
El sonido característico de un proyectil siendo disparado se escuchó, sin embargo, San aún no había halado del gatillo.
YunHo suspiró, aún tenía tiempo de unirse al otro bando y acabar con todo su equipo, entonces, la llamada a la una de la mañana habría sido su sentencia de muerte, la vía de tren el campo de batalla, y él el ejecutor.
Las alas de las mariposas no están hechas para volar, unos cuantos aleteos y morirá. Mírala, si vuela demasiado cerca a la luz, se quemará. Mírala, alas bicolor, como el alma de una flor.
—Basta —YunHo recogió la tarjeta en el suelo, la miró unos segundos y giró sobre sus propios talones.
Se posicionó al lado de su nuevo aliado arrancando una sonrisa triunfante en su rostro.
—Entiendo por qué te eligió —el chico a su lado lo miró de reojo —Actúas por conveniencia.
—Maldito traidor —espetó SeoHo apretando ambos puños a su lado.
San cambió su objetivo, movió el arma a pocos centímetros del chico y apuntó a YunHo.
—Yo también actúo por conveniencia —musitó.
—San, tiene un hermano menor llamado JongHo, es su mayor debilidad ahora. SeoHo trabaja para pagar las deudas de su padre, su debilidad...
—Cierra la puta boca, YunHo —San aumentó la presión en su mano, era bueno actuando.
—Okay
El telón había caído, la actuación había terminado.
San disparó a uno de los siete hombres, este cayó al suelo retorciéndose de dolor y bañando el suelo de sangre. Los otros seis se abalanzaron sobre ellos, golpeando y disparando a su objeto. Al menos, ya estamos parejos.
YunHo rodeó el cuello del chico a su lado, inmovilizó una de sus manos y disparó en la pierna izquierda de este.
MinHo recibió un disparo en la pierna, no había visto al hombre a su costado, así que cuando este se abalanzó a mutilar su cuerpo, él solo logró defenderse con sus antebrazos.
Los golpes no cesaron, solo intensificaron el dolor, hubo un momento en el que cerró sus ojos solo para volverlos a abrir y darse cuenta que estaba siendo arrastrado hacia las vías del tren. Su cuerpo fue lanzado como si de un saco de basura se tratase. El hombre sonrió, alzó el arma hacia su rostro pero no disparó.
Tan pronto como sonrió la sonrisa se le borró del rostro, su cuerpo cayó sobre sus propias rodillas para desvanecerse de lado. Un gran chorro de sangre brotaba de su cráneo, aquella imagen habría sido la suya si el disparo se hubiera precipitado hacia él.
San desenfundó la navaja que ocultaba en sus zapatos, avanzó hacia el chico que YunHo tenía en el suelo y lo levantó con poco cuidado.
—Te veo en el infierno —susurró a centímetros de su rostro.
Levantó la navaja hasta su cuello, hizo un trazo limpio y sonrió al ver la sangre brotar de él.
—¡San! —la voz de MinHo acabó con su placer de sangre.
Pero qué... Se apresuró en correr lo más rápido que sus piernas le permitían, el tren estaba a escasos metros del cuerpo de MinHo tirado sobre las vías.
Faltaba poco para que ambos se salven o ambos pierdan la vida.
San recobró el aliento al llegar hacia MinHo, alzó el cuerpo del chico sintiendo los reflectores del tren sobre ellos y la muerte saboreando ambas vidas.
San se lanzó junto a MinHo fuera de las vías y esperó a no ser arrollado por este. Minutos después, ambos se tumbaron sobre el suelo recobrando el aliento y la cordura.
Nadie dijo nada al volver a la pequeña holly, siete cuerpos sin vida reposaban sobre el suelo cerca de las vías de tren y ni uno pertenecía al grupo de YunHo.
—Estaba a punto de pegarte un tiro cuando te uniste a ellos —bufó SeongHwa.
—Solo lee su mirada, era obvio que era una táctica. Además, YunHo es el más sensible del grupo, no se atrevería a dejarnos.
MinHo había sido llevado al hospital, para ser precisos, a poco metros del lugar. Iría caminando con las pocas energías que tenía y diría que había sido víctima de robo.
—Pasaré por algo de comer antes de ir al apartamento —YunHo miró por la ventanilla, el cielo estaba bañado en un azul profundo, poco a poco se hacía más claro y daba paso al astro rey del día.
Tras comer y beber lo que YunHo les había comprado, una charla trivial quitó los atisbos de tensión y nervios que alguno de ellos guardaba. Habían pasado una camiseta húmeda para limpiar las manchas de sangre que algunos tenían y habían retomado el camino al apartamento de uno de ellos.
San había cedido ante el sueño, sus ojos pesaban y sus músculos dolían, necesitaba dormir.
—San, puedo dejarte aquí, aún debo llevar a SeongHwa y el combustible se me acaba —suspiró.
No obtuvo respuesta tras volver a llamar su nombre.
—Lo llevaré yo —ofreció SeungYoun —Tiene el sueño pesado, una vez que se duerme es difícil de despertar.
El castaño salió del auto, SeoHo ayudó a sacar a San y tras cargarlo sobre su espalda siguió el camino a casa.
Sentía su respiración en el cuello, su pecho subir y bajar lentamente, los latidos de su corazón, uno que ya no sé aceleraba al verlo a él.
Había esperado por él en la fiesta, había rogado que no pasara nada entre ese chico y él, pero San nunca volvió. Su hermano había dicho que era la oportunidad perfecta para que aquel chico se le confiese, que quizá y San sentía lo mismo. Su Sannie no podría sentir amor por otra persona que no sea él, su Sannie no podría mirar a otras personas que no sean él, Su Sannie... ya no era suyo, y quizá nunca lo fue.
—Aún te quiero —musitó, sabiendo que el chico no lo escucharía.
Dijiste que nunca me dejarías pase lo que pase, ¿por qué tu mano no toma la mía? ¿Por qué siento que lo he perdido todo?
—Vuelve, por favor —susurró y se detuvo frente a una puerta de madera.
Golpeó unas cuantas veces, quién saldría es a quién menos esperaba.
WooYoung.
°°°
La mayoría pone cosas bonitas al final como que tomen awa, tengan un buen día y cosas así. En fin, báñense cochinxs.
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