Cap 34: Tengo miedo, papi
Cap 34: Tengo miedo, papi
(Tarrant P.O.V)
-Resiste un poco más, Tarrant. Resiste como te dijo papá –me decía a mí mismo tratando de aguantar en que mis manos atadas andaban colgadas hacia el techo en una celda circular. Era un calabozo, más oscuro, tenebroso y frío, lleno de ratas y cucarachas. Tenía mucho frío y peor que estaba semi desnudo, me estaba muriendo de hambre y sed, dolía todo el cuerpo después de haber sido abusado por los miembros de la Secta y los Morath después de haberme dejado en ese calabozo incluso me estuvieron golpeando y azotando. Ya no resistía estar a pie, apenas podía evitar desmayarme hasta sentía que me iba a dar fiebre, a causa de una infección por la mordida de mi pie izquierdo. Me daba miedo que alguien entrara, ya que sólo lo hacían para lastimarme una y otra y otra, quizas lo hacían para que yo mismo me deseara la muerte y que lo aprovechen en el ritual.
Escalofríos sentí cuando escuché la puerta abriéndose. Eran los Morath -¿Cómo va su alteza real? –se burló Morath jalándome de las greñas -¿No quieres otros momentos con tus clientes?
-Por favor, por favor....tengo...tengo hambre –decía casi sin voz –No me siento bien, tengo mucha hambre y frío.
-Al parecer tiene fiebre –dijo la señora Morath al poner una mano en mi frente.
-Tengo hambre.
-No, es sólo berrinche suyo -dijo su esposo -¿No te acuerdas cómo era de caprichoso?
-¡No! ¡En serio no me siento bien! –les dije –Si sigo así, me podía morir y muerto no les serviré en el ritual –les dije.
Morath refunfuñando, cortaba las cuerdas que sostenían mis muñecas hacia el techo –Como te dije, es un caprichoso –caí al suelo, sin fuerzas –Eso le pasa por ser niño de papi. Yo que él, lo educaría a madrazos.
De por sí, Morath me críaba a madrazos.
Tiempo después, los miembros; con mala gana, me atendieron, medieron agua y pan para alimentarme y una frazada y pasaban un trapo humedo para la fiebre y hasta me vendaron mi pie izquierdo por la mordida que me hicieron los piratas.
-¿Qué está pasando aquí? –entró Lady Amalya quien vio cómo me antendían.
-El joven Hightopp, mi señora, dijo que se sentía mal –le dijo un miembro.
-Déjenme a solas con él –dijo ella.
Los Morath y los miembros se fueron, vi a Lady Amalya, quien me observaba de un modo amenazante.
-¿Cómo sabré que esto es un espectáculo? –me toma de las greñas –Si tu madre te tiene bien consentido –yo le dí una bofetada.
-No le tengo miedo –le dije –Ya que tengo la Corona, la usaré para patearle los culos a su Secta de idiotas, haré justicia por lo que le hizo a mi madre, a mi abuelo y tatarabuelo y mi padre le cortará la cabeza por sus crímines –le dije, débil pero con ganas de madrearla.
-¿Tu padre? ¡Eres un ignorante! Tu padre ya está muerto.
-¿Qué?
-Lo que oíste, tu padre ya está muerto, lo ejecutamos hace dos horas, ahora es devorado por los piratas.
-No...no...no es cierto ¡Miente! ¡Es una mentirosa!
-No me creas si quieres, pero es la verdad –me dijo –Ya no puedes hacer nada, niño. Ahora estás solo, sin tu madre, sin tu padre, sin nadie. Es el castigo que El Señor te ha dado por ser hijo del Pecado. Y lo pagarás en el Mortíferoso día.
Y se fue.
Yo estaba sorprendido, mi padre ahora estaba muerto. Lo ejecutaron. Ya no se podía hacer nada. No hay fuerza ninguna para escapar del ritual del Mortíferoso día. Ese era mi destino. Me quedé ahí sentado, llorando a mares –Padre...padre, por favor...perdóname...perdóname –lloraba –Vuelve conmigo, te quiero conmigo. Quiero que estés conmigo, papito.
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(Zanik P.O.V)
Abrí mis ojos de golpe, vi que todo está en blanco. Todo. Ni siquiera sabía dónde estaba. Todo se veía en blanco.
-¿Witzend? –reaccioné. Estaba en Witzend, pero todo estaba en blanco, sin embargo recordé cuando Tarratn me contó de la celda de luz donde encontró a Papa Reggi, y que dijo que todo parecía Witzend pero en blanco.
-¿Papá? –oí la voz de un niño. Iba directo a lo que fue mi antigua casa. Entré en ella y todo parecía nuevo, tal cuando estuve en la última vez -¿Papá? –escuché de nuevo e ese niño, vi que en mi escritorio había un pequeño pelirrojo escondido. Era Tarrant, cuando era niño.
-¿Tarrant? –lo llamaba –Tarrant, soy yo, soy papá...ven –le decía. Él salía del escritorio, se veía asustado e indefenso, tenía aferrado en su brazo su león de felpa favorito -¿Por qué no me llevaste contigo? –me preguntó mientras se acercaba.
-Me llevaron para hacerme cosas feas –le dije.
Vi que estaba descalzo y noté que tenía la misma mordida que los piratas le hicieron y en donde perdió tres dedos -¿Te sigue doliendo? –le pregunté.
-Sí, pero les dije que no lo harán de nuevo, porque sino les cortarás la cabeza, y le hice un duelo con espadas. ¡Les gané! Pero ellos me encerraron aquí –me dijo.
-Te encerraron porque les diste miedo, eres un guerrero muy valiente, hijito –le sonreí mientras derramaba lágrimas.
-Ojalá lo hubieras visto –me dijo con una mirada triste –Hubieras estado orgulloso de mí.
-Lo estoy, Tarrant, siempre he estado orgulloso de ti –le dije con dulzura sin parar de llorar.
-Papá, ya quiero irme a casa –dijo con más tristeza que empezó a llorar –Tengo miedo, papi. Me da miedo los monstruos que quieren comer mi corazón. Quiero ir a casa, papi. Contigo, con mamá, con mis tíos y primos, y con el abuelo –decía llorando más. Yo igual lloraba al verlo de esa manera, estaba asustado mi pequeño.
-Tu abuelo ya no está con nosotros, hijo –le dije –Se fue al cielo, ahí te estará viendo y cuidando por toda la eternidad...voy hacer lo posible...hasta lo imposible para que volvamos juntos y seamos una familia feliz –le dije.
-¿Lo harías? –se oyó una voz. Vi que en la escalera, atrás de Tarrant, bajaba Trébol Stayne. Estaba sonriente -¿Tú haría eso? –me volvió preguntar.
-¿Qué quieres? –le pregunté de mala gana.
-No seas hipócrita, Hightopp –me dijo acercándose –Le dices a este mocoso que serán una familia feliz, si él siempre te ha decepcionado.
-No es cierto –le dije a la defensiva.
-¿Acaso no es él la razón de porque te di una paliza cuando me cotaste que su madre...MI ESPOSA, se emmbarazó de ti?
-No fue un crimen –dije.
-La corte real te apuntaba como un delicuente, te decía que eres un pecador, un cerdo, una prostituta –me decía en la cara.
Está intentando lavarme el cerebro, como me hizo una vez e hizo que fuese un padre duro y ausente para Tarrant -¡No volveré caer en tu trampa! –me tapé lo oídos.
-¿Para qué necesitas hacer una familia feliz con él si siempre te decepciona de cualquier manera? ¡Tú lo trajiste para nada! ¡Lo trajiste enfermo! ¡Y para el colmo nunca llegó a ser un sombrerero digno del apellido Hightopp como tú quisiste! –ya no aguantaba más, por más que medecía esas cosas crueles trataba de calmarme.
Lentamente abrí los ojos y vi a Tarrant llorando –Te quiero mucho, papá.
Ya sereno, observé a mi hijo con seriedad, de la manera estricta de cómo lo trataba –Tienes razón, Stayne –dije –Entiendo que cometí el error de haberme acostado con tu esposa y...embarazarla...sé que...él no debió haber existido...por eso me pediste que fuese muy duro muy estricto con él...para así mostrarle que un padre no sólo te dará...abrazos y cariños...la maldad también educa...y más si setrata de un hijo bastardo –vi a Tarrant llorando más, al parecer lo lastimé diciendo eso –Soy duro con él ya que quiero que sea un hombre de negocios con buen potencial, un hombre serio, recto, con disciplina...pero hay un problema –miré a Stayne quien me observaba extrañado, yo lo observé con venganza. Encontré mi hacha en un rincón y la tomé –Tú fuiste un padre más pendejo que yo.
Furioso, Stayne iba a tacarme, pero yo pensé rápido en golpearle el cuello con el hacha, y...¡Pum! Desapareció en medio de cenizas.
Sentí impotencia que caí al suelo de rodillas -¿Papá? –se acercaba Tarrant.
-Ven, mi niño, ven –lo abracé con mucha fuerza, tanto que no lo quería soltar –Te amo, Tarrant, no importa cómo te tuve, no importa cómo te he tratado. Eres mi más grande orgullo, mi razón de seguir adelante. Te amo, siempre te he amado y siempre te amaré –dije derramando lágrimas.
-Yo también te amo, papi –dijo Tarrant sin querer soltarme. Me levanté cargándolo.
-¿Zanik? –oí una voz, volteé y vi a...
-¿Papa Reggi?
Papa Reggi me sonrió –Felicidades, pequeño Nicky –me dijo –Has pasado la prueba.
-¿Cuál prueba?
-Una prueba de amor. En realidad amas a tu hijo. Siempre lo has amado, a pesar de que no tuvieron una buena relación anteriormente, que a pesar de que fuieste muy duro estricto, tú lo amas, siempre has mostrado que lo amabas. Incluso cuando fueron a buscar la Corona, no lo escoltaste por interés, si no por amor a él y a su madre.
-¿Qué te puedo decir, Papa Reggi? Es mi hijo, y aunque lo sobreprotega y lo trate como niño chiquito, lo amo –Tarrant quedó dormido en mis brazos y vi que se estaba devaneciendo entre cenizas. Desapareció.
-¿Tarrant? –reaccioné al ver que ya no estaba conmigo. Pasé un mometo meditando qué ocurría en dónde me encontraba y luego volteé al verlo –Pero ahora está en peligro –le dije –La Secta lo tienen en su poder al igual que la Corona, lo ejecutará y...¡Lady Amalya! ¡Es la Señora de Fantasmagoría! ¡Ella te mató a ti y al Príncipe Dorado y los mantiene cautivos aquí! ¡Le hará lo mismo a Tarrant!
-Tienes que salvarlo, Nicky, su misión todavía no está cumplida, aún tienen tiempo hara completarla –dijo Papa Reggi
-Tengo que volver –le dije –Falta muy poco para el Mortiferoso día...pero, Tarrant todavía no sabe cómo usar el poder de la Corona cuando se...enfrente a Lady Amalya.
Papa Reggi me toma de las manos –Tú sólo apoyalo cuando la use y así la derrotarán. Sé que lo lograran –me sonrió –Ahora ve, tu hijo te necesita –lo le sonreí, no sin antes de darle un abrazo –Qué alegría verte de nuevo –le dije.
-Yo más, mi pequeño Nicky –me dijo.
-¿Papupi?
-¿PetitDoigt? –reconocí esa voz.
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-¿Zanik? ¿Zanik? ¡Zanik, despierta! –oía a Jaque.
Volví abrir de golpe los ojos, tomando un respiro como si me hubiese faltado aire. Me emcontré acostado en una cama grande con sábanas de tela, en una habitación hecho con ramas, enredaderas y toda clase te plantas. Me sentía muy adolorido y vi que todas mis heridas estaban vendadas. En mi alrededor estaban Jaque, PetitDoigt, la Reina Iracebeth y compañía -¿Dónde estamos? –pregunté adolorido.
-En mi vieja guarida en las Tierras Lejanas –contestó Iracebeth –Es el único refugio que pudimos encontrar.
Me intentaba levantar –Zanik, no te muevas mucho –me dijo Jaque –Tienes heridas graves, tienes el recto dañado y sangrando y estuviste dos días inconsciente.
-¡¿Dos días?! –me espanté -¡Eso significa que hoy es...! –vi que era de noche -¡No! –encontré un reloj de bolsillo en un buró lo tomé. Aquel reloj, en lugar de marcar la hora, minutos y segundos, marcaba el año, meses, semanas y días -¡Hoy es el Mortíferoso día! ¿Alguien puede decirme qué hora es? –pregunté desesperado.
-Las doce y media –dijo el Tiempo mostrando su reloj-corazón.
-¡En cuatro horas y media será la ceremonia! –dije más desesperado -¡Jaque, es ella! ¡Lady Amalya es la Señora de Fantasmagoría! ¡Por eso mató a Papa Reggi y al Príncipe Dorado! ¡Hará lo mismo con Tarrant, hasta con Tyva! ¡Los Stayne tomarán el reinado de Infratierra después de que ella los mate!
-¡Zanik! ¡Zanik, tranquilo! Ya mandamos una patrullade rescate al refugio de la Secta para rescatar a tu hijo, yo iré de una vez para contraatacar –dijo Jaque.
-¡No es suficiente! –le dije –Es mi hijo el que sacrificarán, a las 3:33 surgirá ese maldito Demonio en Lady Amalya, voy contigo –me levanté, pero sentí un dolor que me hizo caer al suelo, los chicos se espantaron -¡Señor Hightopp, no puede! –me dijo Mcwtisp, meintras el Tiempo me ayudaba a lenvantarme -¡Usted está herido, recuerda!
-Zanik, entiende que no puedes hacer nada con estas condiciones –me dijo Jaque –Voy a buscar a tu hijo, te prometo traertelo de inmediato. Vámonos, muchachos –él y los demás salían del cuarto.
-¡No! ¡Jaque, no, espera! –me volví a levantar, y esta vez no me dolía nada -¡No puedes hacerme esto! ¡Se trata de la vida de mi hijo! ¡Me necesita!
-Lo siento, Zanik, pero no voy a permitir que mi ahijado pierda a su padre de nuevo –me dijo con sinceridad Jaque, cerrando la puerta con llave -¡No! ¡Jaque! ¡Jaque, no chingues! ¡Ábreme! ¡Ábreme, por favor! –aporreaba mi mano a la puerta -¡Mierda! –me rendí sentándome en la cama.
Me estaba estresando de cómo salir de esta prisión que me recordaba mis días en la granja de hormigas, vi las sábanas de la cama y las analizaba con mi ojo crítico de sombrerero –Telas muy flexibles, pero resistentes –de ahí busqué una idea para poder escapar.
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