Cap 26: El Tipo de Los Siete Abrigos

Cap 26: El Tipo de los siete abrigos

(Zanik P.O.V)

¡Qué noche más larga! No he parado de toser, y peor, estaba tosiendo sangre. La verdad me puse mal en peor.

Con la fiebre ardiendo como estufa, me costaba trabajo respirar, tenía frío, convulsiones y ahora tosiendo sangre, ya no sé qué putas madres me estaba pasando.

Toda la tripulación, se reunió para saber qué me pasaba –Está crugiendo...su respiración –decía el Tasador colocándome un estestocopio en el pecho. Se podía oír un crujido en mi respiración.

-Neumonía –afirmé. Todo era claro, fiebre alta, convulsiones, crujido al respirar. Todo estaba claro que estaba enfermo de Neumonía.

-¿Neumonía? –preguntó espantado Tarrant.

Tenía cara de terror y nor por mí, si no por unos golpes de recuerdos que le acaban dar en su mente. Huyó. Mi pobre niño, estaba muy asustado.

-Pobre –dije –Conoce esa enfermedad...él la sufrió –dije volviendo a toser, tomé un pañuelo y lo torné de rojo cuando tosí sobre él –Es...muy..terminal

-No diga eso –dijo el Capitán –Tiene que luchar por su salud, Hightopp; luche por usted, por esa princesa que usted ama, por ese maravilloso hijo que tuvo con ella...ya perdimos a su padre, no permite que lo perdemos a usted.

-Lo sé...y además...le hice una promesa a Tarrant.

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Esa misma tarde...

(Tarrant P.O.V)

-Vamos –le decía a mi padre, cuando le daba un poco de avena. Pero el no quería, ni siquiera meterse un bocado, se sentía tan mal que no quería comer –No, sabes que no puedo, lo vomitaré luego –me dijo.

-Por favor, tienes que comer, quizás así te puedes mejorar –le decía. Observaba que él tenía el rostro delgado, pálido y demacrado, tan terrible se veía que me daba ganas de llorar y lo hice.

-Ya, ya –me decía acariciándome la cara –Todo va salir bien...tú...-tose –Si tú sobreviviste a esto, yo igual lo haré...todo para poder...cumplirte...-tose otra vez –Para cumplirte la promesa.

Observaba a mi padre, agonizando por la maldita neumonía. Recordé cuando me enfermé de eso

(Flahsback)

Estaba tirado en el suelo, en la plaza del pueblo de Salazem Grum, con un viejo vestido de mujer puesto, estaba delgado hasta lo huesos, las piernas fracturadas, con fiebre, convulsionando, muriéndome de frío y hambre, no podía respirar, sentía que me iba a morir en un minuto.

Tosí, de ahí me salió sangre. Todo era claro que yo estaba enfermo de neumonía.

-Abuelo...abuelo...-llamaba a mi abuelo entre sueños –Abuelito, por favor...ayúdame...tengo miedo.

(fin de flashback)

Salí a la cubierta, llorando. No lo podía sorportar, ver a mi padre gravemente enfermo, tenía tanto miedo en perderlo...de nuevo...casi lo pierdo en el Día Horuvendush, en una ejecución y ahora por la Neumonía. Ni PetitDoigt no lograba consolarme.

El Capitán se dio cuenta. Se acercó a mí trayendome una taza de té.

-Toma, hijo –me dijo dándome la taza –Para que estés tranquilo.

Me sequé las lágrimas –Gracias –le dije con una sonrisa mientras tomaba el té.

-Calma, muchacho –me coloca una mano –Ya verás que tu padre se pondrá bien, de seguro se trata de una simple gripita.

-No, Capi –le dije –La Neumonía es una enfermedad muy peligrosa...yo también le sufrí y estuve a dos minutos de morir por ello. Me salvé por suerte ya que me dieron atención médica, pero...¿cómo le haremos con mi padre?

-Ya buscaremos cómo curarlo –me prometió el Capitán –Por ahora cuídalo y quiérelo -me acaricia la cabeza y se retira.

-Sí –me dije a mí mismo –Sí, haremos lo posible...hasta lo imposible.

(Zanik P.O.V)

Con todo y malestar, intentaba lo posible para dormir, pero e interrumpió algo, una sombra. Abrí los ojos, era el Tipo de los siete abrigos, me observaba con una sonrisa -¿Otra vez se quiere pelear por la hamaca? –le pregunté.

Pero él se rió –No...más bien...me sorprende que...aún así...se lleva bien con su hijo.

-¿Perdón? –pregunté extrañado.

-Yo pensaba que...nadie lo quería...ni siquiera usted...cosa de cual me aproveché mucho de él para los clientes.

-¿Qué...clientes...?

-Y se enamoró con...con mi Selina.

Selina, aquella mujer que alivió a Tarrant y le dio un hijo, eso significa que...el tipo de los siete abrigos es...

-¿Usted? –me impacté, desesperado, intenté levantarme de la hamaca, quería correr por mi hijo, si aquel maldito bastardo que le hizo un daño terrible, estaba aquí, en este barco. Pero él me sostuvo y me apretó la nariz con un pañuelo con cloroformo –No...¡No! ¡No! ¡No lo volverá a tocar! –le grité conforme de desesperaba y luchaba en querer soltarme de él, pero la oscuridad se apoderó de mí.

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-Ya verá, Hightopp, el negoció que haremos su hijo y yo nos dará mucho dinero...con su culo de oro –dijo muy cínico el tipo de los siete abrigos.

(Tarrant P.O.V)

Escuché unos gritos abajo en la cubierta -¿Oíste eso? –le pregunté a PetitDoigt.

Chuki! –dijo ella sospechosa.

Caminé para bajar temía por mi padre y ahí encontré aquel tipo de los siete abrigos.

-Señor...Quien quiera se llame...¿acaso escuhcó un grito?

-Eso no te importa, niño tonto –me dijo de forma grosera el tipo.

Y de pronto se escuchó la voz de una mujer enojada gritando -¡Loyd! ¡Loyd! –se oía fuera del barco y vi en el mar en un bote a una mujer gorda, de baja estatura y muy fea, con ropas gastada, estaba capturando a una sirenita, quien lastimó su cola con un gancho, la pobre sirenita trataba de huír, pero la mujer la ataba

-¡Viejo tonto! ¡Te matas buscando a ese mocoso, encontré una mejor para el...! –me vio.

Yo me espanté al reconocerla, ella igual se impactó -¿Tina? –reaccionó al verme.

-¿Señora Morath? –reaccioné.

Asustado, iba a bajar a la cubierta, pero el tipo me agarró -¿Adónde crees que vas..."princesita" –me sonrió.

Yo cada vez estaba asustado, sólo conocía a alguien que me llamaba así.

Intentando ayudarme, PetitDoigt le lanzó una chispa en su cara. Él gritó, logrando soltarme.

-¡Rata imbécil! –golpeó a PetitDoigt, dejándola incosciente. Vi que donde les disparó la chispita, había maquillaje embarrado que cubría la cicatriz de cortes, dejándolo deforme.

-¡Morath! –reaccioné. Él me tomó –¿Pensaste que ibas a escapar de mí, no? Niño, bobo, feo, vale nada –me insultó.

-¡Suélteme! –me forzaba para que me soltara -¡Capitán! ¡Capitán! –gritaba hasta que él me tapa la boca con la mano.

-¡Cállate, si no quieres que le haga a tu padre lo mismo que hice contigo! –me amenazó.

(Zanik P.O.V)

Desperté mareado y asqueado, me encontré alrededor de cajas, sentado en el suelo, con las manos atadas a mi espalda, los tobillos y amordazado. Espantado trataba de liberarme, gritaba con la mordaza puesta, temía por Tarrant. El maldito que lastimó a mi hijo tras el Día Horuvendush estaba abordo. Escuhé a alguien entrado, empecé hacer ruido y ahí me encontraron el Jugador de billar, el Abogado y el Carnicero.

-¡Hightopp! –se espantaron y me ayudaron a desatarme.

-¿Dónde está? –pregunté deseperado, ya libre -¿Dónde carajos está?

-¿Quién?

-¡Ese! ¡Es quien quiera se llame! ¡Es un maldito! ¡Es un violador...Un violador! ¡Es Morath! ¡Tarrant! –corrí y salí a la cubierta.

Corrí, cayendo con debilidad a la proa, lo primero que vi era a PetitDoigt, desmayada -¿Qué pasó, PetitDoigt? –le preguntaba mientras la despertaba.

-¡Pupipi! –se espantó, con ella corrí a la proa y vi que se alejaba un bote. Ahí estaba Morath con una mujer quien era su esposa y con ellos estaba un joven sirena y Tarrant, atados y amordazados.

-¡Tarrant! ¡Tarrant! –gritaba desesperado.

-¡Maldita sea, el viejo Hightopp despertó! ¡Rema! –dijo Morath, ella y su mujer remaban tan rápido, Tarrant gritaba con la mordaza.

-¡Tarrant! –me preparaba para saltar al mar.

-¡Hightopp, no! –me detuvo el Capitán -¡Está enfermo, el agua fría lo empeorará!

-¡Mi hijo está en peligro! ¡No sabe lo que ese maldito le hizo! –y salté al mar.

Y sí, el agua estaba muy fría, heladísima.

Trataba de nadar, lo que podía, pero estaba tan enfermo, sin fuerzas y el agua helada me dejaba inmóvil, sentía que todo mi cuerpo quedaba tieso y con un movimiento ligero, me rompería en pedazos.

(Tarrant P.O.V)

-¡Se acerca el viejo! ¿No que estaba muerto? –se quejó la Señora Morath.

-No le va a durar mucho –dijo Morath.

Yo preocupado observaba a mi padre, inentando llegar a nosotros, con todo y enfermo y débil trataba, pero no lo lograba. Tenía miedo que se vaya a ahogar.

-Al suelo –me ordenó Morath -¡Al suelo, imbécil, tírate al suelo! –me gritó.

Y atado me tiré al suelo, con sólo oír a la sirenita llorando asustada, sabía qué me iba ocurrir. Morath se puso encima de mí.

Un ataque de pánico entró en mí, apenas podía respirar –Vamos a ver si todavía sigues funcionando –me dijo el asqueroso Morath.

(Zanik P.O.V)

-¡Tarrant! ¡No! ¡No! ¡No lo toques! ¡No lo...! –gritaba al ver a Morath encimándose de mi hijo, me hundía, ya no podía más. Pero, por suerte, sentí una mano. Una sirena, me jaló y llevó directo al bote, interrumpiendo las cochinadas de Morath.

La sirena que me ayudó llamó a otras y rodearon el bote, amenazando a los Morath con tridentes.

-¡No tan rápido! –dijo la sirena que me ayudó.

(Tarrant P.O.V)

Sirenas aparecieron, deteniendo a los Morath, me quitaron a Morath de encima, me desataron al igual que la sirenita, y vi a mi padre en el bote, convulsionando, tratando de respirar, y tosiendo -¡Padre! –me espanté. Se veía mal, la piel azulada, con cara cadavérica. La sirena que lo ayudó a subir lo analizaba –Se está muriendo –dijo la Sirena.

-¡¿Qué?! –me espanté.

-Le falta muy poco tiempo –me dijo la sirena y observó su herida –Esta fue la causa...¿cómo tuvo esa herida?

-Lo acuchillaron, creo que el cuchillo estaba sucio –dije.

-No, no estaba sucio, estaba envenenado.

-¿Envenenado?

-Sólo hay un modo de curarlo –se metió al mar, mientras yo le sostenía la mano a mi padre.

-Tarrant...mi niño...creo que...me... –decía mi padre agonizando.

-No, padre, vas a sobrevivir, tenemos que cumplir nuestra misión juntos, tenemos que hacerlo juntos, hay que liberar a Papa Reggi y despertar a mamá juntos...y la promesa que me hiciste –le decía llorando, sentía que su mano, que me la sostenía con fuerza, se estaba debilitando.

Llegó la sirena, llevaba agarrado un barro y lo colocó en la herida de mi padre –Presionalo –me pidió. Yo nervioso, presionaba el barro en su herida, mientras mi padre se debilitaba, no se sabía si hemos llegado tarde.

-Por favor, por favor, por favor, funciona.

Y así...

Mi padre, dio un suspiro, un color vital se tornó en su cuerpo y todo el malestar, el aspecto demacrado, las convulciones desaparecieron. Mi padre, se curó, volvió a ser el mismo de antes.

Emocionado, lo abrazé.

-¡Hightopp, se curó! –se oyó al Capitán desde el barco y todos gritaron tres hurras -¡Por Hightopp, hurra! ¡Por las sirenas, hurra! ¡Por el Príncipe Dorado, hurra!

Papá y yo reíamos al oírlo, pero nuestra felicidad iba acabar cuando Morath me tomó de los cabellos para lastimarme, mi padre lo esquivó tirándose encima de él y colocándole un cuchillo en la garganta -¡Ni lo intentes, Queso Tostado de mierda! –le dijo.

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Íbamos regresar el bote al barco, lograron capturar a los Morath y encerrarlos aun lugar donde no escaparían.

Mi padre y yo nos quedamos en el bote para despedirnos de las sirenas, no sin antes en que mi padre le curara a la sirenita la herida en su cola que la Señora Morath le hizo, como agradecimento.

-Listo –le dijo cuando acabó de vendarle –No podrás nadar por unos días pero vas a estar bien –le dijo.

-Gracias –dijo la sirenita volviendo al mar.

-Agradezco mucho en haberla ayudado –dijo la madre de la sirenita que era misma que lo ayudó al subir al bote.

-Es todo lo que podía hacer como agradecimiento por ayudarme a subir al bote y curarme –dijo mi padre –Y, evitar que ese monstruo de Morath la lastime, como hizo una vez con mi hijo, hubiera sido mi hija igual.

-Lo sé. Cuídense, espero que volvamos a vernos –se despidieron.

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(Zanik P.O.V)

Ya estaba sano, por fin me curé, gracias a las sirenas, sin embargo tenía unos cabos sueltos que atar: Los Morath.

La tripulación los metió en una jaula, en el sótano del barco.

Tarrant y yo entramos para verlos. Tarrant los observaba con miedo y a la vez con valor, quería a enfretarse a ellos, después de todo el daño que el los causó, desde los abusos que le cometieron hasta la pérdida de mi nieto.

(Tarrant P.O.V)

Observaba a los Morath con miedo, recordaba todo los maltratos, abusos, dejaban que sus clientes me manosearan, me lastimaban y me azotaban en actos de sadomasoquismo, recordé cuando me dejaban sin comer hasta tener una extrema delgadez, cuando me pegaban, los insultos, todo el daño volvía en mí, sin embargo, no lloraba, no me aferraba, no porque mi padre estaba a mi lado, si no que quería enfretarme a ellos.

-Mírate nada más, niño –me dijo la señora Morath –Volviste a engordar, yo tanto cuidaba tu figuara y mira cómo estás, ¡un marrano! –ella siempre me insultaba de que estaba gordo, porque no me quedaban los vestidos que me obligaba a poner, por eso no me daban de comer y me provocaban el vómito para adelgazar.

-Madame, yo nunca he estado gordo –me defendí –¿A poco usted es un palo?

-¡Niño entrometido, no le faltes respeto a mi mujer! –me regañó el señor Morath.

-¿Faltarle al respeto? ¡Si ustedes dos me faltaron al respeto, dejando que sus asquerosos clientes me tocaban y ultrajaban una y otra y otra vez hasta casi enfermarme!

-¡Por favor, Hightopp! ¡Si lo heredaste de tu madre! ¡Tienes agallas de puta! –se burló el señor Morath.

-¡No te atrevas a hablarle así de su madre, puerco! –dijo furioso mi padre acercándose a ellos.

-¡Oh, mira querida! ¡De todos modos, el viejo Hightopp si quiere a su puto hijo! –se rió Morath con su esposa –Oiga, ¿y qué tan sabrosa fue su puta, señor Hightopp? ¿Por esa cojida con ella tuvo a este mocoso? ¿Le enseñó bien cómo ser una puta? ¡No, dígame! ¿Además de esa prostituta, se acostó con su hijo? Debo decirle que su hijo fue la mercancía más codiciada de nuestro negocio, ya que nos dio un buen dinero.

Papá no pudo màs, tomó un cuchillo e iba a matarlos hasta que la tripulación lo detiene -¡No, Hightopp! ¡No lo haga! ¡Por su muchacho, no cometa una idiotez!

-¡Suéltenme! –dijo mi padre, luchando para que lo soltaran -¡Voy a matar al maldito!

-¡No, Hightopp! –le decía el Abogado –¡No está en la ley haciendo eso!

-¿La ley? –reaccionó -¿Y está en la ley lo que ese maldito le hizo a mi hijo hace 10 años? ¿acaso no saben lo qué él le hizo? –les dijo a los demás –Mientras yo, Tyva y los demás andábamos encerrados en un frasco con arena y mierda de hormigas, estos estúpidos, con ayuda de Stayne, compraron a mi hijo como esclavo, lo prostituían en su burdel, muchos cerdos de Salazen Grum abusaban de él, lo golpeaban, lo lastimaban, lo dejaban sin comer, este cerdo de Morath lo violó y miren...¡miren esto! –les mostró las cicatrices de los latigazos en mi espalda –¡Lo mataban a latigazos si no dejaba que lo lastimaran sus cochinos clientes, lo arrojaron como basura en la calle, Tarrant casi muere con neumonía y además...por culpa de estos...perros...mi nieto está muerto!

-¿Nieto? ¿Cuál nieto? –preguntó Morath.

-¿Qué no sabe? –le dije –El hijo que tuvo Selina, su hija, el motivo de por qué la arrojó a la calle, yo era el padre de ese niño. Selina falleció en el parto, por desnutrición, por no ser atendida durante el embarazo porque ustedes la arrojaron en la calle. Y por eso, nuestro bebè falleció con un paro cardiaco a sus dos meses de nacido, por lo descuidada que ustedes dejaron a Selina –dije llorando, recordando la muerte de Selina y Zanik.

A ellos ni les parecía importarle –Eso le pasaba por necia –dijo desinteresada la señora Morath –Por andar de putona contigo.

-¡Selina era la única que me ayudaba, que me cuidaba, me daba comida y cariño mientras ustedes me mataban lentamente y ese bebé era una muestra del cariño que ella me dio! –dije llorando aferrándome a los barrotes de la celda.

-¿Quién en este mundo podría darte cariño?, ¡si eres una puta mierda!

-¡Cállate! –le dijo furioso mi padre. Se dirigió a los demás, más al Abogado –Como usted puede ver, señor Abogado, están todas las evidencias de que esos malditos lastimaron a mi muchacho por muchos años, y ahora quieren hacerlo de nuevo...¿qué sentencia piensa darle? Si esto se requiere sentencia a muerte, permíteme ejecutarlos. Además de sombrerero y enfermero, soy también un verdugo.

-Hightopp –empezaba hablar el Abogado –Entiendo, que...estos dos sujetos han ocacionado varios crímenes, con su hijo, con su propia hija incluso, con su nieto fallecido, pero no es conveniente hacer justicia con su propia mano...ellos recibirán su castigo. Usted lo que debe hacer es proteger a su hijo.

-¡Sí, claro! –se burló Motath -¡Hasta que lo descuides y le metemos una daga por el cu...!

¡TANG!

El Capitán le golpeó a Morath con su campana –Lo siento, pero este Queso Tostado ya me tenía harto –se quejó.

La señora Morath consolava a su esposo por el golpe, mientras yo los observaba con coraje –Por lo menos, me alegro que Selina y nuestro hijo están descansando en paz –les dije –Porque ni pensaba a formar una familia con ustedes –y me retiré junto con mi padre.

-¡Ni loco creerás que te escaparás de mi, Hightopp! –me gritaba Morath mientras todos salimos y cerraron la puerta -¡Ya verán! ¡Tú y tu padre lo pagarán!

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(Zanik P.O.V)

Ya que nos libramos de los Morath, la tripulación me recibió la bienvenida –Bienvenido a la Caza del Snark, Zanik Hightopp –dijo el Capitán y luego me jala un mechón de mi cabello -¡Auch! ¿Y eso por qué? –me quejé de dolor.

-Para que te dé suerte –contestó Tarrant riendo.

NOTA: Para los Morath, me los imaginé más o menos como les Thenardiers de Les Miserables, haciendo que Tarrant luciera como una imagen masculina de Cosette. Pero sin el encanto musical y no son intrepetados por Helena Bonham Carter ni Sacha Baron Cohen, ya que son La Reina Roja y el Tiempo.

OTRA NOTA: Me voy a retirar en la escritura de este fic por un largo tiempo, como dos o tres meses, ya que debo prepararme para mi examen de grado para obtener mi titulo de mi carrera, cosa que necesitaré mucho tiempo para prepararme. Pero no se preocupen, cuando pueda seguiré escribiendo esta aventura de mis divinos Tarrant y Zanik Hightopp y muy pronto su secuela con Alicia. Besitos y deseanme suerte para ese examen!!!!

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