Cap 24: La Caza del Snark
Este es en honor a Rubi Acuña Heraldez cuyo fic: Alicia y la Caza del Snark me isnpiró para continuar la aventura de mis queridos Tarrant y Zanik Hightopp.
24: La Caza del Snark
(Tarrant P.O.V)
Me sentía débil, hambriento, caliente, me dolía la cabeza, sentía que mis pies me palpitaban y mis manos se me agitaban por el cansancio.
Sentí que alguien me jaló un mechón de mi cabello -¡AY! –grité despertando -¡¿Quién fue?! –dije enojado, me encontré acostado en una hamaca, semidesnudo, con un trapo mojado en la frente, todas mis ámpulas y quemaduras estaban vendadas.
Se oyó una campanada, en frente de mí estaba lo que parecía ser un capitán marítimo viejo y desgastado, junto con él había un limpiabotas, un abogado, un tasador, un jugador de billar, un banquero y un castor. Nos encontrabamos en lo que parecía bajo la cubierta de un barco.
-¿Todo bien, joven amigo? –me dijo amistosamente el capitán, agarraba los mechones de cabello que me jalaron.
-¿Por qué me hizo eso? –pregunté, sobándome donde me dolía por el jalón.
-Para que te dé suerte –dijo el capitán.
-¿Suerte? ¿Para qué?
-¿Cómo que para qué? ¡Para cazar al Snark! –dije alegre el capitán.
-¿El Snark? –reaccioné -Un momento...¡Usted es el capitán Bellman! Y...ustedes son su tripulación...¡Van a cazar al Snark!
-¿Cómo sabes que soy el Capitán Bellman? –me preguntó el capitán.
-Mi abuelo me contó de usted cuando era niño y de su travesía en busca del Snark.
-¿Quién era tu abuelo, muchacho? –preguntó el Abogado.
-Lewis Hightopp.
-¿Lewis Hightopp? ¿El que creó las gorras y bonetes de nuestro último viaje? –reaccionó el Limpiabotas.
-Sí, él me contó que estuvo con ustedes en su último viaje, el Sombrerero del Snark, así lo llamaban.
-¿Qué pasó con él? –preguntó el Capitán.
Yo puse una mirada triste –Falleció con cáncer, hace muchos años –dije y todos, hasta el castor bajaron la mirada por el lamento. Intente levantarme, pero un ligero dolor me lo detuvo.
-Será mejor que no te levantes, jovencito –dijo el Banquero aydándome a acostarme a la hamaca.
-Sí, todavía estás muy débil –dijo el Jugador de Billar –Sufriste una insolación muy fuerte.
-Y a mi parecer –se acercó el Tasador y observaba mis quemaduras con sus anteojos –Has pasado más de dos horas bajo el sol, sin portección solar, eso hizo que te diera ámpulas, quemaduras, deshidratación y un tantito de fiebre, la verdad tienes una piel muy delicada.
-¡Ja! Suena igual que mi padre, me sobreprotege mucho...Un momento...¡Mi padre! ¿Dónde está mi padre? –preguntaba desesperado.
Todos apuntaron a la derecha, en otra hamaca, acostado al lado contrario como yo estaba acostado, se encontraba mi padre, dormido, con un trapo en la frente, se veía peor que yo -¡Padre! –me quería levantar para abrazarlo –No, no, no, recuerda, estás muy débil –dijo el Jugador de Billar –Él igual está insolado, pero su fiebre debe ser a causa de...
-Su herida –dije sintiendo culpa –Yo se la infecté.
-Por suerte, le cosimos y limpiado bien la herida – dijo el Capitán.
-Es una fiebre muy peligrosa –volvió a decir el Tasador.
-¿Cómo le ocurrió? –preguntó el Abogado.
-Un pirata lo acuchillo...y quizas ese cuchillo esté sucio –dije preocupado al oí a mi padre gimiendo con malestar -¿Cómo nos encontraron?
-Estaban en la Isla de las Hadas -dijo el Capitán –Este bichito nos dijo dónde estaban –mostró a PetitDoigt volando a lado del Castor -¡Pupipi!
-¡Petit Doigt! –dije al ver a mi amiguita, ella voló y me abraza del hombro.
-Andaba molestándonos en nuestro camino y nos trajo a ustedes –nos contó el Capitán –Y...¿a qué se debe que dos Hightopp se encontraban perdidos en el lugar para el Snark?
-Estamos buscando la Isla de Cristal -dije.
-¡La Isla de Cristal! –reaccionaron todos en unísono.
-¿Ustedes, igual irán?
-¡Claro que sí! ¡Es un buen lugar para el Snark! –dijo feliz el Capitán tocando su campana.
Yo empezé a sentirme afortunado, por fin busque cómo llegar a la isla.
-¡Listo! –apareció un panadero, trayendo una sopa -¡Oh, ya despertó uno de los invitados! –dijo viéndome de forma amistosa, con un plato de sopa –A de tener hambre, aquí una sopa –me dio la sopa y vi que entre el caldo y especias, había escamas y aletitas, parecía un coctel de camarones –Sopa de boojum, buena para calmar el hambre de tres días. Anda pruébalo.
Yo obserbava la sopa, jamás comí una sopa de boojum, ni nada que estaba hecho con carne de animales, no comía carne, no es que yo sea vegetariano, pero comer carne para mí era como comerse a un amigo, pero tenía tanta hambre que no me quedó de otra que darle un sorbo a la sopa. Estaba buena, pero no para considerarlo mi platillo favorio –Está rico –dije, así no más.
-Dime, Joven Hightopp, ¿sabes hacer gorras y bonetes, como el viejo Lewis? –preguntó el Capitán Bellman.
-Sí –dije –Mi padre me enseñó muy bien desde niño.
-Bien, ¡es un buen lugar para el Snark!, pues nos podría hacer el favor de hacernos unas cuantas gorras y bonetes para la tripulación.
-Claro –dije con una sonrisa.
-Bueno...-dijo el Banquero –Pero, no podemos pagarte en efectivo, por que como banquero, sumamente caro, cuido el dinero de todos, pero veo que tú y tu papá no tiene ni un centavo...
-No, no, no se preocupen –les dije –Puedo recibir como pago quedarme aquí junto con mi padre, cuidarlo y llegar a la Isla lo más pronto posible antes del Mortiferoso Día –les dije.
-Ah, pues no nos queda de otra, tú y tu padre son ya parte de la tripulación –dijo con una sonrisa el Capitán –Bien, hora de dejarte, ¡pues es un buen lugar para el Snark y lo digo por tercera vez, porque es verdad! –se retiró tocando su campana.
-Igual, descansa, Joven Hightopp –dijo con amabilidad el Abogado –Te hará buena ley.
-Y si tu padre despierta y tiene hambre, sólo dime –dijo el Panadero.
Ya cuando todas la tripulación se había ido, mi padre empezaba a despertarse.
-¿Padre? –lo llamaba.
-Ay, cabrón –dijo con malestar –Siento que estuve tomando una ducha con lava –se quejó.
-Es porque tienes fiebre –le dije –Estuvimos tres días en la Isla de las Hadas.
-¿Hadas? –preguntó impresionado mi padre, y se desploma como si se tratara de un alivio -¡Uff, entonces no fue un sueño!
-¿Cómo?
-Veía imágenes de haditas bailando, alabando su reina y...pensé quee staba drogado y me afectó el LSD.
-¿Desde cuándo has probado el LSD? –preguntó haciendo cara de policía.
-No me hagas mucho caso...¿dónde estamos? –vio a su alrededor.
-¿Te acuerdas que mi abuelo nos contó que se unió a la caza del Snark? La misma tripulación nos encontró.
-¿Del Capitán Bellman? Ah, sí...me contó que se unió a la caza cuando tenía tres meses de nacido...me había dicho que ya habáin logrado capturar el Snark, pero desafortunadamente se les salió de las manos la bestia y volvió su hogar. Pérdida total, eso fue lo que dijo tu abuelo.
-Van a volver cazarlo y dicen que el lugar donde se habita es la Isla de Cristal.
-¿Ah, sí?
-Me pidieron que haga gorras y bonetes para la tripulación a cambio que nos trasladen a la isla...¡Suerte la nuestra!
-Pues...muestra tu talento haciendo las gorras y bonetes para que logremos llegar a la isla –dijo mi padre con una sonrisa. Se andaba acomodándo en su hamaca, un gemido de dolor se le salió.
-¿Te sigue doliendo?
-Un poco.
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Ya que al fin recuperé fuerzas por alimentarme, me vestí y subi a la cubierta con PetitDoigt para buscar algo que mi padre puediera comer, tendrá que comer sopa de boojum.
A fuera, caminé al bauprés y gran sorpresa me llevé al ver que en lugar de avanzar a frente nos estábamos alejando de la isla donde nos encontramos, volteé para atrá y encontré al Limpiabotas manejando el timón -¡Estamos navegando al revés! -dije entre risas.
-¡Uuuhhh! –reaccionó PetitDoigt.
Vi al Castor corriendo asustado, se escondió a mis tobillos y un carnicero caminó hacia amí -¡Oh, hola! –dijo de forma amistosa –Estoy buscando un castor.
-¿Para?
-Para matarlo
-¿Qué? –dije abrazando al castor asustado.
-Pero, no ese, el capitán no me lo permite que que él estaba amaestrado y que era suyo, por lo que su muerte sería profundamente lamentada.
-Ya tengo la idea ¿dónde está la tripulación?
El Carnicero me llevó al camarote del Capitán donde todos estaban reunidos en una mesa, discutiendo hasta que me vieron.
-¡Ah, joven Hightopp, veo que ya se siente mejor! –dijo el Capitán tras verme.
-Sí, es por la sopa de boojum, gracias –dije con una sonrisa directo al Panadero –Mi padre igual despertó, él ya tiene hambre.
-¡Oh, bueno le serviré un poco de sopa! –dijo el Panadero retirándose.
-Ven, únete a nosotros –me dio espacio el Capitán en la mesa. En ella vi un mapa, que solo mostraba pura mar, sin ningún rastro de tierra.
-¿Qué utilidad tienen el Ecuador, el Polo Norte y las zonas de Mercator, los Trópicos y las líneas de los Meridianos?- Así decía el capitán. Y la tripulación contestaba-¡Son solamente signos convencionales!-
-Pero...este mapa está casi en blanco –dije al ver el mapa.
-Otros mapas tienen formas, con las islas y los cabos, pero nosotros debemos agradecer a nuestro valiente capitán que nos haya comprado el mejor... ¡un perfecto y absoluto mapa blanco! –dijo el Carnicero.
-Pero...-contradijo el Banquero –No nos sirvió. Eso nos falló. En nuestra última expedición, en donde nos acompañó tu señor abuelo, que en paz descanse, nos falló en no saber dónde se ubicaba el Snark que era La Isla del Cristal.
-Y sólo nos hace falta un mapa de esa isla, cosa que...no tenemos –dijo el Abogado con tristeza.
Pensé por un momento -¡Yo tengo un mapa! –anuncié.
De mi morral, saqué el diario de Papa Reggi y lo puse sobre la mesa –Muéstrales, PetitDoigt.
PetitDoigt, abrió el diario para mostrar el mapa de la Isla -¡Increíble! –reaccionó el Capitán al ver el mapa –Es tal el lugar como lo vimos en la otra vez.
-Vean –apunté una imagen de una bestia –Creo que es la guarida del Snark...casi...en el camino para llegar al tesoro.
-¿Cuál tesoro? –preguntó el Capitán.
Todos me observaron con extrañesa.
-Algo me dice que tú y tu padre no van a la Isla para cazar el Snark –dijo el Abogado.
PetitDoigt volteó para verme, luego a ellos, a mí, a ellos, a mí, a ellos y al final, a mí -¡Chupko! –dijo y quizo decir "Diles"
-Lo sé –le contesté un la mirada baja –Así es, caballeros, mi padre y yo no vamos a la Isla para cazar el Snark –dije con un suspiro –Vamos a buscar la Corona del Rey Dorado.
Todos quedaron sin aliento y con los ojos abiertos –¡Pero, es una Corona maldita! –dijo espantado el Jugador de Billar.
-¡La ley dice que esa Corona sólo puede usarla el mero, mero Rey o su...!
-Heredero a ella –dije.
Con seriedad los observé a todos –Tal vez esté loc, pero debo decirles esto...-solté un suspiro –Yo soy el Príncipe Dorado.
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